Oírte decir te amo de Carola Peralta (Serie Crisálidas 1)

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
autora, a quien agradezco el envío del ejemplar y sobre todo, su confianza por haber querido que volviera a conocer su pluma. Más, cuando es un género diferente al modo en que la conocí.

Como es una colaboración, esta publicación se engloba dentro de aquellas que tuve que postergar , y por eso, en primer lugar, me gustaría pedir mil millones de disculpas a la autora por la tardanza en hacerlo.

Y ahora, no me voy a entretener en la parte introductoria de la publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Oírte decirte amo de Carola Peralta, el primer volumen de la serie Crisálidas:

SINOPSIS

Comenzar la universidad nunca fue fácil, incluso cuando la carrera que cursas es la que de verdad te apasiona. Pero lo que a Lucero le preocupa de esta nueva etapa, no es el hecho de haberse mudado de país, ni adaptarse a vivir con una nueva compañera de habitación. Lo que a Lucero le perturba es que no puede oír ni expresar con su voz todo aquello que piensa y siente.

Neil es un chico acostumbrado a salirse con la suya. Seguro de sí mismo y con un extenso prontuario en relaciones amorosas. Cursa el segundo año de Ciencias Económicas en Berkeley, a pesar de que lo hace por obligación, impulsado por su padre, un rico empresario de San Francisco.

¿Puede el amor romper la barrera del silencio?
Nunca es tarde para abandonarse a la certeza de que el corazón más puro puede cambiar hasta el alma más oscura.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de aclarar que, si bien pertenece a una serie, cada historia se puede leer de manera independiente porque son historias autoconclusivas. Así que no hay riesgos de spoilers... si bien es cierto que, imagino que, como los protagonistas son amigos entre sí, sí que tendrán alguna que otra participación como secundarios en el resto de novelas.

Lo que sí que sería conveniente es que leyerais el último volumen de la trilogía precedente porque ahí sí que se explica el punto de partida narrativo de nuestra protagonista, Lucero.

Una historia muy original, y también necesaria porque, he de confesar que hacía mucho tiempo que no leía una novela en la que la protagonista es sorda... al menos contemporánea. Y este detalle, en apariencia nimio, convierte a la literatura en un arma de denuncia social y de apertura de ojos porque, en nuestras vidas cotidianas damos muchas cosas por supuestas a las que no damos la importancia que en realidad tienen y de repente, cuando menos lo esperamos y de formas poco ortodoxas... la realidad nos golpea con toda su dureza. Así que, he de aplaudir en ese sentido a la autora por incluir a Lucero como protagonista ya que, desde su primera aparición... había madera de personaje principal.

Pero, no es el único tema interesante que se desarrolla entre sus páginas.
Así, recuerda que padre se hace y no se nace. O dicho de otro modo, que el mero hecho de compartir un grupo sanguíneo con otra persona, no conlleva el surgimiento y el brote inmediato del sentimiento hacia otra persona. Al contrario, es una relación importante y como tal, ha de ser cuidada como merece.

Y al hilo de la paternidad, me ha gustado mucho la complicidad, y sobre todo, la libertad que tiene con sus padres, Diego y Claire. Porque incide mucho en el hecho de que sí que debemos ser amigos de nuestros padres, pero sin dejar de lado tampoco que son una figura de autoridad y como tal, debemos darles el respeto que merecen.

Asimismo, otro aspecto entrañable de la relación entre ellos es la naturalidad con la que se comunican. Y sí, digo comunican porque la comunicación es uno de los temas fundamentales de esta novela. Y esta, se puede hacer tanto por hechos como por palabras. Si se quiere y se puede, por supuesto.
Porque, el miedo a expresarnos y al juicio externo para con los demás, especialmente en lo que sentimientos se refiere, es tan grande que, en ocasiones preferimos callar. Lo cual es un error porque es precisamente el hecho de no comunicarnos lo que provoca y genera que aparezcan los malentendidos, las discusiones e incluso las rupturas... generando siempre infelicidad.

Así que esta metáfora real con la dificultad para comunicarse que tiene Lucero me ha parecido muy acertada... y sobre todo, porque demuestra también que si hay intenciones de comunicarse, se puede hacer. Del mismo modo que el mensaje en que se nos emplace a abrazar nuestra sensibilidad mediante cualquier aspecto - como por ejemplo, el arte como hace ella - como método y uso explicativo de esa comunicación. Otro modo también de darle el lugar que las artes, sean del tipo que sean, merecen en nuestras vidas como algo que va más allá de un mero entretenimiento porque, estas enriquecen el alma. Y esa riqueza no se mide en valor material, sino que nos nutre para siempre. Así que debemos dejar de menospreciarlas, ser valientes y dar el paso. Lo agradeceremos.

