Gea y sus cosas de Raquel Cruz

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a una novela que se presenta al Premio Literario de Amazon. 
En este caso, y aunque os pueda parecer sorprendente, no la leí en colaboración con la autora sino que la adquirí por la plataforma. No sin cierta dosis de aventura porque, tuve que devolver el primer ejemplar que llegó ya que no estaba en óptimo estado. Ese es el motivo por el cual he tardado tanto en compartir la reseña.

En cualquier caso, dan un poco igual las circunstancias de cómo este libro llegó a mis manos. Centrémonos en lo importante, que es que, con esta entrada continúo presentándoos las reseñas de algunas de las obras que participan en el premio.

Por eso, no os entretengo mucho más y os dejo con la sinopsis y mi opinión de Gea y sus cosas de Raquel Martín, también conocida como Polilla Peludilla en redes:

SINOPSIS

Gea está perdida, se siente fracasada y no sabe qué hacer con su vida, nada le ha servido para encontrar su camino. Gea miente. Miente, sobre todo a sí misma. En el fondo sabe muy bien lo que quiere aunque no se atreve a confesarlo.
Todo cambia cuando recibe un email de alguien que se hace llamar Caronte. Caronte conoce su secreto porque la conoce mejor que nadie.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha tengo que hacer un comentario obligatorio de la portada. Sé que hay un refrán que afirma que no debemos juzgar un libro por su portada y, en numerosas ocasiones es cierto. Incluso este mismo tema se trata en las páginas de la novela.

Sin embargo, he de confesar que tuve un enamoramiento fulminante para con la misma y que supe desde el primer momento en que la vi que sería una historia que me iba a gustar. Sabéis que soy muy fan de las portadas ilustradas como la de esta novela, pero, en esta ocasión, el buen rollo que me transmitió desde que la vi por primera vez trascendió la pantalla de mi dispositivo digital.

Y, si bien sabéis que no soy la reina del descubrimiento de los asesinos y personajes malvados en una novela negra, sí que suelo acertar con estos pálpitos que me dan en la vida cotidiana y por eso, afirmo con total conocimiento de causa que esta novela no solo ha sido un gran descubrimiento sino que, ha superado mis expectativas para bien.

Así que, creo que ya os podéis imaginar cuál sería mi respuesta si alguien me preguntara si la recomendaría o si me gustó. Pero, por si quedaran dudas, en ambos casos es un sí rotundo.

Desde el mismo momento que dos de los tres personajes protagonistas tienen nombres de dioses y/o seres de la mitología griega yo ya estuve dentro. La especialista en epigrafía votiva que hay en mí, de hecho, se puso extremadamente contenta con la elección de dichos nombres. Pero además, he visto cierta inspiración en Orgullo y Prejuicio de Jane Austen, sobre todo en la parte inicial de la relación de los dos personajes principales. De ahí que, también, la fanática de la autora inglesa que hay en mí también se pusiera muy feliz a medida que iba pasando páginas y encontrando similitudes y referencias actualizadas a tan clásica obra.

Esta es una historia de amor, puesto que se realiza un análisis del sentimiento desde diferentes e interesantes perspectivas más allá del amor romántico pero, al mismo tiempo, es un retrato bastante fidedigno de la sociedad española contemporánea entre los veinte y los treinta años.

Todo ello aderezado con una subtrama de misterio a causa de unos emails que la protagonista recibe y que están firmados por otro personaje de la mitología griega, Caronte. Por si no lo sabéis, era el barquero al que, por el módico precio de una moneda - de ahí que los muertos la llevaran bajo la lengua - te cruzaba de un lado al otro del río Aqueronte; primer paso para intentar alcanzar los Campos Elíseos, el equivalente clásico de nuestro paraíso.

Y digo río Aqueronte y no la laguna Estigia porque es un error bastante común en la creencia actual y, como he mencionado antes, mi formación me impide dar datos incorrectos al respecto de temas como este.

Voy a comenzar esta reseña por ahí ya que, con la dinámica y "especial relación" que se crea entre Gea y Caronte se tratan y analizan dos temas bastante importantes y presentes a lo largo de toda la novela.

Pocos lo sabréis, pero Caronte podría traducirse como brillante y ese precisamente es uno de los adjetivos que la persona que se oculta tras este nick para describir el modo en que Gea escribe. Retomo la frase del párrafo anterior porque con ambos la autora denuncia la falta de comunicación cara a cara en nuestra sociedad contemporánea y cómo poco a poco resulta más evidente la pérdida de habilidades sociales analógicas en favor de las virtuales.

