Todas las veces que se te acelera el corazón de Carmen Arteaga

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de uno de los libros viajeros que llegaron a mi 
casa como el turrón; por Navidad. Y, como se me juntó pilita - si bien, eso sí, termino hoy con las opiniones varias del mismo, ese es el motivo por el cual, la introducción de esta publicación os resulte similar a la de algunas anteriores.

Sin embargo, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de la misma y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Todas las veces que se me acelera el corazón de Carmen Arteaga:

SINOPSIS

Minerva sabe lo que es volar y también que le corten las alas.

Alex se ha refugiado en una casa de cristal, tras una capucha y su colección de sonrisas.

Chris siente que le sobran las ganas, pero le falta tiempo.

Un sueño roto, Thelma y Louise, una lista de estupideces, una fiesta que nadie quiere celebrar y ese bum-bum-bum que deberíamos saber escuchar. Porque vivir consiste en sentir todas las veces que se te acelera el corazón.


OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, creo conveniente explicar el motivo por el cual me apunté a este viaje. Aunque, es cierto que hubo más de uno.

El primero es que, si bien es cierto que tengo un par de libros de la autora en casa, no me había animado a conocer su pluma - sorry, por si me lees - así que, cuando vi este. Y sobre todo, cuando me di cuenta de que había sido elegido como novela finalista del Premio Literario de Amazon del año pasado, mi curiosidad se acrecentó.

Más que nada porque, como miembro de jurado literario que soy, sé que la novela romántica no suele estar dentro de los géneros que, a priori, son seleccionados como susceptibles de poder ganar un certamen. Y así, sin darnos cuenta, continuamos a perpetuar ese desprestigio y ese hacer de menos al género. Ojo, que no lo digo yo porque, en mi caso, opino justo lo contrario. Pero, no son pocos quienes piensan así.

En cuanto a la portada, he de decir que, solo terminaréis por entenderla del todo una vez vayáis leyendo la historia ya que, al principio, he de confesar que no entendía muy bien por qué era así. Os pasará como a mí, no os preocupéis... y ahora, a toro pasado, he de decir que, exceptuando el color que tiene de verde - ese verde raro a medio camino de varios tonos - sí que le veo sentido y es muy acorde al contenido. O sea, que es de ese tipo de portadas inteligentes que tanto me gustan a mí.

Entrando ya en materia de reseñas... tengo que decir que, entiendo perfectamente por qué alcanzó la fase final del concurso. Y también que está feo que yo lo diga, pero, es una magnífica lectura. No sé si se irá a mi top de 2024 - tampoco soy mucho de hacer ese tipo de cosas - pero sí, que es de ese tipo de historias que, de cuando en cuando, te apetece volver a leer. Por todo el caudal y conjunto de sentimientos que la historia y sus personajes te provocan.

Y eso, es todo mérito de Carmen ya que, el hilo conductor de la misma no es precisamente uno de los temas más felices de la novela. Pero, si ya desde el inicio te tops con una historia in media res perfectamente solventada y con todo el sentido del mundo y, aunque triste, te das cuenta de que es un canto a la vida y lo que menos te provoca Chris es que tengas sentimientos negativos, a pesar de sus circunstancias... eso te puede dar una idea del tremendo canto a enamorarnos de la vida que se incluye de manera evidente y más sutil a lo largo de todas y cada una de las páginas de esta novela.

Así que, Carpe Diem y aprovechemos el momento.

En este sentido, existe una frase - que no sé si alguien famoso pronunció - que indica que la vida no se mide por las veces que respiras, sino por instantes que te roban el aliento. Y en este sentido, casa perfectamente por todo lo vivido por los tres personajes. Aunque, podría modificarse perfectamente por el título de esta historia.

Porque se puede dejar huella en la vida de los demás sin ser famoso o influencer. Basta solo con querer bien a los demás e intentar que ellos sean la mejor versión de sí mismos. Por eso, es muy fácil enamorarse de Chris. O querer que, al menos forme parte de nuestras vidas.

