100 historias del tamaño de una almendra de Manuela Manzana

¡Hola a tod@s!

Aviso a navegantes de que hoy se viene una reseña larga. Por el tipo de libro que es. 

Pero antes, me gustaría decir cómo di con su cuenta, Manuela Manzana porque eso fue lo que conllevó esta colaboración. 
Soy la reina de tirarse el rollo y de escribir sin cesar; ya he repetido sin cesar que no me gusta que se le pongan puertas al mar. Por eso, me encanta y admiro muchísimo a los escritores de microrelatos o historias cortas. Su capacidad de provocación y condensar en muy pocas palabras es, simplemente, de aplaudir. Yo misma lo he intentado y... bueno, con éxito dispar puedo decir. 

Este libro tiene microrelatos, sí. Pero no es así como la conocí. 

Bicheando por internet vi una cuenta que escribía pequeñas historias breves sobre distintas obras de arte. De inicio, eso capturó mi atención, porque, si bien no hemos fantaseado historias tan maravillosas como las de Manuela, ¿Quién no se ha plantado delante de un cuadro y le ha cambiado el título? ¿Quién no ha reinterpretado lo que allí aparece plasmado?

Curiosa cual gato, me puse en contacto con ella y le sugerí tres de mis obras de arte favoritas de todos los tiempos. No, aún no han sido publicados, pero tranquilos, que os enteraréis porque me hace muchísima ilusión. 

Fue debido precisamente a ese contacto por lo que ella también me descubrió y, muy amablemente me envió un ejemplar digital de su libro anterior por si lo quería reseñar. Obviamente, acepté.
Y por eso estamos aquí. 

Pero este libro no va sobre arte, sino sobre fotografías.

Por eso, procedo de inmediato con la sinopsis y mi opinión de 100 Historias del tamaño de una almendra de Manuela Manzana. 

SINOPSIS

Un encuentro con las propias historias a través de las historias de los demás: el amor, las manías, los miedos, las aspiraciones, el juego, la vida, la muerte, las certezas y las incertidumbres, los deseos y la pasión. Todos tenemos los mismos anhelos y los mismos miedos, cubiertos con distinta piel. 100 historias sobre otros? 100 historias sobre ti.

OPINIÓN

 Ya lo he dicho en otras ocasiones y me repito, reseñar un libro de microrelatos, relatos cortos o historias breves siempre es muy difícil. No sé al resto pero en mi caso, el motivo de mi pensamiento es porque, si dejara un microrelato o historia sin reseñar, siento que no le estoy haciendo justicia ni a la propia historia, ni al autor, ni a mí misma.

Algo parecido me sucedió con este libro. Afortunadamente, pronto se me iluminó la bombilla y di con la solución a este "problema", aunque de eso os hablaré después. 

¿Me ha gustado este libro? Sí. De hecho, si tuviera que compararlo con un objeto de "uso cotidiano" sería una montaña rusa porque leer estas 100 pequeñas almendras provocó en mí sensaciones de todo tipo y pasé de la alegría a la tristeza, de la sorpresa al llanto. E incluso tuvo momentos de desconcierto y de "enfado" porque sí, hubo algunos que no me gustaron. Sin embargo, no diré cuáles. Será por defecto educativo, pero siempre intento reforzar lo positivo así que lo mismo haré con algunos de ellos. 
En definitiva, fue como un viaje en ella, que me descolocó entera en el trayecto y me devolvió la calma robada cuando llegó a su fin. Incluso, el título del cuento número 100 me viene como anillo al dedo porque cada vez que me monto en una de ellas, quedo tan afectada que siempre juro que no me montaré más. Asimismo, ¡Hasta luego, Mari Carmen! es una de las frases que más pronuncio en la actualidad, así que...sentí que en cierto modo, Manuela se dirigió a mí en su despedida. 

Por último, una parte de mí que últimamente también había permanecido dormida también despertó mientras leía estas pequeñas historias. Tanto, que en mi cerebro surgió una idea... que se terminó convirtiendo en el modo en el que voy a hacer la reseña. 

