Reseña Penélope de Magüi Mira

¡Hola a tod@s!


El post de hoy es un poco diferente porque el lunes 24 de agosto volví a ir al teatro.
Ocasión única porque era la primera vez que asistía a una obra que lo clausuraba y por tanto, no sabía si harían algo especial o no.
Probablemente lo hubieran hecho... si la situación con la pandemia fuera diferente, pero con todo esto... pues más allá de gritar ¡Viva Mérida! y una ovación al elenco con una duración más larga de lo habitual... nada.
Antes de dejar mi opinión por aquí, os comparto el pequeño resumen del argumento que la propia directora de la obra hizo:

Cuenta la leyenda que en el confín de los tiempos, el rey de Esparta ordenó arrojar al mar a su hija recién nacida. Una bandada de patos salvajes la sostuvo a flote, la alimentó y la llevó a la costa. Ante semejante milagro el padre enternecido la tomó en sus brazos y la llamó Penélope, que significa “la que lleva el rostro cubierto con una tela de araña”.

Penélope creció y su padre el Rey organizó unos Juegos con un singular premio: ella.

Ulises, joven rey de Ítaca, veloz como el rayo, obtiene el trofeo. Tienen un hijo, Telémaco, y Ulises parte hacia la Guerra de Troya. Cubierta con un velo, entrega a Penélope a los Nobles de Itaca para que cuiden de ella en su ausencia. Y así nació el mito de Penélope. Edad del Bronce. Hace unos 34 siglos. Una leyenda que corre de boca en boca y cinco siglos después aparece escrita en la Odisea.

Penélope, esposa fiel, espera años y años el regreso de Ulises. Espera y resiste. Se espera a si misma. Intenta actuar, decidir, gobernar. Pero su propio hijo Telémaco le prohíbe la palabra en cualquier espacio público. Estamos ante el primer momento documentado, en la Odisea de Homero, en el que un hombre silencia a una mujer.

Penélope resiste, alimentada por el cariño y la sabiduría del aya Euriclea. Resiste el correctivo de su hijo y el brutal acoso de los Nobles que invaden su palacio. Llegan de las vecinas islas griegas. Se dice que eran más de trescientos los que querían su lecho y el gobierno de Itaca.

Pero ella construye una hábil estrategia. Promete esposarse con uno de ellos cuando acabe de tejer la mortaja de Ulises. Teje en el día y desteje en la noche. Teje su propia vida, y se adueña de su destino. Se permite la libertad de crear y también de destruir.

Homero la calificó como la más inteligente de las mujeres. Y Penélope sigue atravesando el tiempo como una flecha veloz atraviesa el aire. Está aquí con nosotros en pleno siglo XXI.

Ha vivido en la imaginación colectiva como una metáfora de la sumisión femenina. Hoy renace plena y poderosa como una heroína contemporánea que busca en la resistencia su espacio y su identidad.

18 actores y actrices sobre las piedras de Mérida contarán la mágica historia de una Penélope que quiere echarse a la mar. Una Penélope que quiere navegar en las aguas de los mares, serenos… o enfurecidos.

Magüi Mira


Asimismo, y como hice con mi anterior crítica de la obra de teatro, os dejo un pequeño video de la misma.

OPINIÓN:

Se confirmaron mis sospechas.

O la dinámica que se establece desde hace varias ediciones. Esa norma no escrita que apunta que, cuanto más conocidas sean las caras del reparto de la obra, peor es.

Tenía mis dudas con respecto a esta obra sobre si ir o no ir. Ya había visto otras obras de la directora y me habían parecido raras cuanto menos, pero el argumento era novedoso, iban a contar la historia desde un punto de vista feminista y las opiniones de mis conocidos eran todas positivas. Así que... me decidí a ir.

Y me equivoqué.

Si tuviera que darle una nota a dicha obra sería un cinco raspado. Y eso, siendo generosa.

En cuanto a las representaciones:

- Belén Rueda como Penélope estuvo sobreactuada toda la obra. Puedo entenderlo cuando trató de hacerse con el poder de Ítaca. Pero ¿el resto? Nada. Eso por no transmitir ningún tipo de sentimiento y en consecuencia, no transmitir nada.

- Jesús Noguero como Ulises: Me gustó, pero porque creo que tiene una voz muy bonita para hacer teatro. También he de decir que todos los personajes masculinos de esta obra tienen bastante poca relevancia.

