Grados de pasión de Yolanda Díaz de Tuesta

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a una novela que leí en colaboración con la editorial, a quien 
agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico. Y como habéis podido comprender, al llevar la etiqueta de colaboración, es una de esas opiniones que he debido retrasar por circunstancias diversas.

Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta entrada y, en su lugar, os voy a dejar con la sinopsis y mi opinión de Grados de pasión, escrito por Yolanda Díaz de Tuesta:

SINOPSIS

Terrosa, Extremadura, agosto de 1850.

Un calor sofocante y despiadado.

Una mujer que aguarda la llegada de un carruaje.

Un viajero que cambiará el futuro del pueblo.

Hace tiempo que Candela asumió que nunca obtendría el amor de su padre, Bernardo Salazar, el hombre al que más admira y al que más le gustaría odiar. Ahora solo desea casarse con la persona que ella ya ha elegido, llenar por fin esa necesidad de afecto y vivir para siempre en Terrosa mientras disfruta de un futuro que imagina tranquilo y feliz.

Sin embargo, todo se tuerce cuando su padre regresa de su estancia en Inglaterra de forma precipitada al pueblo y le presenta al inglés con quien ha acordado su matrimonio. Lord William Caldecourt, décimo conde de Waldwick, llega a Terrosa con la intención de ponerlo todo patas arriba. Es un ser despiadado que está dispuesto a terminar con una larga venganza. O eso se repite a menudo, pues es lo que le juró a su madre y así se lo reclama el recuerdo de su familia, destruida por Bernardo Salazar.

Pero, para su desdicha, desde que contempló el hermoso rostro de Candela en un daguerrotipo, vive pensando que quizá esa mujer que era solo el instrumento para lograr su venganza pueda convertirse en la persona que le libere de los oscuros designios del destino.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, tengo que hacer un par de comentarios al respecto de la novela.

Así, en primer lugar, tengo que decir que es, pero no es, mi primer contacto con la pluma de la autora. Me explico. Como persona que tiene la novela histórica ambientada en la Regencia como uno de los géneros preferidos y lee continuamente a Selecta como editorial, he leído numerosas novelas escritas por ella, pero con su pseudónimo Bethany Bells. Y es más, confieso que descubrí el nombre real tras ese nombre ayer por la tarde, como quien dice.

Pero, al mismo tiempo, no había leído nada de ella como Yolanda. De ahí que suceda ese sí pero no.

Y el segundo aspecto que me gustaría comentar tiene que ver con la ambientación de la novela. Ya sabéis que a mí me ponéis Italia o un italiano y yo ya estoy súper dentro de la historia. Pero, la tierra siempre tira y por eso, me sucede algo similar cuando leo que una novela se ambienta en mi tierra Extremadura.

Así que, cuando se combinan ambos detalles, ya podéis imaginar el sí rotundo que debía de darle a esta novela.

Creo que el título por otra parte, le viene muy bien a la novela. Pero también demuestra que, los extremos nunca son buenos, y que además, todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas se miden en diferentes grados. Incluso la pasión, por sorprendente que pueda parecer al tratarse de un sentimiento que pertenezca al campo de la psique.

Amantes de los enemies to lovers, debéis leer esta novela porque... ¡madre mía tremendo choque de caracteres y trenes! ¡Qué inicio tan poderoso y fuerte!

Tengo que decir que he adorado a Candela. Como ya le dije a la autora en su momento, me sentí muy identificada con ella y es una Tauro de manual magníficamente representada. En el sentido de su testarudez y sobre todo en el hecho de no consentir que nada ni nadie se le quede por encima de ella. Así que, ante las imposiciones de lord William, ella siempre ha tratado de demostrar que sus ovarios son pares y por eso, tiene que quedar por encima. Así que bravo.

Además de eso, también ha quedado muy bien demostrado que, nos caracterizamos por se unas personas pacíficas y dialogantes. Por eso, si alguien viene de buenas y nos intenta hacer ver sus razones, somos más empáticos.