Admito que nunca he ido a una exposición de fotografía -sí, a museos y también, a exposiciones itinerantes de pintura- y, aunque el libro no incluye las fotografías en las que los relatos están inspirados, en mi caso no me hizo falta. ¿Por qué? Porque en cuanto terminaba de leer cada uno de ellos, una imagen se aparecía -a veces, de manera más nítida que otras- en mi mente como fotograma final explicativo. 

Fue tras las dos primera fotografías cuando mi mente unió las piezas y pensé ¿Y por qué no hacer una reseña metaliteraria? Me explico, ¿por qué no decir qué te imagen te sugirió la historia sin hacer spoiler del argumento? 

Probablemente me equivocaré en mucha de mis impresiones y, estoy convencida de que este post podría ser digno de psicoanálisis, pero... simplemente no podía quedármelo dentro. Y por eso, allá voy. Os presento la mega reseña fotográfica a primera impresión de las 100 almendras de Manuela: 

1. De abuela a nieta: Las palabras que vinieron a mi mente cuando terminé de leer esta historia fueron empoderamiento y orgullo. No sé si habéis visto el video de la abuela de Fedez, emocionada al ver cómo la ciudad de Milán concede el Aureliano de Oro a su nieto como reconocimiento público de su labor a la comunidad durante la pandemia. Bien, algo parecido imaginé yo. 
Esta foto apareció a todo color y en ella, una abuela llora emocionada al ver la imagen de su nieta -difuminada- en la televisión, por los logros que ha conseguido ella para ella sola, pero sobre todo para la mujer. Quizás fuera presidenta.  

2. Azul y rojo: Este relato me sugirió dos fotografías: al principio vi el rojo potente aunque un poco anaranjado de  que se resiste a perder el azul del día. Finalmente, al acabarlo la imagen nítida que apareció en mi mente fue la de un arcoiris.

3. Me derrito: Este fue uno de los relatos que no terminé de entender, de ahí que, a medida que lo fui leyendo, distintas imágenes y recuerdos aparecieron en mi cabeza, destacando dos: mi visita a la fábrica de chocolate Cardbury en Inglaterra y la segunda, que fue la que me casa más, un póster que se despega de la pared dando la sensación de que se está derritiendo por el calor. 

4. El beso: He de decir que las imágenes que fueron surgiendo en mi mente a veces no tienen nada que ver con el título, pero otras veces sí que son más literales. Este es el caso porque en el tercer relato imaginé a una persona observando el cuadro de El beso de Klimt mientras recuerda su primer beso con su pareja.

5. Compañía: Al principio maginé la clásica fotografía con una multitud difuminada de personas pero después, la imaginé como un fotograma de los documentales de naturaleza de Félix Rodríguez de la Fuente en el que se refleja la convivencia y fidelidad entre hombre y animal.

6. Muletas: Lo primero que tengo que decir es que me hizo gracia la cacofonía entre muletas y Mileto. Si tuviera que resumir este relato en una frase, esta sería: "Detrás de un hombre siempre hay una gran mujer" La imagen que yo vi fue la del hallazgo de una escultura a la que le falta una pierna pero que a pesar de eso, se mantiene en pie. Y en ese pie es donde está su nombre en griego, pasando así a la posteridad. 

7. Hermanas: Aunque aparece algo así en el relato, eso fue a lo que me recordó: al primer día dos siamesas separadas, manifestando así su desconcierto, miedo, ilusión y alegría. 

8. Competencia Feroz:
Me ha gustado mucho este relato y la personificación que hace del aparato electrónico. Coincido con su reflexión: el amor es ciego y las palabras lo que más hieren.

9. ¿Existen?: El inicio me trasladó a un tiburón en las playas del Caribe, aunque al final el personaje que se apareció ante mí fue Tritón. Sí, sí, el padre de la Sirenita. 

10. El espía:
La imagen que se me apareció en este caso no fue una fotografía, sino un dibujo con tintes caricaturescos. En ella, un chino boquiabierto con pánico sale corriendo levantando polvo y perdiendo su sombrero en su huida. 

11. Diez horas de felicidad: Foto de unos novios en el día de su boda con sonrisa de felicidad, pero el gesto resulta algo forzado. Me ha gustado mucho este relato y por eso me gustaría añadir la frase pobre Arturo.

