Soy un premio; gánatelo de Eleanor Rigby

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a una novela que leí en dos formatos diferentes. Me explico 
bien, porque sé que esto puede sonar un poco confuso: Eleanor Rigby es una de mis autoras de romántica preferidas y por eso, tengo tal confianza ciega en su talento que sé perfectamente que, obra que publique, obra que me gustará.

De ahí que, antes de saber exactamente cuál iba a ser el argumento de su próxima novela, mi predisposición hacia la misma, iba a ser positiva.

Y después descubrí que se trataba de un retelling de Aladdin. Un film que no es mi preferido de Disney, pero en el cual sí que aparece mi princesa Disney preferida: Jasmine.

Como podéis imaginar, apenas lo supe, mi buena predisposición, se convirtió en óptima y lo aplaudí a rabiar. Por eso, lo pedí en ejemplar físico como un autoregalo del día del Libro, el cual llegaría con retraso.

Sin embargo - lo que es la vida - justo la noche anterior, la propia autora respondió a un mensaje en el que me había ofrecido a leer y reseñar su novela y me la envió en formato digital. Por eso, incapaz de esperar, comencé a leerla desde mi cuenta Kindle... e hice el cambio al formato físico cuando me llegó al día siguiente.

Ya no me entretengo en la parte introductoria y os dejo con la sinopsis y mi opinión de Soy un premio; gánatelo de Eleanor Rigby.

SINOPSIS

Porque hasta las princesas Disney tienen un lado oscuro...
Descubre la historia de Aladdin desde la perspectiva femenina.
¿Cuál es el precio de la belleza, la fama y la riqueza?
Parece que Jasmine Ajdid tiene cuanto podría desear: acapara las portadas de las mejores revistas de moda, el Upper East Side se arrodilla ante ella y heredará la fortuna en acciones del gran hotel Ágrabah. Sin embargo, y pese a tenerlo todo, su padre aún opina que le falta una cosa muy importante. Nada menos que un marido con el que pasar el resto de su vida.

Jasmine no se casaría con un hombre del que no estuviera enamorada. Tampoco permitiría que un grupo de millonarios sin cabeza se peleara por ella como si de un mero trofeo se tratase. Pero en cuanto conoce a Alí, un misterioso joven de carácter juguetón que se propone volver su vida patas arriba, comprende que podría saltarse sus propias reglas y aceptar un poco de atención.

Cuando un segundo jugador regrese de una partida inacabada y se sume al tablero, Jasmine termina de asumir que no le importaría convertirse en el premio para el mejor jugador.
Solo que ella es la mejor jugadora. La reina es la pieza más importante del tablero, y al final quedará en sus manos escoger el rey al que poner en jaque.


OPINIÓN

Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, me gustaría hacer una breve mención a la portada porque me parece una preciosidad, además de que creo que es bastante inteligente y reveladora con respecto al personaje principal de esta novela: Jasmine.

En ella se nos revela como alguien misteriosa al no verse con claridad, inalcanzable al no estar situada en primer plano, con ciertos aires de diva por la posición "poco ortodoxa" que tiene en la misma y... en cierto modo encerrada bajo la opulencia de su mundo - fantásticamente representado por la combinación de dorados, azules y decoración propia del arte musulmán - precisamente de nuevo a causa de su posición central y secundaria en el espacio de la portada.

También me detengo en la portada porque, es ahí donde se nos indica - en realidad también lo hace el título secundario de la novela - que es un retelling, sí, pero no de la historia de Aladdin - la cual, por cierto no existe de manera aislada, sino que forma parte de la colección de historias de Las Mil y Una Noches - sino de la película de Disney. De nuevo, con esa píldora informativa, la autora nos está indicando cuál va a ser el final de la novela, pero dependerá de la capacidad del lector para saber leer entre líneas para entenderlo a tiempo o a posteriori, como fue mi caso.

Precisamente, será el final la parte del libro por la que me gustaría comenzar esta disertación. Puedo entender el enfado o la desilusión del lector con la conclusión de esta historia. Pero ese no es mi caso - eso sí, reconozco que determinados elementos del mismo, me sorprendieron en extremo -. Sobre todo, lo vi como el más razonable y comprensible por la deriva argumental de los últimos capítulo y porque tiene mucho sentido que, de nuevo, se ensalce la figura de Jasmine y cómo ha aprendido a ser feliz, quererse y valorarse de un modo sano... madurando en el proceso, no solo física sino mentalmente.

La paz mental de las personas - sean reales o ficticios - no es negociable. Al contrario, ha de ser una prioridad.

Si sois amantes de la película, podréis preguntaros cómo es posible que haya adaptado algunos de los personajes de las películas a la contemporaneidad de la ciudad de Nueva York. Y he de responderos que debéis estar tranquilos porque aquí no falta nadie. Y al hilo de esto, he de decir que entre mis personajes preferidos y adaptaciones se encuentran Genio y Rajah. Sobre todo al último, al que adoré, pero no tanto como hacerle merecedor de su propio libro.

