C'est la vie y me enamoré de ti de S.F Tale y Marian Arpa
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con las autoras y con la editorial, a quienes agradezco el envío del ejemplar y que, dado que está escrita a cuatro manos, volver a conocer la pluma de S.F Tale y estrenarme con la pluma de Marian.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta entrada y prefiero dejaros con la sinopsis de C'est la vie y me enamoré de ti por si no la conocíais.
SINOPSIS
¡Cuidado! Cuando menos te lo esperas, el pasado vuelve… vestido de vaqueros, camiseta ¡y con abdominales de infarto! Abril León es florista y vive en Villa Herbolaria, un encantador pueblecito a las afueras de Madrid, donde comparte su día a día con su amiga Sandra. Allí todo transcurre tranquilo, sereno, un refugio que calma el alma y aleja los malos recuerdos. Un lugar donde los sueños parecen estar al alcance de la mano.
Pero una tarde de domingo, Sandra tiene una idea que parece buena… hasta que Abril decide entrar en la web C’est la vie et l’amour. Fue un error, porque Abril termina reencontrándose con una pesadilla del pasado: Gael Caballero, un hombre traicionero y falso amigo que «prometió y no cumplió».
Abril siente que el destino, una extraña alineación de planetas y la ley de Murphy se han confabulado en su contra, porque el nuevo vecino de Villa Herbolaria no es otro que… Gael.
¿Puede la vida empeorar? ¿O será esta inesperada presencia la oportunidad para cerrar heridas y escribir un nuevo capítulo?
OPINIÓN
En esta novela vamos a conocer a Abril y a Gael, y cómo pasan de ser friends to enemies to lovers, con todo lo que esos cambios de estado en la relación suponen y sobre todo, cómo en ocasiones esos cambios son difíciles de gestionar.
Pero, esto solo es la base de la premisa de la novela. Porque hay otros muchos temas susceptibles de ser desarrollados con más profundidad y por eso, paso a relatarlos con mayor profundidad.
En primer lugar, dada la ambientación en Villa Herbolaria, vamos a ser conscientes de que las plantas y las flores van a tener mucha importancia. Y esto es una metáfora y un paralelismo muy inteligente con el protagonismo que también cobra, en ocasiones, el grupo de abuelas dicharacheras que entre sus páginas aparecen.
Porque, las plantas desde siempre han sido un remedio y una cura natural para las enfermedades, siendo sustituidas por medicinas, mucho más sintéticas y rápidas en lo que sus efectos se refieren. Con lo cual han pasado en cierto modo al olvido, cuanto en realidad, todo ha venido de ahí. Del mismo modo que sucede con los mayores en nuestra sociedad. Y ahí se incluye esta segunda crítica, mucho más incisiva, porque de nuevo, vuelve a quedar reflejado que, dado nuestro estilo de vida rápido y precipitado, si no podemos extraer un beneficio inmediato a algo o a alguien tendemos a descartarlo o considerarlo inútil.
Y en el caso de los mayores, al menos, es justo a la inversa, porque su sabiduría viene de sus experiencias vitales y por eso, tenemos que escucharlas para, no copiarlas, sino aplicarlas a nuestras propias circunstancias.
Por eso, sus consejos y su experiencia, al igual que las flores, pueden servir para que comuniquemos y expresemos aquello que nos cueste más con nuestros propios medios y maneras. Porque, para sorpresa de nadie, la comunicación, también será uno de los temas que se desarrolle entre las páginas de esta historia. Y es que, casi desde el principio se entrevé que este par tiene una conversación pendiente. Muy importante, además.
Y así, se le da importancia al poder que tienen las palabras, cuyo poder es tan importante a las palabras. Tanto es así, que en más de un caso y a pesar de que se dicen con buena intención, su impacto y estela puede provocar un mal mucho mayor que el de un golpe.
Sin embargo, me ha parecido hasta paradójico que, en casa del herrero, cuchillo de palo y sea precisamente él de los dos, que es periodista el que tenga más dificultad en el manejo y dominio de las mismas. Aunque, se entiende, porque otra cosa de la que adolece la sociedad moderna y que también queda muy bien reflejada aquí es el hecho de que, tendemos miedo a sentir. En líneas generales. Y por ahí se incluye el amor.
De ahí que los modos y maneras incluso en que queremos conocer a nuevas personas, han variado. Y ya cada vez es más habitual conocer a personas mediante apps o web de citas, confiando en la asepsia del algoritmo y de las matemáticas, cuando, el amor no es una ciencia y por eso, las normas y reglas que se le aplican no funcionan igual que con el resto de aspectos de nuestras vidas.
Y con esto, no quiero decir que este modo sea ni mejor ni peor, sino que sirve para reflejar el cambio de la sociedad y cómo también hay un cambio en el patrón de comportamientos. Por ese exceso de control que queremos sentir y poner en práctica a diario. Cuando, a veces dejar que las cosas fluyan y porque, un poco de descontrol de cuando en cuando tampoco viene mal.
