La niña más bonita de Alella de Lovelace

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedica a la reseña de una novela que leí en colaboración con la autora, 
a  quien agradezco enormemente el envío del ejemplar en digital. Una autora que quizás os suene porque ha participado en una de las dinámicas del amigo invisible que he organizado a medias con Jésica y por eso, encontraréis su nombre en el blog al buscarlo ya que le hice una entrevista.

Es la primera vez que conozco la pluma de la autora, así que esta entrada me hace especial ilusión. Sin embargo, no me voy a entretener mucho más en esta parte introductoria de esta entrada y por eso, os dejo con la sinopsis y mi opinión de La niña más bonita de Alella de Lovelace:

SINOPSIS

Ímogen Valeiro, una joven de trece años, alberga un trauma pasado en su subconsciente. Un día, éste comienza a revelarse en forma de terribles pesadillas, despertando en Ímogen sospechas de los impúdicos actos de su vecino e, impulsada por su sentido de la justicia, decide desenmascararle. Lamentablemente, su ciclo nocturno se altera de tal modo que, hostigada por la privación de sueño, la niña cae enferma; el trastorno psíquico deriva en otro y éste en un tercero hasta que sucumbe por completo a sus miedos y cometerá errores de dimensiones catastróficas. Errores penados por la ley.
Una mirada a la fina línea que separa una vida cómoda de una tragedia.
Una apología a la amistad.
Una crítica a un delito abyecto cometido durante siglos.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, tengo que decir que este título - e incluso, la portada - me llevaron a pensar que el tema de la novela sería otro. Uno que tuviera que ver con el amor propio, la presión hacia el cuerpo de las mujeres e incluso que trataría de trastornos alimenticios.

Sin embargo, me equivoqué. Si bien no debería sorprenderos este dato.

Esta es, sin lugar a dudas, una novela valiente. Y por ello, a su autora, no le llueven prendas en denunciar algunos de los aspectos más débiles y las lacras que más vergüenza provocan en nuestra sociedad. Y por eso, no se puede hacer otra cosa que aplaudirle, ya que no todo el mundo se atreve a dar ese paso.

En él se denuncia el machismo, a día de hoy imperante y por eso, cómo sigue habiendo hombres que se aprovechan de esa situación de poder para abusar, amedrentar, amenazar e incluso, hacer la vida imposible a las mujeres que están a su alrededor. Cuanto más si la diferencia de edad para con ellas es grande.

También me ha gustado que, por una parte subraye el rol fundamental de la educación en nuestra sociedad. Pero, desde un punto de vista realista porque, recuerda de manera muy lógica que las personas somos muy diferentes las unas de las otras y como tal, nuestras inteligencias son diferentes. De ahí que caiga por su propio peso la idea de la existencia de las inteligencias múltiples y que, el sistema educativo, empeñado en estandarizar conocimientos es un error. Por eso, es bastante habitual que esas horas lectivas dedicadas en los centros a las diversas asignaturas terminen resultando insuficientes y no quede de otra que buscar academias o profesores particulares para ayudarles y tratar de ayudar a aquellos que tengan más dificultades.

O el número de repetidores, cada vez más numeroso en todos y cada uno de los niveles educativos. Demostrando también en muchos casos que no son de mucha utilidad, sino que contribuyen al desinterés por parte del alumno. Y en este sentido es Imogen el personaje que mejor lo representa.

Asimismo, está muy bien representado que las mujeres maduramos antes que los hombres, tanto de forma física como de forma mental. Por eso, no extraña a nadie que nos fijemos en chicos más mayores que nosotras, al menos en nuestras primeras relaciones y/o amores, puesto que los de nuestra edad no suelen estar a nuestro mismo nivel. Nos recuerda además también que la madurez no va asociada a una edad, sino que es una cuestión de la mente y la actitud, así que hay adultos muy niños y niños muy adultos.

Juega de forma muy inteligente con el dicho popular que afirma que, en casa del herrero, cuchillo de palo porque, pese a que la madre de Imogen es psicóloga, no se da cuenta del problema mental de su hija, provocado en este caso, a causa de un trauma infantil.