12. Cinco sentidos:
Foto de un turista que pudo ser tomada en un gran bazar de cualquier ciudad árabe, vibrante de colores y tan realistas que se aprecia el movimiento y los olores que allí se desprendieron. En cualquier caso,  digo bazar de Estambul porque es la que ha dicho la autora.

13. Difícil elección:
Es una fotografía del mundo al revés. Me dio mucha pena y me imaginé la cara de tristeza como si fuera un perro abandonado. 

14. Como siempre:
Lo que me imaginé en este caso fue una fotografía bastante pictórica. Es una fotografía en blanco y negro que vuelve a representar una multitud difuminada entre la que destacan dos personas de mediana edad perfectamente definidas e identificables porque llevan dos paraguas. Y, aunque están de perfil, se aprecian perfectamente la melancolía y la tristeza en sus ojos.

15. Nobel:
Parecerá increíble, pero con este relato me vino a la mente Santa Klaus turista veraneando cual turista nórdico. 

16. El pescador: No hay que tomarse el título de modo literal, al menos yo no lo hice. Es un pescador de sonrisas ,un mendigo. Desaliñado pero con una sonrisa, real, pura y contagiosa.

17. ¿Deshabitado?: Este relato me hizo recordar la foto grupal de presentación de la película Magnifica Presenza mezclada con los de la peli El Hotel encantado, solo que, en este caso ambas estarían protagonizadas por los protagonistas de un musical.

18. ¿208 huesos?: Seré breve: Pinocho.

19. Tinker: Como Tinker es parte del nombre de Campanilla en inglés, ella también fue la primera persona en la que pensé. Sin embargo, más tarde vino a mi mente la escultura de los músicos de Bremen de Cáceres.

20. La tienda de los deseos: Me imaginé una fotografía del interior de una opulenta tienda llena de cachibaches almacenados de mala manera que tiene como un único cliente al hombre invisible, del cual se sabe su presencia allí porque se aprecian complementos como sus gafas y su reloj "flotando"

21. Azúcar: La imagen que imaginé fue la de una campaña publicitaria de fresas bañadas en azúcar como campaña contra la diabetes.

22. Agradecimiento: Este relato me provocó buenos recuerdos dentro de lo grave de la situación. ¿Por qué? Porque algo parecido a lo que ahí se cuenta era lo que se vivía en la calle enfrente al lugar donde vivía en Bruselas. 

23. Superpoderes: Lo que me imaginé - aunque está prohibido - fue una abrazo entre médico y paciente. Y bueno, aunque soy una pesimista convencida, en este caso creo que la abuela superó el Covid -19.

24. El escritor: Quizás este es el relato que tenía al protagonista con el que más identificada me sentí. No por lo que le sucede, ya que lo que me imaginé fue a un hombre rollo Leiva con taza de café en mano, niños pegándose en el sofá a su lado, su perro mordiéndole y restregándose contra su pierna a intervalos mientras que los padres están un paso por detrás muertos de vergüenza. Y a pesar de esto, no está molesto. No se sabe que es escritor salvo porque está mirando a la persona que le toma la fotografía de frente, sin miedo y se refleja la creatividad en sus manos. 
¿Por qué creo que es el más afín a mí? Porque también encuentro la creatividad en cualquier cosa.
Y un inciso, al principio pensé en el símbolo de grados centígrados, o sea, ºC en lugar de la letra -C mayúscula. 

25. 250: Tuve clarísima la imagen que definiría este relato apenas lo terminé. Mostraría un brazo en apariencia juvenil porque lleva una camiseta de manga corta pero la mano revelaría su verdadera edad. Esta mano estaría tecleando en un ordenador con una pegatina de un avestruz y junto a él habría una taza de café humeante con otro avestruz en ella. Ambos objetos se posarían sobre un escritorio. La moraleja que me enseñó este relato es que Nunca es tarde para perseguir sus sueños. 

26. Madres:
La historia me pareció muy bonita y, aunque al principio imaginé varios niños pescadores, al final los sustituí por una imagen en la que una bandada de pájaros huía ante el diluvio universal del cielo, revelando así la presencia de dos martines pescadores heridos que tenían la cabeza alzada. 

