Vever: la niña del agua de Natalia Carnales

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de uno de los libros viajeros que ha llegado a mi 

casa en estas fechas pasadas. Lo sé, ya lo avisé, así que no me digáis que no os pilla de sorpresa. Y aún me quedan un par de ellos más por comentar.

Sin embargo, vamos a centrarnos en el que nos ocupa y por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria del blog y por eso, os dejo con la sinopsis y mi opinión de Vever: la niña del agua de Natalia Carnales.

SINOPSIS

En el invierno de 1870, la nieve llega a Londres y con ella unos sucesos extraños en el orfanato femenino cercano a West End. Algo malo está sucediendo, el solsticio se acerca y con él la noche más larga, donde el poder se liberará.
Un joven médico se esfuerza por reconstruir su vida y salvar la fortuna familiar bajo cualquier precio, mientras una inmigrante noruega intenta sobrevivir en los suburbios de Whitechapel.
Ambos, se verán bajo el poder del sacerdote Brown, quién regenta el lugar, mientras luchan contra la atracción que los domina.
Entre los pasillos del hospicio viviremos amores, lágrimas, luchas y misterios, porque aquí, todos tienen algo que ocultar.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de hacer un par de comentarios al respecto de esta novela. En primer lugar el que tiene que ver con el título, puesto que pensaba que Vever y la niña del agua eran el mismo personaje, cuando no es así. Aunque, a nadie sorprendo si digo que, sorpresa sorpresa, nunca acierto nada. Sin embargo, esa es una de las múltiples sorpresas que esta novela nos tiene preparadas.

Y de entrada, he de decir que me ha gustado mucho la atmósfera tenebrosa del universo que ha creado la autora porque realmente sentí que hacía frío por ejemplo y que no estaba del todo solo mientras paseaba de manera literaria por tan particular orfanato.
Asimismo, agradezco el hecho de que haya roto moldes y estereotipos al respecto de la ambientación porque, al mencionar el siglo XIX y Whitechapel, inmediatamente, quien más o menos lo asocia con Jack el Destripador. Así que ha estado genial centrarse en otros aspectos más allá de la fama de este señor.

Junto a ello, también he visto una ambientación dickensiana que me ha gustado mucho, pero con cierto tinte gótico muy conseguido que lo mejoraba mucho. Y que sobre todo, destaco porque así nos narra y nos recuerda las condiciones de vida de la época para que apreciemos cómo hemos cambiado en ese sentido y sobre todo, porque así consigue que la literatura sea más allá que un mero entretenimiento y que puede ser complementaria con la disciplina histórica.

La acción sucede en un orfanato para chicas bastante peculiar donde llegar nuestra protagonista, que también es una de la que le da el título a la novela ya que es una vever. Puedo entrever de dónde ha tomado la inspiración para el personaje de Freya y sus particulares habilidades, pero, he de admitir que es la primera vez que lo veo sin ser una marca de joyas francesas. Al respecto de sus posibilidades, no diré exactamente de qué se trata, pero sí que diré que es muy observadora y que por eso, enseguida se da cuenta de que las cosas no son como parecen y que hay mucho más allá de lo que nos cuentan allí.

Es una novela donde se donde aparece muy bien ejemplificada la dualidad de la época porque, había una fuerte creencia en el mundo espiritual, pero también un auge bastante grande de la ciencia, la cual está muy representada con el personaje de Frederik, el médico. De quien he de decir que jamás hubiera imaginado su secreto.

Pero, sin embargo, así se trata que la línea entre la vida y la muerte está muy difusas y sobre todo, que no está mal sentir interés y curiosidad por un punto y otro, ya que son complementarios. Y la diferencia enriquece y nunca separa. Así que el interés y por tanto, el acercamiento entre ambos era inevitable. Pero eso sí, diré que el inicio del sentimiento romántico me ha parecido precipitado.

Por supuesto hay una mención bastante evidente al Mal con mayúsculas, pero he de decir que, queda bastante bien demostrado en esta novela que no debemos salir a buscar el mal en criaturas sobrenaturales o en creencias y supersticiones varias. Al contrario, el mal está mucho más cerca de lo que podemos pensar. E incluso es el ser humano el más maligno de todos ellos, especialmente si está amparado bajo el poder.

Un aspecto y detalle que, desgraciadamente, continúa sucediendo de manera mucho más habitual de lo que podríamos pensar.

Y a pesar de esa historia gótica, no puedo no hacer a otro de los temas importantes de la novela como es el amor. Un amor que será siempre más fuerte y poderoso que cualquier otro sentimiento que nos motive a actuar como puede ser la venganza. Incluso en aquellos momentos en los que tenemos todos los motivos del mundo para estar enfadados con el mundo y obtener la justicia por nuestra mano - como la niña - aparece dónde y cuándo menos se le espera. Es decir, que no se escoge el momento más adecuado para él. Pero que siempre es libre y que nunca nos coartará, sino que siempre conseguirá sacar a relucir la mejor versión de nosotros mismos.
Pero que siempre tenemos que tener en cuenta que, solo si nos aceptamos y queremos bien a nosotros mismos, seremos capaces de querer bien a los demás.

Un amor romántico que también puede ayudarnos a encontrar nuestro lugar en el mundo y sobre todo a nuestra familia, sea de sangre o no, porque el hecho de compartir un vínculo sanguíneo con otra persona, no conlleva el brote o surgimiento del amor romántico para con otros. Ha de cuidarse con la importancia que tiene y merece, toda.

Un primer contacto con la pluma de la autora sorprendente para bien.

El libro ya ha salido hacia la siguiente parada.

¡Nos leemos pronto!