El juego de las apariencias de M. J Reina

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy se corresponde con una novela que leí en colaboración con la autora, a 
quienes agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico. Y permitirme conocer su pluma de este modo, lo que a su vez permite que vosotros también podáis hacerlo. Una actividad que ya sabéis cuánto me gusta realizar.

Por todo ello, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta novela y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de El juego de las apariencias de M. J Reina:

SINOPSIS

Una novela donde el amor, y la pasión, aparecen cuándo, y con quién menos te lo esperas.
El matrimonio de Mia no está pasando por un buen momento, y Jacob, su cuñado, tampoco se lo pone nada fácil.
Ella y Christian deciden ir a terapia de pareja. Pero cuando están al borde del abismo, y que su matrimonio no parece tener solución, su psicóloga les propone realizar una terapia que está llevando a cabo desde hace un tiempo. Aunque es algo misteriosa, ambos la aceptan, y deciden pasar una semana en un lugar desconocido, con 3 parejas más, también con problemas matrimoniales. Lo que les espera en aquel lugar, y durante aquella terapia, no deja a nadie indiferente.
Una novela con una historia apasionante, llena de misterio, lujuria, traición, amor, amistad, donde no solo esta pareja intenta salvar su vida familiar, sino que se encuentran con muchas más trabas de las que ya tenían.
Si te gustan el amor, la pasión y el misterio, esta novela, es perfecta para ti.


OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que, previo al inicio de la lectura de esta novela, pensé que iba a ser una mezcla de La isla de las Tentaciones conoce a Gran Hermano. O incluso que se llevara a cabo un tipo de experimento científico un tanto turbio en la que los seres humanos eran usados, de manera consciente o inconsciente, como conejillos de Indias.

Pero, para sorpresa de nadie, no he dado con la clave.

Además de eso, con esta premisa, la autora nos advierte de uno de los mensajes más repetidos en la novela: el de las apariencias engañan y por eso, antes de juzgar u opinar al respecto de nada o nadie, tenemos que conocer todas las versiones de la historia. Porque, podríamos sorprendernos... para bien o para mal. Un mensaje que, yo misma, por ejemplo, he tenido que aplicarme al terminar este libro.
Principalmente porque, todos los personajes son más de lo que aparentan y por tanto, también esconden un secreto que irán revelando entre las páginas de esta novela. Algunos más evidentes y otros no tanto, sorprendiendo así al lector.

En cierto modo, un poco de ambos realities sí que ahí, ya que todas las parejas que se reúnen para pasar un tiempo en común están en crisis y además, en más de una ocasión, hay una persona que encarna una peligrosa tentación para otro miembro del grupo.

Aunque, con esta premisa tan original, la autora ya plantea varias de las ideas y temas importantes que desarrollarán entre las páginas de una novela. La cual, para sorpresa de nadie, sí que es de tipo romántico, pero, si yo la tuviera que catalogar o clasificar, lo haría más como un retrato de la sociedad y sus relaciones. Románticas y no.

Uno de los temas desarrollados en esta novela se debe a que, el amor y el modo en que nos relacionamos con los demás, evoluciona. Y eso es un hecho indiscutible porque, los sentimientos, al pertenecer al campo de la psique, funcionan exactamente de la misma manera que los seres humanos.
Pero eso también, lo que quiere decir es que no debemos darlas por descontadas y sí cuidarlas con el respeto que esta merece... a riesgo de ruptura total de la misma. Es cierto que en ocasiones, la vida cotidiana, las rutinas, el estrés se interponen entre nosotros y es complicado, pero... siempre se puede sacer hueco en mi opinión. Porque, si hay interés, y sobre todo, si este interés es idéntico en proporciones por ambas partes, la cosa sí que puede funcionar.