27. Sonríe: Pensé en una foto lleno de publicidad de sonrisas a todo color y enormes, en el que todo parece perfecto, pero como la fotografía es una panorámica al fondo el espectador descubre que el lugar donde se ha tomado es Chernobyl tiempo después del accidente nuclear.  

28. Lechuguillas: Al principio pensé que era literal y que el lugar donde se iba a desarrollar era un huerto, sin embargo, al final lo resumiría en una fotografía de una estatua de Cervantes que viste una lechuguilla enorme. Dicha estatua tiene una expresión enigmática, y parece que está a punto de sonreír y guiñarle el ojo, queriendo compartir un secreto con el transeúnte que se detenga a mirarla. 

29. Palabras: La fotografía que mejor resumiría este relato es la de un diccionario enciclopédico antiguo pero en perfecto estado de conservación. A priori, porque lo imaginé cerrado.

30. Nada por escrito: Lo que más me impactó y por eso lo resumiría en el siguiente fotograma: un presentador en primer plano mirando de manera penetrante fija y penetrante a su cámara antes de la gran revelación.

31. Peter Flan: Me imaginé un niño como el hijo de Chiara Ferragni capturado en pleno bote encima de su cama con los puños apretados y la boca gritando porque se niega a irse a dormir. Pero el vestuario le delata, ya que lleva un pijama de dos estampados diferentes, el de arriba es verde y el de la parte de abajo es de Spiderman. 

32. Trabajo en equipo: Me imaginé una fiesta temática del oeste llena de cabareteras y vaqueros que en realidad estaba organizada para hacer una pedida de matrimonio. De hecho, me los imaginé precisamente ella sentada encima de él, antes de ese gran momento. 

33. La fuente: ¿No os ha pasado que, por más que poséis para una foto, no conseguís salir bien en ella porque algo os distrae? Pues justo eso es lo que se me pasó por la mente con este relato. 

34. Inspiración: A riesgo de sonar egocéntrica, volví a imaginarme a una mujer similar a mí. Sobre todo en esta época porque, apenas pongo un pie en casa, visto un total look casero: algo despeinada, con las gafas descolocadas, llevando ropa que puede pasar tanto como de andar por casa como pijama -¡benditos leggings!- y llevando en una mano un desatascador del wáter y en la otra una libreta y un bolígrafo.  

35. Amargada: No sé si recordáis que hubo un tiempo en que estuvo de moda hacerle fotos al café y al azucarillo para hacer postureo en Instagram Una fotografía de esa "moda" fue justo lo que me imaginé, solo que el café llevaba un mensaje positivo tipo Mr. Wonderful. Y ambos, café y sobre estaban situados junto a un anuncio de empleo.  

36. Córdoba: De nuevo en este relato me imaginé una fotografía bastante publicitaria ya que me imaginé a un grupo de niñas con bañadores muy coloridos y gorros de baño como los de los jugadores de waterpolo en posiciones similares a las de las nadadoras de natación sincronizada, solo que el lugar de levantar piernas, estas estaban completamente estiradas y era el brazo lo que tenía en alto.  

37. Certificado: La foto que me imaginé ilustrando este relato fue triste a la par que potente, puesto que reflejaba el drama de unos inmigrantes en una patera.

38. Copias chinas: Lo que me imaginé en este caso está relacionado con el arte contemporáneo porque fue un reportaje fotográfico de modelos diferentes ejecutando performances del Ecce Homo.

39. Miedo: En cambio aquí me imaginé a una mendiga joven con la expresión perdida, similar a la de la protagonista del cuadro Los bebedores de absenta. Ha perdido tanto el norte de su vida que ni siquiera presta atención a como va vestida ni a las botellas que le rodean. 

40. Calor: En calor, lo que me imaginé fue de nuevo una sesión fotográfica ambientada en una discoteca. La diferencia con el relato 38 es que aquí había un único protagonista, el modelo andrógino Andrej Pejic.

41. Dejar la cabeza en casa: Vuelta al arte de nuevo en este caso, ya que aquí me imaginé una fotografía a un cuadro "costumbrista" de la vida cotidiana de una ciudad cualquiera. A priori sería normal, a excepción de que lo que allí aparece representado está a mitad de camino entre el Bosco y Brueghel el Viejo.

