En el amor y en la guerra (las rebeldes de Oxford 2) de Evie Dunmore

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicado a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
editorial Libros de Seda, a quienes agradezco enormemente el envío del ejemplar. Pero aún más, la confianza en mí... una vez más.

He de admitir también que, en este caso, yo solicité la colaboración porque, al igual que sucede con Mimi Matthews, he descubierto la fantástica pluma de Evie Dunmore en castellano. Y lo agradezco muchísimo porque... hasta lo de ahora, al menos, con esta serie, ha sido un doble triunfo.

Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de En el amor y en la guerra, el segundo volumen de la tetralogía Las rebeldes de Oxford, escrito por Evie Dunmore:

SINOPSIS

¿Por qué ese atractivo pícaro tiene que ser el último obstáculo para conseguir su objetivo? Y es que, en el amor y la guerra… todo vale.

Lady Lucie está furiosa, más que eso. Tras muchos esfuerzos para recaudar fondos y hacerse con una de las principales editoriales de Londres, ella y el grupo de sufragistas a las que apoya ven como todos sus esfuerzos se van al traste por el dichoso lord Ballentine, que no está dispuesto a ceder poder en la editorial. A no ser que le compense. Y ¿cuál es su precio? Una noche en su cama.

Tristan se siente más que atraído por Lucie, pero es tan… rebelde. Sin embargo, ninguna otra logra que arda por dentro como ella. Y hará lo que sea por conseguirla porque, en el amor y en la guerra, todo vale. ¿Lo logrará?

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de hacer un comentario al respecto de la propia serie. Porque, si bien es cierto que cada novela está protagonizada por una de las mujeres sufragistas a favor de conseguir el voto para la mujer en la Inglaterra victoriana, y por lo tanto, pueden considerarse autoconclusivos, si yo fuera vosotros, los leería en orden.

Especialmente el primero, porque sirve de introducción de cada una de las chicas y también, de los lazos más cercanos o no de conocimiento y confianza entre ellas. No es difícil seguirlos, repito, pero si se lee en orden, se entenderá mucho mejor el arco argumental y sobre todo, por qué actúan como lo hacen y sobre todo, el conflicto interno de todas y cada una de ellas al respecto del amor.

En este caso, toca a Lucie, quien ya apuntaba maneras en el volumen precedente, enfrentarse al sentimiento. Y digo enfrentarse en una metáfora más que inteligente aludiendo al título, pero también porque en más de una ocasión se ha enfrentado a Tristan. Así que puede ser considerado un enemies to lovers. De los que tanto me gustan a mí.

Uno de los temas que más me han gustado en esta novela ha sido, que sea tan femenina y sobre todo, la sororidad entre ellas. Amén de que son la anti heroína de una novela de romántica histórica. No quiero decir que las otras no sean fuertes y directas, porque, como consumidora habitual de este género al ser uno de mis preferidos, sí que me he topado con más de un personaje al que he admirado por su valentía y su fortaleza.

La diferencia con las chicas de Dunmore es su carácter directo y público. Y sobre todo, que la autora hace ver al lector de manera muy evidente las consecuencias vitales que han tenido que sufrir en la búsqueda y persecución de sus ideales. Y este tema puede parecer bucólico y extraño, pero nada que ver. Al contrario, aunque ya ha pasado un tiempo, y si bien es cierto que la situación ya ha cambiado - al menos ahora la mujer puede votar... aunque no en todo el mundo, eso tampoco lo podemos olvidar - aún queda un largo camino que recorrer en lo que a igualdad real y total entre hombres y mujeres, que no es otra cosa que lo persigue el feminismo.