Y también es cierto que, tendemos a tener un carácter explosivo y en cierto modo rencorosos - perdonamos, pero no olvidamos - pero, nos venimos abajo enseguida. Por eso, si bien es cierto que ella pierde algo del carácter y fuerza que la ha caracterizado al principio, la realidad es que, en cierto modo, la entiendo. A mí me pasa igual, lo cual no quiere decir que ha sido un aspecto algo flojo del personaje y que me hubiera gustado que hubiera seguido siendo más ella misma hasta el principio. Eso sí, era difícil porque las circunstancias que suceden a su alrededor terminan comiéndosela.

Como haríamos buena parte de nosotros, por otra parte.

He de hacer una advertencia también, vais a vivir una montaña rusa de sensaciones y sentimientos. Con todos los personajes, a quienes amareis, pero también odiareis. E incluso, ambos sentimientos a la vez. Como a mí me ha pasado con don Bernardo Salazar, un VILLANO con todas las letras y al que yo, como mujer que aspira a convertirse en villana de una novela también, aspira a ser mínimamente similar a él. Bravo.

Tengo que decir que Yolanda también ha sido un tanto valiente porque, ha ambientado la novela en un período histórico de España - o al menos así me lo parece - que no es de lo más interesantes como es el siglo XIX, centrándose sobre todo en la reforma agrícola de dicho siglo en aras de la modernización y por tanto, de la competitividad con otros países europeos.

Así, queda también muy bien reflejada que la teoría y la práctica son bien diferentes y sobre todo, que la ley, no se puede aplicar como si de una comparativa se tratase porque, tenemos que tener muy en cuenta la idiosincrasia de cada territorio. Y sobre todo, la importancia del latifundismo heredados desde época medieval sobre todo en zonas muy rurales, así como el poder de estos caciques.

Por eso, el choque de realidad del lord inglés al llegar a Terrosa es tan impactante.

Más, porque en ocasiones ese caciquismo entra en choque directo con otro. Convirtiendo pequeños territorios y pueblos en un campo de batalla. Ejemplificado muy bien en el pequeño pueblo. Y sobre todo, tan real y poco sorprendente que este mismo conjunto de comportamientos y actitudes se sigue repitiendo a día de hoy.

Especialmente en lo que a motes, malas famas, falsos rumores acerca de sus habitantes y sobre todo, en lo que rivalidades y odios se refiere. Lo cuales, incluso se heredan generaciones posteriores que poco o nada tienen que ver con los implicados directos en esa situación. Como los Salazar contra los Quintana, ya que, aquí el señor Quintana es también otro VILLANO con mayúsculas que demuestra que la maldad no tiene fin. Por eso, no ha dejado de sorprenderme - y encantarme - su personalidad llena de giros. Porque, cuando pensabas que no podría dar un paso más allá... subía tres escalones de golpe.

Un poder que, una vez se conoce, es adictivo y por tanto, tóxico. De ahí que sea muy difícil desprenderse de él y que, al mismo tiempo, provoca que se haga de todo con tal de obtenerlo y mantenerse con él mayor tiempo posible. Más en aquellos casos en los que venimos de la nada. Para olvidar cuanto antes esos orígenes, porque la memoria es selectiva y sobre todo, para renegar de nosotros mismos en nuestras fases más oscuras.

Y si bien esto sucede en el siglo XIX, a día de hoy, también repetimos patrones de comportamientos... demostrando que, dependiendo del tema que nos ocupe, hay cosas que no cambian con el tiempo.

Otro detalle en el que parece que también nos hemos quedado anquilosados es el del machismo, aún bien presente en el día de hoy. Candela, pese a ser mujer y la única heredera, la cual es por tanto, la mejor conocedora de su tierra y la mejor gestora posible de la finca y sus propiedades, es denostada, menospreciada e incluso ignorada progresivamente por su padre por el mero hecho de ser mujer. A pesar de que se esfuerza incluso el doble o el triple que los hombres que están a su alrededor que es tan o más capaz que ellos. ¿No os suena de nada?

Como sentimiento también, la venganza es otro de los temas presentes en esta novela.

