Tú y la teoría del caos de Beatriz Reyes

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a una novela que leí en colaboración con la autora, a quien 
agradezco enormemente el envío del ejemplar en digital. Más en este caso porque colaboramos previamente con el primer libro y a mí el hecho de que vuelvan a preguntarme si deseo colaborar con ellos, me honra infinito. Por eso no puedo estar más que agradecida.

Podría detenerme mucho más en la parte de la introducción, sin embargo, como esta es una historia con mucha tela que cortar, no me voy a entretener mucho más y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Tú y la teoría del caos de Beatriz Pérez Reyes:

SINOPSIS

Érase una vez un chico alemán que quiso contarme su historia.
Tony, que así se llama, vivía en Roma, donde estaba preparando su doctorado en Física Cuántica. Tenía además dos hijos preciosos a los que adoraba y, aunque estaban lejos, eran toda su vida.
Físico y alemán… no hace falta que os explique lo feliz que era en su vida ordenada y cuadriculada.
Pero todo cambió cuando apareció el caos para desmontar su vida tal como la conocía. Y el caos, al menos en el caso de Tony, tiene nombre de mujer (o de mujeres, para ser más exactos).
Por un lado, su ex pretende quitarle la custodia de sus hijos y Tony tendrá que hacer lo imposible para no permitírselo.
Y por otro, aparece en su vida una morena de ojos azules que no podría ser más opuesta a él y no podría volverlo más loco… ¿Será eso que llaman «el amor de su vida»?

Tony tendrá que abandonar su orden y abrazar el caos para no perder a sus hijos y, a la vez, no dejar escapar a la mujer que ha conseguido que empiece a sentirse cómodo fuera de su mundo ordenado. ¿Quieres saber qué paso con Tony y su caos? Pues pasa las páginas: Tony está esperando que leas su historia, a ti también quiere contártela. ;-)


OPINIÓN

En esta novela conoceremos más en profundidad al mejor amigo alemán que toda chica querría tener y que conquistó - creo - tantos corazones como el piloto de altos vuelos de la novela anterior. Por eso creo que necesitaba su propia historia... con final feliz incluido.

Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, tengo que que hacer una pequeña alusión a la portada porque es bastante bonita y sobre todo, despreocupada. Que es justo lo que la contrapartida de la rigidez del alemán.

Y al hilo de esto - con ello entrando ya en materia de reseña creo que esta novela ayuda a desmitificar muchos aspectos porque, conceptos como caos y despreocupación que, a primer escucha, parecen negativos, en realidad no lo son tanto. Del mismo modo que, así nos recuerda que ninguno de los extremos es malo, la clave está en la búsqueda del equilibrio. Tema muy recurrente en las páginas de la novela y que incluso podría ser la frase que mejor resumiera la novela y la historia de amor de Tony y Marisa.

O puede que sea yo que, tiendo a ser pelín caótica en mi día cotidiana pero, en mi cabeza desordenada todo tiene un orden. Así que por eso, Marisa me cayó bastante bien, amén de que vi identificada con ella en muchas ocasiones a lo largo de las páginas de la novela.

Es una novela muy real y enriquecedora porque, ilumina sobre aspectos que suelen llevar a equívocos y así nos recuerda que, las apariencias engañan, así que no hay que dar nada por sentado. Y creo que uno de los ejemplos más significativo es el de la narración de la dura vida de un doctorando, incluso cuando consigue el doctorado. Todos amos por sentado que cobran buenos sueldos y tiene una buena vida, pero hasta llegar a una posición más o menos holgada, el camino no es de rosas.

Me ha gustado ver y saber más de los tres protagonistas del libro anterior y apreciar así que han crecido y madurado, pero que en esencia continúan siendo los mismos. De ahí que, esa amistad aún perdura, pese al tiempo y la distancia.

Hago inciso aquí porque son dos los datos que tenía que comentar sí o sí: el primero el de que a posteriori leí en esta novela la adaptación de los uniformes de las azafatas de vuelo. No sé si recordáis la noticia de la compañía Virgin y la libertad de elección en el uniforme que puso a sus trabajadores como normativa de empresa. Bien, pues Beatriz, antes de que saliera a la luz, ya lo indica en su novela, así que es toda una visionaria.

Y el segundo dato al que debía de hacer referencia es el de que no hay que despreciar las carreras de letras, Tony. Muy mal por tu parte.

Como lectora, he disfrutado mucho sabiendo más de su vida y me ha sorprendido el hecho de que fuera un chico tímido. En él se confirma el hecho de que, en numerosas ocasiones el ambiente de la crianza influye y mucho a la hora de desarrollar nuestro modo de relacionarnos con los demás de adultos, así como a la hora de perpetuar patrones de comportamiento que no son de lo más sanos pero que no identificamos como tóxicos hasta que es demasiado tarde.

