Que hable Casandra de Elisabeth Lesser

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a un libro que se sale de mis géneros habituales, pero del cual 
tenía muchísimas ganas ya que la portada me conquistó a primera vista por la potencia de sus colores además de que en su título hacía mención a Casandra, un personaje bastante interesante y secundario - a propósito - dentro de la narración de la Guerra de Troya... a pesar de que fue precisamente ella quien avisó de que la guerra no terminaría demasiado bien para su patria y digamos que, su final - como el de buena parte de las mujeres troyanas - no fue precisamente feliz al viajar como botín de guerra a Grecia.

Como se puede entender, me apasiona la mitología griega y por eso, este libro tenía todos los elementos que podían convertirlo en un triunfo a mis ojos lectores.

Pero, no voy a dar pistas y os dejo con la sinopsis y mi opinión acera de Que hable Casandra de Elisabeth Lesser:

SINOPSIS

La autora revisa historias, mitos y relatos de todas las Épocas, desde la Biblia hasta los clásicos modernos, para señalar que transmiten una imagen negativa de la mujer que marca nuestra cultura desde hace miles de años. Después cuenta esas historias desde otro punto de vista y empodera a las mujeres para que confíen en sus instintos, encuentren su voz y cambien el rumbo del mundo. Para dar título a su libro, la autora ha elegido precisamente el mito de Casandra, porque cree que en algún momento de su vida todas las mujeres se han sentido como ella. Casandra era una princesa de la ciudad de Troya. Para cortejarla, el dios Apolo le concedió el don de ver el futuro, pero ella lo rechazó y él la maldijo: "Continuarás viendo el futuro, Casandra —le dijo—, pero ahora nadie te escuchará, nadie se creerá tus predicciones". Así que nadie creía a Casandra, que al final terminó volviéndose loca por saber la verdad y que dudaran siempre de ella cuando la contaba.

"Me interesa contar y crear historias nuevas, y no repetir las que han tachado a las mujeres de brujas y malvadas" Oprah Winfrey, presentadora, actriz y productora.


OPINIÓN

Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, me gustaría indicar que la sinopsis en cierto modo no es del todo correcta. Al menos así me lo parece a mí porque, cuando la leí, a pesar de que sabía que iba a ser un libro sobre feminismo, lo que sobreentendí era que la autora utilizaría la historia contrafactual - aquella en la que los historiadores, eruditos... se preguntan "¿Qué hubiera pasado si...?" como punto de partida y para organizar su discurso. Esto no sucede en este libro y, ni Casandra, Eva u otras de las mujeres incluidas en sus páginas nos cuentan la historia desde su punto de vista.

Sin embargo, a pesar de que la sinopsis es confusa y errónea, he de admitir que este es un tipo de libro cuya lectura no sabía que necesitaba en mi vida.

¿Por qué digo esto? Porque es cercano, el lenguaje es inteligente y sobre todo, me ha hecho reflexionar sobre muchos hechos y circunstancias cotidianas de mi vida tremendamente machistas de las que no era consciente. Además, el lecto empatiza mucho con ella porque, no se centra únicamente en el ensayo sino que también tiene tintes de libro de autoayuda y biografía propios de la autora. Acto valiente porque, cada vez más, nos resulta más difícil desnudarnos y hablar de nuestros sentimientos. Sea a nuestros conocidos, sea a personas con las que no tenemos ningún tipo de relación.

Eso sí, aunque la estructura del libro está perfectamente organizada y entrelazada entre las tres partes que la componen, y, si bien agradezco los consejos que la autora nos da - de hecho, me hice el test para saber cuáles eran los puntos fuertes de mi personalidad. Sin sorpresas en ese sentido - la tercera y última parte es la que veo más floja. Quizás sea porque no soy consumidora habitual de libros de autoayuda como bien he dicho antes.

A pesar de que, como acabo de mencionar es el menos interesante, sí que agradecí e hice click inmediatamente con el capítulo dedicado al Síndrome del Impostor porque, actualmente estoy sufriendo uno con la lengua italiana y, si bien es cierto que todos nos hemos sentido impostores en cierto momento de nuestras vidas - y aquí me incluyo de nuevo - en esta ocasión se me ha ido de las manos y es el síndrome el que me controla a mí y no al revés. De ahí mi desconcierto y pérdida y también, mi agradecimiento para saber qué he de hacer para que las cosas "vuelvan a la normalidad" a pesar de que sé que esto no será un proceso breve.

Dicho esto, prefiero centrarme brevemente porque si no, sería una reseña llena de spoilers en las otras dos partes de la novela porque han sido a las que más chicha he podido sacar. Así, en la primera parte de la misma me llevo un consejo de todas y las mujeres míticas de la Antigüedad allí incluidas: Pandora me ha recordado la importancia del punto de vista a la hora de narrar cualquier hecho, Casandra me ha recordado cuán difícil ha sido, es - y espero que no - sea que a las mujeres se les tome en serio en posiciones de poder o cada una de las veces en la que manifestamos nuestra opinión - sea de forma pública o privada -. A día de hoy, parece que continuamos a no ser lo suficientemente válidas en ese aspecto y, con la revisualización del mito de Galatea me ha hecho darme cuenta de cuán larga es la sombra de la comparación y la perfección de cuerpo y mente a la que las mujeres nos hemos visto sometidas a lo largo de la historia y continuamos haciendo hoy día sea desde nuestra propia autoestima, sea entre la comparación entre nuestro propio sexo. Dicho de otra manera, hay aún un largo trecho para una sororidad total entre nosotras.

Si bien esta parte, me ha gustado muchísimo, destacaría sobre todo la segunda en la que narra la relación entre mujeres y poder. ¿Por qué? Porque me hizo darme cuenta de que yo formo parte de esa mayoría que asocia poder con violencia, sea de forma consciente o inconsciente. Además, descubrí que el lenguaje contribuye muy y mucho a la pervivencia errónea de esa consideración ya que, está lleno de metáforas y referencias bélicas. Por supuesto, desde el momento en que aprecié esto, decidí ponerme manos a la obra y cambiarlo... a pesar de que sé que será un camino largo.

Y por último, no puedo dejar de mencionar la referencia directa y llamada de atención al sexo masculino, animándoles a que rompan estereotipos perpetuados por los siglos de los siglos y que ellos hagan su parte del trabajo empezando a no asociar debilidad con las mujeres y sobre todo, que se den cuenta de que expresar los sentimientos más a menudo tampoco es síntoma de debilidad sino todo lo contrario. A la larga se revelará como un aspecto muy positivo.

No sé si coincidió o no, pero, en mi caso, desde que leí este libro, me di cuenta de mis errores conductuales y lingüísticos e identifiqué qué era exactamente lo que me sucedía, me siento más tranquila y serena. Y eso se traduce en que, si bien mis ganas de volver a clases y retomar el estudio de la lengua italiana no están todavía en sus cotas más altas, sí que poco a poco voy escalando posiciones en esa particular escalada al Everest que es mi vida.

En resumen, y a riesgo de repetir, es un libro que me ha gustado muchísimo y que me he leído enseguida. Además, recomiendo su lectura a todo el mundo sean hombres o mujeres y sufran síndromes del impostor o no porque ellos mismo se darán cuenta también de todo lo que acabo de mencionar, añadirán sus propios puntos de vista y así, poco a poco, la sociedad se irá transformando ¿hacia lo mejor? Esperemos que sí.

¡Nos leemos pronto!

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