Sirve esto además, no solo para darle a las enfermedades mentales y a la salud mental el lugar que merecen en lo que a bienestar se refiere, sino también para criticar los prejuicios y/o malas opiniones al respecto de las mismas. Es bastante común a día de hoy la confusión entre un psicólogo y un psiquiatra por ejemplo.

Pero además, usa lo que le sucede a la protagonista como un magnífico recordatorio de lo fuerte que es el cerebro, capaz de sugestionarnos e incluso engañarnos con tal de no hacernos recordar cualquier hecho traumático que hayamos sufrido en nuestras vidas.

He de decir que, si bien he aplaudido la inclusión de la salud mental en esta historia y sobre todo, su equiparación con el resto de enfermedades, tengo que admitir también que este comportamiento de mandar medicamentos para todo hasta el punto casi de atiborrarnos de ellos no lo comparto. Y el modo en que la autora nos advierte del peligro de este tipo de comportamientos. Y sobre todo de las consecuencias que, a la larga, va a sufrir nuestro cuerpo me ha parecido de lo más acertado. Sobre todo, porque casa de manera muy real con la dinámica y la evolución del personaje.

Que las apariencias engañan es algo más que evidente y, en este libro, de nuevo, está muy bien tratado. Asimismo, si bien rinde homenaje a lo bucólico que es el modo de vida en los pueblos y comunidades pequeñas de habitantes, también pone de relieve que la intimidad y sobre todo, ciertas famas - reales o no - son mucho más fáciles de crear y mucho más difíciles de erradicar.

Y de nuevo, nos recuerda cuán machista sigue siendo la sociedad actual en lo que al lenguaje se refiere y sobre todo, cómo tenemos un doble rasero de lo más conveniente a la hora de habar - o mejor dicho, criticar - determinados comportamientos o modos de actuar de las mujeres... cuando lo único que hacen es actuar como los hombres. Asimismo, cómo ese miedo acerca del qué dirán a día de hoy continúa paralizándonos. Otra muestra más de cuán poderoso sigue siendo a día de hoy.

Admito también que me sorprendió el giro de los acontecimientos, ya que esperaba que, al cerdo le llegara su San Martín, pero desde el punto de vista jurídico, judicial y sobre todo, social para que lo viviera en sus propias carnes. Eso sí, no puedo negar que el trauma está muy narrado y desarrollado. Y de nuevo, vuelve a hacer hincapié en lo poderoso y fuerte que es nuestro cerebro para según qué cosas. O cuán selectivo al respecto de determinados sucesos.

También me ha gustado que no se centre únicamente en el impacto que un hecho o suceso impactante y dramático tiene en nuestras vidas, sino que haya hecho hincapié en que la familia y los amigos sufren. Y de nuevo, que ponga el foco en la presión que sufren las víctimas una vez deciden denunciar actos y comportamientos ilegales, ya que, en muchos casos, el mero hecho de alzar la voz hace que cambien las tornas y sean ellas las que se convierten en verdugos. Cuando no debería ser así.

La referencia a la falta de tacto y empatía de nuestra sociedad, como podréis entender, está muy presente también. Subrayada y remarcada en este caso además, por la edad de las víctimas, que son adolescentes. Y si ya de por sí es una etapa complicada, si además se le suma una presión que no pueden soportar... es normal que determinados pensamientos y temas tabúes ronden por la mente. Amén de que me parece fundamental una alusión al suicidio porque, desgraciadamente es una causa bastante común de muerte en esas edades.

Junto a todo el proceso de crecimiento y aceptación de todo lo que le sucede, me ha gustado mucho el canto al amor propio que inician Clara e Imogen, fundamental para perdonarse, tener la conciencia tranquila y sobre todo aprender a dar los primeros pasos en el duro y doloroso camino del amor propio, antes de aprender a dar amor a los demás.

No puedo decir que este primer contacto con la pluma de la autora me haya dejado indiferente. Al contrario, si todas sus novelas tienen este punto de valentía, sororidad y empoderamiento femenino que vengan estas y todas las que ella quiera y su imaginación le dé de sí.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!




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