Si bien esta crítica es más bien velada, no es tanto la denuncia que hace al respecto de la facilidad con la que insultamos e incluso acosamos a otras personas escudándonos bajo el amparo de la pantalla del dispositivo de turno, pensando que somos indemnes como los antiguos héroes clásicos. Y es que, alcanzar la fama y pasar a la posteridad continúa siendo un objetivo común a pesar de los años que separan a unos personajes y otros. El problema radica en el modo y los medios que se utilizan para hacerlo.

Un tercer elemento de reproche que también hace es la proliferación de los expertos en todo que han surgido desde la llegada de las nuevas tecnologías y su impacto a nuestras vidas. Lo realmente paradójico es que estos comentaristas no suelen tener conocimiento alguno sobre el tema del que están dando opinión y aquellos que sí que lo tienen no suelen prodigarse por estos lares virtuales puesto que no los consideran verdaderamente fiables.

Una situación que se puede aplicar a casi cualquier campo porque, muchos bulos al respecto de temas diversos se han convertidos casi en verdades empíricas a causa de su viralidad. Algo parecido les sucede también a los numerosos artistas y creadores que han alcanzado la fama a través de fenómenos virales y/o plataformas virtuales. Estos han de trabajar al menos el doble que los que la consiguen de un modo más "normal" para demostrar la validez y la calidez de su trabajo.

Entre estos artistas están los propios escritores. Segundo tema importante aquí tratado, no solo por la denuncia que hace de la situación "quasi" de anonimato de los autopublicados y la denuncia de la dificultad que tienen algunos escritores habituales de plataformas de escritura online a la hora de captar la atención de editoriales precisamente por la errónea asociación de falta de calidad en los escritos al tener el proceso de publicación tan al alcance de la mano.

De ahí las dudas de Gea. E incluso las mías propias porque en ese sentido, como persona que desea publicar pero que, ha probado suerte en plataformas y eso le ha creado un enorme síndrome del impostor, prefiera guardarse sus historias y su proceso creativo para sí.

Aunque, en este caso, creo que con la inclusión de esta característica del carácter de la protagonista, la propia Raquel lo ha utilizado como proceso de catarsis en el que, mimetizándose con su personaje, ha explicado cómo fue su propio proceso y sus primeros pasos en el proceso de escritura y publicación de una obra, convirtiéndolo también en su proceso de catarsis. Y se agradece también su generosidad al explicarlo y compartirlo con el gran público, aunque sea amparado bajo una capa de ficción.

Junto a ello, la autora nos recuerda que, por mucha confianza que tengamos con otras personas, siempre habrá partes de nosotros mismos que no compartiremos - al menos de inicio - con ellos. Y que está muy bien tener esa parte de privacidad para con nosotros mismos porque un viaje de madurez, autodescubrimiento y autoaceptación puede empezar precisamente con la apertura progresiva de esos aspectos más privados y ocultos de nosotros mismos. De ahí que me haya parecido maravilloso el arco argumental de Gea en lo que a su amor propio se refiere y cómo esta característica es común a la persona de la que termina enamorada.

Es también una novela donde se hace una alabanza al amor familiar. Si bien es cierto que la familia de Gea es un pelín poco tradicional, a la larga se revela que, no importa cuán diferentes sean los miembros que componen una familia, la diversidad siempre es buena. Lo importante es que te quieran y te apoyen a pesar de tus rarezas. Aunque he de decir que, como rarezas tiene una connotación algo peyorativa, me gusta más decir peculiaridades.

En ese sentido, también me ha gustado que nos haga reflexionar acerca de la falta de empatía los unos para con los otros, más que nada porque todos tenemos nuestras particularidades y, siempre que no sean dañinas para los demás o para nosotros mismos, no tienen por qué ser motivo de crítica o peor, burla.

De forma menor, aunque también incluido - si bien me hubiera gustad un peso mayor - está el tema del bombardeo que sufrimos las mujeres para con nuestro cuerpo. El ideal y la perfección son dos temas muy presentes - sobre todo en el amor romántico, del que hablaré más adelante - pero me ha gustado mucho que se incluya porque es cierto y, se tenga o no un carácter fuerte como el de Hera, la hermana de la protagonista, sí que es cierto que las mujeres lo sufrimos bastante más que los hombres. Y lo más triste es que solemos ser las propias mujeres nuestro peor enemigo a ese respecto. La falta de sororidad implícita con esa pincelada me ha gustado mucho. Huelga decir que, si hubiera una hipotética segunda parte de esta serie... me gustaría muy y mucho que fuera Hera la protagonista de la misma, no solo porque veo las historias de los amigos bien cerradas, sino porque así continuaría con la dinámica y el aesthetic de la mitología griega.

Eso sí, si eso sucediera, espero que no tome inspiración de la pobre diosa Hera, cornuda donde las haya.

