El firmamento en tu espalda de Laura García-Martín

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí porque fue uno de los 
libros  viajeros que llegaron a mi casa en días pasados. En este caso en particular, no conozco la pluma de la autora, pero el hecho de que sea mi tocaya, ya me transmitió buenas sensaciones.

Además, en este caso, no me era del todo desconocida porque había visto sus novelas en numerosas colaboraciones en Instagram, e incluso también yo misma le he dado promoción y publicidad en mi perfil al tercer volumen de la trilogía, el cual ha salido publicado hace relativamente poco tiempo.

Por todo ello, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y en su lugar, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de El firmamento en tu espalda de Laura García- Martín:

SINOPSIS

Alexandra no creía en el amor a primera vista, para ser exactos, no creía en ningún tipo de amor, tampoco creía en el destino y, por supuesto, no creía que existiesen los orgasmos que te dejan sin respiración, lo que sabía a ciencia cierta es que las tres cosas estaban sobrevaloradas. Ella creía firmemente que vivir en modo avión no era triste, sino cómodo. Jon no creía en el amor a primera vista, para ser exactos, creía que el amor existía para amargarte la vida, odiaba las frases motivadoras y todo lo edulcorado tanto como le gustaban las palabras contundentes, aunque perteneciesen al infravalorado registro vulgar. Él sabía por experiencia que la vida no era un anuncio de Estrella Damm, pero por fin estaba en standby y mientras siguiese así todo estaría bien. Alexandra creía haber encontrado todas las respuestas, Jon había decidido dejar de hacerse preguntas. Hasta que aquel día tan normal y tan insípido como cualquier otro, sus miradas se cruzaron empujándoles con fuerza hacia la vida y arrasando con todas las mentiras que se habían contado a sí mismos para acallar el dolor. Quizás el amor no sea la respuesta, quizás sea la semilla de todas las preguntas y la única forma de responderlas sea viviendo intensamente a pesar de los obstáculos, a pesar de los riesgos, a pesar de los miedos...

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de advertir a los lectores de que esta es una trilogía en la que la historia de sus protagonistas se va desarrollando en cada una de las entregas, si bien puede decirse que esta primera parte tiene un final cerrado. Con un mensaje de esperanza y curiosidad soterrado que provoca precisamente que el lector que se acerque a él quiera tener la curiosidad por saber y descubrir si todo acaba como una tragedia griega de Eurípides o Sófocles. O si por el contrario tiene un final feliz como si de una comedia de Plauto se tratara.

Así que si sois de ese tipo de lectores a los que les da la curiosidad y el gusi gusi por saber... tengo buenas noticias para vosotros. La historia completa ya está publicada y por eso, no vais a tener que esperar mucho tiempo para saber cómo termina todo y comprobar así por vosotros mismos, si vuestras teorías al respecto son correctas o no.

En esta historia - como en el resto de la trilogía - conoceremos la historia de Jon y Alexandra, ambos pertenecientes al mundo de la interpretación, solo que en diferentes etapas de su carrera profesional.

Y con este punto de partida, la autora ya introduce algunas metáforas que son de lo más interesantes, como por ejemplo, el establecimiento y la diferenciación entre vivir y sobrevivir. Verbos similares y, en ocasiones confundidos en numerosas ocasiones, pero que son bien distintos entre sí. Pero también, cómo todos los seres humanos somos actores y aprendemos a fingir acerca de nuestras circunstancias personales. Principalmente por el miedo el juicio y a la exposición para con los demás, recordando con ello que debemos ser más empáticos con todos aquellos que están a nuestro alrededor.

Incluso con los famosos, a quienes no conocemos realmente y que en no pocas ocasiones han creado un personaje público que poco o nada tiene que ver con la persona real que se esconde detrás de ellos. Unas personas que también tienen sus vidas privadas y para con quienes no se vale todo a la hora de saber toda la información personal al respecto. Los límites de la privacidad y cómo cada vez están más difuminados, por tanto, es otro de los temas que aquí aparecen muy bien reflejados. Junto con una segunda pullita para nosotros como sociedad poco o nada empática.