Amén de que la especial relación que lo une a Minerva - lo siento, en eso soy muy como Álex, creo que Mimi la infantiliza y la ayuda a infravalorarse, cuando es una chica que brilla con luz propia, cuando baila y cuando no lo hace. Así que, como considero que lo menos necesita es más recordatorios o enfatizaciones de desprecio en ese sentido - es maravillosa. Uno de los puntos más fuertes de toda la novela.

No solo porque incide de manera muy sentimental a la par que realista que nuestra alma gemela puede no ser del tipo romántico sentimentalmente hablando - entre ellos hay amor y del bueno - sino porque recuerda que, en muchas ocasiones, los amigos son la familia que se elige y que estos nos quieren más y mejor que aquellas personas que, en teoría deberían hacerlo de modo innato y natural.

Pero es que también juega de un modo muy inteligente con el recordatorio de que, si bien intentamos proteger nuestro corazón ante el sufrimiento, no podemos cerrarle la puerta con llave y negarnos por tanto, a la llegada de nuevas personas a nuestras vidas. Porque nunca sabremos cuán importantes - fundamentales incluso - pueden llegar a ser y que, sobre todo, la diferencia enriquece y nunca separa. De ahí que debamos rodearnos de personas lo más diferentes posibles a nosotros mismos.

¿Equipo Thelma y Louise? Sí, para siempre.

Pero, no puedo no hacer mención a Alba. Es muy secundario, sí. Pero me ha encantado y por eso, sería maravilloso que alzara la voz y nos contara su historia. Presiento que, nos enamoraríamos de ella. Aún más. Más que nada porque es de ese tipo de personas que todos necesitamos en nuestras vidas: las que nos hacen sentir bellos. Por dentro y por fuera.

Un tema que se trata de manera muy realista y que da también que reflexionar es el del profundo impacto que tienen las circunstancias en las que hemos sido criados para el desarrollo de nuestra personalidad. En positivo...y en negativo. Porque, a priori, los Ackermann tienen todo lo necesario para ser felices, gozando incluso de una muy buena posición económica, al contrario que la de Minerva. Pero, si se rasca la superficie, enseguida se descubre que, de ricos - al menos en lo que a sentimientos se refiere - nada que ver. Y por eso, incide y critica de un modo muy acertado cómo la sociedad vive de apariencias y máscaras y que, al mismo tiempo, todo el mundo carga con unos demonios que no comparte con el resto de personas a su alrededor y que, explica por qué somos como somos.

Aquí, sin duda, todo ello se convierte en un caldo de cultivo estupendo y maravilloso para que las cosas salen como salen... amén de que influye muy y mucho en el profundo impacto que la noticia de Chris tiene. En la vida del aludido y en la de la gente que está a su alrededor. Mensaje muy importante porque, una enfermedad - más, una como esta - no se vive y "padece" en silencio. Sin importar la gravedad de la misma, todas tienen impacto en quienes les rodean también.

Relacionado con esto, sí que incide en lo difícil que es la paternidad - más hoy día - pero, recuerda de un modo muy necesario también que, cada persona tiene un ritmo diferente vital acorde a su forma de ser y que por tanto, las comparaciones son odiosas.

De ahí que, incluso en esos casos en los que hacemos un comentario "sin mala intención" al carecer de empatía y no saber gestionar los sentimientos con unas herramientas basadas en la asertividad, lo que estamos provocando en inseguridad, infelicidad e incluso, envidias y malos rollos entre los demás. Porque, como bien me gusta decir, el infierno está lleno de buenas intenciones.

Por eso, no digo que no haya que hablar. Al contrario, deberíamos hacerlo más porque, es precisamente ese el problema y una de las características que nos definen como sociedad, el miedo a hablar y expresarnos por el miedo y al juicio y a la exposición. Lo que hay es que aprender a hacerlo en el modo más adecuado según la persona y las circunstancias. Pero, eso se aprende practicando y al no hacerlo... es la pescadilla que se muerde la cola y al final, lo único que atraeremos a nuestras vidas será la infelicidad.

