Perversión: más allá del deseo de Tania Sexton

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a una novela que leí en colaboración con la autora, a quien 
agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico. Y sí, sé que me repito más que el salmorejo con bien de ajo, pero es que es la pura verdad. Y por más agradecida que pueda estar cuando un autor me ofrece su obra en colaboración en digital, la conexión y empatía que puede ofrecer una obra en físico es más difícil de alcanzar en formato digital.

Es cierto que, en esta ocasión la pluma de la autora no es novedosa para mí, pero, al haber cambiado de registro es como si lo fuera. Y por si esto no fuera suficiente, está publicado bajo la Colección Mil Amores, sello con el que, hasta lo de ahora, solo he tenido buenas experiencias.

De ahí que podáis entender la curiosidad y ganas que tenía de embarcarme en esta novela romántico-erótica e histórica.

Por todo ello, no me voy a entretener en la parte introductoria de la novela y en su lugar, os dejo con la sinopsis y mi opinión de Perversión: más allá del deseo de Tania Sexton:

SINOPSIS

Nueva York, 1929
Hubo un momento en que el mundo se paró para Cecily, todo se derrumbó a su alrededor; en su mente solo duró unos segundos, un doloroso instante.
Supo que tenía que continuar, aunque el dolor le estrujase el corazón, aunque le costara respirar; no podía parar, pues, si lo hacía, se hundiría en un pozo sin fondo.
«Acude a tu abuela» fueron las palabras de su padre. «Ella te ayudará».
Y, si el presente no era benévolo, el futuro no le regalaría nada.
El destino le deparaba grandes sorpresas… y no eran buenas.
Pero, por amor, puedes hacer cualquier cosa…
Hasta llegar a la perversión.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que esta novela es la primera parte de una bilogía. Y con ella, vuelvo a confirmar esta creencia y norma que intento seguir a rajatabla acerca de por qué no me gusta leer series o sagas que no están acabadas: ¡NECESITO SABER MÁS!

¡Tremendo el enganche que he tenido mientras leía esta novela! ¡Un día me ha durado!

Bien es cierto que, el precedente que tenía para con la autora era bien distinto y me hizo disfrutar de la lectura a partes iguales con el sufrimiento provocado, así que, he agradecido muy y mucho no solo que haya cambiado de década, sino que también el segundo concepto se haya reducido considerablemente.

En esta historia conoceremos la historia de Cecily, a quien todo el mundo - a quien se lo permite, por supuesto - llama Sissy y junto a ella, el lector realizará un viaje de conocimiento y acercamiento a lo dura que fue la crisis del 29 no solo en lo que a la economía de la época se refiere, sino el impacto que esta provocó en más esferas.

Y con estas circunstancias, lo que la autora hace es incluir un recordatorio de que la historia es cíclica y por tanto, siempre hay que gestionarlo todo con cabeza y con sentido de la responsabilidad... a riesgo de pérdida total. No quiero ponerme en modo historiadora, pero no hace mucho tiempo sufrimos una crisis económica que también fue de mucha gravedad e importancia y muchos la compararon con el equivalente a lo sucedido en dicha época.

Me ha gustado mucho que no solo se enfoque en el aspecto negativo, sino que también recuerde que esta situación fue heredera de un momento que se llamaba "Los felices años 20" y que entre los términos que mejor la caracterizaban estaba la libertad. De todo tipo.

Y es cierto que Berlín era en Europa el mejor ejemplo de dicha situación, pero Estados Unidos de América era su equivalente al otro lado del charco. Amén de que ya se había convertido a ojos del imaginario colectivo en la tierra de las oportunidades y por tanto, en el foco de atracción de buena parte de la población mundial en busca de un futuro mejor.

Aunque lo de la libertad total no era del todo cierto, porque, en lo que se refiere a la libertad para amar... desde luego que ese punto no se cumplía. Pero claro, si a día de hoy, existen personas que son rechazadas, vilipendiadas, vejadas e incluso asesinadas por no seguir "lo establecido", imaginad cuán duro debió de ser vivir esto mismo en épocas pasadas.