42.Mujeres: ¿Os suena el anuncio J'Adore de Dior con Charlize Theron como protagonista? Pues un balneario de ese estilo y lujo imaginé. 

43. Viaje al centro: Una fotografía del ponente de una conferencia Ted con el libro de Julio Verne Viaje al Centro de la Terra como fondo. Sería este ponente quien tomaría la foto para que así viéramos que la audiencia sin perder detalle.

44. 2050: Puedo sonar vaga pero... casualmente me leí un libro con ese título y por tanto, solo pude pensar en la portada del mismo.

45. ¡Te lo dije!: Si bien es cierto que este relato coincide con el título de la novela de Megan Maxwell, en este caso no tuve problemas de superación de portada -aunque es bien bonita también-. Lo que me imaginé fue dos niños pelirrojos llevando botas de agua amarillas y sobreros de paja asomándose a un muro de piedras de pizarra en distinto tamaño y cubierto de musgo y liquen. 

46. La puerta: Me maginé una de las puertas del Ministerio del tiempo con las siluetas del equipo recortadas al trasluz.  

47. En el culo: De nuevo Instagram hizo acto de presencia en mi mente y me imaginé un collage de fotos de personas diferentes en las que sin ropa y con las piernas abiertas ofrecían su culo al sol para recargarse de energía y positividad. 

48. Volver: Me imaginé una casa tipo obrador en el que una mujer urbanita a más no poder y por ello, destacando en la escena, estaba en el centro del sótano con los ojos cerrados, aspirando el olor de una mata de pimientos que se seca.

49. Nuestra historia: Me imaginé el fotograma de la peli El Libro de la Selva pero en su versión live action en el que Ka está enrollada alrededor del cuerpo de  Mowgli, quien es un hombre joven en este caso y está completamente embelesado por la reluciente mirada de ella. 

50. Nacer:  Al principio pensé que era el nacimiento de un girasol, pero después imaginé varias fotografías del proceso y crecimiento de una mata de tomates.

51. Monjas: Pues me imaginé a la versión religiosa de Telma y Louise en la que las dos monjas llevaban los labios pintados de colores fuertes, la conductora llevaba unas gafas Ray-Ban y la copiloto fumaba Marlboro. 

52. Con las botas puestas: Aquí me imaginé la fotografía de una escena del crimen donde unas botas de trekking aparecían manchadas de sangre.

53. Patrimonio: Un patio de Córdoba en mayo florido que albergaba a una pintora con mucho carácter fue lo que imaginé en Patrimonio. ¿Cómo supe lo del carácter si tenía una postura de lo más relajada? Me lo chivó el cuadro que, en la parte superior era de pincelada sutil como en una acuarela y en cambio, la parte inferior tenía una pincelada gruesa, trazos más difíciles de distinguir y unos colores muchos más oscuros. 

54. Empacho: De nuevo brevedad aquí: una fotografía de la directora Sam Taylor Johnson y su marido Aaron.

55. ¿Se puede ser más feliz?: Una fotografía veraniega de un pueblo costero de calles empinadas en el que la gente se desplaza en bicicleta. Desde la perspectiva del conductor está tomada la foto porque se ve la cesta que esta tiene delante cargada con flores, gafas de sol y el sombrero de paja. Además, tiene el timbre junto al manillar forrado de blanco con flecos en los extremos. Delante de ella tiene al Sol y al mar.

56. Demonios: Aquí hay dos fotos superpuestas: en la primera, se ve una terraza llena de gente muy feliz, pero si se quita esta superposición, el observador ve que para nada hay felicidad, sino que aparecen los miedos y demonios de los humanos ocupando sus sitios a la mesa. 

57. Trastorno: Aquí imaginé una fotografía de una consulta médica de psicología donde médico y paciente son la misma persona. Secreto que se descubre porque el espejo que porta la psicóloga en las manos es de medio cuerpo. 

