La sanadora de Roma de Eylo Márquez

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la reseña de un libro que me llamó la atención por el título. 
Tanto, que lo solicité a la editorial Colección Mil Amores y tuve la suerte de que quisieran colaborar conmigo. Y por ello, les agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico.

No será siempre así, pero estad muy pendientes al blog porque muy pronto vais a poder leer más reseñas de la editorial.

Por eso, no voy a entretenerme mucho más en esta parte introductoria del post y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de La sanadora de Roma de Eylo Márquez:

SINOPSIS

Siglo VI, Italia es un gran campo de batalla entre bizantinos y bárbaros longobardos. Roma es abandonada a su suerte y el Papa Gregorio debe negociar con los bárbaros para protegerla. El ejército longobardo de Ényl se dirige hacia la ciudad llevando el cadáver de Ádal, defensor de Roma. Allí se encuentra la viuda de Ádal: Irene, el amor de juventud de Ényl.
A través de sus recuerdos, vamos descubriendo cómo Irene, una sanadora cristiana, y Ényl, un bárbaro pagano, se enamoraron a pesar de proceder de mundos diferentes. Él se vio obligado a casarse con una de los suyos, e Irene huyó. Adoptando diversas identidades, como curandera o posadera, se hizo un hueco en la sociedad de su época, vigilada de cerca por Ényl, que aún veinte años después la sigue amando. Ahora, él es un poderoso duque cristiano y ambos son viudos; ya no hay nada que impida su amor. ¿Conseguirá Ényl que Irene vuelva a su lado?
Una tierna novela de amor en una época oscura, que nos muestra que no basta con el amor para construir una vida juntos, sino que es necesario escuchar y cuidar del otro. Pero la perseverancia trae segundas oportunidades.


OPINIÓN

Antes de comenzar con mi opinión propiamente dicha, he de hacer un par de comentarios al respecto de la portada, la cual, si bien es muy bonita y conciertos tintes de inspiración en una escena en concreto de la película Gladiator... no considero que sea la más adecuada para lo que se cuenta en la historia.

Dicho de otra manera, es bastante anacrónica, no ya solo por el estado del Coliseo, que también. Sino porque no debemos olvidar que, por fechas, la etapa del Imperio Romano de occidente concluyó en el siglo V d.C por lo que, la protagonista debería de haber vestido más tipo medieval que esa toga romana, amén de que la corona de laurel no debería ser un accesorio que llevara ya que estaba reservada a artistas, vencedores de competiciones deportivas o literarias e incluso, para los generales victoriosos durante su desfile de gloria. No para mujeres mundanas.

Entendiéndose mundanas como del populacho, puesto que sí que se dieron casos de mujeres laureadas, amén de que las musas siempre son representadas con una de ellas.

Una vez terminada la historia, tengo que reconocer que no la esperaba de ese modo. Es más, dado lo convulso del período histórico en el que se sitúa, me chocó bastante que no hubiera ninguna batalla. Especialmente cuando uno de los protagonistas principales es un duque. Creo que ese es un aspecto susceptible de mejora de la novela en general.

Puedo entender que, dado el género de la editorial, especializado en romántica, la autora haya decidido relegarlo a un segundo plano, aprovechando sobre todo que el significado del nombre de la protagonista es, precisamente, Irene. Pero... en mi opinión, y dado que el ritmo narrativo de la novela se caracteriza por ser pausado, le hubiera aportado un toque diferente de velocidad, vibración e incluso, de intriga y temor por saber cuáles serían los destinos de los personajes.

Lanza, eso sí un poderoso y rotundo mensaje acerca de que hay que saber respetar a los demás y olvidar las diferencias. Sobre todo porque estas enriquecen y no empobrecen. Una idea que, por moderna que pueda parecer, los romanos supieron comprender a la perfección. No tendría sentido de otra manera dada la amplia extensión de territorio que lo integraba.

Me ha gustado mucho el personaje de Irene y su fuerza. Interior, porque para fuerza exterior ya está la de Enyl. Una mujer que está muy segura de sus convicciones y a la que el primer amor le deja una huella tan profunda que es capaz de arriesgar todo con tal de poder vivirlo. A pesar de que las consecuencias para ella, su fama y su consideración serían nefastas para ella.

Demostrando con ello que, en determinados temas, la situación parece no haber cambiado mucho para las mujeres, quienes siempre nos llevamos la peor parte y, una vez ganada una cierta fama, es bastante complicada deshacernos de ella.

Enyl por su parte representa la fuerza exterior, si bien es pelín cobarde a la hora de actuar puesto que, a sabiendas que tiene que perder tanto como la mujer que ama, decide no dar el paso y seguir las normas de lo establecido.

Hay quien puede criticarlo, pero, en mi caso me ha parecido muy razonable porque, con ello, la autora nos recuerda que el concepto de amor tal y como lo tenemos entendido hoy día es bastante contemporáneo y que, en la Antigüedad, los matrimonios no eran más que un puro trámite y acuerdo donde no había sentimientos anteriores al enlace. Y los hijos, solo servían para perpetuar el linaje y la estirpe, pero poco más.

Asimismo, también hace mención y nos recuerda que, se puede querer a una persona sin estar enamorado de ella porque, por muy idónea que sea para nosotros, la realidad es que no puede forzar a nadie a que nos quiera. Personalmente, esa es la relación que lo une a Adal, quien es un bendito y ha aceptado perfectamente su rol como un vértice secundario entre los dos.

Como podéis imaginar es un canto a la fuerza y a la paciencia del amor haciendo referencia al hilo rojo del destino. Sin embargo, no debemos olvidar que es un sentimiento. Y como tal, está intrínsecamente relacionado con las personas, de ahí que cambie, varíe y se modifique. Incluso cabe la posibilidad de que madure y evolucione, adaptándose a un lugar y a un momento puntual.

Solo ahí, si es poderoso y perseverante, este será capaz de salir a la superficie de nuevo con toda la fiereza de antaño y conceder esa segunda oportunidad que todos merecemos en la vida. Para lo cual, debemos partir de cero dejando atrás el pasado y todo lo vivido, sea feliz o infeliz.

Porque no hay mayor aventura y viaje que la de vivir una historia de amor que te marque y te acompañe desde el principio al final de tus días no mejor luz que un sentimiento como este para iluminar los períodos de incertidumbre personal e histórica.

Si os gusta la novela histórica romántica donde prime más el segundo aspecto, estoy segura de que esta novela os dejará con un buen sabor de boca.

¡Nos leemos pronto!

Por supuesto, está muy bien integrado en la novela porque así, sirve de contrapunto perfecto para la historia de amor de los protagonistas, en la que sí que hay sentimientos y que se perpetúa con los hijos como testigos de ese amor. 


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