El trabajo de una noche oscura de Elizabeth Gaskell

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la reseña de un libro que leí en colaboración con la editorial 
Libros de Seda, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar en papel. Además, en este caso es nuestra segunda colaboración seguida y me alegra y satisface ver que mi primera colaboración con ellos les gustase tanto como para volver a confiar en mí.

No me voy a entretener mucho más en el apartado dedicado a la introducción de la entrada y por ello prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de El trabajo de una noche oscura de Elizabeth Gaskell:

SINOPSIS

Un secreto del pasado que tiene consecuencias devastadoras en el presente; una historia que cautivó al propio Charles Dickens.
Hamley es un pequeño pueblo donde Edward Wilkins ejerce como abogado, al igual que hizo su padre antes que él. Su habilidad para contar historias y su aguda inteligencia permiten que se gane la simpatía de los nobles locales, aunque por supuesto, nunca lo considerarán como un igual y lo sabe. Conmocionado por la muerte de su esposa y su segunda hija, el señor Wilkins se centra en su hija mayor, Ellinor, cuya vida parece perfecta: está enamorada del joven señor Corbet, un estudiante de derecho brillante y ambicioso; todo le sonríe, hasta el punto de que no advierte el evidente estado de decadencia de su padre, quien, sintiendo el peso de su inadaptación social y de su propio fracaso, vuelca su descontento en vicios, lujos y alcohol. Todo se detiene una noche, una noche oscura en la que Ellinor es testigo de un crimen. Y será este acontecimiento el que ponga patas arriba su vida de un modo dramático.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, tengo que decir que Elizabeth Gaskell es una de mis escritoras "clásicas" británicas preferidas y que Norte y Sur me fascinó. No solo como novela sino también su adaptación como miniserie en la BBC. ¿Quiero un señor Thornton en mi vida? Sin duda.

Así que, cuando me enteré de que la editorial iba a traducir una obra inédita de la autora y sobre todo, con semejante premisa en la que nos indican que hasta el mismísimo Charles Dickens quedó cautivado con ella... mi curiosidad hacia la misma aumentó muchísimo. No sé qué pensáis vosotros, pero, si otro gran escritor de la literatura británica la recomienda... quizás sí que hay creer en su criterio.

Una última advertencia que he de hacer a los lectores que se aventuren a leer esta novela es que sigue la estructura de otras novelas decimonónicas, así como su estilo narrativo, el modo en que están divididos los capítulos - cual si de un folletín se tratara - o las alusiones directas al lector cuando el tipo de narrador habitual es el omnisciente. Todas estas características pueden resultar chocantes o extrañas para los lectores más contemporáneos. Por eso, si es tu primer contacto con una novela de esta época y este formato, no debes criticarlo como uno de los puntos débiles de la misma.

En este caso además, con menos posibilidad porque, de vez en cuando, aparecen al pie de página una serie de notas aclaratorias, no solo como notas de la traductora sino también como notas informativas.

Si por algo se caracteriza Elizabeth es por el retrato fiel y real de la sociedad de la época. Y en esta ocasión la tónica se repite porque, los variados y variopintos personajes de la pequeña comunidad de Hamley se nos presentan de un modo tan detallado y cercano que, durante la lectura de esta novela es como si los conociéramos de toda la vida.

Pero además, no se detiene solo a contar las bondades de la misma, no. Narra sus luces y sus sombras y además, da datos informativos para que el lector aprende y sobre todo, se dé cuenta de cuánto han cambiado las cosas en determinados temas en apenas dos siglos.

Un tipo de detalles que se aprecia por ejemplo en el detalle de la educación del señor Wilkins, superior a la de muchos aristócratas del entorno porque la familia poseía una capacidad económica superior que la de los aristócratas. Y sin embargo, pese a haberse codeado con ellos, las distancias sociales entre uno y otros están muy bien marcadas. De ahí que no lo acepten en ese sentido y lo consideren un arribista y un interesado que desea formar parte de su status accediendo al mismo por la vía del matrimonio.