Y si hablamos de consecuencias, Lucie es, hasta ahora, quien las ha sufrido en sus carnes de manera más evidente, repudiada por su propia familia, quien se avergüenza por no ser una verdadera dama y además, vilipendiándola y menospreciándola en cualquier ocasión o acto social en el que coinciden comparándola con otras mujeres. Incluso con su prima, quien sí que es una dama a sus ojos. Volviendo por tanto a enfatizar y poner de relieve cómo también ese aspecto tampoco ha cambiado mucho y de ahí que, en más de una ocasión, somos las propias mujeres nuestras peores enemigas. Y sobre todo, recurrimos a la crítica de nuestros cuerpos para conseguir separarnos.

Olvidando que nadie es perfecto, y como tal, tampoco ninguna mujer. Pero olvidando también que la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Y es más, que si todas nos apoyásemos más entre nosotras, el mundo sería un lugar mucho mejor.

Pero además de eso, Lucie, también encarna perfectamente bien cómo a las mujeres se les ha utilizado como blanco de críticas y recurso fácil incluso de chivo expiatorio por el mero hecho de no seguir la corriente o acatar las normas. Y por eso, Lucie, más centrada en los negocio y sobre todo, en conseguir que las mujeres tengan una voz que las haga sentirse valiosas y escuchadas, que es, en definitiva, lo que ella pide para sí misma, es tildada, como mínimo de excéntrica. Sin embargo, la autora también la usa para poner de relieve el doble rasero y moral al respecto de las mujeres por parte de los hombres en el poder. Porque, si a ellos les convenía o podían ver un beneficio grande a extraer por las mismas, en tal caso, esas "faltas" eran perdonadas.

Afortunadamente para ella, sí que hay sororidad en este libro y mucho. Y por eso, las rebeldes demuestran que la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Es más, ellas son tan inteligentes que aprovechan esas diferencias como campo de batalla personal para poder sumar adeptos a la causa sufragista. Junto a ello, por tanto, demuestra que si las mujeres nos apoyásemos más entre nosotras, nuestra fuerza sería imparable y por lo tanto, el mundo sería un lugar mejor. Para todos.
Además de todo eso, con este fantástico grupo de mujeres, la autora, una vez más, recuerda que en más de una ocasión, son los amigos nuestra verdadera familia. Porque la escogemos nosotros. Y porque nuestra familia de sangre... no actúa como tal.

Otro aspecto que destaco muy positivo en toda la serie - al menos, en estos dos volúmenes - es que no esté ambientado en Londres, sino en Oxford, dando así mucha importancia a la cultura de la época como motor de cambio para los primeros pasos en la que a mejoras y modificaciones sociales se refiere. Pero permitiendo también licencias históricas y cameos maravillosos como el de Oscar Wilde. O menciones a personajes como Mary Wollonscraft o la hermandad Prerrafaelita - que adoro - y que tienen todo el sentido del mundo sin resultar forzados o metidos con calzador. Además de todo eso, da opción a describir y narrar cómo era la vida universitaria y la vida cotidiana en un lugar de tanta tradición estudiantil y dejando más de lado los eventos sociales y bailes "típicos" de la capital londinense.

En cuanto a la pareja, tengo que decir que, ambos son toda una fuerza de la naturaleza y aunque pueden parecer muy diferentes entre sí, la realidad es que son mucho más similares de lo que parecen. De ahí que se nos emplace a no dejarnos llevar siempre por las primeras impresiones, que pueden ser equivocadas y sobre todo, a que dejemos informaciones, rumores y ruidos diversos atrás y nos atrevamos a conocer a la persona por nosotros mismos. Porque podríamos sorprendernos.

Así, ambos parecen muy fuertes de cara al exterior, pero la realidad es que son bastante frágiles y sensibles. Y por lo tanto, tienen miedo a mostrarse tal cual son, por miedo al rechazo. A otro más. Así que se escudan en su causa y en un envoltorio bonito aderezado con un carácter encantador para pasar desapercibidos. Aunque, de cuando en cuando Tristan sí que deja salir a relucir esta parte de sí mismo gracias a sus poemas. Y por eso, esta inclusión tan original de su masculinidad frágil me ha gustado mucho. Especialmente porque está tan arraigada en él que le ha llevado a no querer publicar su obra; de la que debería sentirse orgulloso, firmada con su nombre.