Aplaudo por tanto la valentía de Tania al incluir a un personaje abiertamente homosexual, si bien yo diría que es una persona que ha nacido en el cuerpo equivocado. Ha sido una sorpresa de lo más inesperada y agradable... amén de una denuncia y crítica voraz de que las cosas no han evolucionado tanto casi un siglo después. Y de este modo, convierte así a la literatura también en un arma de denuncia y subrayado de las partes más oscuras de nuestra sociedad. Muy necesaria, más en el mes en el que estamos.

No es el único aspecto que denuncia y sobre el que pone el foco para demostrar que las cosas no han cambiado tanto como deberían de haber hecho.

En el nuevo empleo de Sissy al llegar a Edimburgo el lector aprende cómo se cuidaba a las personas mayores sin importar el estado físico o mental en el que se encontraban. Raras eran las ocasiones en las que se desprendían de ellos. Y, aunque en esta novela hubiera tenido un pase porque la situación de la señora era difícil y complicada, la crítica se incluye desde el momento en que, en la actualidad sucede justo lo contrario. Ni siquiera importa que podamos "sacar un beneficio" al convivir con nuestros mayores. A la primera de cambio, se convierten en estorbos y como tal, hay que deshacerse de ellos.

También me ha gustado mucho que vuelva a alzar la voz para defender a las mujeres, las cuales fuimos, somos y espero que no continuemos siendo las malas de la historia. E incluso las que continuamos pagando los platos rotos de cosas y acciones que ni siquiera hemos cometido. Justo tal y como le sucede a Cecily.

Demostrando en ese sentido una vez más - junto con la crisis anteriormente citada - que la vida puede cambiar de un momento a otro y lo que me ha parecido aún más refrescante, que no todos los viajes de autodescubrimiento tienen por qué tener un final feliz. Por mucho que aprendamos sobre nosotros mismos.

Relacionado con esto encontramos también un homenaje - pelín retorcido, eso sí - a la fuerza y el impacto que tienen las palabras en nuestras vidas. Llegando incluso a doler más que un golpe. Y sobre todo, en cómo los rumores y los comentarios dañinos hechos a propósito pueden arruinar una vida.

Lo de retorcido lo he usado a propósito pero no es un aspecto que critique, al contrario, me parece muy real porque, una vez extendida la mala fama acerca de una persona, es harto difícil que esta se desprenda de la misma. Por eso, si bien me dio rabia, entendí los motivos por los cuales, ella decide empezar de cero y alejarse lo más posible de su antiguo yo. Eso sí, me gustó muchísimo que ella se abrazara y aceptara por completo, empoderándose en este proceso y sin permitir que nada ni nadie la pisoteara. Se convirtió en dueña de sí misma y en ese viaje, se volvió alguien realmente bella.

Me ha parecido muy refrescante porque es la primera vez que lo encuentro narrado en una novela de época, que haga hincapié en la empatía desde el punto de vista de la belleza. Y es que, e incluso a día de hoy es un estereotipo muy extendido. O varios, mejor dicho: que las personas guapas suelen ser tontas y que por tanto, quedan muy bien como adorno bonito o para un único tipo de relación, pero no para el largo plazo. Existe una novela de Terenci Moix titulada El amargo don de la belleza y creo que refleja muy bien la situación de Sissy en toda la novela. Más, en su dinámica con Cameron.

Un personaje este que me dio mala espina desde la primera aparición y que representa con total perfección al psicópata disfrazado de príncipe encantador que solo mostrará su verdadera cara cuando no obtiene lo que quiere. De nuevo, aplaudo la valentía de la autora al utilizar su novela - por muy de época que sea - para denunciar la existencia de este tipo de personajes. De nuevo, usa la literatura como arma para que, si alguno de los lectores reconociera este tipo de comportamientos que no son sanos, les sirviera de despertador para alejarse y terminase huyendo de ese ambiente tan negativo.
Como podréis imaginar, la diferencia entre el amor y la obsesión es claramente evidente y es un tema con el que Tania juega a lo largo de la novela... con más de un personaje.

