Eres el destino que elijo de Sara F. Fernández

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con su 
autora, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico y todos los regalitos para con él. Son preciosos, casi tanto como ella y se nota el mimo que le puso a todo.

Exactamente, al tener la etiqueta de colaboración física, es una de esas opiniones que he de retrasar en su publicación por motivos diversos y varios, así que pido disculpas a la autora desde aquí.

No me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de la novela y por eso, os dejo con la sinopsis y mi opinión de Eres el destino que elijo de Sara F. Fernández:

SINOPSIS

Amanda tenía la vida perfecta, o eso pensaba hasta que la casualidad volvió a cruzarlo en su camino.

¿Puede el pasado hacer que toda tu vida salte por los aires? Está claro que sí, sobre todo si ese pasado lleva su nombre.

¿Y si te das cuenta de que llevas tanto tiempo atrapada en una rueda de hámster que ya ni siquiera sabes quién eres o qué quieres?

¿Y si la única manera de encontrarte es marcharte sin mirar atrás?

Un pueblo bañado por el verde del bosque, un recuerdo pasado convertido en presente y un hombre de sonrisa canalla, serán piezas clave en el viaje interno de Amanda.

Una historia sobre buscar la felicidad y aprender a escucharse a una misma tras el ruido.

Una historia de amor en la que el destino jugará sus cartas, pero donde la decisión final la tendrán sus jugadores.


OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de hacer un comentario al respecto de la portada de esta obra. Me parece muy muy bonita, cierto es. Y la combinación de colores del fondo también me gusta. Sin embargo, las expresiones de los protagonistas... no me terminan de convencer del todo. Me parecen incluso extrañas y raras y por eso, considero que esta portada no es todo lo redonda que podría ser con respecto a la historia de Amanda .

En esta novela conoceremos la historia de Amanda, nuestra protagonista, que realiza un viaje de autoconocimiento y autodescubrimiento, convirtiéndola así en un personaje muy resiliente y sobre todo, emplazándonos a que concedamos más segundas oportunidades en la vida, tanto a nosotros mismos como a los demás porque...podríamos sorprendernos. Para bien.

Por supuesto, es una novela romántica y por eso, hay muchos tipos de amor presente entre sus páginas, aunque sea cortita.

De entrada, hay mucho amor propio. El cual ha de ser siempre el más importante de nuestras vidas. Porque solo si nos queremos bien a nosotros mismos, podremos querer bien a los demás y así no perpetuaremos comportamientos tóxicos que, a la larga, lo único que causan es la infelicidad.

Así que Amanda, cuyo nombre significa nacida para ser amada, me parece un personaje valiente desde el inicio, puesto que es capaz de romper con todo lo anterior en busca de su felicidad, incluso en un momento que a ojos de los demás pudiera ser el menos indicado y aun a riesgo de ser considerada una egoísta insensible.

No es egoísmo, es amor propio. Y por eso, debemos situarlo a la cabeza de nuestras prioridades porque, nuestra felicidad está en juego, la cual ha de ser siempre el objetivo de nuestras vidas. Y además, hablando de vidas, provocará que seamos capaces de distinguir la diferencia entre vivir y sobrevivir, dos verbos que suelen ser confundidos como sinónimos, pero que poco o nada se asemejan entre sí.

Como bien refleja nuestra protagonista, la cual ha terminado por convertirse en una mera espectadora de su vida, más que en la protagonista de la misma. Lo cual, no merece.

Y hablando de sus circunstancias, aprovecho para hacer referencia a otro de los tipos de amor presentes en esta novela: el que se tiene por las posesiones materiales. Una amor que puede ser malsano e incluso obsesivo, ya que la idea de riqueza puede convertirnos en alguien que solo busca el éxito. Y en la lucha por alcanzarlo y mantenerse en él, lo que termina por provocar es el desarrollo de una personalidad sin escrúpulos y muy pobre. Sobre todo, porque ha olvidado una idea que ha de ser fundamental para nosotros si realmente queremos ser felices en nuestras vidas: la riqueza no se obtiene por las posesiones materiales. Al contrario, son las pequeñas cosas que conforman nuestro día a día, muchas de las cuales son inmateriales, las que realmente nos dan nuestra riqueza.

Este puede decirse que es un amor tóxico para con nuestras profesiones, pero también está la vertiente positiva, como no es otra que el amor por tu trabajo. Y en aquellos casos en los que nos gusta lo que hacemos, hay ocasiones en los que las líneas se desdibujan.

En este caso, me ha gustado que sea él, quien realice este homenaje porque así también sirve de canal para declarar el amor por la literatura, y sobre todo, por la literatura romántica, la cual está denostada al compararla con otros géneros literarios. Cuando no es así, así que este mensaje a favor de más empatía era más que necesario el incluirlo.

Además, el hecho de que sea él, también sirva para recordar que también los hombres pueden escribir sobre lo que les dé la gana y, en mi opinión, el aspecto que más me ha gustado, la alusión y referencia a la masculinidad frágil. Porque pienso que, uno de los motivos por los cuales existen tan pocos escritores de romántica masculina es por esa asociación casi innata a que es "literatura de mujeres" y tienen miedo e inseguridad acerca de qué tipos de comentarios o insultos pueden sufrir a causa de su profesión. Demostrando así, por tanto, cuán poderoso es el machismo en nuestras vidas.