No es el único aspecto en el que se desarrolla la presión social para con los individuos, puesto que la propia protagonista la sufre en sus propias carnes de manera bastante dura además al no seguir las normas de lo socialmente establecido. Con veintiséis años, sin haber terminado una carrera universitaria - que no le llenaba, por cierto - y viviendo aún con sus padres, se la considera una fracasada. Y en mi opinión es un error porque, no hay dos seres humanos iguales en todo y por ende, no se puede aplicar la misma vara de medir a todo el mundo por igual. Amén de que no todos tenemos nuestros objetivos vitales bien claros a una edad temprana y por eso, puede que nos cueste más encontrar nuestro camino. De modo que se puede animar de muchas maneras a que hagamos cosas que nos hagan felices sin tener que criticar y matar sueños y esperanzas en el camino.

Como he dicho antes, esta comedia es principalmente romántica y, si bien la consideraría un viaje de autodescubrimiento en el que la protagonista se enamora de sí misma e inicia también una relación de amor sano en el proceso, este sentimiento es tratado y analizado desde diferentes formas y perspectivas dignas de ser comentadas en profundidad aquí también.

Se trata el amor en las distintas fases de una relación gracias a la pandilla de amigos de la protagonista. Así, Mara y Esteban están en la fase luna de miel, Lorena y Álex están dando los últimos coletazos a una relación fracasada en la que las diferencias y la convivencia han ido matando el amor que se tenían y que el buen sexo no puede suplir y ella y su novio Lalo representan lo que un concepto mal aprendido y sobre todo adquirido del amor puede causar estragos en una persona.

Un Lalo que es un pésimo novio pero un buen amigo por esto que acabo de mencionar. Se sabe y se siente querido y se ha instalado en la comodidad de la certeza de que no importa lo que haga, al final siempre resultará perdonado. O dicho de otro modo, el suyo es un amor egoísta donde es tanto el amor propio que siente hacia sí mismo que no solo no lo comparte con su pareja, sino que se lo roba a su cónyuge.

El mensaje de la inexistencia de la perfección de las personas - y todas las banderas rojas que él representa - me parece muy necesario hoy día para que al experimentarlo en nuestra cotidianeidad lo identifiquemos al instante y seamos capaces de reaccionar a tiempo para no terminar sin autoestima y/o conformándonos con las migajas de algo parecido al amor con las que alguien nos quiera alimentar para sobrellevar el día a día.

Y por último, está el amor sano que experimenta Gea de manos del tímido protagonista. Un rasgo de su personalidad - junto al de ser introvertido - que me ha encantado, no solo porque yo también soy tímida - en realidad, él y yo somos bastante parecidos en lo que a carácter se refiere - sino porque no es habitual que, precisamente el protagonista masculino tenga esa característica como principal.

Sin embargo, y de nuevo aquí está el recordatorio de la importancia de la empatía, él es más - mucho más - de lo que aparenta y, aunque no es alguien que llegue de nuevas a la vida de Gea, me ha encantado ver cómo, poco a poco, van tumbando los muros llenos de orgullos y prejuicios con los que habían conformado su relación previa y se han dejado llevar conociéndose poco a poco sin intromisiones.

Asimismo, con su subtrama romántica, la autora nos recuerda que, en ocasiones debemos olvidarnos de los ideales y que no todo es blanco o negro. Al contrario, existe una amplia escala de grises a las que prestarle atención porque, si abrimos bien los ojos, podemos descubrir que la felicidad está mucho más cerca de lo que pensamos.

No puedo no mencionar en esta entrada lo mucho que me ha encantado su no declaración de amor ya que, de nuevo, yo soy de las que piensan que, las acciones en la mayoría de las ocasiones dicen mucho más que las palabras. Sobre todo porque, determinadas frases, a base de repetirlas - o mejor dicho de forzarnos a repetirlas - han perdido la fortaleza que, en su momento inicial tuvieron. De ahí que, el modo en que a diario la apoya y le demuestra cuánto la quiere más allá del sexo demuestra que su relación es sano. Eso sí, una declaración de cuando en cuando tampoco viene mal. O una no declaración en su caso, porque, si yo recibiera una así, también caería rendida a los pies de este introvertido.

Si bien no es la primera de la autora, sí que es su primera incursión en este subgénero y mi primer contacto con su pluma. Me ha encantado la novela y por ello, la recomiendo encarecidamente, además de que voy a estar muy pendiente de futuras publicaciones suyas.

Olvidé decirlo pero, pese a su número de páginas, me duró un par de días. Ese fue mi nivel de enganche y disfrute para con su pluma.

¡Mucha suerte en el concurso!

¡Nos leemos pronto!


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