Un orgullo tonto de Kristel Ralston


¡Buenas tardes a tod@s!

Hoy os traigo mi opinión acerca de un libro que no me ha gustado. No así la autora, Kristel Ralston, de la que sí he leído otras historias que enganchan y son maravillosas. Esta, sin embargo, no se incluye
dentro de esa categoría.

Pero no quiero adelantarme a los acontecimientos, pues para eso está el apartado de la opinión. Así que, paso a paso. Primero os dejo la sinopsis de Un orgullo tonto de Kristel Ralston.

SINOPSIS

Max Bloomberg, un exitoso abogado londinense, está dispuesto a reconquistar a su esposa a la que echó de su vida sin darle la oportunidad a defenderse. Ha pasado un tiempo desde aquel doloroso episodio, y ahora Audrey solicita el divorcio. Arrepentido por su terrible error, Max buscará el modo de conseguir que ella regrese a su lado, a pesar de que una tercera persona se interpondrá en su camino. ¿Será posible que Audrey abandone su orgullo herido y regrese con Max?

OPINIÓN

Antes de comenzar a leerlo, pensé que este libro trataba uno de mis clichés favoritos: el del romance de oficina. Sin embargo, me equivoqué porque nada del argumento sucede en un ambiente laboral. Al contrario, nos cuenta la historia de Max, un exitoso abogado que quiere recuperar a su esposa Audrey, a quien no ve desde hace dos años.

El motivo de esta separación se debe a que creyó que ella le había sido infiel con un amigo e incluso insinuó que el hijo que esperaba no era suyo sino fruto de la infidelidad. ¿Es cierto eso? Absolutamente no. La realidad es mucho más trágica ya que había estado a punto de ser violada, por eso la vio semidesnuda. Y la mala suerte - o la fortuna en el caso de Audrey - quiso que fuera el amigo quien la encontrara en ese estado.

Con esa premisa, el protagonista ya me cae fatal, porque ni siquiera la miró dos veces, no prestó atención a su estado emocional en la situación y por supuesto, tampoco le dio oportunidad de explicarse. Una joyita.

Inexplicablemente, dos años después de los hechos, le da un aire de buen comportamiento y sobre todo, arrepentimiento y decide ir a verla a Belfast, su lugar de nacimiento.

Y aquí es donde Aubrey también me empieza a caer mal también porque tengo empatía cero con ella y su comportamiento.

No entiendo y no me gusta que en su primer encuentro tras todo el tiempo transcurrido le abra la puerta. Esto lo puedo entender como fruto del shock y de lo inesperado del mismo. Pero a mí, desde el momento en que se me planta en la puerta de mi casa y saca a relucir su carácter de machirulo, llamo a la policía usando como pretexto que me quiero divorciar. Porque pa' chulo chulo, mi pirulo.

Lo que no haría de ninguna de las maneras sería acostarme con él. Esa actitud lo que da a demostrar es que no tiene carácter o autoestima y que está subyugada y abducido bajo su persona. Como feminista que soy, me toca las narices bastante, por mucha ficción que sea.

Por si no fuera suficiente con imponer su presencia no deseada, el hombre, dolido ha seguido con su vida y no le han faltado mujeres en su vida. Otra demostración de lo mucho que amaba a su esposa y que la echaba de menos. Valiente matrimonio de mierda que es eso para Max.

Volviendo a Audrey... ¿Por qué todos los hombres en su vida se creen con derecho a intervenir en su vida? La creía autosuficiente y con la suficiente fuerza que le otorgaba el hecho de haber criado "sola" a su hijo.

¿Me sorprendió que cayera por completo y perdonara - demasiado fácilmente - a su marido? No. ¿Me lo tomé a buenas? Pues no. Especialmente porque en ningún momento me dio la sensación de que sintiera arrepentimiento sincero y que la estuviera reconquistando. Al contrario, la sensación que me dio fue de que la estaba comprando.

Aunque lo que me terminó de rematar y terminó de coronar a Max fue que, además, se permitiera sentir un ataque de cuernos porque un amigo de ella - que si bien es cierto que estaba interesado en ella, nunca fue nada realmente serio y/o preocupante - la pintó en la habitación mientras amamantaba a su bebé. Posición para la que es necesario dejar al menos un pecho al aire.

Bueno, ¿y qué si hubiera posado para él? Son amigos y él es artista. No le veo nada malo. ¿Quién mejor para pintarla de esa guisa, en un momento tan íntimo y especial como ese que alguien que te conozca? ¿Y si lo hizo porque quiso? ¿No tiene derecho a preservar para siempre un momento como ese?

Si yo fuera Aubrey tendría cristalino que Max no es bueno para mí y que lo mejor es el divorcio.

Pero ella no soy yo, y en el final de la historia se descubre que, de nuevo, está embarazada. Otro cliché porque Max, el dechado de virtudes, además es súper potente sexualmente y fértil.

En resumen, es un libro que no recomendaría para leer si alguien me lo pidiera, pero cada cual es libre de hacer lo que quiera.  De hecho, creo que el único aspecto positivo del mismo es que parte de él se desarrolla en Londres. Una ciudad que adoro. 

¡Nos leemos pronto!


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