Justo lo que le sucede a Tony con Helena. Y su personaje, además de ser mala malísima de odiar mucho y fuerte, encarna a la perfección a ese tipo de personas espabiladas a la hora de saber leer a los demás para aprovecharse de ellos al máximo en aras de satisfacer su enorme ego narcisista y su egoísmo durante un breve período de tiempo ya que, si por algo se caracterizan es por su infelicidad continua y por la posesión de un deseo insatisfecho continuamente. Sobre todo si no está causando mal a los demás.

Su personalidad narcisista y manipuladora es bastante ilustrativa para el lector. Y por eso le agradezco la inclusión de la misma - además de para un sanísimo y relajante ejercicio de desfogue lingüístico - ya que así, se pueden identificar este tipo de comportamientos y personas si las tenemos cerca de nosotros.

Otro tema importante es el de la familia, relacionado en este caso con la crianza de los hijos. Por eso, aplaudo muy y mucho la idea que lanza como mensaje en su novela, recordando que los hijos son para toda la vida, así que hay que pensarse muy y mucho la idea de querer traerlos al mundo. Y sobre todo, me ha gustado el hecho de que denuncie que no pueden ser utilizados como armas arrojadizas cuando una relación se rompe ni intentar atraerlos a tus redes mediante regalos y buenas palabras tan solo por querer causar el mayor daño posible al otro.

Ya no solo por todo lo que he mencionado anteriormente, sino también porque demuestra una inmadurez que no se corresponde con su edad - aunque de sobra es sabido que en pocas ocasiones la edad corporal coincide con la mental -. Existen diferentes tipos de amor y si se ha acabado el romántico entre los miembros de la pareja, el de los hijos aún perdura. Dejemos de ser tan mezquinos y centrémonos en lo bueno de nuestras vidas y no en lo malo.

Una filosofía por cierto, muy de Marisa. Y es aquí cuando le llega el turno de la presentación al nuevo personaje. Como he dicho parece despreocupada, cuando en realidad es una chica que disfruta a diario de la belleza del día a día y sus pequeñas cosas.

Sin embargo, su aparente "lejanía" con el mundo real esconde una coraza de protección puesto que también ha sufrido mucho en la vida. Y con esto, se nos recuerda que, en numerosas ocasiones, las heridas más sangrantes y más dolorosas no son las que más visibles son. Al contrario, las silenciosas son las que más daño provocan, de ahí que la práctica de la empatía sea tan importante.

Además de eso, su personaje introduce un debate muy interesante con el que me he sentido plenamente identificada: ¿dónde está el límite para reclamar atención sin ser pesada? Evidentemente a todos nos gusta que nos presten atención y nos quieran en el buen sentido de la palabra. Sin embargo, a causa de una baja autoestima y en ocasiones también, de malas experiencias, no nos creemos suficiente para ser ese objeto de atención y por eso, nos da miedo y/o vergüenza el manifestarlo en público. Bien por vergüenza, bien por ser tachadas de desesperadas, amén del riesgo mental que supone para nosotras el hecho de reclamar lo que creemos meritorio o el ser consideradas mendicantes del amor y la atención de los demás.

Ha sido como verme en un espejo, y por este personaje te doy las gracias.

Otro tema interesante que se trata aquí es el de la comunicación, tratado desde muchas y diferentes perspectivas: no solo desde la de la barrera lingüística e intergeneracional, las cuales se aprecian desde el principio y también se mencionan aquí. Hablo en este caso de la ausencia de comunicación consciente entre una pareja, fuente de numerosas discusiones y malentendidos.

Aquí de lo que se trata es el de falta de comunicación por miedo a expresarnos y ser considerados sensibles o a la cobardía consciente que nos gobierna cuando no lo hacemos. Sea por un motivo u otro el resultado siempre es el mismo: infelicidad y problemas.

De ahí que sea tan importante el ejercitarla a diario para así poder evitarnos un problema cada vez más común en nuestra sociedad contemporánea, la cual parece haber involucionado en este sentido. Y también para no pagar así los platos rotos de nuestra frustración con quienes están a nuestro lado y que son inocentes.

No puedo no concluir este post sin mencionar la fantástica reflexión que se incluye acerca del amor, el cual no debe ser una prioridad en nuestras vidas, pero sí que debemos priorizarlo cuando de nosotros se trate puesto que solo así seremos capaz de amar bien a quienes están a nuestro alrededor.

Y sí, puede que el amor no entienda de circunstancias ni tenga el don de la ubicuidad, pero, aunque parezca que no es un buen momento para enamorarse, la fortaleza de este sentimiento es tal que, a la larga demostrará que no se puede luchar contra él. Aunque la persona sea lo opuesto a nosotros.

¡Pobre de aquel que lo haga! Va a resultar perdedor de ese hipotético enfrentamiento.

Una novela digna sucesora de la precedente y para nada caótica que he disfrutado muchísimo y que me ha dejado con ganas de saber más de todos ellos. ¿Tendremos una parte para Anna, nuestra Princesa Cisne particular? Así lo espero.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!




Comentarios

Entradas populares de este blog

La invitación de Vi Keeland

Quimeras del pueblo libre: Primer Ciclo La Sombra del ayer I de Laura Collado Moreno

Only work, no play de Cora Reilly