Un verano para amar de Esther Invernon

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a una novela que leí en colaboración con la autora, a quien 
agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico. Ya sabéis que no hago distinciones en lo que a colaboraciones se refiere, pero también tengo que admitir que, la magia y la conexión que se crean entre lector y escritor no se consigue tan fácilmente mediante una colaboración en digital.

Tengo que admitir que no conocía la pluma de la autora y que este libro lo vi reseñado en algunos de los perfiles que más sigo por Instagram, así que, me animé a escribirle para darle la enhorabuena por su valentía en publicar y también para darle mis primeras impresiones acerca de la novela.

Para mi sorpresa, Esther, de manera bastante altruista y generosa, me preguntó si quería leerla. Ofrecimiento al que dijo sí y por eso, pocos días después llegó a mi casa muy bien acompañado puesto que lo hizo dedicado junto a una tote bag con el título de la novela.

Un obsequio que, en mi caso no puede ser más acertado porque es un complemento que uso mucho y que suelo llevar siempre conmigo en todos mis bolsos. Así que no me pudo gustar más.

Una vez explicadas por encima las circunstancias de cómo el libro llegó a mis manos, no me entretengo mucho más y por eso os dejo con la sinopsis y mi opinión de Un verano para amar de Esther Invernon:

SINOPSIS

Marina, madre, hija y abuela, ha dejado Barcelona para ir a vivir a Albons, a hacer el duelo por una gran pérdida. Todo cambia cuando su vida da un giro y debe hacerse cargo de su madre, Carme. Dos mujeres separadas por un abismo de palabras sin decir y lágrimas sin derramar, aprenderán a convivir la una con la otra, a comprenderse y a perdonarse con la ayuda de Paula, nieta de una y bisnieta de la otra. Marina es capaz con este proceso de sanación y perdón de recuperar la autoestima perdida y de tomar las riendas de su vida y volverse a enamorar.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, tengo que comentar un dato que me hizo gracia porque no sé si es fruto de la casualidad o una elección a propósito. Y esa es que el apellido de la autora y la estación que aparece en el título de la novela son opuestos. Es decir, que ella se llama Invernon y en el título aparece el verano.

Dicho esto, esta novela es un canto generacional a las mujeres en el que el lector apreciará cómo hemos cambiado a través de los ojos de tres generaciones de mujeres de la misma familia y cómo se comportan ante determinados hechos y situaciones, para bien o para mal.

Es también una novela de segundas oportunidades en la vida. Y en ese sentido, los ejemplos más claros son los de Carme y la propia Marina, quien es la narradora absoluta de la historia.

Sí que tengo que decir que al principio me costó ubicarme dentro de la historia puesto que empieza contada mediante flashbacks de su vida antes y después del punto de inflexión que supone la muerte de su marido, Pau.

Un suceso que la marcó tanto que, cuatro años después, aún no ha superado. Es más, parece que se haya rendido con la vida. Y en ese sentido, me sorprendió e incluso me enfadé con sus pocas ganas de vivir porque, lamentablemente, nadie se muere por nadie.

Como es lógico, cada uno gestiona su dolor y la gestión de las emociones de diferentes formas, pero también me ha gustado porque ha ejemplificado bastante bien un amor que, en apariencia parecía idílico y sano, era en realidad bastante tóxico.

De ahí que aplauda su valentía al plantear cómo la idealización de nuestro primer amor nos marca a la hora de determinar patrones para con nuestras relaciones posteriores. Y, en muchos casos, nos tocan tan profundamente que nos convierten en seres desconfiados e inseguros para atrevernos de nuevo en el amor. Por eso, aplaudo a rabiar que quiera erradicar la idea que tan arraigada tenemos acerca del príncipe azul y de la perfección, porque no existe.

No es el único momento de la historia en que la autora nos demostró que las apariencias engañaban y por eso, en no pocas situaciones, me sorprendió bastante con los secretos y revelaciones que allí se revelaban.

La familia es otro de los grandes temas desarrollado en las páginas de esta novela porque, introduce el debate de si se debe querer a una persona por el mero hecho de compartir el vínculo sanguíneo con ella. En mi caso, la respuesta es no. Padre o madre se nace, pero sobre todo se hace. De ahí que si no hay amor o no se aprecia interés hacia el otro, es difícil que este sea recíproco.

Interesante es también el del concepto de qué es una buena o mala madre. Y sobre todo, nos recuerda cuán importante es escuchar las dos versiones de una historia antes de sacar nuestras propias conclusiones. En muchos casos, nos sorprenderían.

En este sentido, creo que Carme se comporta con su nieta como le hubiera gustado hacerlo con su hija porque continúa teniendo remordimientos acerca de poner por delante su amor propio y el amor a su familia. A decir verdad, no sabría cómo actuar y gestionar una situación así porque no hay que pedir perdón por amar nunca, pero... tampoco hay que abandonar a la familia.

Asimismo, introduce una crítica a lo machista que sigue siendo la sociedad para determinados temas puesto que, cuando un familiar cae enfermo, se da por sentado que será la hija - siempre mujer- la encargada de hacer de enfermera, sin importarle al resto si ella tiene o no vida propia más allá del hogar. Al mismo tiempo, critica la falta de sororidad entre las mujeres porque, nosotras mismos somos nuestras mayores enemigas y críticas con otras mujeres cuando una mujer tiene "comportamientos de hombre", especialmente en lo que a sexualidad se refiere.

La comunicación es otro de los temas que se tratan con importancia en las páginas de esta novela. No solo por cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo. Y es sorprendente cómo parece que hemos involucionado más que evolucionado en ese sentido, lo cual es un error. Porque, no hablar conlleva malentendidos y peleas que, a la larga conllevan y generan situaciones que son aún más difíciles de comprender, perdonar y dejar atrás.

Eso sí, salvo una excepción: siempre que se evite una situación más grave o se intente explicar un tema que, por mentalidad diversa, no se entenderá. Temas como por ejemplo la homosexualidad. Aunque, en mi caso, yo intentaría explicarlo también porque, de nuevo, nos sorprenderíamos con las reacciones que tendrían al respecto.

Al principio de esta parte del blog he indicado que es una novela de segundas oportunidades y en este caso, es una doble referencia al amor en sus diversos tipos: un nuevo amor que lega a la vida de Marina, del cual destacaré que me ha encantado que sea el inseguro de la incipiente relación y que también sea el canal a través del cual se nos indique que debemos ser más empáticos con quienes nos rodean porque todos tenemos secretos y cargamos con secretos que no compartimos a las primeras de cambio y que en cierto modo, condicionan nuestro modo de actuar.

Y por último, pero no menos importante, el amor propio, que es el más importante en la vida de todos y cada uno de nosotros, el cual, si lo nutrimos a diario nos hará crecer, madurar y aceptarnos a nosotros mismos, tomando así las riendas de nuestras vidas. Un mensaje maravilloso que arroja esta novela y con el que no puedo estar más de acuerdo.

Ha sido una sorpresa conocer la pluma de la autora y que esta me acompañara en los últimos días de verano en lo que se refiere a temperaturas, pero en otoño hablando de días del año y no puedo si no recomendar su lectura a todo el mundo. 

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!

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