Las palabras que te guardan de Paloma Serrano Molinero

¡Buenas tardes!

Como es tónica general de mis últimos post, la lectura de este libro también se vio afectada y retrasada 
por el examen oficial de la Administración Pública de mi comunidad. Doblemente en este caso porque, para cuando me quise dar cuenta los exámenes de la Escuela Oficial de Idiomas se me echaron encima y hube de cambiar la fecha de su lectura de nuevo.

Centrándome ya en el libro en sí, he de decir que se trata de una colaboración en papel y que la autora -con una interesantísima biografía - se puso en contacto conmigo preguntándome si estaba interesada en el mismo. Por supuesto acepté y... por eso estamos todos hoy aquí reunidos en torno a mis palabras al respecto.

Sin embargo, antes de proceder con mi opinión, os dejo con la sinopsis de Las palabras que te guardan de Paloma Serrano Molinero.

SINOPSIS

Una familia unida de pronto ve su día a día interrumpido por una enfermedad devoradora. Una chica joven relata con ternura y crudeza los últimos días junto a su padre. Mientras descansa sedado, ella recrea la vida itinerante que han compartido, luchando por mantener la alegría en los momentos más difíciles. El relato intercala el presente en el hospital con recuerdos de viajes por América Latina, un continente que conocemos a través de personajes pintorescos y sus costumbres.

Entreverados con anécdotas familiares, la protagonista confiesa los profundos miedos que nos asaltan a todos cuando nos encontramos de frente con la muerte. El lector se identifica con sentimientos tan humanos como la rabia, el terror, el dolor, la nostalgia, el miedo al olvido. La historia es un homenaje a las ganas de vivir frente a la muerte, una historia de amor, de agradecimiento, de despedida, de curación. Una forma original de tratar el tema universal de la muerte del padre.

OPINIÓN

Con semejante sinopsis - muy reveladora- supe que tenía que elegir muy bien el momento de su lectura ya que intuía que este libro me haría sentir una montaña rusa de emociones diversas. Además, estaba convencida de que terminaría llorando también, de ahí que me sorprendiera el inicio de este relato.

No quiero decir con esto que, el hecho de que una persona no llore en determinados momentos de su vida, sienta más o menos -la pérdida en este caso-. Hay millones de motivos por los cuales el llanto aparece o no, así que no hay que juzgar a las personas que no expresan sus sentimientos con lágrimas. Del mismo modo que tampoco hay que hacerlo a las que lo expresan con un llanto desconsolado. En mi caso, mi grado de incomodidad por no saber qué hacer en una situación u otra sería la misma.

En menos de doscientas páginas este libro habla y trata de muchos temas de un modo muy original. Sería muy "sencillo" escribir un ensayo sobre todos y cada uno de las materias que la novela contiene, pero en su lugar, Paloma los encarna en forma de las reflexiones de la familia protagonista. Sobre todo, de Isabel, una de las grandes protagonistas de la obra junto a su padre. De este modo, el lector empatiza mucho más con las palabras y lee con más atención todas y cada una de las páginas.

Así, nos hace ser conscientes de la fugacidad de la vida y de cómo esta puede cambiar en un segundo porque, en una triste y paradoja situación, su padre es diagnosticado de cáncer el día de su cumpleaños. Confirmando así la peor de las noticias, puesto que a medida que se lee, se descubre que la salud de Vicente no es tan fuerte como parece.

Si un cáncer es un drama, cuando ataca a una persona joven el drama es mayor. No voy a revelar la edad, pero solo diré que no era una persona anciana.

Usando este duro tema, la autora nos narra las fases por las que pasan los allegados y seres queridos de la persona enferma. No se debe olvidar que esto no solo afecta al paciente sino a los que están a su alrededor. Así, la esperanza en la cura es bastante grande al inicio, pero, paralelamente, esta se va reduciendo. Como la vida del afectado. Personalmente me ha gustado mucho el modo en que quisieron hacerle la estancia más amena en el hospital - lugar que no me gusta para nada-.

Quizás me esté equivocando por completo, pero creo que Paloma, la autora, es cinéfila por las comparaciones que hace del bicho, denominándolo un alien - todo el mundo sabe quién es el protagonista de dicha película - o un huracán. ¿Como en la película Lo Imposible?

Estructuralmente, todo el libro está narrado desde la perspectiva de Isabel, intercalando pensamientos y reflexiones contemporáneas coincidiendo con la etapa del ingreso con recuerdos a modo de cuentos. De este modo intercambia así los roles padre e hija en torno a una cama.