58. Carabao: Aquí imaginé una foto similar a la que te toman en algunas atracciones de los parques de atracciones. En mi opinión, la expresión es la misma que cuando pruebas en primer chupito de tequila completo. Eso sí, el final sorprendente.

59. Enamoramiento: Lo primero que me gustaría decir sobre este relato es que estoy muy de acuerdo con su opinión. En cuanto a la foto, esta sería una en la que se vería unos calcetines bien literarios, bien cuquis, pero extremadamente calentitos junto a un libro abierto de tal forma que sus páginas tienen forma de corazón.

60. Tó pá lante: Imaginé una fotografía donde el miedo que siente la mujer se manifestaría por una gota de sudor evidente que recorre sus piernas. En ellas, habría también un tatuaje con la monitorización de los latidos de un corazón. Sus extremidades sería lo único que estaría definido en la fotografía, porque tanto el camino a su derecha como el fono y las personas que hay delante de ella no se apreciarían. Aunque, pese a la distancia, darían la impresión de peligro.    

61. Perros: Y de nuevo, una descripción e imagen mental breve: un perro en Chichén Itza

62. Brújulas y esdrújulas: ¿No habéis escuchado nunca la expresión de que alguien se enamoró y encontró el norte? Pues eso es lo que este relato me inspiró. Por eso, la foto que imaginé constaba de dos manos superpuestas la una sobre la otra, como si estuvieran a punto de darse un apretón, junto a ellas había copa de vino vacía y una brújula, que como es lógico, apuntaba al norte.

63. Será lo que quiera: Voy a romper la dinámica porque me distraje cuando leí el reto del final del relato. Así que, ¿El gazapo es la frase estar católico? ¿Cómo va a pronunciar esa frase si ni siquiera había nacido el dios que dio origen a esa religión?

64. Mamihlapinatapai: Lo primero que tengo que decir acerca de este relato es quela palabra me llamó la atención y picó tanto mi curiosidad, que tuve que buscar qué significaba: Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean pero que ninguna se anima a iniciar. Esta palabra me recordó al personaje literario de Antonia Scott, la protagonista de la trilogía Reina Roja de Juan Gómez Jurado. Pero me desvío, la fotografía que imaginé al leer este relato fue la de un brazo que tiene tatuada esta palabra, en estilo élfico o medieval, como esa moda que se puso con nombres diferentes de personas. 

65. Gazpacho: De inmediato imaginé al personaje de Los Fruitis y al plato. Sin embargo, al acabarlo, el personaje animado desapareció y fue sustituido por un perro posando con la lengua fuera mirando a cámara junto a un cuenco de tan delicioso plato.  

66. Día de fiesta: Para una enamorada de la ópera como yo, en cuanto terminé de leer este relato se me vino a la mente un fotograma de una de las arias más famosas y tristes del género: Vesti la giubba, solo que en este caso, el payaso no es un hombre joven, sino un anciano triste rodeado de globos desinflados.

67. Celebrar todo: La fotografía explicativa de este relato tendría el interior de una emisora de radio y a dos protagonistas: la locutora distraída con el móvil y de más edad, que además está cansada pues así nos indica su postura. El otro protagonista es masculino, muy sonriente y más joven. Con la alegría del inicio. 

68. Zanahoria: La foto que imaginé no es apta para aquellos que no saben distinguir tonos de un mismo color porque el naranja sería el predominante: naranja sería la zanahoria, naranja sería la fruta homónima y ¿el color de fondo? Adivinadlo. 

69. Eduardo Manostijeras: He de confesar que no sé quién es la persona real protagonista de este relato de ficción, pero lo que mi imaginación recreó fue el momento exacto en el que alguien se acerca a echarle a una moneda caracterizado como el personaje de Tim Burton. 

70. Piel en el perchero: La foto estaría compuesta de una foto de un perchero lleno de cosas, tan pesado que se inclina hacia un lado realizada desde una persona en su sofá. ¿Por qué se sabe eso? Porque se ve el inicio de unas zapatillas de andar por casa, lisas, que bastante lleno de color está el perchero. 

71. Seguridad Social: Imaginé para este relato un mapa de España físico en la cama de un hospital. Sin embargo, este plano es diferente porque tiene los principales problemas del país como si fueran los accidentes geográficos. 