Creo y considero que su profesión de intérpretes no es una elección baladí. Es más, ya desde el título avisa de ello al incluir la palabra firmamento. Junto a ello además, en cada capítulo hay alusión, bien a una constelación, bien a una estrella del cielo. La otra acepción para dicha palabra.

Aunque, al mismo, la máxima aspiración para cualquier profesional de este mundo: el del reconocimiento. Porque, invita a la reflexión al provocar que el lector se pregunte si queremos o no que nuestro esfuerzo y trabajos sean apreciados y reconocidos para con los demás.

Eso sí, advierte al mismo tiempo del lado oscuro de la fama... el cual no se suele contar. Porque, es un comportamiento muy humano fijarnos única y exclusivamente en la parte positiva y brillante de las cosas. Olvidando al mismo tiempo que, si algo brilla mucho, puede llegar incluso a dejarnos ciegos con su fulgor. Mensaje muy necesario que se relaciona e incluye uno de los tipos de amor presentes en la novela; el que tienen por la fama. Y cómo, al igual que el resto de interacciones y relaciones con el sentimiento, si no se gestiona bien puede acabar siendo sano... o tóxico, tanto desde el punto de vista físico como psicológico.

La realidad es que, si bien positivo o negativo este acercamiento al mundo del famoseo no es apto para todos los públicos, ya que hay que tener una fortaleza psicológica muy grande. E incluso, una preparación específica para ello, ya que buena parte de las noticias y rumores que salen publicadas acerca de las vidas de los famosos tienen, en numerosas ocasiones, poca o nula base con realidad... de ahí lo fundamental de los profesionales psicológicos. Que han de ser quienes nos acompañen en el proceso y nos den las pautas e instrucciones necesarias para superar nuestro día a día.

Y en este sentido, he de decir que he echado en falta más presencia y más profesionalidad de los trabajadores de la salud mental. Especialmente porque es bastante evidente que ambos protagonistas lo necesitan. Y, si bien es cierto que queda claro que, como en cualquier otra dolencia debemos buscar al profesional más adecuado a nosotros y que por tanto, no todos los psicólogos funcionan con todo el mundo... Personalmente este aspecto se me ha quedado flojo y espero que sea uno de los detalles y temas a mejorar en las próximas entregas.

Además de eso, el hecho de estar en diferentes etapas profesionales, le sirve también a la autora para ejemplificar que también están en diferentes etapas personales y además, lo relaciona con el tema de la madurez, la cual no va asociada a una edad determinada, sino más bien a nuestra personalidad.

Como he mencionado antes, es una novela muy sentimental. Porque, quieras o no, te va a provocar un caudal de sentimientos - no siempre positivos - a medida que se les va conociendo más en profundidad. Es más, durante muchos más momentos de mi lectura he sentido rabia y pena... ya que veía que todo era la crónica de una muerte anunciada y que, como no podemos luchar contra nuestro destino... estaban abocados a dicho final.

El primer mensaje importante al respecto del sentimiento por tanto es el de que no podemos renegar de él porque, aparecerá cuándo y dónde menos se le espera. haciendo tambalear nuestras opiniones, pareceres y consideraciones previas al respecto del mismo. Como bien dice el saber popular... "Nunca digas nunca..."

Asimismo, me ha gustado mucho cómo la autora ha jugado con la idea de la intimidad y el tema de las relaciones personales. E incluso sexuales, las cuales se prefieren en no pocas ocasiones porque son mucho menos complejas y complicadas. Pero esa intimidad preferida por Jon ha sido la base para que él desarrolle sus sentimientos de manera progresiva para con Alex, en quien se ve reconocida y a la que considera como a una mujer diferente del resto. Ella sí que le interesa de verdad y no quiere repetir patrones previos, a sabiendas de que son tóxicos.