No diría en cambio que hay villanos, aunque aquí habrá quien piense que desdigo justo lo que he escrito previamente. Pero no es así. Jafar aparece, pero, como el resto de personajes, se comporta de forma muy humana y real... actuando bien y mal. Todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras - especialmente cuando somos incapaces de gestionar nuestras emociones más terrenales - y ese es un aspecto que está descrito y narrado de forma absolutamente magistral.

Algunos de los ejemplos más claros se observan en el modo en que el padre de Jasmine la quiere, sobreprotegiéndola. Más, en sus circunstancias. Y entiendo su modo de actuar porque, evidentemente, ningún padre quiere ver sufrir a su hijo o hija. Sin embargo, eso a la larga, crea personas inútiles y miedosas que en la sociedad no se saben desenvolver y resulta ser una desventaja. Eso por no hablar de que, en ocasiones, la sobreprotección asfixia y se convierte en un mal querer. Así que quiéreme, pero hazlo bien.

Y hablando de su padre, he de decir que he visto una clara inspiración con la realeza de Mónaco y Grace Kelly y el que probablemente sea uno de los romances históricos reales más conocidos de la historia contemporánea: el de Sissi y el emperador Francisco José.

Todas tristes y asfixiadas.

Su padre es también el medio a través del cual la autora critica el machismo en la actualidad. Concretamente en el mundo de las altas esferas y altos cargos laborales donde la presencia de mujeres en posiciones de poder es bastante escasa. Podría decir que eso se debe a la religión y la cultura del padre, pero... desgraciadamente es una situación común en casi todos los países del mundo.

Habrá también quien ponga el grito en el cielo con la edad en la que Jasmine ha de contraer nupcias. Pero, de nuevo, esto no tiene nada que ver con la religión de la protagonista - de hecho, ella no es musulmana - y sí más con la lucha de su padre por mantenerla bajo control una vez sea adulta. No directa, pero sí indirectamente a través del marido... de ahí el incesante número de pretendientes que hace desfilar delante de sus ojos para que elija a uno que a él también le cuadre. Muy del estilo del antiguo derecho romano.

Pero, a lo que iba, no debemos criticar el hecho de que haya un proyecto de matrimonio joven porque, en el sur de Estados Unidos no son pocas las chicas que deciden contraer nupcias jóvenes - dato aprendido por la ingente cantidad de programas de novias que veo los fines de semana - y tampoco que, en la película de Disney, ella tiene quince años. Y nadie pone el grito en el cielo porque se case.

Un tema que me ha parecido interesante por ser digno de reflexión se debe a que existen diferentes tipos de riqueza: sentimental y material. Y como bien dice el refrán y el saber popular: no es más rico quien más tiene. De hecho, uno de los arcos argumentales de esta novelas es la lucha de Jasmine por ser querida única y exclusivamente por ser quien es y no por sus circunstancias. Eso sí, no es fácil que ella deje que la gente se acerque a ella - de nuevo, a causa de circunstancias diversas - y por eso tiene su imagen pública de diva inalcanzable y mimada.

Otro aspecto que me ha gustado mucho de esta novela es que, a pesar de que soy bastante pava a la hora de averiguar determinadas informaciones y circunstancias de los personajes - sobre todo en la novela negra - eso no ha sucedido en este caso y desde el principio tuve un mal presentimiento con determinado personaje que ha terminado por confirmarse. Sus motivos tiene para comportarse así porque, ni los malos son malos ni los buenos tan buenos, pero no por eso, no puedo sentirme orgullosa de mi hazaña.

Y por último, no puedo dejar pasar la oportunidad de hablar del triángulo amoroso existente porque no, yo no estoy en contra de ellos a pesar de que, en apariencia, están pasados de moda. Al contrario, si todos son como este, bienvenidos sean.

Y es que, era tanta la tensión en determinados momentos y situaciones de la historia, que en más de una ocasión he querido zambullirme entre las páginas del libro para darles un empujoncito y que terminaran por dejarse llevar.

La lucha interna de ese personaje entre el deber y el deseo está narrado de forma magistral. Y sobre todo, está tan bien explicada que, aunque en determinados momentos no actúe buscando el favor del lector, se entienden los motivos que le motivan a actuar así. De lo contrario, hubiera sido la crónica de una muerte anunciada. 

Pese a su número de páginas, es un libro que me ha durado un día y medio. Creo que eso podrá ayudaros a haceros una idea de cuánto me metí en la historia y sobre todo, cuánto la disfruté. Así que, como casi todos los libros de la autora - diría todos, pero aún me faltan un par - os recomiendo encarecidamente su lectura.

No deseo acabar esta entrada sin decir que debemos buscar nuestra propia felicidad antes que la de los demás porque si no, a la larga nos embarcaríamos en un viaje con una travesía muy tumultuosa en la que los sentimientos, por muy fuertes que sean, terminarán por ser los grandes perdedores y perjudicados en toda esta situación.

Y tampoco está de más dar un paso atrás o pararnos por un tiempo para encontrarnos a nosotros mismos. Al contrario, a la larga, el resultado será más beneficioso. 

¡Nos leemos pronto!



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