La otra Miss Bridgerton de Julia Quinn

¡Buenas tardes!

La entrada de hoy en el post está dedicada a una novela de romántica histórica cuya autora está 
viviendo una segunda fama gracias al filón de los Bridgerton. Una familia que también aparece mencionada en este libro, aunque de otra manera.

Quiero decir que el post de hoy ha sido fruto de la casualidad. Es decir, que no he esperado a que hoy sea el día en el que se publica la última de las novelas de la tetralogía sobre Los Rokesby para escribir mi opinión al respecto de la novela precedente.

Por eso, no quiero entretenerme mucho más en la introducción del post y prefiero entrarme más en la sinopsis y mi opinión al respeto de La otra Miss Bridgerton, la tercera novela de la serie de Los Rokesby de Julia Quinn.

SINOPSIS

Ella estaba en el lugar equivocado…
Independiente y aventurera, Poppy Bridgerton solo se casará con un pretendiente cuyo agudo intelecto e intereses estén a su altura. Y, por desgracia, ninguno de los asistentes a la temporada londinense ha cumplido sus expectativas. Mientras visita a una amiga en la costa de Dorset, Poppy descubre el escondrijo de un contrabandista oculto en una cueva. Pero su emoción se transforma en sobresalto cuando dos piratas la secuestran y la suben a bordo de su barco, dejándola amordazada en la cama del capitán…
Él la encontró en el momento equivocado…
Con fama de granuja y marino temerario, el Capitán Andrew James Rokesby en realidad trabaja al servicio del gobierno británico transportando bienes esenciales y documentos. Al zarpar en misión urgente a Portugal, se queda atónito al encontrar a una mujer esperándolo en su camarote. Seguramente su imaginación le esté traicionando, pero… no, ella es muy real. Y si quiere cumplir su deber con la Corona, no tendrá más remedio que seguir atrapado con ella.
¿Pueden dos equivocaciones convertirse en el más perfecto acierto?
Cuando Andrew descubre que Poppy es una Bridgerton, sabe que probablemente tendrá que casarse con ella para evitar un escándalo… aunque ella desconoce que Andrew es hijo de un conde y el vecino de sus aristocráticos primos de Kent. En alta mar, la batalla dialéctica entre ambos pronto deja paso a una pasión embriagadora. Pero cuando el secreto de Andrew salga a la luz, ¿será suficiente su declaración de amor para atrapar el corazón de Poppy?


OPINIÓN

El título hace referencia a la primera novela, Por culpa de Miss Bridgerton, quien tenía a Billie Bridgerton como protagonista. En este caso, la protagonista también tiene un nombre poco habitual; Poppy, que en español significa amapola. Y al hilo de esto, creo que esta es una aclaración que debía haberse hecho antes en el libro, ya que en ocasiones, la autora usa muchos juegos de palabras con las flores como protagonistas cuyo significado no se hubiera perdido si se hubieran aclarado desde el principio.

En cuanto al protagonista masculino, el señor Rokesby, creo - y espero no equivocarme - que este es el primer pirata de la Quinn como protagonista. Eso sí, no es pirata de los del imaginario colectivo, sino un capitán que trabaja en secreto para el gobierno británico. Característica fundamental para la trama posterior de la obra.

Me ha gustado mucho que se ambientara en Dorset, Lyme Regis. Es decir en la costa británica - no podía ser de otro modo, dada la profesión de él - pero a mí me gustó porque ese fue el lugar de nacimiento, acción y trabajo de mi querida Mary Anning, una paleontóloga británica especializada en el descubrimiento de dinosaurios aún bastante desconocida para el gran público.

Destaco las circunstancias en las que Poppy participa en la novela porque es un claro ejemplo de estar en el momento equivocado en el lugar equivocado. Unas cuevas en este caso justo en el momento en que dos miembros de la tripulación de Andrew han de cargar licor para la travesía. ¿La consecuencia? Que, sin desearlo ha encontrado el escondite de ese barco y, como podéis entender, no solo guardaban documentos en él. No son los más inteligentes del mundo, pero sí los más leales y por eso, no les queda de otra que priorizar decisiones y cargarla con ellos en el barco.

Sí, a sabiendas de la mala suerte que una mujer provoca en una travesía. Y, como es lógico, el primero que es contrario a su presencia allí es el propio capitán. Primero por el motivo de la superstición y segundo, porque la chica le resulta atractiva y, para más inri, se mueven en los mismos círculos sociales. De hecho, ese es un punto flojo que le veo al libro: me extrañó que ella no le reconociera, del mismo modo que él sí que sabía quién la conocía.

Poco o nada pueden hacer ambos ante la idea de compartir camarote en su travesía a Portugal -donde además de la misión oficial del barco, el capitán ha de cumplir otra misión mucho más secreta-. Amé su relación como niños pequeños discutiendo y picándose todo el santo día. Pero me pareció un acierto la actitud "positiva" y "resignada" de Poppy, quien, con madurez, decide facilitar el viaje en la medida de lo posible a Andrew y no convertirlo en un infierno.

Un segundo aspecto bastante positivo es la declaración de amor de la autora hacia la ciudad de Lisboa - Portugal en general - lo cual se ve en la riqueza de sus descripciones, de las que se extrae un profundo cariño hacia ella.
Como en toda novela con piratas envueltos, las aventuras no pueden faltar, otorgando dramatismo y algo de sufrimiento a la historia de amor. Una subtrama muy verosímil gracias al recurso de la inclusión de personajes históricos reales como Robert Walpole, primer ministro británico.

Solo le pongo una pega al libro: la historia de amor. Y es que aquí, Julia Quinn incurre en errores repetidos en novelas precedentes en castellano aunque posteriores en inglés: el de la premura en su desarrollo y cierre. No digo que no haya química entre los protagonistas desde el primer encuentro. Además, es evidente que son afines -tienen muchos gustos "raros" en común y que su romance se va desarrollando poco a poco. Ahí es donde reside el problema principalmente: en el desarrollo lento puesto que, a partir de la aventura portuguesa, esta parte de la historia está tratada por encima y no desarrollada todo lo bien o en profundidad que podría haberse hecho. Hablando en plata, casi parece que la autora tenía prisa por terminarla, lo cual me parece un error. 

Personalmente, me hubiera gustado que el momento de la gran revelación y del descubrimiento de la identidad de él por parte de Poppy hubiera sido narrado con más detalle o ver desarrollado con más detenimiento el proceso de cortejo en tierra firme por parte de él, pues presiento que hubiera sido enternecedor.

Pero, dicho esto, es una lectura amena, ágil y tierna que, si sois fans de Julia, disfrutaréis mucho, sabréis algo más de las parejas de las novelas precedentes y sobre todo, reconoceréis su estilo inconfundible.

¡Ya solo queda Nicholas para terminar la serie!


¡Nos leemos pronto!
 

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