Este detalle también sirve para relacionarlo con la importancia que tienen las palabras. Tanto para bien como para mal, porque sus efectos y daños pueden ser mucho más duraderos e invisibles. Y por eso, más peligrosos y duraderos en el tiempo.

Aparte de que, de nuevo, da el lugar que merece a la comunicación dentro de todas las relaciones importantes de nuestras vidas, independientemente del tipo que sean. Porque hay que hablar. Siempre. Incluso en aquellos casos en que sabemos de antemano que va a doler o que el tema de conversación será espinoso. Es más, ahí es más necesaria la comunicación. Porque es precisamente el mero hecho de no comunicarnos lo que termina por provocar la aparición de malentendidos, discusiones e incluso rupturas entre las personas implicadas en las mismas. Y esa comunicación se puede hacer tanto por gestos como por palabras.

El problema es que no nos comunicamos, una vez más, por miedo, o por hacernos sentir vulnerables para con los demás. Porque el juicio externo nos da pavor, pero aún más especialmente cuando esa opinión viene de nuestros seres queridos o quienes son más cercanos a nosotros. De ahí que prefiramos callar antes que comunicar... con las respectivas consecuencias para ello.

Asimismo hay amor por los lugares. Sobre todo a los pueblos pequeños. Descritos eso sí, con sus virtudes y defectos, ya que la perfección no existe con nada y por eso, conviene tener presente esta idea.

Es beneficioso porque el sentimiento de pertenencia y la ayuda acude de un modo mucho más inmediato en el caso de necesitarla. Pero, al mismo tiempo, critica la falta de intimidad de los mismos y también la rapidez con la que se transmiten noticias, falsas o no. Llegando en ocasiones a ser heredadas.

Por eso es tan importante el mensaje que se nos transmite de dejar ruidos y prejuicios a un lado y formarnos nuestra propia opinión al respecto siempre. De personas y temas y de nuestra propia mano. Sin intervenciones externas porque, como bien demuestran aquí los padres, en ocasiones, las buenas intenciones están llenas de daño.

Unos lugares a los que hay que regresar siempre, sobre todo a aquellos en los que hemos sido felices porque las circunstancias personales de cada uno en cada uno de nuestros viajes son diferentes, amén de la compañía. Así que la posibilidad de crear nuevos recuerdos inolvidables siempre estará ahí. Otro modo también de conceder más segundas oportunidades en la vida.

Más que nada porque son las personas que habitan en un lugar las que conforman los hogares y no los sitios en sí.

Por último, aparece el amor romántico. 

Y de entrada, me gustaría indicar que, debemos saber diferenciar entre amar y querer porque, como con los verbos vivir y sobrevivir, la asociación y confusión con respecto a su uso es mucho más común de lo que podamos pensar. Pero, son bien diferentes entre sí. Y, una vez más, la felicidad - nuestra y del otro - será el objetivo y, al mismo tiempo, la principal damnificada.

Por eso, tengo que decir que no me ha gustado en líneas generales el comportamiento de Amanda para con Diego. Se ha obsesionado tanto con ser feliz y el poso y espejismo de lo que le han metido en la cabeza que debería ser es tan fuerte que se agarra a él como un clavo ardiendo, sin importar el daño que pueda hacerle a los demás en su travesía.

Habla también del amor sexual y la pasión, las cuales son las preferencias actuales para relacionarlos e interrelacionarlos para con los demás porque las consideramos más inofensivas. Una vez más, menospreciándolas porque, es indiscutible que el aspecto sexual de las relaciones ha de tener peso en ellas. E incluso, en no pocas ocasiones, solo sentimos atracción por el otro y no sentimientos, por eso, las preferimos de este tipo. Y está muy bien, pero hay que aclarar y establecerlo desde el principio... a riesgo de daño y sufrimiento posterior.

Pero, tampoco debemos olvidar que la intimidad compartida en esas relaciones puede derivar en algo más profundo y de un cariz diferente... al que jamás debemos oponer resistencia porque es, de antemano, una batalla perdida.

Por eso, aquí se juega muy bien con la ideal del tremendo impacto que tienen nuestros primeros amores en nuestras vidas. Hasta el punto tal de que pueden servir de vara de medir y comparativa del resto de relaciones sentimentales de nuestras vidas. Lo cual, de nuevo, es otra equivocación porque, el amor, al pertenecer al campo de la psique, evoluciona con el ser humano.

De ahí que es un error ese comportamiento y actitud porque, en cierto modo, lo estamos idealizando... recordando que no existe nada ni nadie perfecto. Amén de que las circunstancias en las que aparece o reaparecen no son siempre las mismas y por eso, hay que saber superar el pasado y reconciliarnos con él.

Por eso, tengo que decir que, el modo en que él lo gestiona todo no me ha terminado de convencer del todo, especialmente de cara hacia el final. Es cierto que es un animal herido y que la mejor defensa en ocasiones es un ataque, pero, en ocasiones, no la ha tratado todo lo bien que merecía.

Salvando ese aspecto que, por otra parte es muy real y muy humano, he de decir que la novela tiene un arco argumental muy cerrado donde todo empieza y termina de modo muy coherente y que me ha gustado.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Perdón por la tardanza!

¡Nos leemos pronto!


Comentarios

Entradas populares de este blog

La invitación de Vi Keeland

Quimeras del pueblo libre: Primer Ciclo La Sombra del ayer I de Laura Collado Moreno

Only work, no play de Cora Reilly