El fantasma y la señora Muir de A.R Dick

¡Buenas tardes!

Esta va a ser una reseña diferente, ya que no se vio afectada por el examen de la Administración, pero sí
por los de la Escuela de Idiomas. Pero es diferente porque llevaba mucho tiempo queriendo tenerlo en mis manos y, gracias a un amigo invisible -y sobre todo, de forma absoluta y completamente inesperada- por fin pude tenerlo en mis manos. Así que podéis haceros una idea de lo que tardé en empezar su lectura apenas tuve un hueco libro.

Sin embargo, voy a hacer una introducción larga porque creo conveniente que sepáis por qué llevaba tanto tiempo esperándolo.

Hace mucho, mucho tiempo vi en la 2 en un programa sobre cine clásico -de cuyo nombre no me acuerdo - presentado por Garci el anuncio de una película titulada El fantasma y la señora Muir. El título llamó mi atención, pero cuando descubrí que, pese a estar rodada en 1947, era en blanco y negro... confieso que tuve mis reticencias.

¡Menos mal que al final decidí quedarme a verla porque si no... menuda joya me hubiera perdido!

Creo conveniente hacerle publicidad a la misma, así que si pincháis aquí podréis ver su tráiler. Está en inglés, sorry. Y sí, puede que la cara de alguno de los protagonistas os suene porque es Natalie Wood. Exactamente, la actriz de West Side Story.

Pues bien, como decía, la película me encantó. Y fue solo al final cuando descubrí que estaba basada en una novela. Como podéis imaginar, presta, rauda y veloz me dispuse a buscarlo... con resultado infructuoso. Y, como en aquel momento no tenía el nivel de inglés de ahora... me resigné.

Pero entonces la editorial Impedimenta vino a mi rescate y lo publicó en castellano, haciéndome inmensamente feliz.

Y ahora, sin más dilación procedo con la sinopsis y mi opinión al respecto del libro El fantasma y la señora Muir de A. R. Dick.

SINOPSIS

Lucy Muir es una joven viuda a la que todo el mundo considera «muy poca cosa», a pesar de que ella se tiene por una mujer muy decidida. Agobiada por las deudas tras la muerte de su marido, decide mudarse a Gull Cottage, una casita ubicada en Whitecliff, un pintoresco pueblo costero inglés, en la que nadie ha querido vivir desde hace años. Según los rumores que corren por la zona, la casa está embrujada, y el espíritu del atractivo y arisco capitán Daniel Gregg, antiguo dueño de la casa, vaga por el lugar importunando a todos los que osan alterar su descanso. Inmune a las advertencias, Lucy se plantea descubrir por sí misma si esos rumores son ciertos. Decidida a sacar adelante a sus hijos, pronto tendrá que enfrentarse a la dura realidad. Hasta que, inevitablemente, entre el fantasma y ella surge el amor. La relación estrambótica y a la vez sumamente tierna con el capitán Gregg se convertirá en un refugio para ella, así como en un amor que desafiará todas las leyes de la lógica y del mundo en el que viven.

OPINIÓN

Como podéis imaginar, con unas expectativas previas tan elevadas antes de iniciar la lectura, tenía miedo de que me decepcionara. Así que me complace muy y mucho deciros que, para nada me he sentido defraudada durante su lectura y al concluirla. Y, a pesar de que hay modificaciones con respecto a la versión cinematográfica... he de decir que se respeta buena parte del argumento. Y sobre todo, que la esencia y la química entre el fantasma y la señora Muir está presente. Incluso me atrevería a decir que es mejor en la versión literaria.

Antes de comenzar mi opinión propiamente dicha, voy a contaros un par de cosas sobre la autora y sobre sus motivaciones para escribir esta novela.

Sí, habéis leído bien. He escrito autora porque, quien escribió esta obra fue una mujer. Fémina que, como tantas y tantas predecesoras, hubo de utilizar un seudónimo para poder ser publicada y tomada en serio.

Como yo no lo sabía, creo que es justo y necesario rendirle un pequeño tributo a Josephine Aimee Campbell Leslie, escritora de tan maravillosa obra. Tarea un tanto complicada porque no hay mucha información en Internet sobre ella.

Se sabe que fue una escritora irlandesa que nació a finales del siglo XIX -1898- y que murió en 1978. Tomó como iniciales de nombre de pluma R.A en homenaje a su padre, Robert Abercromby, capitán marino.

Escribió esta obra en 1945 y poco tiempo después escribió también una novela que podría ser considerada una especia de segundo libro de esta saga que narra las relaciones interpersonales entre seres humanos y criaturas sobrenaturales titulada El diablo y la señorita Devine - estimada editorial, también sería una buena idea su publicación-.

Este libro tuvo un gran éxito tras su publicación. Tanto, que la película de la que os he hablado al inicio del post, se rodó tan solo dos años después, en 1947. Personalmente, entiendo su popularidad.

Hecho el homenaje informativo, es el turno de comentar brevemente los motivos que le llevaron a escribir una obra como esta. Para ello, hay que tener muy en cuenta el año de su publicación: 1945.

Efectivamente, es el año en el que terminó la Segunda Guerra Mundial, un conflicto donde hubo millones de muertos. R.A Dick se le califica como un escritor costumbrista y en este sentido, el argumento de la obra cumple a la perfección con dicha descripción. ¿Qué "mejor" inspiración que algo que ha sucedido recientemente y que tan marcado ha dejado a la sociedad de la época? Sin embargo, tratar el tema de la muerte -precisamente tras un conflicto con tantos muertos - no era nada fácil. Al contrario, era bastante peliagudo. Por eso decidió tocar el tema desde un punto de vista bastante novedoso y contrario.