Además de eso, no tienen un buen concepto de sí mismos y por tanto, de autoestima andan bastante escasos. Ella por excéntrica y por ser la vergüenza de la familia. Una mujer que, pudiéndolo haber tenido todo, ha renunciado a ello en aras de una utopía y una persecución incansable de la libertad. Enfatizando así que la verdadera riqueza de nuestras vidas no se encuentran en las posesiones materiales y sí en el día a día. Y en su caso además, me ha gustado mucho que persiga esa libertad porque al final, sí que llega a entender que quien bien te quiere lo hace libre. Aunque es una paradoja porque, es precisamente esa libertad que desea para sí misma y para las demás la que la convierte en una dama no apta para el matrimonio. Y a su vez, no apta para ser amada.

Mientras que Tristan es un inútil a los ojos de su padre. No solo porque ha llegado al título nobiliario de rebote y, en cierta manera se lo ha robado al anterior, sino porque está asociado al mundo de las letras. Y encima, por este motivo, su nombre aparece asociado a compañías femeninas, pero sobre todo masculinas, de dudosa reputación. Y con esto, la autora vuelve a poner de relieve la poca consideración de nuestro pensamiento para con las carreras de corte humanístico o artístico, las cuales, aún hoy, son mucho peor consideradas que las carreras científicas. Pero aún más, si es un hombre quien, por voluntad propia, decide acercarse a ellas y convertirlo en su modo de vida.

Un padre que, no duda en hacerle ver lo poco que le quiere tanto con maltrato psicológico o físico y que ha provocado que, en cierto modo, valiéndose de su encanto, Tristan se haya acomodado. Y por eso, no se da cuenta del todo de lo que está sucediendo a su alrededor. Y tampoco de su posición de privilegio. Por eso, me ha gustado tanto que termine enamorándose de Lucie como lo hace, porque ella le hace abrir los ojos y sobre todo, convertirlo en la mejor versión de sí mismo, sumándole a la causa.

Otro aspecto en común en que ambos coinciden es, precisamente en su consideración hacia el amor. Porque ambos quieren que los quieran. Pero también rechazan el sentimiento. En este caso en concreto, muy influidos por sus circunstancias familiares. Porque, como bien es sabido, las circunstancias en las que hemos sido criados influyen muy y mucho en el carácter y la personalidad que desarrollamos de adultos.

Por eso, aunque desean ser queridos, rechazan el sentimiento ya que han visto más la peor cara del mismo que la parte positiva. De ahí que ella piense que el amor corta las alas - y lo hace, cuando es tóxico - y él en cambio, prefiera eludir cualquier tipo de relación más profunda, centrándose en el disfrute en el gozo y en el sexo. Valiéndose de ese atractivo envoltorio que llama su atención. Pero olvida que el sexo puede dar lugar a algo mucho más íntimo y sobre todo, que puede desembocar en amor.

Otro tema muy importante debido a uno de los escenarios donde transcurre es el de la comunicación. Rindiendo así un homenaje más que merecido al poder que tienen las palabras. Mucho más poderosas para bien o para mal de lo que podríamos pensar... a priori. Justo como pasa con los protagonistas.
Porque las palabras pueden hacer mucho más daño que las acciones y los golpes, ya que al ser invisibles, sus efectos se prolongan de manera más continuada en el tiempo.

Pero también para bien porque sirven de instrumento y foco, no solo para poner voz a los sentimientos que tenemos y que somos incapaces de comunicar. De ahí que la parte bonita de las mismas asociadas a las poesías y poemas que Tristan compone esté muy bien traída.