72. Scape room
: En mi mente apareció un ajedrez. Pero este también es particular ya que la pieza de la reina tiene forma de bailarina y el tamaño de las torres que tiene detrás es desproporcionado si se comparan ambos.

73. La movida madrileña: Confieso que aquí mi imaginación no se desarrolló mucho porque se imaginó a Blancanieves y los siete enanitos con un total look ochenteros en una fotografía de grupo rodeado de otros personajes famosos de la Movida. PD: Me reí muchísimo con lo de amor de madrina.  

74. Calor: Lo que mi imaginación visualizó en este caso fue una mano femenina con una manicura francesa perfecta a punto de coger una alianza de bodas con el nombre de Antonio grabado en una caligrafía elegante.   

75. Sí puedes: Mi imaginación fue literal en este caso. Incluso la busqué en Google y descubrí que lo que yo había visualizado como Anna Pavlova en medio de una pirueta mientras baila la muerte del cisne, no se alejaba demasiado de la realidad.

76. Mala decisión: La fotografía que imaginé en este relato fue sucia, pero por el lugar donde se enmarca, que está sucio por dejadez gubernamental. Así me imaginé a un anciano con boina, bastón y mascarilla a la entrada del edificio de servicios sociales, cuyo cartel está roto en determinados lugares, dando sensación de suciedad. Eso no importa sin embargo, a la inmensa cola de personas que espera en la entrada. 

77. Cuerpos desnudos:
En este caso fue mi sencillo resumirlo con una fotografía: En una televisión de plasma, una madre y una hija ven las noticias donde aparece de repente como titular de última hora: «Cuatro cuerpos desnudos han sido hallados en el desierto de las montañas Rocosas» antes de que mostraran las primeras imágenes de la noticia.

78. Felichità: Me imagino un parque lleno de adultos en batas de laboratorio con el aparato que crea pompas gigantes y unas sonrisas aún más grandes que las pompas que crean. Solo una cosa acerca de este relato, no sé si es un error a propósito o no, pero  Felicità en italiano se escribe sin -h

79. Turistas: Lo que me imaginé en este relato fue un amanecer en el templo Wat Arun en Bangkok. Pero nadie pudo verlo porque el horizonte estaba lleno de cámaras de distintos modelos y móviles de similares características. 

80. Camila Josefa Rinetti
: En este caso, lo que me imaginé fue un coche fúnebre lleno con coronas. En todas había una cinta con el nombre de la difunta. Dicho coche está acompañado de una multitud de dolientes, entre los cuales destaca el viudo, desconsolado, que ha llorado tanto de forma desgarradora en voz alta y por ello se ha quedado sin ella. Sin embargo, lo que llama la atención es el papel arrugado que lleva en sus manos.   llora en silencio con un papel arrugado en las manos.

81. Salem: Cuando fue el aniversario de los juicios de Salem se hizo una foto a sus descendientes vestida en estilo góticas-Wicca a la entrada del pueblo. Esa es la foto que se me vino a la mente.

82. Cosas que pasan:
En este caso no fue una foto, pero sí un dibujo de Caperucita y el lobo que se estaban dando un abrazo. 

83. Soy yo: Visualicé una fotografía de dos pares de manos con un anillo antiguo apoyadas sobre un timón.

84. Un día cualquiera: Lo que yo imaginé al leer este relato, aunque he de decir que me costó mucho  imaginar un momento concreto fue a dos hojas comenzando el vuelo porque la brisa de la playa las ha levantado.

85. Filosofía: Aquí no visualicé una fotografía, sino un recuerdo; el de mi profesora del máster en iniciación a la investigación. Sus propuestas eran tan interesantes que era imposible aburrirse.

86. Isabel:  Me imaginé a la reina Isabel II de Inglaterra a primera hora de la mañana y por ello, aún llevaba un camisón y estaba metida dentro de su enorme y mayestática cama real con una bandeja de plata en el regazo. En dicha bandeja había una copa y una botella de ginebra. ¿Marca? Beefeater, por supuesto.

87. Caracas: Puede que fuera por la añoranza de viajar, pero en este relato imaginé la clásica fotografía que toda persona que viaja en avión y se sienta cerca de la ventana toma: la de la vista aérea de una ciudad.  