Y en este caso, es lord William quien mejor lo representa. Aunque, he de decir que, si tuviera que definirle en una frase, esta sería la de ser una contradicción con patas. Amén de que sirve muy bien para indicar que todos y cada uno de nosotros somos un bello conjunto de escala de grises imperfectos.

Por eso, no me parece un mal personaje, lo que ocurre es que, demuestra que, si no nos queremos bien a nosotros mismos y aceptamos nuestras partes brillantes y oscuras, no seremos capaces de querer bien a los demás. Por eso, ha de saber aceptar su parte más vulnerable en lo que al sentimiento romántico se refiere porque, al rechazarla y no saber gestionarlo todo bien, lo que provoca una y otra y otra vez son una serie de discusiones, malentendidos y enfrentamientos que le descolocan y terminan por provocarle infelicidad.

Gracias a él también, queda muy bien reflejada la masculinidad frágil y por eso, cómo aún hoy, los hombres sienten vergüenza al querer expresar y mostrar sus sentimientos, porque eso no es propio de su sexo. De ahí que prefieran callar y morir de remordimientos imaginando mil y una teorías erróneas antes que atreverse a mantener una conversación que lo hubiera solucionado todo desde el principio.

Una comunicación a la que tenemos pánico porque, no solo tenemos que exponernos frente a los demás, que también. Sino porque demuestra que las palabras tienen un enorme poder y por eso, pueden hacer mucho más daño que acciones y gestos - aunque en este libro hay gestos tremendamente feos y por tanto, dolorosos - porque sus efectos y consecuencias son más invisibles y prolongados en el tiempo.

Pero, hay que hablar. De todo y de todos. Y especialmente de aquellos temas que son más espinosos y dolorosos al acercarnos a ellos. Porque todo queda solucionado y sobre todo porque también nos daríamos cuenta en ese caso de que las apariencias engañan y que, a priori, quien puede ser nuestro enemigo, puede convertirse en un aliado inesperado porque tenemos muchas más cosas en común de las que podríamos pensar.

En este sentido, los dos protagonistas demuestran que, las circunstancias en las que hemos sido criados, tienen un profundo impacto en nosotros y, al mismo tiempo que nuestros progenitores pueden convertirse en punto de referencia a imitar o en persona de repulsión de la que distanciarse lo más rápido y lejos posible.

Porque el amor entre los miembros de una familia puede ser también tóxico. Y si bien, el sentimiento de lealtad ha de estar presente siempre, la realidad es que hay que pensárselo muy y mucho, especialmente cuando entra en conflicto con la lealtad hacia nosotros mismos. Porque debemos tener amor propio y sobre todo, anteponernos al resto de personas de nuestro alrededor... si queremos alcanzar la felicidad.

En esto lo relaciono con la venganza porque, si bien William quiere ser malvado a la altura de su rival, no le llega a la suela de los zapatos. Aunque sí que admitiré que su venganza para con él es mucho más sibilina que la de Bernardo y por eso creo que, aunque le disgusta, ese detalle provoca que también le admire. Y que lo considere como un heredero digno.

Relacionándolo entonces con el tema de las similitudes, ambos tienen en común, no solo la preocupación por la gentes de Terrosa y la modernización con tal de sacarle el mayor rendimiento económico posible. Sino que además, en su fuero interno, lo único que desean es que alguien les quiera. Por ser simplemente Candela y William y no por ser hijos de.

Lo que ocurre es que al haber carecido de esas muestras de afecto en sus vidas cotidianas, no saben reconocer el amor, lo confunden con otros sentimientos y tampoco le son del todo favorables. Un error de libro porque, si bien la venganza es fuerte, la pasión y por tanto, el amor, es mucho más poderosa. Y no hay que oponerse a su llegada en nuestras vidas, sino, simplemente, dejarlo ser y estar. De lo contrario, es una batalla perdida de antemano.