Y es que con ello recuerda también que el matrimonio no solía celebrarse por amor y sí más por conveniencias, acuerdos e intereses económicos diversos que por el sentimiento en sí. Pero eso no quiere decir que el amor no terminara llegando. Solo que a posteriori. Justo lo que le sucede a uno de las protagonistas de esta novela.

Junto a ello, recuerda una información que es más que evidente - como es la de alta mortalidad de la época, tanto en niños como en mujeres - y sobre todo, lo hace de un modo novedoso ya que, en mi opinión ese es el punto de partida que desencadena todo. Para bien y para mal.

De entrada, la relación padre e hija no es sana y sí que ralla un poco la obsesión. Desarrollada en este caso a causa de una sobreprotección del padre para con la única hija que le queda; Ellinor. Mujer que, para más inri, al tener una salud delicada, parece débil y frágil.

Sin embargo, la realidad dista mucho de la ficción y las apariencias engañan. Y es que Ellinor se asemeja a otras heroínas decimonónicas que no se caracterizan por tener un carácter fuerte que las haga destacar. En su lugar, ella es tímida y más modesta. Y, aunque a veces esa templanza pueda ser confundida con complacencia o resignación de su destino, la realidad es que es inteligente, leal, devota - tanto en el sentido religioso como laico de esta palabra - y sí que es fuerte y valiente, solo que sabe gestionar muy bien los tiempos en lo que a fortaleza de carácter se refiere. En mi caso, yo le vi ciertos paralelismos con Anne Elliot, de Persuasión, la novela de Jane Austen.

He de reconocer que, por momentos pensé que estaba falta de amor, pero, al finalizar la novela me di cuenta de que no era así. Me gustó el puntito que la autora me dio en la boca al respecto de los tipos de amor existentes que incluye en esta novela y me gustó muchísimo que sus actos de bondad se vieran recompensado en forma de afecto. Demostrando con ello que, a veces las palabras son necesarias para que nos demos cuenta de los sentimientos que una persona manifiesta o no hacia nosotros, pero que también hay gestos que dicen más que las palabras.

Introduce también un debate que lleva a la reflexión acerca de hasta dónde pueden llegar las consecuencias de nuestros actos, estemos o no implicados en ellos directamente. Hasta el punto de poder destrozarnos la vida. Y cómo un error puede cambiarnos la vida para siempre al otorgarnos una imagen que dista mucho de ser la real. Al mismo tiempo, relacionado con este tema también, se introduce un segundo debate acerca del perdón - muy asociado a la piedad en la época - y a cuán difícil es el sabernos perdonar a nosotros mismos y a las personas a nuestro alrededor.

Un aspecto muy positivo de la novela que encontré fue que el ritmo vibrante que adquiere la novela hacia el final de la misma. Muy en consonancia con los sentimientos de la protagonista y la vorágine de sentimientos que tiene. Y sobre todo que, aunque el lector tiene una ligera idea de cómo va a terminar una de las subtramas, eso no es impedimento para que al final termine sorprendido. Especialmente por la elección final en lo que a su felicidad se refiere y sobre todo, por el mensaje de esperanza y paciencia que describe acerca del amor.

Porque sí, hay un triángulo amoroso que bien puede ser considerado heterodoxo cuyos vértices se interrelacionan entre sí a lo largo de los años de maneras inesperadas.

Hay una novela costumbrista con altas dosis de crítica social, un misterio, alguna que otra muerte, mucho peso de conciencias, sorpresas, amor y justicia bien hecha. A priori, esta mezcla puede parecer caótica, pero está tan bien entrelazada que nada hace falta y nada sobra. En una novela de menos de trescientas páginas. Personalmente, yo no pido más a una historia.

Y hablar a estas alturas del genio y la maestría de la Gaskell sería llegar bastante a destiempo. Vuelvo a recordar el detalle del modo en que se concebían y escribían estas novelas en la época porque os veo venir y porque sé que algunos podrán llegar a considerarla lenta en algunos momentos. Si bien a mí no me lo ha parecido.

¿Os animáis a descubrir cuál fue ese trabajo en una noche oscura?  

¡Muchas gracias de nuevo a la editorial!

¡Nos leemos pronto!

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