Junto a ello, porque también ha puesto de relieve cuán duro y difícil ha sido siempre el proceso de publicación de un libro y cómo también, parece ser una tónica común y muy repetida a lo largo del tiempo en que nos da mucho miedo mostrarnos tal cual somos, por miedo al juicio y al escrutinio externo. Eso es lo que al principio, motiva a Tristan a publicar bajo el anonimato. Y me ha gustado que lo haya incluido porque, al contrario que él, que lo puede hacer porque tiene la opción para ello, la autora vuelve a poner el foco en las mujeres, las cuales, en más de una ocasión tuvieron que recurrir al recurso del anonimato para poder ver conseguido ese sueño, mucho más al alcance de los hombres por su sexo varón. De hecho, a él, no le cuesta nada conseguir la reedición de sus obras en cuanto de revela como tal.

Mientras que a Lucie, le cuesta Dios y un mundo conseguir que un tema mucho más importante como es su objeto de estudio sobre la situación de la mujer, sea publicado. Problema que, al final, los terminará litando para siempre. ¡Y de qué modo!

Pero advierte de que, no debemos subestimarlas porque pueden ser también el primer paso que dé origen a algo mucho más visible y poderoso... como una revolución.
Además de que, las palabras son también poderosas porque, si no hablamos de un tema, parece que no existe y en realidad no es así, lo que ocurre es que el problema no se ve porque no es de conocimiento público. De ahí que uno de mis momentos preferidos de la historia es cuando, precisamente, nos hace ver a los lectores de esto a través de los ojos de Tristan. Asociándolo desgraciadamente a una lacra que aún sigue a día de hoy en nuestra sociedad asociada al amor tóxico.

Pero esas palabras también son muy importantes en el ámbito doméstico y de la pareja. Y me ha gustado que, por tanto, las asocie con la sinceridad y la confianza. Porque, una vez perdidas, es harto difícil recuperarlas. De ahí que ese recordatorio, que nunca está de más el incluirlo, ha estado muy bien.

En cuanto a la pareja en sí, tengo que decir que he disfrutado muchísimo el hecho de que él sea en el fondo un romántico y de que, finalmente asuma que se quedó enamorado de ella desde la primera vez que la vio cabalgando como esa doncella sin armadura. Y cómo, sus actos han hablado siempre a su favor en ese sentido. Más que las palabras. Aunque, sobre todo, me han gustado mucho sus combates dialécticos ingeniosos y muy inteligentes - soy sapiosexual - aunque, que él descubra que, si bien es cierto luchar por una causa, si esta es la venganza, como es el caso de Tristan... a veces la recompensa no es tan dulce.

Pero sobre todo, me ha encantado Lucie y cómo sus férreas convicciones al respecto del amor se han tambaleado y por eso, su brete para con Tristan, ha sido magnífico de leer. Porque la descoloca y la revoluciona por completo. Además de que, en cierto modo, ha sido hasta tierno el poder leer no saber qué le estaba pasando y por eso, no darse cuenta de que tenía celos de su mejor amiga.

Aunque, lo que más me ha gustado ha sido el final feliz, atípico según una novela de este tipo, pero el más adecuado para ellos. Sobre todo porque ambos aprenden que hay batallas y guerras que merece la pena y conviene perder ex profeso, sobre todo si el amor es la recompensa. Pero también que el amor es libertad y que un buen amor es libre y que tu pareja saca la mejor parte de ti mismo, sin cambiarte, sino complementándote y permitiéndote brillar.
Y sobre todo porque, aunque ya lo sabía, Tristan siempre ha sido un hombre de palabra.

Antes de concluir con la entrada, no puedo no decir que ya tengo interés por saber de la historia de Hattie y del señor Blackstone. Porque preveo que también va a dar mucho que hablar. Y sobre todo porque, tras haber leído la sinopsis, siento mucha curiosidad cómo han acabado así.

Pero antes, por favor, leed esta historia. Merece muchísimo la pena.  

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!



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