Morgan Drake de Verónica Valenzuela

¡Buenas tardes!

La entrada del post de hoy está dedicado a una reseña de tipo especial. Aunque no mucho porque ya
expliqué las circunstancias de los libros de Verónica Valenzuela que iba a reseñar.

Este, como Huracán Malena, no lo he leído sino escuchado y además, la mujer que lo ha narrado es la misma del libro anterior.

No quiero entretenerme mucho más con las circunstancias de cómo llegó esta obra a mí. Por eso, os dejo con la sinopsis y mi opinión de Morgan Drake de Verónica Valenzuela, no sin antes agradecer a la autora el envío de los archivos.

SINOPSIS

Un pasado lleno de malos tratos y de torturas en Irak han hecho de Morgan Drake un tipo solitario y brusco a quien le resulta difícil confiar en la gente. Su mundo se tambalea cuando conoce a Sara, una joven pintora española de carácter inconformista. Pero el dolor que Morgan arrastra parece ser más poderoso que la ilusión por el futuro. ¿Podrá el amor sanar sus heridas?-

OPINIÓN

Antes de empezar con la reseña en sí, me gustaría hacer un par de comentarios sobre temas diversos.

La primera cosa que me gustaría decir es que el nombre de Morgan Drake, el protagonista de esta historia, está formado por los apellidos de dos de los piratas británicos más famosos de la historia, Henry Morgan y Francis Drake, ambos azote de la flota española en aquellos tiempos en los que no se ponía el sol en el imperio. No sé si es coincidencia o está hecho a propósito por el tema de la soledad de los piratas, que ambos capitanearan sus propios barcos y la hermandad en alta mar con sus hombres, pero... tenía que hacéroslo saber.

Y la segunda es que no me gusta la portada puesto que no representa bien a los protagonistas de la historia, especialmente él, pues tiene el cuerpo destrozado y en ella el hombre está potente. No quiero decir que Morgan no sea guapo, puesto que en el libro nos lo describen como un hombre atractivo, pero con esa imagen considero que se despista al lector con respecto a la realidad que está viviendo.

Entrando ya en materia de reseña... creí que, tras leer Solo si el odio nos separa, el sufrimiento con los libros de Verónica se había acabado. Sobre todo tras haber escuchado a Malena.

¡Ilusa de mí!

¡Tremendo guantazo emocional me ha dado con esta obra!

Lo describen como una versión moderna de la Bella y la Bestia, pero no la considero así - a excepción de la amplia biblioteca - . Es una historia de amor bastante dura y a la vez es el testimonio escrito de tantos y tantos soldados que regresan de la guerra con traumas físicos -y lo que es peor, psicológicos- relatando lo difícil que les resulta reengancharse a la vida cotidiana previa al conflicto... fracasando en muchos casos.

Precisamente ese es el caso del protagonista masculino, Morgan. Un hombre con el que he vivido un torrente de emociones y una montaña rusa emocional no apta para todos los públicos. Me ha hecho maldecirle, odiarle, me ha hecho llorar por sus circunstancias y... me ha enamorado.

A él lo calificaría como un pobre diablo con mucha mala suerte ya que, pese a pertenecer a una familia bien, desde bien pequeño le han hecho saber que no es querido -por todos los métodos posibles- por algo de lo que no es culpable. Él, quien es tan feo por fuera - su trauma más visible de la guerra son las heridas en su cuerpo, por dentro es una belleza. Un hombre muy blandito y leal que solo busca ser amado por alguien.

Su sensibilidad se refleja en la profesión que ha elegido para su reinserción en sociedad: el diseño de muebles, con la que también descubrimos que es bastante creativo.

Con él, además de tratar el tema de la búsqueda del amor, se explican problemas como el estrés post traumático. y la depresión. En distintos grados porque su mejor amigo y uno de los secundarios si bien lo tiene, es a una escala mucho menor.

Mientras escuchaba cómo relataba todo lo que sufría y la sintomatología de su trastorno, -si bien el suyo es más fuerte- me recordó al doctor Owen Hunt de Anatomía de Grey. Dentro de esta subtrama, el fallo que le he encontrado es su reticencia a acudir en la búsqueda de un profesional médico tanto por el dolor físico como el mental puesto que era más que necesario en su caso.

Su rechazo está relacionado con otro gran subtema que le atormenta, como es el de la hombría. En el libro está relacionado con las relaciones sexuales -más daños colaterales- así como la idea que le ha incrustado en la mente de que no es válido. Tanto, que al final, hay un momento del libro en el que se convierte precisamente en lo que más ha odiado. Y no me extrañó que, determinados pensamientos de rendición se le pasaran por la cabeza.

Del mismo modo, es un canto a la perseverancia y al poder curativo del amor. Ambos aspectos encarnados en la persona de Sarah. Si bien es el cliché de chica enamorada desde siempre del amigo de su hermano mayor, le ha dado una vuelta de tuerca a causa de las circunstancias tan particulares de él.

He disfrutado enormemente al escuchar cómo ella se trasforma en la tentación activa de Morgan, retándole no solo en el aspecto artístico -ella es una artista de renombre en España y por tanto, su perfecto complemento en el plano laboral- sino en el dialéctico - geniales sus piques en ese sentido- y por supuesto en el carnal, ya que enseguida se da cuenta de que no le es tan indiferente a su antiguo amor como cuando era una adolescente a la que le robaba el aliento.

Tiene un par de ovarios muy bien puestos porque no todo el mundo hubiera sido capaz de aguantar los carros y carretas en forma de veneno que Morgan llegó a dedicarle en algunas ocasiones. Yo le hubiera dado un par de bofetadas en más de una ocasión. Sí que es verdad que, en la mayoría de los casos, solemos pagar los platos rotos con las personas que más queremos y en este caso sucede así.

La evolución de su personaje no se queda atrás a la de su pareja y si me gustó su carácter guerrero y su sentido de la lealtad recién llegada a América, me gustó aún más cuando decide ser el bastón y la luz al final del túnel de Morgan.

Su historia es maravillosa, sobre todo porque al final el sueño de Morgan se cumple y a todos los cerdos que hay en este libro les llega su San Martín, y, si bien es cierto que existe un conato -no termino de creérmelo, lo siento - del señor Drake senior al final del libro, no sé si le hubiera perdonado. Supongo que mi capacidad de compasión no es tan grande como la de Morgan.

Mención especial merece Laura, la novia de David, el hermano de Sarah, no solo porque es mi tocaya, que también, sino porque, es un tipo de secundario con un arco argumental muy bien narrado y desarrollado, lo cual la convierte en imprescindible para la fluidez de la historia. Amén de que también tuvo su propia montaña rusa de sentimientos en el propio libro.

Es un libro que me ha encantado. Tanto, que lo sitúo a la misma altura que el primero de Verónica que leí - soy alguien a la que le gusta sufrir, al parecer- y os lo recomiendo encarecidamente. Eso sí, advierto que si sois muy sensibles va a haber momentos en que lo vais a pasar realmente mal. El que avisa no es traidor, pero sarna con gusto no pica.

Muchas gracias de nuevo a Verónica y la editorial por el envío de los archivos.

¡Nos leemos muy pronto!

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