Porque así, el amor tóxico tiene una buena cuota de presencia entre las páginas de esta historia. Además, de que también incide en la importancia y en el impacto tremendo que nuestras primeras relaciones y amores pueden tener en nuestras vidas, llegando incluso a perpetuar patrones de comportamiento y actitudes tóxicas a las que quedamos enganchados por la potencia del sentimiento, pero que de sano tienen poco o nada y que, a la larga, lo único que provocarán será una falta de amor propio tremendo y un malísimo concepto de lo que deberíamos entender como un buen amor.

Pero esta situación de jaula dorada en la que uno de los dos protagonistas vive sirve también para, de nuevo, dar la importancia que la comunicación merece en nuestra sociedad. Y ya no solo dentro de nuestras relaciones sentimentales, sino de todas las que son importantes en nuestras vidas.

Una comunicación que, como con el sentimiento, si no se tienen las herramientas adecuadas para gestionarla bien pueden dar lugar a malentendidos y confusiones. Haciendo hincapié así por tanto en que es una de las asignaturas pendientes de nuestra sociedad. Y que suele estar relacionada de nuevo, por el miedo a la exposición y al ser juzgados tanto por las personas que nos conocen como por aquellas que no.

Aquí además, le da un giro diferente poco habitual en la novela romántica al relacionarlo con la masculinidad frágil y cómo a día de hoy, continúa muy presente esa idea de que los hombres no lloran. Cuando, llorar no siempre ha de asociarse con una situación triste o dolorosa porque se puede llorar también de alegría.

Además, al mismo tiempo otroga y concede el rol y la importancia que estas merecen. Y ya no solo por su novela, que también, sino porque sirve para convertirla en algo más que un simple entretenimiento y convertirse en una arma de denuncia de aquellos aspectos más sombríos de nuestra sociedad. Así que, en este sentido, si algún lector, al leer algunos de los duros momentos y situaciones en los que uno de los dos protagonistas se ve envuelto, se siente identificado y se ve en ellos, que sepa que no está bien y que tiene que poner distancia lo más rápido posible entre él y la persona que dice quererle, pero que en realidad no lo hace.

Relacionado con los malos amores están por supuesto, los abusos y los malos tratos. Y en este sentido, de nuevo, me ha gustado la valentía y la originalidad de la autora para acercarse a una de las lacras de nuestra sociedad. Que sufrimos tanto hombres como mujeres, si bien es cierto que en el primer caso, las menciones son mucho menos habituales. De nuevo, juega con la idea de que si algo no se menciona o se pronuncia, no se sabe acerca de él. De ahí, una vez más, la importancia de las palabras.

He de darle la enhorabuena por tanto a Laura con la creación de un personaje como Susana, una malvada mala malísima a la que yo aspiro ser considerada como rol. Es odiable y representa a la perfección que los extremos nunca son buenos, que quien bien te quiere lo hará libre y sobre todo, que no podemos obligar a nadie a que nos quiera como nosotros queremos que lo hagan. Más cuando no hemos aprendido bien ese concepto de amor.

Un concepto de amor que también podemos heredar de nuestros progenitores. Porque, este es otro de los amores que aparecen aquí representados. Porque, en no pocos casos, tomamos también como punto de referencia la relación afectiva de los mismos y por tanto, aspiramos a querer tener una igual, idealizándola por tanto. Olvidando así que la perfección no existe, que no es oro todo lo que reluce y que por tanto, para que una relación funcione ambas partes deben estar implicadas al cien por cien y por tanto, que la búsqueda y persecución incansables de la misma solo provocará desilusión, tristeza, rabia y hastío.

En este caso, Jon que lo ha experimentado en sus propias carnes es quien mejor lo escenifica. Él solo quiere sentirse amado a causa de sus carencias afectivas desde la infancia, de ahí que se refugia en toda aquella persona que le muestra un mínimo de sentimiento afectivo. Y eso da pena, si bien es cierto que representa perfectamente uno de los miedos más comunes de nuestra sociedad como es el de la soledad.

La paternidad es por tanto, otro tema muy importante porque incide en algo que cae de cajón y que por tanto, a veces se olvida. Un detalle que no es otro que, como el resto de las relaciones importantes de nuestras vidas, no han de darse por descontadas.