- María Galiana como Euriclea. Si Belén Rueda estuvo sobreactuada, la "abuela de Cuéntame" fue su contrapunto, puesto que su tranquilidad y naturalidad a la hora de interpretar su papel fueron de las pocas cosas que se salvaron de la obra. ¿La podían haber vestido de otra manera? Rotundamente sí.

- Maxi Iglesias como Telémaco. O el principal motivo y atractivo para que el público adolescente fuera a ver la representación. No seré yo quien critique los medios o formas para hacer llegar la cultura grecolatina a los jóvenes teenagers sea como sea, pero... en este caso, la chavalería femenina se llevó un chasco porque solo salió dos veces. ¡Oh qué pena! Eso sí, cumplió con lo que dojo y sí que se vio su evolución de joven inmaduro e ingenuo a "adulto"con ganas de poder.

- Muriel Sánchez como Nausícaa. El personaje más sobrante de toda la obra sin lugar a dudas. Y el desnudo que se marcó fue totalmente innecesario. Si bien es cierto que - creo - su intervención representaba a todas las distracciones femeninas que Ulises se fue encontrando por el camino - casualmente mucho más jóvenes que el madurito monarca - puestos a introducir a la "tentación" en forma de mujer, otras hubieran sido mucho más adecuadas: por ejemplo, la maga Circe - odiada y temido por los griegos porque era una mujer con poder - o la ninfa Calipso con la que vivió 7 años. Huelga decir que Ulises, como buen héroe, mujer que conocía, mujer que dejaba embarazada.

- El coro: Sin duda, junto con María Galiana lo mejor de la obra. El contraste del negro de sus vestimentas con el blanco de novia y reina de Penélope, lo sincronizado de sus movimientos y el dominio absoluto que tenían de las escaleras... de lo mejorcito. Además, actuaba como una bandada de cuervos rabiosos y hambrientos de hembra y poder hasta tal punto que podían resultar amenazadores y crear miedo en el público más impresionable. Muy bien.

Hablemos ahora del argumento: muy cíclico.

La obra fue corta y en mi opinión tenía partes sobrantes también.

Empieza con la intervención de Euriclea a modo de narradora para contarnos el cuento de Penélope y la reina aparece vestida de novia bailando un "vals" nupcial con su esposo. Un esposo que la luce con el más lujoso y bello de todos sus ornamentos porque Penélope ahí no habla: ve por los ojos y habla por boca de Ulises.

¿Cómo concluye? Con el retorno a casa - por fin - del rey. Monarca que se hace cargo de la situación y resuelve el problema de la reina y sus pretendientes. Justo a tiempo cuando iba a ser violada al descubrirse su engaño y que eligiera un nuevo esposo. No es para menos, es un héroe.

Sin embargo, el tiempo ha hecho mella en ella. Y Penélope además de ser mujer es reina. Y como tal, tiene ojos y boca por los que hablar. Por sí misma. Y eso ya no gusta tanto al héroe quien, amenazado por la pérdida, la mata.

Con dos cojones, si señor.

Huelga decir que la directora se tomó sus licencias, que hubo errores al contar el mito "original" y que el final lo toma de otra de las versiones del final de Penélope. En él, es seducida por Antínoo y al descubrir eso, la mata. Sea como fuere, al ser ficción pues no se lo tomé en cuenta.

¿Es feminista y contemporánea? Absolutamente. Y puede que ese trasfondo y el paralelismo con situaciones contemporáneas sean en realidad las cosas que más me gustaron y que se salvaron de la obra. La reina intentaba hacerse con el poder pero es burlada y menospreciada por el hecho de ser mujer. Quizás la Grecia de la Guerra de Troya no se diferencia del mundo actual. También se menciona que no pasa nada si le es infiel porque como hombre, su necesidad es la de procreación. Si el argumento lo planteara ella, sería un horror. Y de hecho, en otra de las versiones del mito - más benevolente esta en este caso - se casa con uno de sus pretendientes y la devuelve a su padre.

En resumen, podría criticar muchas cosas más de la obra, pero no quiero pecar de quisquillosa en exceso y además, ya me he desfogado lo suficiente. Solo concluyo diciendo que es una obra pasable, prescindible y que no recomendaré.

¡Ah! Y que Cayo César, pese a no tener actores tan conocidos me gustó mucho más.

¡Hasta la próxima reseña!


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