Un tema muy importante narrado también es el de la maternidad, en el que, afortunadamente sí que hemos podido avanzar y desligar la asociación entre madres y mujeres porque, el hecho de no desear serlo no es algo novedoso. Al contrario, es casi innato desde tiempos inmemoriales.
Solo que ahora, si una mujer no desea convertirse en madre, no lo es. Si bien es cierto que aún perdura esa consideración extraña y esa crítica, aunque, cada vez es menor. Por eso me ha encantado el hecho de que incida en el hecho de que una mujer no es menos que otra por no desear tener y criar hijos. Maravilloso por ello, que determinado personaje lo explique de un modo tan claro y sobre todo que, Cecily también lo tenga tan bien asumido. A causa de todo lo que arrastra, eso sí.

Pero, al mismo tiempo recuerda que padre se hace y no se nace y que el mero hecho de compartir un vínculo sanguíneo no conlleva el surgimiento de un amor de manera inmediata. Si bien es cierto que la relación padre e hijo entre ambos Duncan es fantástica. Y que el niño es un amor. Lo ha descrito y narrado de un modo tan real que, incluso a mí - que no suelo ser muy cariñosa en mis demostraciones de afecto - me han dado ganas de abrazarle e incluso también, aplaudir sus logros.
Me ha encantado la dinámica por tanto entre Sissy y el pequeño y sobre todo la inesperada deriva que la vida de ella va a tomar con tal de protegerle y darle la mejor y más feliz infancia que pueda tener. Si eso no es comportarse con la fiereza de una mamá leona, no sé yo qué otra cosa podrá ser.

De manera muy coherente también recuerda un hecho que cae de cajón por su propio peso y es que, el sexo y el amor son dos aspectos diferentes de una relación sentimental. Y por tanto, se puede sentir atracción física hacia otra persona sin que surja el amor.

En este sentido, he de confesar que no esperaba que la perversión que da título a la obra fuera por esos derroteros. Y es que, de nuevo, la autora vuelve a alzar la voz para indicar cómo la mujer siempre sale perdedora si decide vivir su sexualidad de la misma manera que un hombre.
Si a día de hoy, desafortunadamente, esto continúa sucediendo, imaginad la mala fama o el tipo de consideración que se tenía para aquellas mujeres libres que se decidían a hacerlo.

Pero no solo lo incluye por esta vía, también recuerda que existen ocasiones en las que el sexo puede dar lugar al amor. O que este sentimiento no era la tónica imperante en los matrimonios del siglo diecinueve ni tampoco en el siglo veinte. Al contrario, cuando aparecía - si es que lo hacía era una vez ya casados -.
El matrimonio no era más que una transacción y un acuerdo entre iguales para perpetuar el patrimonio o la manutención del título nobiliario, como en el caso de Duncan.

Aunque advierte también de que, el amor es todopoderoso y puede aparecer cuándo y dónde menos se le espera, como sucede con los dos. Por muy abocado al fracaso y a la brevedad que esté. Hay que aprovechar el momento.

He de decir que, como aspecto negativo, cierta parte del final me resultó precipitada en la narrativa. Sin embargo, en aquel momento desconocía que era el primer volumen de una saga, así que me desdigo y afirmo que todo está perfectamente hilado y no hay puntada sin hilo en esta historia. La cual, tiene un final de infarto que me ha dejado con mucha ansia de deseo por saber más acerca de cómo se van a resolver todos esos frentes abiertos que han quedado a medias en esta pedazo de novela.
Historia que, con sus diferencias y reservas, hacia la mitad de la novela me ha ido recordando cada vez más a la versión propia de una de las obras cumbres de la literatura inglesa como es Jane Eyre.

Preveo cómo puede derivar la cosa en ese segundo volumen, aunque a nadie sorprendo cuando digo que, normalmente no suelo acertar nada, así que es bastante probable que, de nuevo la autora me sorprenda y me deje boquiabierta.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!

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