Sobre todo lo menciono porque el cambio es otro de los temas presentes en la novela. Porque el ser humano es evolución y por eso, todo lo que tenga que ver con él, también. Incluyendo los sentimientos. Por eso, todas las historia de amor en nuestras vidas son importantes, independientemente del momento en que se vivan y el tiempo que duren.
Y sobre todo, porque un error o comentario, en un error puntual no tiene por qué definirnos por y para siempre. Más cuando hay voluntad férrea de cambio y arrepentimiento, como pasa con Gael. De ahí que además, ese problema y falta de comunicación se vuelve más grande cuando las circunstancias en las que no se producen contribuyen a agrandar el problema. Y es aún más evidente cuando se relaciona con la masculinidad frágil, la cual subyace a lo largo de las páginas.
Porque, si ya de por sí nos da miedo hablar de cualquier tema, aún más miedo tendremos cuando nos toca hablar de sentimientos y exponernos para con los demás. Sin embargo, he de decir que me ha gustado que, por fin asuma su faceta romántica y aún más, que no le duelan prendas al mostrarla y demostrarla. Ya que eso significa que que, por fin se ha aceptado a sí mismo. Y de ahí que, entendamos por fin que, si no nos queremos bien ni nos aceptamos a nosotros mismos, no podremos querer bien a los demás.
Por eso, hay que sentir. Y hay que hablar. De todo, y con todo el mundo. Porque es justo lo contrario, el hecho de no hacerlo es lo que a la larga provoca esos problemas. Y lo que nos haga infelices. Más que nada porque, en su caso, ambos habían sido el primer amor desconocido el uno del otro. De modo que perdieron un tiempo precioso perdidos el uno con el otro sin darse cuenta del hecho y sobre todo, sin ser conscientes de que, a causa del enfado, han perdido un tiempo precioso siendo infelices.
Eso sí, he de decir que, si bien he entendido ese conflicto interno que tenían porque, las mejores parejas son aquellas en las que además de amantes, son amigos. Y por eso, la realidad es que es el hecho de dar ese paso adelante lo que termina por provocar tanto daño. Porque, como la cosa salga mal, la pérdida sería doble. He de decir que esperaba un conflicto algo mayor y sobre todo, algo más de madurez en la gestión de los hechos, ya que los consideré un tanto infantiles en alguna ocasión.
Sé que las ofensas y la personalidad no van asociadas a una edad, sino a la psique de cada uno. Sin embargo, si se hubiera gestionado de otro modo, quizás entonces, ese cambio de pensamiento y proceder tampoco me hubiera parecido precipitado.
No sé si se debe a la escritura a cuatro manos, pero si se vuelve a producir esa escritura, es aquello en lo que yo me enfocaría más, para que no quedase tan flojo con respecto al resto de la trama.
Otro tema que me ha gustado es el de la sororidad, tanto para bien como para mal. Bien en la manera y el apoyo de las floristas, profesión nada baladí porque siempre existió el lenguaje de las flores y en más de un modo, era sustitutivo del lenguaje oral. Sobre todo en aquellos momentos históricos en que la comunicación cara a cara era mucho más complejo.
Pero también en el para mal, porque, incluso a pesar de que hay ocasiones que no somos las implicadas directas, las mujeres solemos salir peor paradas en situaciones y momentos desagradables. E incluso, esas mismas situaciones incómodas las propiciamos mujeres. Y por eso, tenemos que tomar nota de que si fuéramos más sorores y nos apoyásemos más entre nosotras, a la larga el mundo sería un lugar mejor para todos.
A destacar también los nombres de algunas de las calles de Villa Herbolaria, que poco o nada tenían que ver con el mundo de las plantas y las flores, pero que son tremendamente divertidas y que, nuevamente, hacen un homenaje entrañables a los pueblos y su toponimia, donde antaño todo valía para denominar una vía y por eso, queda aún más patente cómo eso se ha perdido también. Cuando, hubiera quedado muy bien que viviéramos en calles similares a las aquí mencionadas porque, las cosas de cotidiano y del día a día son las que, al fin y al cabo, nos hacen felices. Y si, al menos una vez al día, algo nos saca una sonrisa, podremos considerarnos afortunados y felices.
Para concluir, como es una novela romántica, queda demostrado desde el propio título - que es muy inteligente y que tiene su sentido y su por qué en la novela, de ahí que me haya gustado tanto - es que no se puede plantar cara al amor. Porque aparece dónde, cuándo y con quien menos lo esperamos. O que incluso, siempre estuvo ahí y no hemos estado lo suficientemente atentos como para darnos cuentas.
Y es que así es la vida.
O, como aquí se indica... C'est la vie
¡Muchas gracias por el envío del ejemplar y querer colaborar conmigo!
¡Nos leemos pronto!

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