Almas de otoño de Marcelo Favio Borka

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con el 
autor, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar en digital. Esta, es una colaboración especial puesto que forma parte de la dinámica entre escritores y bookstagrammers de la que he formado parte anteriormente.

Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Almas de otoño de Marcelo Favio Borka:

SINOPSIS

Principios del Siglo XX. Rusia. Un chico huye de su casa en un viaje peligroso. Un tren lo llevará hacia la libertad y a cumplir su destino.
Pero su camino no será fácil. Testigo privilegiado, vive en los últimos años de la época dorada de un Imperio que se extingue.
La Primera Guerra Mundial lo lleva a luchar en las trincheras del mayor ejército que el mundo ha conocido. Y, en esa aventura bélica, a encontrarse con Kolchak, Stalin, Rasputin y el último Zar, Nicolas II de Rusia y sus hijas.
Habrá un amor. Una separación. Una promesa difícil de cumplir.
Algo mágico que esconde sin saberlo.
Y un pasado trágico que regresa a cobrar venganza.

1984. Un viejo soldado cuenta su extraordinaria vida a una joven periodista. Lo que ninguno de ellos imagina es que aquel encuentro cambiará sus destinos para siempre.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de hacer un par de aclaraciones al respecto de la novela.

La primera es que pertenece a una trilogía que tiene al Portador como personaje clave, del cual os hablaré después. Y sobre todo, que esa trilogía y su historia se desarrolla en cada volumen, así que si sois de ese tipo de lector con gusi gusi curioso y que no aguanta muy bien la espera... quizás no sea la novela adecuada para vosotros en este momento.

Y la segunda es que, si bien es una novela histórica, no se enclava dentro del género al uso. Sí, es cierto que se trata y se habla de Rusia en un período tan convulso como fue el principio del siglo XX, pero no es una sucesión de momentos y hechos de este tipo.

Todo está narrado desde un punto de vista externo y mucho más humano, lo cual lo acerca mucho más al lector no entendido o versado en este campo. E incluso, puede ser la causa de que sienta un interés y se acerque a esta disciplina.

Ese es el motivo por el cual yo, pese a ser historiadora, no estoy en contra de la escritura de este género. Sabiendo, eso sí, que un libro histórico no es un libro de historia y que, por mucha documentación e investigación que contenga o por muy histórico y real que sea el o los personajes que lo protagonizan o aparecen en él, siempre va a tener parte de ficción.

Es más, considero que son muy útiles para acercar la historia y que así, el lector o lectora que haya sentido curiosidad, pueda después recurrir a esas fuentes más historicistas. Sobre todo porque, buena parte de los mismos incluyen una bibliografía específica y especializada sobre las circunstancias o los personajes principales y secundarios de su novela.

A mí me ha sucedido con ella porque, desgraciadamente, la historia es muy eurocentrista y por tanto, no tiende a abrir y expandir sus horizontes más allá. Lo cual es un error porque, cuanto más sepamos o más conozcamos de los demás, más ricos seremos.

Es una novela que narra dos líneas temporales en las que el protagonista Fédor es el nexo de una y otra. Me ha gustado por ello desde el principio que disociemos la idea de Rusia con el territorio actual, y solo aquel que ha vivido una y otra etapa sabrá darse cuenta y apreciar cuánto ha cambiado la geografía política de esa parte del continente europeo.

El nacionalismo, ahí soterrado, es por tanto, uno de los temas que se desarrollan en esta novela. Amén de que cumple con esa premisa tan extendida en el imaginario colectivo de que cualquier tiempo pasado fue mejor. No es así, sino que los hombres somos el producto de nuestra sociedad.

Por eso es muy inteligente el modo en que lo enfrenta con las nuevas generaciones. De ahí que Daniela, como contrapartida, no se le queda atrás. Además de que, con estos encuentros el autor lo que hace es realizar un homenaje más que necesario acerca del rol que ocupan los ancianos en nuestra sociedad. Un palo más que necesario porque, en esta sociedad basada en vivir el momento y el instante, olvidamos que la riqueza que los ancianos nos conceden, no se puede medir ni comparar con ningún otro aspecto actual.

Y junto a ello, también realiza un crítica al respecto de cuán voluble es nuestra consideración para según qué cosas o qué personas porque, mientras nos convienen o podemos sacarle algún tipo de rentabilidad, no hay problema. Sin embargo, en cuanto empieza a molestar... nos desprendemos o deshacemos de ella sin ningún tipo de responsabilidad o remordimiento.

Si tuviera que decir un tema de la novela, diría que narra el viaje literal y metafórico de Fédor en su vida. Un Fédor que demuestra cómo las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en nuestras vidas. Especialmente en su caso porque, precisamente al carecer de amor en el ámbito familiar, este sentimiento es uno de los motores en su búsqueda de sí mismo.