Y en aquellos casos en los que nosotros mismos no seamos capaces de gestionarlo por nuestra cuenta, debemos acudir y consultar a un profesional. En este sentido, este ha sido uno de los aspectos que más me han gustado de la novela porque así ha dado a la salud mental y a los profesionales de la misma, la importancia que realmente tienen en nuestra sociedad. Convirtiendo así a la literatura en un arma de denuncia de aquellos aspectos de nuestra sociedad que no son tan brillantes y bonitos. Y al mismo tiempo, contribuye a normalizar situaciones similares a esta, ya que, del mismo modo en que acudimos a un profesional para pedir consejo, opinión o ayuda cuando algo no funciona no termina de funcionar bien, exactamente así es como tendríamos que actuar con ellos.

Sin embargo, como nos da mucho miedo exponernos al juicio público y a la opinión de los demás, no ya del psicólogo de turno porque ellos son los más objetivos de todo el proceso, sino de quienes están a nuestro alrededor. Y especialmente por los malentendidos que tienen que ver con esta profesión. En este caso, preferimos callar y no pedir ayuda, incrementando la dimensión del problema... antes que ser valientes y dar un paso adelante, en aras de dar con la solución.

Con esto, la autora también lo relaciona con la masculinidad frágil. Otro de los temas importantes de esta novela, encarnado en el personaje de Christian, el marido de la protagonista. Porque, si ya de por sí nos da miedo a hablar en líneas generales como sociedad, en el caso de los hombres esa sensación de vergüenza y miedo, se aumenta... porque se asocia con la sensibilidad. Una palabra que choca de lleno con la idea de hombría que tanto se ha perpetuado a lo largo de la historia y que dice mucho de cuán machistas seguimos siendo aún hoy... sin que seamos realmente conscientes del detalle.

Sin embargo, recuerda que la comunicación, junto con la confianza son los dos pilares básicos que han de sustentar cualquier tipo de relación. Independientemente de su tipología. Porque, si no hablamos, no sabremos qué piensa o siente o el otro. Y también, porque si no hablamos, ahí es cuando se producirán malentendidos, discusiones e incluso rupturas sentimentales entre los miembros de una pareja. Así que hay que hablar.

Siempre.

De todo y con todo el mundo, porque no es síntoma de debilidad. Al contrario, lo es... pero de fortaleza.
Amén de que, queramos o no, la verdad siempre termina por salir a la luz. Y precisamente en el momento más inesperado. Por eso, conviene hablar de todos desde el principio... antes de que terminemos por enterarnos por otras vías y personas. Mucho más dolorosas en este caso.

Otro aspecto que también me ha gustado de esta novela al incluir el profesional de la salud mental es el de dar la importancia que las relaciones sexuales tienen dentro de una relación. Porque también, en ocasiones, tendemos a menospreciarlas.

En una pareja es indiscutible que ha de haber una química y atracción sexual y una buena comunicación a través del sexo, porque si este aspecto flojea, también pueden aparecer los problemas en ellos. Y me parece de recibo que lo trate porque, al igual que el amor, cada uno vive la sexualidad de una manera. Y siempre que las partes implicadas estén de acuerdo, el resto no tenemos por qué criticar u opinar al respecto... a no ser que haya personas implicadas de manera indirecta que sufran daños colaterales a causa de este tipo de encuentros. O dicho de otro modo; que hay infidelidad. En ese caso, tolerancia cero.

Por último, lo que nunca que hay que hacer, a pesar del placer momentáneo que pueda provocar, el usar al sexo como un arma arrojadiza o un elemento para olvidar a otro, ya que en ese sentido, estamos usando a la otra persona.

Hay varios amores presentes en esta novela.

De entrada, se habla del amor entre los miembros de una familia, que no siempre es sano.
Del mismo modo que también incide en que el modo en que hemos sido criados, influye muy y mucho a la hora de desarrollar un carácter, una personalidad e incluso una actitud determinadas al respecto de una determinada situación... para bien o para mal. Asimismo, el tipo de comportamiento que hemos aprendido a diario, puede provocar el desarrollo de una buena o mala autoestima.

En este sentido, la protagonista, Mia, es quien mejor lo encarna, porque yo creo que, dado que carece de una buena autoestima, a causa del abandono de su madre, se ha conformado con algo parecido al amor que le ofrece Christian... a pesar de que así, no vive, sobrevive. Y por tanto, no es feliz.