En este sentido, el padre tiene el final que merece y me ha gustado que lo use de canal para recordar que, incluso el amor familiar puede ser tóxico y dañino si no se basa en el respeto y en el tratar de sacar la mejor versión de cada uno de nuestros familiares.

Y en este sentido también, me ha gustado ver que, si se quiere, se puede y por eso, los hermanos dejan sus egos a un lado y encuentran un punto en el camino que los tres comparte. Porque saben que, en ocasiones, jaleos, escándalos y separaciones no merecen la pena de continuo y que, al contrario, merecemos concentrarnos en las cosas bonitas que tiene la vida. Que no son pocas.

Es triste porque no suele ser así - por eso está muy bien reflejada esta dinámica familiar - pero también demuestra que un amor sano entre los miembros de una familia es posible, La unión hace la fuerza y consigue milagros. Como que nieve en verano.

Ya lo he mencionado antes, pero esta es una novela muy romántica. El amor recorre las páginas. En más de un modo diferente.

Me ha encantado el amor de Minerva para con el baile. Un amor además reivindicativo para con el tema de las artes porque, de normal - como con la literatura romántica, así que esa crítica es fantástica - suelen ser repudiadas o tachadas de inútiles. Pero también es un amor muy real en el que se nos advierte de que el sentimiento siempre ha de ser real y tener los pies en el suelo porque, cualquier idealización - independientemente del tema - conlleva un riesgo.

Y los sueños, a veces brillan tanto que, a veces pueden deslumbrar. E incluso, comernos a nosotros mismos. En ese sentido, si un amor no respeta nuestra individualidad y nos deja ser nosotros mismos con la total libertad de expresión de nuestro ser... ahí no es.

Pero también, este amor para con la danza sirve para ejemplificar no solo lo de los ritmos vitales una vez más, sino también que el amor, como todos los sentimientos evoluciona según el momento de nuestras vidas. Por eso, está muy bien alejarse y conceder segundas oportunidades... a la larga, seremos los principales beneficiarios. Y si la felicidad es el objetivo último... bienvenido sea. Siempre.

Por eso Minerva es muy coherente como personaje. En más de un aspecto, tiene miedo a recaer.

Recuerda también la importancia del sexo dentro de las relaciones sentimentales. Es más, a día de hoy, se le prefiere por la ausencia de implicaciones sentimentales que este puede tener. Pero, recuerda también que no hay que darlo por descontado porque, este puede ser la raíz que dé lugar a intimidad de otro tipo donde los sentimientos sí que tienen cabida y que debemos hablar y poner nombre siempre porque, uno de los principales problemas de la sociedad en lo que relaciones se refiere es el no estar en el mismo punto de la relación. O estar sin haberlo hablado.

Poner nombre a las cosas da miedo. Como bien se demuestra aquí con las circunstancias personales de dos de los tres personajes. Pero también da rotundidad y sirve de estímulo y acicate para ponerse en marcha. E incluso para darnos cuenta de que somos más fuerte de lo que creemos. Porque el miedo puedo ser bueno, ya que es indicador de que nos preocupamos. Pero lo que no podemos hacer es dejar que este nos domine. Porque eso no es vivir, sino sobrevivir... como bien ejemplifica Minerva.

Uno de los aspectos que más me han gustado de la novela es la importancia y el mérito que merece la salud mental. Repitiendo dinámica en este caso con la danza y la novela romántica. Pero fundamental también para incidir en ella porque, tener una buena salud mental es indispensable para tener una buena consideración de nosotros mismos y así, aprender a querernos bien. Porque, si no nos queremos bien a nosotros mismos, no solo toleraremos actitudes y comportamientos que poco o nada son sanos, sino también porque, si no nos queremos bien a nosotros mismos, no sabremos hacer lo propio para con los demás.