¿Tocaría el tema de la muerte? Sí. No hay que olvidar que uno de los protagonistas es un fantasma. Pero en lugar de otorgarle características tristes o abominables, el capitán Gregg es muy terrenal y está muy "vivo". Tanto, que incluso se atreve a ejercer de celestina con su inquilina preferida.

Asimismo, otro de los motivos por los que me gusta la obra -y por ende, la autora- es por el toque feminista que tiene. Entre uno de los subtemas que la obra tiene es la situación de la mujer tras el conflicto. El mejor ejemplo es el tremendo arco argumental de la protagonista, la señora Lucy Muir, pero también se aprecian los ecos de la antigua sociedad decimonónica en la persona de Eva, su cuñada o cómo está evolucionando el rol femenino en la sociedad en la persona de Anna, su hija -quien en realidad termina combinando lo mejor de ambos mundos-

Una Lucy que solo es realmente feliz cuando alcanza la libertad. Momento que coincide con la muerte de su esposo, el reverendo Muir. Podéis entender que no fue un matrimonio por amor con mi primera frase.

Desconcertada por ser dueña de su destino por primera vez en su vida, al principio no tiene idea de qué hacer con su vida más allá de que no quiere continuar subyugada a la influencia de la familia del marido. De ahí que, a pesar de ser pobre como una rata -una herencia del reverendo- se muda al pueblo costero de Whitecliff. Decisión que no es bien recibida por la familia Muir -especialmente, su cuñada Eva-, pero ella no se amedrenta y decide continuar con su plan inicial.

Me ha gustado mucho cómo han subestimado mucho a Lucy durante toda su vida creyéndola una persona débil y pusilánime a causa de su aspecto físico, pero para nada es así. Lo demuestra cuando se mantiene en sus trece en la compra de la ganga Gull Cottage, a pesar de que el vendedor inmobiliario se lo pinta como el peor lugar del mundo y sobre todo, el lector lo comprueba en sus conversaciones con el capitán Gregg; con la idea de que sea un fantasma debería estar aterrorizada, pero además de que eso no sucede, le deja bastante claro que no se va a marchar y la química y la agudeza de sus réplicas son, simplemente geniales. Creo que el éxito de las mismas se debe a que, precisamente, Lucy es verdaderamente ella estando con él.

Si bien la historia del capitán es triste, sobre todo por la forma en la que ha muerto, como he dicho antes, su evolución a lo largo de la historia tampoco es nada desdeñable. En mi caso, picó mi curiosidad y provocó extrañeza el hecho de que una vez cumplido el motivo por el cual su presencia en el plano terrena, continuase en él. Un motivo que, si bien se intuye -sobre todo por parte de él- a lo largo de sus páginas, no se revela hasta final. Y es maravilloso, por otra parte.

No esperaba que fuera una historia que se alargara tanto en el tiempo, pero, una vez entendidos los motivos, me pareció un acierto. De lo contrario, la comparativa -y la lucha- entre la moral "decimonónica" imperante anterior y los nuevos visos de modernidad post conflicto no se apreciarían tan bien. Aplicado al libro, la dualidad se aprecia perfectamente en los dos hijos de Lucy: el sacerdote Cyril -que se merece más de una guantá a palma abierta y está muy influenciada por la presencia de Eva- símbolo de lo "antiguo" y Anna, cuya máxima aspiración es ser bailarina, busca valerse por sí misma y que es la representante de lo "nuevo" y la evolución social.

Condenados a no entenderse por lo extrema y diferentes que son, el triunfo de segunda da a entender lo que la autora piensa del futuro.

Ya está intuido en mis palabras en esta entrada, pero la influencia de su propia biografía está muy presente: su propio padre también era capitán marino y, llegados a un cierto punto del desarrollo, la propia Lucy se convierte en escritora, utilizando un pseudónimo como nombre de pluma para narrar las memorias del capitán. ¿No os resultan familiares las circunstancias de Lucy?

Antes de concluir este post, me gustaría decir dos temas que creo que son los principales de la obra, además de que están interrelacionados.

- El amor: Es el sentimiento más poderoso de todos los que gobiernan nuestra vida; tanto que es incluso capaz de derrotar a la muerte.

- El olvido: Es un tema recurrente con respecto a la muerte, sobre todo desde el enorme impacto de las religiones con la creencia en el Más Allá. Del mismo modo que a los vivos les provoca mucho miedo el no saber qué será de ellos después. De ahí que para civilizaciones como la romana fuera tan importante que los caminantes pronunciaran el nombre de la persona enterrada junto a las vías o que los fieles leyeran en voz alta los nombres de las personas enterradas en los suelos de las iglesias si hablamos ya de la tradición cristiana.

Comportamientos similares pero con una idea en común: a pesar de que una persona se muera, si recordamos su nombre o situaciones vividas junto a ella, esta nunca nos abandona.

¿Es o no una preciosa reflexión?

Creo que ha quedado bastante claro que mi recomendación hacia esta lectura es un rotundo sí, pero, por si acaso, lo repito: debéis leerlo. 
Os enamorará. Y no solo por su preciosa edición, que también.
Además, es breve, confirmando así el dicho de que "Lo bueno, si breve, dos veces bueno"

¡Nos leemos pronto!


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