Un dulce nosotros de Chris Razo
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a una novela que leí hace un tiempo, pero que, a base de colaboraciones pendientes, tuve que retrasar la publicación de esta entrega.
Se trata de Un dulce nosotros, de Chris Razo, cuya pluma ya conocía de otras novelas precedentes y de la cual quedé enamorada por la portada.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Un dulce nosotros de Chris Razo.
SINOPSIS
«Dana detesta a Gabrielle, Gabrielle detesta a Dana», esa sería la frase que definiría nuestra relación. Gabrielle es un tipo prepotente y creído, pero también, y muy a mi pesar, un gran repostero.
Estoy metida en un buen lío. Ambos concursamos en un programa dedicado a los postres, en el que nos han propuesto participar en un juego muy peligroso con el que estaremos más cerca de conseguir nuestro sueño, aunque el precio es demasiado alto.
No pienso ponérselo fácil, odio sus aires de superioridad. Alguien tiene que demostrarle que no todo en la vida es una cara bonita.
Rizos…, esa mujer me vuelve completamente loco. Es evidente la química y las chispas que hay entre nosotros. Nuestra complicidad en la cocina traspasa las cámaras y esa conexión tan especial comienza a ser peligrosa. Tanto que me hace replantearme el concurso y también mi vida fuera del programa.
Londres puede ser el punto donde todo acaba y comienza de nuevo.
Una historia de amor entre secretos y mentiras que solo acaba de comenzar.
Y una pregunta en el aire: ¿habrá un dulce nosotros?
«Dana detesta a Gabrielle, Gabrielle detesta a Dana», esa sería la frase que definiría nuestra relación. Gabrielle es un tipo prepotente y creído, pero también, y muy a mi pesar, un gran repostero.
Estoy metida en un buen lío. Ambos concursamos en un programa dedicado a los postres, en el que nos han propuesto participar en un juego muy peligroso con el que estaremos más cerca de conseguir nuestro sueño, aunque el precio es demasiado alto.
No pienso ponérselo fácil, odio sus aires de superioridad. Alguien tiene que demostrarle que no todo en la vida es una cara bonita.
Rizos…, esa mujer me vuelve completamente loco. Es evidente la química y las chispas que hay entre nosotros. Nuestra complicidad en la cocina traspasa las cámaras y esa conexión tan especial comienza a ser peligrosa. Tanto que me hace replantearme el concurso y también mi vida fuera del programa.
Londres puede ser el punto donde todo acaba y comienza de nuevo.
Una historia de amor entre secretos y mentiras que solo acaba de comenzar.
Y una pregunta en el aire: ¿habrá un dulce nosotros?
OPINIÓN
En esta novela corta, conoceremos la historia de Dana y Gabrielle. Chica y chico. Y quiero aclarar esto porque, él es italiano y su nombre está mal escrito, lo cual a mí me llevó a un error tras leer la sinopsis. Ya que Gabrielle escrito así es nombre femenino, pero en el mundo anglosajón. En Italia y en italiano, se escribe Gabriel o Gabriele, con una sola -l, si bien el sonido es idéntico.
Además de eso, también he visto alguna que otra palabra mal escrita en dicha lengua y son errores a subsanar de cara a futuras ediciones.
Dos personas que, en apariencia no pueden ser más opuestas, pero que demuestran dos cosas. Que los opuestos se atraen y sobre todo, que la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Al contrario, seremos más ricos cuanto más diferentes a nosotros mismos sean las personas que nos rodean.
Porque cuatro ojos ven siempre mejor que dos y podemos aprender, retroalimentándonos de los demás. Sean en la cocina como en este caso, sea en cualquier otro aspecto de nuestras vidas.
Junto a ello, este par también demuestra que el amor puede aparecer dónde, cuándo y con quién menos se le espera. Incluso bajo la presión y los focos de un reality show de cocina que tan de moda se han puesto. Y es una metáfora muy interesante porque, en mi opinión, la autora desarrolla la idea de que el amor es el ingrediente que da sentido a la vida. Pero que, en más de una ocasión, las parejas no son capaces de soportar esa presión a la que se ven sometidas en determinados momentos. O que el tiempo es el que provoca que tengamos que prestarle la atención y el esmero que realmente merece... a riesgo de que el plato no salga bien. Como la relación.
Y también, que las apariencias engañan. Y que a veces, un exterior bonito, no se aprecia en su totalidad tal cual es y tampoco somos conscientes del enorme esfuerzo y trabajo que conlleva ese expositor. Criticando a su vez, en cómo tendemos a fijarnos en un aspecto físico o un envoltorio llamativo determinado y olvidamos la verdadera belleza que tiene nuestro interior. El cual es lo que nos hace ser verdaderamente ricos.
Otro tema bastante bien desarrollado es el de la lucha por los sueños. Para los cuales, nunca es demasiado tarde o demasiado pronto. Más que nada porque en ellos está el alcanzar la felicidad. Y este ha de ser siempre el objetivo que debemos perseguir incansablemente durante todas nuestras vidas.
Unos sueños que, en más de una ocasión, como por ejemplo, Dana, no se corresponden con lo que hemos estudiado. Pero, también me ha gustado que con su profesión de psicóloga se haga hincapié en la importancia que tiene y ha de tener la salud mental en nuestra sociedad, la cual es la gran olvidada. Y es una pena porque es la más importantes de todas. Si no funciona bien la mente, poco se puede hacer con el resto del cuerpo, que va a contramano.
