Obetivo: Codony de Mario Giménez Gómez

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la reseña de una novela que leí en colaboración con el autor, 
a quien agradezco el envío del ejemplar en digital.

En este caso, salgo completamente de mi zona de confort para adentrarme en el universo de una novela futurista y distópica - si bien buena parte de la trama sucede en el pasado - de la mano y de la pluma de Mario Giménez Gómez.

No me voy a entretener mucho en la parte introductoria de la novela y por eso, os dejo con la sinopsis y mi opinión de Objetivo: Codony de Mario Giménez Gómez:

SINOPSIS

En 1975 la Guardia Civil halla en las Ramblas de Barcelona el cuerpo sin vida de una extraña guerrillera de nombre Laia. No hay dudas de que es un homicidio pero llama la atención la radiación que hay en ella, su extraña armadura y que tiene los tímpanos del oído destrozados.

Finalmente el caso queda sin resolverse y sin más identificación de la víctima que su nombre. Pero el inspector Toni Ribó, ahora en los Mossos d’Esquadra, lo reabre cuando en 1985 otra persona aparece asesinada en el Parc de la Ciutadella. Esta vez es un veterano hombre desconocido que contiene la misma radiación, un tímpano destrozado y otra armadura similar.

A pesar de la ardua investigación, otra vez más, no es posible encontrar al homicida ni identificar el cadáver, pero es posible que sí pueda resolverse el caso en 1992, en plenas olimpiadas, cuando un nuevo cuerpo aparece sin vida en el Passeig de Gracia en las mismas condiciones que los anteriores. Por suerte, las cámaras de un banco cercano a la escena del crimen muestran la figura del asesino: una robusta y enigmática mujer armada con una gran daga y un lanzamisiles.

Pero el inspector Ribó no espera una investigación que le exigirá abrir su mente para poder entender la dimensión de un caso que no solo abarca tres décadas. ¿Podrá averiguar el terrible misterio que se oculta tras estos asesinatos?


OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que, el título me confundió ligeramente porque pensaba que Codony era el nombre de una ciudad rusa o pro-rusa la cual debía ser eliminada en un contexto bélico post-apocalíptico. Pero... como suele ser habitual, me equivoqué y mi mente divagó por otros derroteros que poco o nada tenían que ver con la realidad.

Es una novela de asesinatos, sí. Pero en mi opinión también es una novela de amor y un canto a la importancia que tuvo, no solo la ciudad de Barcelona, sino también España durante la celebración de los Juegos Olímpicos del año 1992. En ambos casos, nos situaron en el mapa y también nos consideraron como una potencia deportistas.

Los muertos eso sí, son un tanto extraños por las ropas que visten. Tanto es así que, durante mucho tiempo pensé que se trataban de alienígenas, convirtiendo así a la novela en una de género ciencia ficción más puro.

Unos fallecidos que aparecen y viajan cada cierto tiempo y que, además de compartir unas vestimentas de lo más peculiares por lo diferente de la moda de principios de los noventa (y los materiales con los que están fabricados) es que todos se conocen entre ellos y que tienen un objetivo común: acabar con Codony. Pero no diré ni ahora ni después quién es para no hacer spoilers.

Con la aparición de estos viajeros del futuro, el autor pone de relieve y hace que el lector contemporáneo sea consciente del tremendo impacto y choque cultural que supuso la llegada de las nuevas tecnologías a nuestras vidas. De manera tan repentina y rápido que, el período de adaptación se perdió y por eso, en numerosos casos, a día de hoy hay personas que no han sabido concluirlo.

Asimismo, lanza un mensaje de advertencia a la población actual al respecto de lo mal que estamos tratando el planeta, del cual ya estamos apreciando las primeras consecuencias como son el cambio climático. Un mensaje que me ha parecido muy necesario porque, desgraciadamente, son muchas las personas que niegan este problema.

Por eso, el hecho de que transforme de manera tan radical no solo el paisaje de Barcelona, sino también la temperatura máxima que se alcanza en el futuro, me ha parecido muy necesario para abrir ojos y despertar conciencias. Más cuando las compara de manera tan evidente con el pasado.

Junto a ello, también introduce un debate interesante en el lector, quien se cuestiona hasta dónde es capaz de llegar en nombre de la ciencia. Y cómo, la línea que separa la investigación del endiosamiento en determinadas ramas científicas e investigaciones, es muy fina.

Al mismo tiempo, concede a la historia el lugar que merece como disciplina y ciencia de estudio para evitar que esta se repita. Y aquí, de nuevo, sucede algo parecido como con lo del cambio climático porque, al no darle el reconocimiento y mérito que merece, no se le presta tampoco la atención suficiente. Y por eso, los mismos problemas e incluso regímenes políticos se repiten de manera continua en el tiempo. Adaptados y evolucionados a la sociedad en la que viven, eso sí.

Y también, recuerda que todas las acciones tienen sus consecuencias, cuanto más si se es un líder político. Por eso, hay que pensarse muy y mucho los pros y los contras antes de tomar cualquier decisión... antes de que sea demasiado tarde porque las consecuencias las pagamos todos.

Junto a ello, indica la peligrosa deriva de egoísmo y aislamiento que estamos tomando como sociedad puesto que, fuera de control, podría derivar en la total introspección de la sociedad. Y, si bien es cierto que la comunicación, o mejor dicho que la falta de una buena comunicación a día de hoy es uno de los rasgos definitorios de nuestra sociedad - así como uno de los principales problemas de la misma - llevado a la máxima potencia, tiene consecuencias que darían como resultado lo mencionado anteriormente.

Sobre todo porque algunos de los rasgos ya aparecen reflejados en algunos personajes, entre los que destaca el inspector Ribó. Máximo representante también de la masculinidad española de su tiempo. Afortunadamente, en algunos aspectos sí que hemos mejorado. Lo cual es de agradecer. Es Ribó también el canal que ejemplifica cuán importantes son las circunstancias en las que nos hemos criado para el desarrollo de nuestra personalidad y que nos ayuda a contribuir y desarrollar determinados comportamientos para aceptarlos como válidos o, por el contrario, rechazarlos por la repulsa que ha provocado en nuestras vidas.

Me ha gustado por eso, la existencia de unos rebeldes que se cuestionen las normas establecidas. Y sobre todo que, haga especial hincapié en que las diferencias nunca han de ser motivos de odio, al contrario. Que se recuerde que la diferencia enriquece y nunca resta. Al contrario, suman siempre. De ahí lo fundamental de estar rodeados de personas que no se parezcan del todo a nosotros.

Como podréis imaginar, al ser una historia de misterios y asesinatos, no puedo revelar mucho acerca de esa subtrama. Pero sí que puedo deciros que es del todo imprevisible. Y que me ha sorprendido hasta el final ya que, nada ni nadie es lo que parece. Recordándonos por tanto, que somos hijos de nuestro pasado. E incluso, parece que los malos malísimos tienen su corazoncito y se arrepienten de sus pecados. Un detalle que me ha gustado mucho porque, de nuevo, refuerza y remarca la empatía del ser humano.


Mismo aspecto que se aprecia en el final de la novela, y en su mensaje esperanzador para con ella.

Todos los días son una nueva oportunidad para el cambio, la evolución y la mejora.

¡Muchas gracias por dejarme conocer tu pluma!

¡Nos leemos pronto!






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