Es muy importante que se recuerde que no debemos dar por sentado ni por hecho que, solo por compartir un vínculo o un grupo sanguíneo con otra persona, este sentimiento ha de surgir de manera espontánea. Al contrario, como todas y cada una de las relaciones importantes de nuestras vidas, ha de cuidarse como merece.

Por eso, también es muy necesario recordar que, en ocasiones, los amigos y personas que nos quieren cercanas a nosotros ocupan, en más de una ocasión, ese rol que le pertenecía a los familiares.

Si bien es cierto que, en ese tipo de amor no ha sido afortunado, no se puede quejar del amor romántico, con el que se habla del profundo impacto que tienen los primeros amores en nuestras vidas. Tanto para bien como para mal, porque sirve de vara de medir y comparativa del resto de relaciones importantes de nuestras vidas, olvidando que, el sentimiento, al igual que nosotros varía y evoluciona con el tiempo. De ahí que no debamos idealizar a nadie y sobre todo, que no debemos renegar de él ya que, aparece dónde, cuándo y con quien menos se le espera. Incluso en plena guerra.

Sus historias de amor con Anna y María me han gustado. Aunque más me ha gustado el mensaje que se puede extraer de ellas, que no es otro que, a pesar de las circunstancias adversas, es mejor atreverse y vivir el amor con felicidad, a lo contrario. Justo no haberlo vivido nunca.

Con la presencia de estas y otras muchas mujeres en esa novela, el autor otorga el lugar que el sexo femenino debe tener en la historia con mayúscula y en las historias con minúsculas. Es más, refuerza esa interesante idea de lo fundamental que es conocer las microhistorias que componen la gran historia para estar mejor ubicados. En mi caso, por tanto, me ha gustado conocer lo de la institución para chicas ya que me parece muy interesante porque lo desconocía.

Aunque, lo que más me ha gustado de todo es el mensaje que se extrae de nuevo, al volver a contraponer con Fédor y Daniela es que, no debemos usar el presentismo para juzgar hechos pasados porque, la moraleja de la historia es, precisamente, la de aprender de lo sucedido anteriormente para que no se vuelva a repetir.

Interesante ha sido también el modo en que haya hecho hincapié en el hecho de que la perfección no existe y por tanto, que, idealizar a personas y momentos está muy bien, pero es un comportamiento erróneo ya que la perfección no existe. Por eso, debemos dejar atrás prejuicios e ideas preconcebidas al respecto de cualquier cosa y formarnos nosotros mismos nuestra propia opinión.

Y es que, a veces, ser un privilegiado lo que en realidad oculta es el vivir en una jaula de oro. Porque ningún exceso es bueno y también porque, en ocasiones, el exceso de protección no es una ventaja, sino una desventaja, ya que te aísla del mundo y, a la larga, te convierte en un inútil social. Amén de que, debemos tener muy presente que la felicidad está en las pequeñas cosas de la vida. De ahí que entienda perfectamente a María. Y a buena parte de los famosos hoy día porque su caso es perfectamente extrapolable.

Entronca con el subgénero histórico porque, al pertenecer a, ejército ruso y al tener una vida tan longeva - además de demostrar lo bien que funciona estar en el momento y lugar adecuados - Fédor tiene la fortuna de conocer más o menos directamente a personajes importantes, no solo de la historia de Rusia, sino de la historia contemporánea del mundo como Stalin, la familia del zar e incluso el misterioso y enigmático Rasputín.

De hecho, Rasputín sirve de canal para lanzar otro mensaje importante como es el de que no debemos negarnos a conocer a nuevas personas en nuestras vidas porque nunca sabremos cuán fundamental o no puede ser en el futuro para nosotros. Además de que él representa bastante bien esa dinámica de sufrimiento y melancolía que acompaña durante buena parte de su travesía vital a nuestro protagonista porque, ¿cómo os sentiríais vosotros si supierais de antemano lo que va a suceder y, por más que queráis, no podáis hacer nada por cambiarlo?

Pues, aprovecharéis el momento e intentaréis pasarlo lo mejor posible antes del trágico final. Como bien se plantea aquí.

Junto a ello, no puedo no concluir esta entrada sin hacer mención al último mensaje importante de la novela. Ese no es otro que la historia es cíclica y por tanto, tiende a repetirse. Y por eso, el final de esta novela es vibrante y para nada vi venir cómo los destinos de los personajes principales están relacionados entre sí. Tanto, que me ha generado curiosidad por seguir sabiendo cómo se va a resolver todo y también cómo va a saber aceptar - o no - ese nuevo rol gracias al oro y lo va a incorporar en su vida.

Una vida que va de eso, de aceptar y ser maleable para así aprendernos a querernos bien. Solo así alcanzaremos la felicidad y nuestro propósito vital se habrá realizado.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!



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