A veces, simplemente la voluntad de querer hacer ese paso sirve de explicación y manera evidente para hacer saber al otro que seguimos ahí. Y eso ya, dice mucho de nosotros. Amén de enviar un palito más que necesario a que debemos dejar de ser tan egocéntricos y fijarnos en lo que sucede a nuestro alrededor porque... de cuando en cuando, una cura de humildad es más que necesaria. Justo lo que sucede con Neil. Pero, volveré sobre él porque... sigo hablando del tema de la comunicación fluida entre hijos y padres porque, esa fluidez provocará la naturalidad y así evitaremos disgustos o noticias desagradables.

Naturalidad en todos los temas incluyendo la sexualidad. Y en ese sentido, me ha gustado que sea muy abierta con sus padres. O mejor dicho, sus padres para con ella, sin dejar de otorgarle la importancia que ese aspecto de nuestras relaciones ha de tener. Y sobre todo, ha sido curioso el leer cómo, aún hoy hay determinados temas como este que siguen siendo tabú y que la madurez o la vergüenza con la que se tratan no depende de la generación en la que nos haya tocado vivir, sino en nuestra propia personalidad. 

Si bien es cierto que también, aboga por tratarlo como aquí se hace, ya que las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en el desarrollo de nuestra personalidad y madurez. De ahí que, si lo tratamos con normalidad, esta se acabará instaurando en todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas. Brava en ese sentido.

Por otra parte, es un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal porque, ella emprende una nueva etapa en forma de inicio de curso universitario. Alejándose de la protección paterna. Y en ese sentido queda muy bien reflejada su encrucijada vital y sobre todo, sus miedos, especialmente al rechazo por ser diferente. De ahí que la empatía inicial para con ella sea inmediata porque todos nos hemos sentido raros o diferentes en algún momento de nuestras vidas y también nos recuerda de un modo más que necesario que la diferencia enriquece y nunca ha de separar. Así que cuanto más diferentes y variopintas sean las personas que estén a nuestro alrededor, más ricos seremos.

Mensaje que se repite en más de una ocasión porque, incide en que no debemos ser clasistas al respecto de ninguna profesión puesto que todas son básicas y fundamentales. Más en un sistema económico como este. Y sobre todo, que tampoco debemos ser xenófobos, especialmente en un mundo tan globalizado como es este porque, conviene tener muy presente que todos hemos sido emigrantes en algún momento de nuestras vidas y por eso, conviene ser más empáticos y tratar de ponerse más veces en la piel del otro. Principalmente porque, nunca sabremos cuándo nos podrá tocar a nosotros.

En este caso, todos estos temas los desarrolla mucho mejor Neil, el protagonista de nuestra historia. El típico niño bien americano con la vida perfecta que, en realidad, dista mucho de ser perfecto. De ahí esa importancia por conceder segundas oportunidades en la vida. Y sobre todo, recordar que las apariencias engañan y que por eso, tenemos que ser más cuidadosos a la hora de prejuzgar y juzgar a los demás porque, si no lo hacemos, estaremos metiendo la pata. Por eso, conviene escuchar siempre todas las versiones de una historia antes de decir qué opinamos al respecto ya que, como aquí se demuestra, aunque podría parecer que están en las antípodas - en cierto modo, socialmente hablando así es - la realidad es que son más parecidos de lo que se podría pensar.

Sobre todo en el aspecto psicológico, y por eso, me ha gustado mucho que recuerde que la tristeza o la infelicidad tampoco ha de ir asociada a la etapa adulta, ya que esta forma parte de la misma a cualquier etapa. Y que eso, no es vivir sino sobrevivir. Por eso, debemos hacer todo lo posible y en nuestra mano cuando antes para hacer ese cambio... valiéndonos de todas las armas a nuestro alcance.

Y entre ellas, el amor. Porque el amor es un sentimiento muy poderoso, el cual puede aparece dónde, cuándo y con quién menos se le espera... amén de que puede servir incluso como punto de partida y estímulo para cambiar aquellas partes de las mismas que no nos gustan o nos provocan infelicidad. Y si eso, no es poder, no sé qué otra cosa podría serlo.

Eso sí, si es sano. Porque quien bien te quiere, te aceptará tal cual eres y te querrá libre por tanto. Pero, también querrá sacar la mejor versión de nosotros mismos, buscando mejorar y mejorando nosotros al mismo tiempo. Aunque, sí que es cierto que debemos tener también bien presente que no podemos obligar a nadie a que nos quiera como nosotros queremos que lo hagan. Porque, el amor pertenece al campo de los sentimientos y la psique y como tal, cada uno lo entiende y lo vive de diferente manera. Y por tanto, no es ni buena ni mala, personalizada.

En este caso, sí que es amor del bueno. Y su historia me ha parecido preciosa y maravillosa. No estoy yo muy acostumbrada a leer new adult, pero esta novela me ha gustado muchísimo. Así que, enhorabuena.
Tanto, que me ha dejado con ganas de seguir sabiendo más de los próximos protagonistas, los cuales intuyo quiénes pueden ser.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

De nuevo, mil perdones por la tardanza en darle a la tecla de publicación...

Y a vosotros...

No olvidéis nunca decir te quiero o te amo a quienes os rodean. Pero también...

¡Nos leemos pronto!

¿Me habéis escuchado decir que os quiero?

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