Las almas mellizas de Rous López Segorbe

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con 
la autora, a quien agradezco el envío del ejemplar en digital. Y, si bien no es una novela cuya publicación he tenido que retrasar mucho en la publicación, sí que tampoco la he podido opinar tan pronto como me gustaría.

Sin embargo, no me voy a entretener mucho en la parte introductoria de la novela y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Las almas mellizas de Rous López Segorbe:

SINOPSIS

Verónica carga con un pasado que la hizo empezar de cero en otro país.
Emma tiene enquistado un dolor que la asfixia y se odia a sí misma.
El presente de Leo se tambalea cuando los atentados del 11 M arrasan con todo.

Una cafetería y tres vidas que se cruzan para recorrer un nuevo camino.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de hacer un comentario al respecto del título porque, indudablemente llama la atención. Y es que, de normal, solemos pensar en las almas gemelas y yo no sé vosotros pero, si bien es cierto que no tiene un significado negativo, a mí sí que me dio la sensación de que no iba a terminar siendo un final del todo feliz el de esta historia. Se reflejaba esa añoranza y melancolía ya desde ese propio título.

Es una novela muy coral, con todo lo que ello conlleva. O dicho de otro modo, es una jugada y un movimiento muy arriesgado por el riesgo de descompensación en lo que a importancia de todos los personajes se refiere. Sin embargo, este aspecto la autora lo ha solventado bien. Además de que, pese a tener los capítulos cortos, son incontables las reflexiones interesantes que se incluyen en la novela, convirtiendo así a esta obra y sobre todo, a la literatura el algo que trasciende y que va mucho más allá de un mero entretenimiento, puede ser un arma de denuncia de los aspectos más negativos de nuestra sociedad... o de punto de inflexión y revulsivo para hacernos pensar y empezar a cambiar aquello que no nos gusta de nuestras vidas.

Como café adicta, tengo que decir que uno de los aspectos que más me han gustado de la novela es la importancia que esta bebida tiene en las vidas de todos los personajes. Junto a ello, considero que el modo en que se toma el café dice mucho de una persona. De ahí que, no solo como bebida, sino también porque un café es el punto y lugar de reunión de estos desconocidos cuyo punto en común empieza siendo esto.

Con esta premisa, la autora recuerda que no podemos decir no al sentimiento, ni recelar tampoco de la idea de conocer a nuevas personas en nuestras vidas porque, estas pueden llegar en el momento y las circunstancias más inesperadas... para cambiarla incluso por completo.

Junto a ello, es un mensaje muy original a favor de la empatía y la generosidad social el que se incluye en esta novela utilizando el recurso del café sospeso. Dinámica que no es muy común en España, pero sí que lo es en Italia, especialmente en Napoli y que consiste en dejar pagado un café para otra persona. Se la conozca o no. Como he dicho antes, es un mensaje y palito más que necesario para la sociedad, pero también un magnífico recordatorio de que son las pequeñas cosas y detalles de la vida cotidiana los que nos colman de felicidad. De ahí que haya que prestarles más atención.

Tiene también su toque legendario aunque real con la leyenda del lunar. La cual sí que es cierto que yo conocía pero sé que hay gente que no. Y para aquellos lectores que no lo hagan, les invito a que la busquen. Se van a sorprender.

Otra idea que se repite en más de una ocasión en esta novela es que las apariencias engañan y por tanto, no debemos dejarnos llevar por los prejuicios, ya que podríamos sorprendernos. Amén de que todo el mundo carga con unos demonios que no solemos compartir con los demás por miedo a la exposición y al juicio externo. De ahí que debamos estar más atentos y sobre todo, ser más empáticos y observadores ya que nunca se sabe cuándo podemos necesitar ayuda o ser receptores de la misma.

Incluso en aquellos que trabajan de cara al público, como es el caso de Verónica, quien trabaja en una cafetería y se ha marchado de su país natal, Venezuela. En este sentido, la usa como canal de transmisor para indicar que la diferencia siempre enriquece y nunca ha de separar y además, que no podemos criticar o menospreciar la situación de quien ha llegado a otro país para empezar de cero. Por lo comentado anteriormente sino que también, conviene que reflexionemos acerca de cuáles debieron ser sus circunstancias allí como para poner romper con todo.

Un mensaje que se repite en más de una ocasión y con más de un personaje es el de la fugacidad de la vida, emplazándonos por tanto a vivir el momento sin preocuparnos tanto por el pasado y lo que pudimos hacer pero no hicimos o por el futuro, el cual es desconocido. Hay que centrarse más en el presente, porque solo es uno y la oportunidad, una vez perdida, jamás se recuperará.

Este es solo uno de los tipos de amor presentes en la novela. Pero hay más.

De entrada, con la especial relación entre Verónica y sus clientes, se recuerda que los vínculos pueden aparecer en cualquier momento y unir para siempre las vidas de dos - o más - desconocidos. Eso sí, como todas las relaciones importantes de nuestras vidas, nunca hay que darlas por descontadas y sí que hay que darles siempre la importancia que merece con detalles, como por ejemplo, una palabra amable, una pregunta de interés o una invitación al café.

Y recalco esto de las relaciones porque también hay alusión al amor entre los miembros de una familia. Y por eso, me ha gustado que precisamente recuerde que el mero hecho de compartir un vínculo o un grupo sanguíneo con otra persona, ha de llevar unido sí o sí el surgimiento del amor entre ambas.