En este sentido, tengo que decir que me ha gustado también que recuerde que, si bien es cierto que él se enamora de un retrato de Candela y que ese es el punto de inicio de los remordimientos y las dudas que siente al respecto de Bernardo, el amor no era el principal motivo por el cual las personas contraían nupcias.

Al contrario, era bastante poco habitual. Más que nada porque era entendido como un contrato de unión entre poderosos. Si bien es cierto que, en ocasiones, el sentimiento florecía en la convivencia y el conocimiento el uno del otro, ya que eran prácticamente unos desconocidos. De ahí que se nos emplace a dejar prejuicios y falsos rumores y que nos tengamos que atrever a conocer y a relacionarnos por nosotros mismos con el otro por nosotros mismos.

Pero sobre todo, relacionado con el amor, otro mensaje fundamental que incluye es que, este sentimiento nunca ha de ocultarse y tampoco ser el motivo por el cual criticar, insultar o perseguir al otro. Al contrario, ha de vivirse siempre en libertad. Simplemente porque no es nada de lo que avergonzarse.

Por eso aquí, el pobre médico lo ejemplifica muy bien y me ha dado mucha pena. Ya que, principalmente, queda demostrado con su inclusión que, en todas las situaciones, - en muchos casos incluso, sin pretenderlo - siempre hay un daño colateral. Eso sí, aunque su felicidad haya sido breve y agridulce, me alegro de que por lo menos, haya podido conocerla. Porque todos la merecemos.

Y sobre todo, aunque esta es una actitud muy repetida en más de un personaje, las circunstancias nos fuerzan y obligan a actuar de un modo u otro. Eligiendo por tanto, lo menos malo de lo peor. Comprensible, por otra parte.

Hay contraposición de más de un tema en esta novela, pero, si tuviera que elegir alguna más clara y evidente, esta sería la de la venganza y el amor. Viscerales y por tanto, incontrolables.

Dado el breve período de tiempo en que esta novela sucede; apenas cinco días, casi desde el inicio el ritmo narrativos es vibrante y frenético y por tanto, los acontecimientos no paran de sucederse. Pero, sí que tengo que decir que, llegados a un punto de la novela, el primer tema cobra mucha más fuerza que el segundo. Y ahí es donde ubico yo el aspecto más flojo de la historia.

No solo porque el carácter de Candela se difumina hasta tal punto que pierde su raza y su esencia. Y por eso, aunque entiendo que está en shock porque, literalmente, le llueven palos por todos lados, la realidad es que la consideraba lo suficientemente fuerte y resiliente como para no dejar de ser activa en la segunda parte de la novela.

Y, al mismo tiempo, la venganza opaca también esa posibilidad de expresión y muestra de sentimientos, tanto positivos como negativos, de personajes principales y secundarios que hubieran hecho que los arcos argumentales de todos y cada uno de ellos tenían. E incluso así, algunas revelaciones y secretos expuestos a la luz bastante impactantes, así como la solución de los mismos, podrían no haber quedado desarrollados de manera precipitada.

Pero, salvando esos dos aspectos, ilusa de mí, dado el número de páginas, yo me había dividido la lectura en cinco partes y... terminé leyéndolo en dos. Porque, literalmente, no podía parar de leer, quedándome fascinada e incluso boquiabierta en más de un pasar de las páginas. Así que claro que os recomiendo la lectura. Y la pluma de la autora, escriba con el nombre con el que escriba.

Así que, muchas gracias por el envío del ejemplar y el haber querido colaborar conmigo.

Pido mil perdones por la tardanza en la publicación de la novela.

Y al resto...

¡Nos leemos pronto!




PD: No podía no terminar este post sin hacer alusión a que me hizo mucha gracia descubrir que, uno de los autores que tomó como referencia para la bibliografía en la explotación agropecuaria de Extremadura en la época fue mi profesor de Historia Medieval de España en la universidad.





Comentarios

  1. Qué estupenda reseña, Laurel, muy currada y muy meditada ;DD ¡¡¡Me ha encantado!!! Te agradezco muchísimo tu tiempo y el apoyo que nos das a los autores. Te mando un abrazo enorme! ;DDD

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