Hay también más de una historia de amor, demostrando así que el amor se adapta a todas las personas y por eso, es un error generalizarlo y estandarizarlo.

Por eso, hay una historia de amor que recuerda que el sentimiento es sanador. Y nos cura. De manera literal y metafóricamente aquí además. Un tipo de amor que nos hace sacar la mejor versión de nosotros mismos y que, aunque fugaz, solo por el mero hecho de haberlo podido vivir, todos los riesgos y compromisos del mundo merecen la pena.

Tengo que hablar del personal de Klaus aquí porque él también se enamora. De una mujer más mayor que él, además. Y con esto, la autora critica lo diferente que es la vara de medir de la sociedad para con las relaciones cuando en una pareja la mujer es mayor que su compañero. Dudas y comentarios que ni se plantean si la situación es a la inversa.

La empatía en este caso es fundamental porque no todo el mundo es capaz de sentir esa presión social al respecto. Así que, en ese sentido, entiendo el modus operandi de la pareja acerca de cómo proceder durante buena parte de la novela.

Junto a ello, me ha gustado que el fin de una pareja no tiene por qué ser tener hijos y por eso, una mujer no es menos que tora - ni la pareja se quiere más o menos - por el hecho de que no quiera ser madre. De nuevo, esa crítica a la sociedad está muy presente, es bienvenida y muy necesaria.

Pero sin duda, lo que destaco de Klaus es que se haya convertido en el canal y el reflejo de la masculinidad frágil y cómo aún hoy, el hecho de llorar para con cualquier tema continúa siendo visto como un síntoma de debilidad. Más si quien lo hace un hombre. Y no es así.

Por todo ello, a pesar de que al inicio Klaus no fue santo de mi devoción, al final terminó convirtiéndose en mi Santa Klaus - también porque lo leí en fechas navideñas - y al final terminé entendiendo que, hay que dar segundas oportunidades vitales porque, su forma de comportarse y actuar se debe a que le tocó ejercer y adoptar un rol de padre que ni quiso ni para el cual estaba preparado. Y, a pesar de que le generaba infelicidad, se sacrificó por el grupo, demostrando así que su generosidad era enorme.

De ahí que él, sin pretenderlo, sea fundamental en la novela. Por lo relatado anteriormente y porque también, su inclusión convierte así a la literatura en jun arma de denuncia de aquellos aspectos de nuestra sociedad que son susceptibles de mejora y no solo en un mero entretenimiento.

Y por último, Minerva tiene la fortuna de vivir más de un amor. Incluso romántico también. Y sobre todo, sano y paciente. Que sabe encontrar su lugar y su momento para que, esa raíz implantada años atrás, florezca con todo su esplendor en el momento que más lo necesitaba.  Un amor que, si es sano es fuerte y puede ser el árbol que nos da sombra y que soporte nuestro peso. Físico y psicológico. Y que además, en este caso, está muy bien traído dada la profesión de él. Amén de que es un homenaje maravilloso al impacto que tiene el primer amor en nuestras vidas, el cual nunca se olvida.

Y hablando de olvido, ese es otro de los temas importantes de la novela. Todos sabemos que nuestro tiempo en la Tierra tiene fecha de caducidad. Pero debemos recordarnos que no nos marcharemos del todo si quienes se quedan nos olvidan.

La vida y la muerte no son opuestas, sino complementarias. Del mismo modo que el invierno y el verano y que una no funciona sin la otra. La aceptación de este pensamiento será la que por fin, haga que aprendamos a estar en paz con nosotros mismos y sobre todo, aprender a apreciar el tremendo viaje que es la vida.

Del mismo modo que, tremendo viaje que ha sido esta novela. En la que muchas veces se me ha acelerado en corazón.

Enhorabuena Carmen. Propósito más que cumplido y conseguido. 

El libro ya ha salido hacia la siguiente parada.

¡Nos leemos pronto!



Comentarios

  1. Creo que es la reseña más completa que me han hecho nunca!! Me alegro mucho del tremendo viaje 💖💖💖

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