Y con esto advierte de lo peligroso que puede ser la confusión entre amor y otros sentimientos como el cariño, porque, a la larga, aunque parece que nos consuelan y nos hacen felices... la realidad es que no es así. Al contrario, somos infelices. Lo cual, choca de pleno, con lo que tiene que ser el motor de nuestras vidas; la felicidad.

Pero, esas circunstancias sirven también para que le hayan servido de estimulo para no ser una madre como la suya propia y tratar de ser la mejor madre posible. Eso sí, la autora advierte de que, una mujer no es menos mujer que otra por decidirse a ser madre o no. Pero que tampoco la responsabilidad de la crianza y la educación de los hijos ha de ser femenina. Es por ambas partes, puesto que la maternidad, solo es uno de los prismas de la vida de la mujer, no la característica principal. Y por lo tanto, dado que es una decisión que no hay que tomarse de modo baladí, ha de compartirse siempre. Motivo por el cual - uno de tanto, en realidad - Christian no ha sido nunca santo de mi devoción.

Con el amor por la familia, también se incide en que no debe darse por descontado, porque el mero hecho de compartir un vínculo o un grupo sanguíneo con otra persona, no lleva implícito el surgimiento o la aparición del amor de modo espontáneo. Al contrario, como las relaciones de parejas, hay que cuidarlas y darles la importancia que merece. Y sobre todo, no utilizar este argumento para criticar u opinar al respecto de todo lo que dice o hace, con la idea de que, al ser familia, el perdón llegará sin ningún esfuerzo, Porque no es así.

Y aquí, retomo una vez más el aspecto de la paternidad porque incide que no es sencilla y que tampoco hay un modo único para ponerla en práctica. También, que hay que escuchar en caso de conflicto, la versión de la otra parte, porque, en ocasiones, por querer hacer un bien, provocan un mal mayor. Pero, que los padres han de respetar la individualidad de cada uno de sus hijos, y sobre todo, evitar comparaciones y competiciones continuas entre ellos... porque todas son siempre odiosas y pueden acabar bastante mal. Así se explica muy bien la extrema rivalidad entre Jacob y Christian.

Me ha gustado que se hable de la sororidad entre las mujeres de la novela. Porque lo hace desde el punto de vista positivo y negativo. Porque la relación que tiene con la vecina es de sororidad negativa y que confirma que, en más de una ocasión, las mujeres nos consideramos más enemigas que aliadas. Cuando, lo que deberíamos de hacer es justo lo contrario. apoyarnos más. Porque así el mundo sería un lugar mejor.
En este sentido, al hilo de la sororidad femenina bien entendida, me ha gustado mucho la madurez de Isabella en el modo en que acepta toda la situación.

Para concluir, es una novela de amor romántico, porque aparece dónde, cuándo, y con quién menos lo esperamos. O incluso, puede haber estado ahí, justo enfrente de nosotros sin que nos hayamos dado cuenta del mismo. En este sentido, el brete de Mia es bastante peliagudo de cara al futuro.
Lo que hay que hacer siempre es permanecer con los ojos bien abiertos, estar pendientes a las señales, ya que, más de una vez, alguien nos da un empujoncito en la dirección adecuada. Y sobre todo, no oponer resistencia porque es, de antemano, una batalla perdida.

Aunque, eso sí, tenemos que tener bastante claro que, antes de poder querer bien a otra persona, debemos hacer lo propio con nosotros mismos, porque, si no, corremos el riesgo, una vez más, de embarcarnos en una nueva relación tóxica, que poco o nada nos aporta de positivo. De ahí que, en ese amor propio, estará siempre el anteponernos a los demás, por egoísta que pueda parecer a los ojos de los demás.

Así que, si bien precipitada en la resolución - aunque, según la propia autora tendrá segunda parte y por tanto, todo ha de quedar resuelto por completo - me ha parecido precipitada, la realidad es que, al final, a cada cerdo le llega su San Martín. Y por eso, los personajes tienen un final acorde a su comportamiento y arco argumental en la novela.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!






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