Una Dana que también me ha hecho gracia porque, como bien dice el refrán... <<Consejos vendo, que para mí no tengo>> y es la primera que debe aplicarse y establecerse como prioridad, porque si no nos queremos bien a nosotros mismos, no podremos hacer lo mismo con los demás. Y en ese amor propio también tenemos que incluir la aceptación de nuestra validez, puesto que todos lo somos. Y que si bien un juicio o una opinión puede ser dañina porque hay gente que disfruta haciendo de menos al resto para poder sentirse bien ellos, la realidad es que, tenemos que partir de la base de que no podemos gustarles a todo el mundo. Y por eso, siempre que vengan de cara a ayudar a mejorar, han de ser bien recibidas. De la otra manera, no.
Ya que, ese es uno de los motivos por los cuales tenemos cada vez más miedo a comunicarnos, ya que sabemos del enorme poder que tienen las palabras. Para bien o para mal. Y sobre todo, que sus consecuencias pueden ser mucho más prolongadas en el tiempo ya que no se aprecian.
Gabriele además, al ser cocinero, refuerza muy bien lo que he comentado de las relaciones y la cocina. Y también, cómo la rutina puede matarla al ir quemado etapas y relaciones. Y en este caso, lo ejemplifica bastante bien en su historia de amor con su novia, con quien mantiene una relación que ya dura bastante tiempo.
Y aquí la autora expone de manera muy necesaria que hay que saber distinguir qué es el amor de otros sentimientos que, si bien puede ser sinónimos, en realidad no lo son. Y así, se termina por provocar un daño de manera involuntaria. De ahí que, una vez más, tengamos que tener bien presente que las buenas intenciones están llenas de daño. Y sobre todo, que nosotros somos el amor de nuestra vida y por tanto, tenemos que establecernos como nuestra prioridad siempre. Aunque sea visto como egoísmo o no se entienda bien por parte de los demás.
Por eso, he de decir también que hubo momentos en el que no compartí su modo de actuar y comportarse, Ya que, quedaba más que demostrado que, una conversación a tiempo, hubiera solucionado muchos malentendidos, problemas y situaciones incómodas a posteriori.
Y es que hay que hablar. De todo y con todo el mundo, incluso de aquellos temas más escabrosos y espinosos porque, aunque parezca de inicio que no, a la larga, siempre resultará beneficioso.
Aunque, en este caso también, he de decir que me ha gustado mucho que recuerde que, quien bien te quiere lo hace libre. Por eso, la dinámica de la relación era más bien tóxica, ya que estaban dando unos pasos para los cuales no estaban preparados. Y forzar no es otra cosa que cambiar al otro. Lo cual, una vez más, choca de frente y raíz con esa idea de buen amor que de estar bien presente en nuestras vidas.
Por eso, en este sentido, ambos emprenden un viaje de autoconocimiento y autodescubrimiento literal y metafórico que tan bien les va a venir para ser conscientes de más de un aspecto importantes de sus vidas. Entre ellos, que siempre merece la pena ser fiel a uno mismo. Porque la naturalidad la audiencia la ve, la aprecia y la quiere en su vida. Sea a través de quienes están a nuestro alrededor, sea a través del público de un reality. Aunque, en este sentido, sí que tengo que decir que, como cada vez más exponemos más nuestras vidas de manera pública, en cierto modo sí que hemos convertido a quienes están a nuestro alrededor en espectadores y audiencias de las mismas.
Lo cual, a su vez, sirve para enlazarlo con otro tipo de amor muy presente y muy importante en la novela. Como es el del amor por la fama y el éxito, el cual es muy brillante... pero también muy tóxico. Y una vez insufla su veneno o nos pica, es muy difícil extraerlo. Amén de que hay personas que están dispuestas a todo por conseguir la fama y mantenerla el mayor tiempo posible. Entrando ahí el tema de las audiencias y la guerra por las mismas. Junto al hecho de que, me parece curioso y esa crítica está muy bien traída, cómo, en más de una ocasión, renegamos o menospreciamos el amor, pero el sentimiento siempre forma parte de cualquier elemento de entretenimiento porque sabemos que esa trama y ese salseo siempre enganchan.
La química entre ellos ha estado bien presente desde el principio y sigue demostrando que, del odio al amor solo hay un paso. Pero también que, las relaciones sexuales también pueden dar paso al amor. Eso sí, una vez más, las preferimos porque, son más inofensivas e inocuas en apariencia. Pero no es así, hay que darles la importancia que merecen ya que, esa intimidad lo que terminará por provocar serán sentimientos de otro cariz. Los cuales, una vez más, nos dará miedo a exponer, dado el pánico que sentimos a los mismos y a comunicarnos.
Incide también en que, como seres humanos que somos, la imperfección nos define y por eso, nos equivocamos en más de una ocasión a lo largo de nuestras vidas. Pero, tenemos que tener presente que un error no nos define como personas. Más cuando hay voluntad de cambio.
Al contrario, tenemos que centrarnos siempre en lo positivo. Y por eso, hay que conceder más segundas oportunidades. En la vida, a los demás y sobre todo, a nosotros mismos.
Solo así, todo terminará saliendo bien y el menú que conforma nuestras vidas será delicioso.
¡Nos leemos pronto!
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