Además, recuerda que el hecho de que compartamos un vínculo sanguíneo con otra persona no ha de provocar que el amor brote de manera espontánea entre esas dos personas. Al contrario, han de ser cuidadas y tratadas con la importancia y consideración que merecen; todas.

Pero sobre todo, incide en que un hijo nunca es solución a una relación que está rota. Así que hay que tener en cuenta y por tanto, reflexionar de manera muy concienzuda antes de convertirnos en padres y sobre todo, la persona a la que elegimos para compartir esa responsabilidad. Que es para toda la vida. Teniendo en cuenta que, puede que la relación se acabe y que por tanto, los niños van a resultar los principales perjudicados de esa ruptura. Más si no se gestiona bien por parte de los adultos, los cuales en muchos casos olvidan este pequeño detalle y los convierten en las personas que pagan los platos rotos de la ruptura y también en un arma arrojadiza con la que hacer la vida imposible al otro.

Por último, y no menos importante, se habla con mucha importancia del amor propio. Y de cómo este ha de ser siempre la prioridad en nuestras vidas porque, si no nos queremos bien a nosotros mismos o no aprendemos a hacerlo, tampoco seremos capaces de querer bien a los demás y nos conformaremos por tanto, con esos instantes y miguitas de algo parecido a la felicidad que, de cuando en cuando se nos ofrece.

Asimismo, recuerda que, por mucho que queramos, no vamos a gustarle a todo el mundo. Y que por muy difícil que pueda resultarnos, debemos aprender a saber decir no, porque, al no atrevernos a pronunciarlo en voz alta, se enquistará y seremos nosotros los únicos que sufriremos las consecuencias .

Por eso, cuanto antes tengamos más clara esa idea, antes empezaremos ese arduo y largo camino que es el amor propio. De ahí que por tanto, empezaremos a ser conscientes de que, ponernos como prioridad no es símbolo de egoísmo, sino un beneficio en el que nuestra salud mental está en juego. Y con ella nunca se juega.

En cuanto al final, si bien he decir que no me ha gustado por la rabia que me ha dado, sí que he de decir que es muy plausible y realista porque, si bien es cierto que el amor es fuerte y poderoso, no es omnipotente. De ahí que ha de hallar el lugar y el momento más adecuado para que se desarrollo, por mucho que ambas partes se quieran y preocupen por el otro.

Y era más que evidente que, dado el bagaje emocional con el que ambos cargan y que no han terminado de soltar, este no era el momento más adecuado para ello. Amén de que ambas partes no estaban remando en la misma dirección, fundamental para el éxito de la misma.

Sin embargo, tras ese momento Carpe Diem, se esconde también un pequeño resquicio brillo de luz de estrellas que da esperanza a que, quizás, si ambos caminos se encauzan en la dirección correcta... pueden tener el final que merecen. Que es el de ser felices, especialmente Jon, que bastante ha sufrido ya en la vida.

No puedo acabar este post sin hacer mención a dos aspectos que no me han gustado, como son el hecho de que los capítulos sean largos - pero eso es en mi caso, que tengo un TOC que no me permite quedar un capítulo a medias - y que, en numerosos casos, Jon sufre de una incontinencia verbal inconexa que me hacía desconectar de la lectura.

Es cierto que representa y describe a la perfección cómo se comporta una persona que tiene logorrea - como servidora - más cuando está nerviosa. Sin embargo, dado que son esas conversaciones las que generaron la intimidad entre los protagonistas, en algunas ocasiones e intervenciones de Jon, muchas frases eran más bien de paja o de relleno y hubieran sido mucho más profundas y sentimentales, permitiendo así que el lector empatizara con él mucho más.

Dicho esto, he de dar la enhorabuena a la autora por esta novela. Y en mi caso, por supuesto, añadiré que quiero seguir sabiendo más de las aventuras y desventuras de este par.

Una suerte por tanto, que haya decidido poner a viajar también los otros dos volúmenes de la trilogía, los cuales aparecerán también reseñados por aquí.

Este libro ya ha salido hacia la siguiente parada.

¡Nos leemos pronto!


 



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