88. Y así, día tras día: Me imaginé a una señora mayor en la puerta de su casa que lleva un delantal de cuadros azules. La imagen podría estar sucediendo en la América rural pero queda descartado cuando se presta atención a lo que lleva en la mano con la que no está oteando el horizonte: una jarra de gazpacho.

89. Corazón: Me imaginé a este órgano como si fuera un dibujo y llevando una chaqueta y una pajarita detrás de un atril porque va a pronunciar un discurso importante. 

90. El librero: Aquí se apareció mi María. O lo que es lo mismo, mi librera porque es tal como se describe en el libro. Un poco despistada consigo misma y su orden, pero con el mismo ojo clínico.

91. Enrique: En este caso, no me imaginé como fotografía de resumen al protagonista, sino que, lo que aparecieron fueron varios objetos: una bolsa de papel con croissant, taza de café humeante y una moneda de 500 pesetas junto a un jarrón blanco de cerámica con flores de plástico, tan bonitas que parecen reales sobre una mesa camilla con tapete de ganchillo.

92. Ruido de uñas: Aquí me imaginé a un gato de raza Chartreaux  -aunque sospecho que el protagonista del relato es un perro- jugando con una pelota a modo de juguete donde enganchar sus uñas. Solo que en lugar de estar disgustado, lo está disfrutando muchísimo.

93. Friky: Y de nuevo, otra licencia.  A causa de su superpoder y pese a que la autora define que la protagonista de su libro es mujer, me imaginé a Edward Cullen entrando en el MIT.

94. Golondrinas: La imagen que mejor capturó la esencia de este relato según mi imaginación fue la de un abrazo en el interior de un vagón de metro donde cada uno de los miembros de la pareja lleva tatuado en el cuello una golondrina. He de decir que este relato me pareció muy bonito.

95. En siete días: En este caso, no pude ver a Dios, como es lógico. Así que lo que combiné fue la fotografía de un párroco pronunciando un sermón en el altar mayor sobre el Génesis.

96. Las tres emes: A pesar de que al principio me pareció confuso, finalmente lo que imaginé fue una partitura de Chopin envejecida y sucia, pegada por el viento a ras de suelo en un muro de hormigón con publicidad Stalinista que tapa a su vez el inicio de un cartel art nouveau de París.

97. Estirando el cuello: Me imaginé a un grupo de personas con los cuellos tan largos como jirafas que observaban a un hombre arrastrando una maleta un día de lluvia, alejándose de ellos.

98. Recogida de muestra: Lo que me imaginé fue un bote de recogida de orina con la tapadera de color rojo como única nota de color que llevaba una pegatina con los datos del paciente difuminados dentro de una bolsa de plástico sobre el mostrador de una clínica de aspecto futurista, blanca y aséptica.

99. Nuevos amigos: Me imaginé a Adán -lo supe por su tatuaje en forma de hoja de parra en la ingle -con la cara hinchada, un bombín tapando sus vergüenzas y comiéndose una manzana en la tumbona de una playa nudista frente al mar.

100. Hastaluegomaricarmen: Y por fin, llegó el fin. Y como he dejado caer en la introducción, con este título en mi caso, era imposible no imaginarse a Belén Esteban en uno de sus gestos expresivos tras una puerta de un local cerrado, pero en lugar de estar escrito eso, aparece su ya famosa frase. Una de tantas.

Bien, hasta aquí mi mega reseña de hoy. 
Estas son solo las imágenes de mi mente, una que como podéis comprobar, no funciona muy bien.
Estoy más que convencida de que me he equivocado en más de una fotografía por relato, así que pido disculpas, pero... ¿no es eso bonito? ¿Que un mismo texto pueda llevar a personas diferentes a imaginar escenas diferentes?
Por eso, ahora os pido vuestra colaboración: si habéis leído el libro, y sobre todo, si no habéis visto las fotografías en la que los relatos se han basado, me encantaría conocer vuestras impresiones acerca de ellos, para debatir y sobre todo, para descubrir si hemos tenido pensamientos en común. 
¡Nos leeos muy pronto!

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