Un segundo tema del que se habla en el libro es la globalización y la sensación de ser ciudadanos del mundo. ¿Cómo? Contando los numerosos viajes y mudanzas que la familia hubo de hacer a causa del trabajo de Vicente -quien, como he dicho, si bien no habla en la parte contemporánea, sí que tiene un papel bastante activo en los recuerdos de su hija-.

Del mismo modo, todos y cada uno de esos viajes lo que confirman es un enorme amor hacia la tierra que los vio nacer, a la que no dudan en regresar a la menor oportunidad. Bien, yo no he vivido en tantos países diferentes como Isabel o la propia Paloma pero sí que, aunque no he sentido la nostalgia del hogar mientras estuve fuera -ni siquiera en la pandemia- sí que he aprendido a apreciar más mi ciudad y a mi gente cuando regresaba a casa.

Si bien no es un tema, este libro sí que también podría ser considerado como una guía de viajes como subtema. ¿Por qué digo esto? Además de porque -como he dicho antes- la familia recorre numerosos puntos de La Tierra, en todas y cada una de sus paradas/estancias, la escritora no es parca en descripciones. De hecho, si tuviera que hacer un símil televisivo, lo más parecido que he visto ha sido Callejeros Viajeros: no solo describe la ciudad, sino también a sus gentes y a sus tradiciones. Asimismo, es muy sincera diciendo qué hay de positivo y negativo en cada una de ellas - en mi caso, adoré la historia de Perú y creo que se excedió sobremanera en las descripciones de Puerto Rico, por ejemplo. Y eso, por poco habitual, es de agradecer.

También es muy interesante cómo aborda la relación de la sociedad contemporánea con la religión y la creencia en Dios, de quien solo nos acordamos en momentos puntuales -buenos o malos- a pesar de que la mayoría de la población se declara católica. Aunque, lo que más interesante y destacable de este tema en mi opinión fue la asociación del sentimiento del odio con el sacerdote, cuando el mensaje de la religión es que Dios es amor. En su caso es entendible, puesto que es un odio por asociación con la situación y porque también sabe lo que significa la visita del cura.

Por último, me pareció formidable cómo describe y, al mismo tiempo, te hace reflexionar - eso fue lo que pasó en mi caso- sobre el impacto que una persona anónima tiene sobre las vidas de otros. En este caso, recurre a la figura de Vicente. Tiene toda la razón del mundo cuando atisba a decir que no somos conscientes de ello y en el caso del protagonista masculino, eso se hace patente en su funeral.

¿Por qué digo que me hizo reflexionar? Porque en la inmensa mayoría de las ocasiones no nos damos cuenta del impacto que unas palabras o una pequeña acción puede significar en la vida de otra persona. No digo con esta frase que a partir de ahora todos nos andemos con pies de plomo, pero sí que, sobre todo en situaciones donde nos dejamos llevar por nuestros sentimientos sin control, pensemos muy bien qué decir o cómo decirlo.

Antes de concluir, me gustaría decir que sí, es una historia con final triste. De hecho, y parafraseando el título de Gabriel García Márquez, era la Crónica de una Muerte Anunciada, pero, si tuviera que utilizar un tema preponderante de esta novela este sería el amor. Porque sí, esta novela es un retrato familiar, pero sobre todo es una gran historia de amor entre un padre y una hija, ambos eran el ojito derecho del uno del otro. Maravillosa.

Tal y como sospechaba, sí que lloré mientras leía este libro -puede que estuviera condicionada previamente, no lo sé -. De hecho, hacía bastante tiempo que un libro no provocaba que las lágrimas corriesen por mis mejillas. Quizás porque, sin ser periodista, no pude dejar de imaginarme a mí misma con mi padre ya que ambos tenemos una relación muy especial y bastante similar a la de Isabel y Vicente. Y sobre todo porque él también tiene un bigote del que ha hecho su rasgo físico más característico. Así que, en el momento de la despedida me imaginé a mí misma en esa tesitura y... no puedo hacerlo porque, cada vez que lo intento, vuelve a mí una congoja que me impide articular palabra.

He de dar la enhorabuena en ese sentido a la autora, no por haberme hecho llorar tras un largo tiempo de sequía lagrimal con los libros, sino por haberlo escrito de una manera tan magistral que, no me resultó -ni me resulta- nada difícil imaginarme toda la situación.

No me gustaría terminar este post sin dar las gracias a la autora y a la editorial, Triacastela por el envío del ejemplar.

Y por supuesto, recomendar la lectura de este libro sin dudar.

¡Nos leemos pronto!

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