La séptima lápida de Igor de Amicis

¡Buenos tardes a tod@s!

Hoy os traigo la reseña de un libro que ya hace algún tiempo que se publicó, pero de la cual mis ganas
no han disminuido un ápice. Lo que ocurrió en mi caso, además de que la biblioteca de mi ciudad tardó una eternidad en hacerse con ella, estaba continuamente en préstamo.

Finalmente, pude hacerme con él y por eso me duró un suspiro.

Eso sí, tengo que decir que mis expectativas hacia él fueron tan grandes que, el contenido de la novela, no las superó.

No me voy a detener mucho más, así que sin más, os dejo con la sinopsis y mi opinión sobre el libro La séptima lápida de Igor de Amicis.

SINOPSIS

Un cementerio de Nápoles, siete fosas excavadas en la tierra y en cada una de ellas una lápida con nombre y apellidos ya grabados. Pero solo la primera tumba está ocupada. Por el cuerpo de un jefecillo de la camorra con la garganta cortada de un tajo. Las otras seis siguen vacías. Una advertencia. Y algo más: una promesa. Entre los destinatarios del macabro mensaje hay delincuentes de poca monta y jefes de los clanes, narcotraficantes y asesinos, según una lógica que la policía no logra desentrañar.

El último nombre es el de Michele Vigilante, un hombre que se ha convertido en leyenda haciéndose respetar primero en la calle, con el lenguaje de la violencia, y después en la cárcel, con el lenguaje del honor. Ha pasado veinte años en una celda y ahora que ha obtenido la libertad parece que la condena que lo aguarda fuera es aún peor. Porque el tiempo cambia muchas cosas, pero no borra el pasado. Y él nunca se ha detenido ante nada, y mucho menos lo hará antes de saldar todas sus cuentas.


OPINIÓN

Además de la portada, el motivo por el cual decidí leerme este libro fue por el lugar donde se desarrolla. Es decir, Nápoles. Una ciudad que odias o amas, no hay término medio con ella. Yo pertenezco al segundo grupo porque la visité hace unos años en mi viaje de estudios de italiano y... como Shakira, me enamoré.

Me pareció una ciudad preciosa, aunque un poco sucia. Y, aunque nunca sentí sensación de peligro real, sí que veía cuáles eran las zonas peligrosas de la ciudad.

De este libro me han gustado un montón de cosas, como que el autor escribiera el lenguaje coloquial napolitano. Lo explico mejor para que se me entienda, soy estudiante de italiano y, año tras año, los dialectos son un tema que tenemos que estudiar. Y sí, sé también que el napolitano puede considerarse una lengua más que un dialecto, pero ese no es el punto. Lo que quiero decir es que me ha gustado mucho el hecho de que cuando los personajes hablaban en contextos coloquiales, acortaban las palabras. Perfectamente pude imaginarme a los personajes en su característico acento.

Lo segundo que me ha gustado de este libro son las referencias a distintas novelas para explicar y dividir lo que sucede en el mismo. Y me ha sorprendido que Michele aprendiera a cogerle el gusto a la literatura en prisión "obligado" por su compañero de celda y que intente hacer lo mismo con sus sobrinos, puesto que le llaman Zio.

Es evidente que el autor sabe del tema sobre el que ha escrito y por eso, el mundo carcelario y mafioso -desde mi perspectiva de no entendida en el asunto, por supuesto - creo que está muy bien reflejado. Sin embargo, quizás mi inexperiencia, provocó que en ocasiones, me resultara tedioso e incluso, a veces, me aburriese. Relacionado con ello, hubo un par de cosas que me desconcertaron: - su obsesión con Milena. Puedo entender que sufra unos enormes remordimientos por lo que le hizo a la pobre chica. Sin embargo, una vez descubrí lo que pasó, no lo vi lo suficientemente importante como para que actuara de la manera en que lo hizo con ese tema. Lo hubiera entendido si la chica fuera de su familia, o si fuera su pareja - por aquello de la lealtad y la famiglia que aprendimos en películas como El Padrino - pero no así.

Por otro lado, describe con maestría los sentimientos y pensamientos del protagonista. Así, vemos que está más que dispuesto a cambiar de vida tras siete años en la cárcel. Sin embargo, prácticamente lo primero que hace apenas pone un pie fuera, es pegar una paliza de muerte a dos secuaces que un "amigo" le envió a modo de saludo. En este caso, en cambio, puedo entenderlo, porque es el reflejo más evidente de la tesitura y el desarrollo vital de Michele quien, a pesar de su deseo de dejar el pasado atrás, se ve atrapado sin salida por él. Así, confirmamos la frase que argumenta de que somos hijos de nuestro pasado.

Ya os he explicado la primera subtrama del libro, pero es mucho mejor la subtrama del Destripamuertos, que es la persona que ha colocado las siete tumbas en el cementerio. Huelga decir que si yo fuera Michele, me daría muy mal rollo que la primera noticia que conozco tras salir de la cárcel es que mi nombre aparece pintado en una tumba. Tenía muy claro que él no lo era y que tampoco había un cómplice. Asimismo, tenía muy claro que, todos esos hombres estaban relacionados entre sí en la trama de venganza del organizador de la venganza.

Como es obvio, no supe quién era el personaje que se escondía tras el Destripamuertos, pero eso no es una novedad en mí. Y en cuanto al final, creo que es muy acorde a la novela y a Michele y por eso también me ha gustado.

¿La recomiendo a pesar de estas incoherencias? Sí, aunque espero que vuestra sensación tras la lectura no sea tan descafeinada como la mía.

¡Nos leemos muy pronto!

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