Es más, por sorprendente que parezca, puede darse una relación de toxicidad entre dichos familiares, quienes se creen que sus gestos o palabras no duelen, cuando no es así. Sí que es cierto que la paternidad y la maternidad son muy duras, pero de nuevo, debemos tener más tacto y cuidado a la hora de usar las palabras y sobre todo, cómo utilizarlas. Es cierto que los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero entre ello hay que recordar también que la felicidad ha de ocupar el puesto más alto de nuestro ranking de valores. Y por eso, tienen que ayudarles a que sean felices, incluyendo en muchos casos, una profesión que les provoque felicidad. Por muy pocas salidas laborales que tenga.

Dicho de otro modo, más apoyo y menos menosprecio.

Una advertencia muy necesaria porque, las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en el desarrollo de nuestra personalidad. Asimismo, sirven también para perpetuar determinados comportamientos o actitudes como sanos cuando en realidad son tóxicos. Como por ejemplo, una idea equivocada del amor. Y es que, aunque no nos demos cuenta, tendemos a idealizar a nuestros padres y por tanto, a considerar que son perfectos. Cuando la perfección no existe.

Por eso, la búsqueda incansable de esa felicidad y su consiguiente irrealización lo que terminará por provocarnos es infelicidad y hastío. Así como una tristeza que pagamos con nosotros mismos y con quienes están a nuestro alrededor.

Así que ese alegato a favor de la felicidad. Y sobre todo, su relación con profesiones artísticas como por ejemplo la música de las manos de Leo, me ha gustado mucho.

Hay alusión también al amor romántico. Desde más de un punto de vista además.

Así, lo utiliza como recurso para indicar y subrayar uno de los principales problemas que, como sociedad tenemos. Y ese no es otro que el del miedo a hablar y comunicarnos porque, como he dicho anteriormente, pensamos que eso es un síntoma de debilidad. Junto a ello, sentimos mucho miedo de que se nos juzgue. Por eso, preferimos callar o pasar por temas delicados por encima antes que hablar.

Cuando, deberíamos hacer al revés. Hay que hablar. Siempre. Sea del tema que sea y aunque nos duela, porque si no cerramos círculos, el pasado siempre regresará para atormentarnos y por tanto, no podremos ser felices.

Pero, como la cobardía social nos caracteriza, al menos en lo que a relaciones se refiere, preferimos no mantener relaciones o crear vínculos y sustituirlo por relaciones que no impliquen intimidad y sean menos complejas, como por ejemplo las relaciones puramente sexuales.

No estoy en contra de las mismas, que conste, lo único que este tipo de acuerdos deben aclararse y cerrarse desde el inicio entre ambas partes y también conviene recordar que, a veces, son la antesala del surgimiento de relaciones mucho más profundas. O dicho de otro modo, en no pocos casos, son el origen del desarrollo de otro tipo de sentimientos.

Asimismo, debemos saber reconocer que no todas las historias de amor son sanas, sino que también las hay tóxicas. Y por eso, lo que sucede entre Emma y Marcos lo ejemplifica muy bien.

Por eso, además de recordar el impacto tan profundo que tienen nuestros primeros amores en nuestras vidas, ya que sirven de punto de referencia y vara de medir de futuras relaciones amorosas, conviene tener presente que, si en una relación no se respeta la individualidad de cada uno... ahí no es.

Un amor que, al pertenecer al campo de la psique y los sentimientos, no puede estandarizarse ni en la gestión de los tiempos ni en su intensidad, porque todas las historias de amor de nuestras vidas son importantes. Pero, como sus protagonistas y personas implicadas en ellas, evolucionan. Así que no hay que "perder" el tiempo una vez más en comparaciones - siempre odiosas - y concentrarnos en vivirlas con toda la potencia, atención y esplendor que estas merecen.

Y hablando precisamente de la individualidad, tengo que decir que me ha gustado mucho el mensaje a favor del amor propio en nuestras vidas. El cual es el más importante, por egoísta o sorprendente que pueda parecer. Pero, si no nos queremos bien a nosotros mismos, no seremos capaces de querer bien a los demás. Para hacerlo además, en ocasiones, tenemos que realizar acciones que pueden ser malentendidas o criticadas, como ser egoístas, priorizarnos y soltar lastre.

Pero son fundamentales y muy beneficiosas para nuestra salud mental, así que, a la larga, lo agradeceremos.

Y ese es un proceso y un camino duro y largo para el que muchos de nosotros no estamos preparados. Al menos para emprenderlos en soledad. Y por eso, debemos recurrir a la ayuda de un profesional, como considero que Emma merece. De ahí que hubiera estado muy bien que, sobre todo, de cara al final cuando parece que está dando esos primeros pasitos en la dirección correcta, se hubiera incluido.

Más que nada porque así también se contribuiría a dejar de estigmatizar a la profesión. Y sobre todo, darles la importancia que esta tienen. Amén de que así, la literatura también se convertiría en un arma y no en un mero entretenimiento.

Por todo ello, creo que el final, si bien realista porque no está preparada para nada más y porque no todas las historias tienen que tener un final feliz, sí que me ha parecido precipitado - descafeinado incluso, si utilizamos la comparativa cafetera - en la narración de los acontecimientos. Especialmente al compararlo con el ritmo narrativo del resto de la novela. Aunque, como he mencionado anteriormente, es consecuente con el deje melancólico que ya se entrevé desde el propio título.

Eso sí, no puedo no dejar pasar un aspecto que me ha chocado porque he leído en las páginas que uno de los personajes abandona un país. Pero, La Provenza no está en Italia, sino que está en Francia como ahí se asegura. Y eso es un fallo que, si bien no es fundamental para la novela, sí que debería de corregirse de cara a futuras ediciones.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!

Comentarios

Entradas populares de este blog

La invitación de Vi Keeland

Quimeras del pueblo libre: Primer Ciclo La Sombra del ayer I de Laura Collado Moreno

Only work, no play de Cora Reilly