Un zumo de naranja en París de Omayra Montes
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de uno de los libros viajeros que han llegado a mi casa en días pasados. Como podéis leer, no es el primero que me llega, pero como no tengo pilita de los mismos, os los voy a ir presentando por aquí de a poco.
En este caso, sí que conocía la pluma de la autora de una novela precedente, pero de una novela anterior cuyo género era diametralmente diferente. Y por eso, como me apetecía un cambio de registro para con ella, decidí apuntarme a esta nueva aventura.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta novela y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Un zumo de naranja en París escrito por Omayra Montes:
SINOPSIS
Tras su ruptura, Mía decide dejar atrás su monótona vida para embarcarse en una nueva aventura en la ciudad de París. Un viaje con el que pretende sanar sus heridas y reescribir su propia historia.
A medida que descubre los encantos de la Ciudad del Amor, se enfrentará a sus miedos, aprenderá lecciones valiosas sobre el perdón y encontrará la fuerza necesaria para enfrentar un futuro incierto.
¿Empezarías de cero en otra ciudad?
OPINIÓN
Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, creo que, podréis sobreentender por el lugar donde todo transcurre el tipo de género de esta novela ¿cierto? Romántico, porque es París, la ciudad de la Luz, pero también asociada a la ciudad del amor.
Y si bien es una novela romántica, yo la consideraría más una novela en la que acompañamos a su protagonista Mia en su viaje, metafórico y literal de autoconocimiento en dirección y búsqueda de la felicidad. La cual ha de ser siempre el objetivo vital que nos marquemos en la vida.
Una Mia que también sirve de instrumento para reflejar cómo, a día de hoy, la sociedad sigue siendo bastante clasista, que no racista en lo que al color de piel se refiere. Porque, si la persona es de color pero es famosa, es bastante probable que sufra episodios de racismo, pero, al menos, de manera menos continuada que el ciudadano de a pie. Y en este sentido, he encontrado este como un aspecto muy positivo de subrayar porque Francia tuvo colonias en África y por lo tanto, desde hace ya más de una generación, los habitantes de uno y otros lugares se han relacionado y se han mezclado, dando como resultado mulatos. Con lo cual, dicha sociedad no debería de comportarse así.
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de uno de los libros viajeros que han llegado a mi casa en días pasados. Como podéis leer, no es el primero que me llega, pero como no tengo pilita de los mismos, os los voy a ir presentando por aquí de a poco.
En este caso, sí que conocía la pluma de la autora de una novela precedente, pero de una novela anterior cuyo género era diametralmente diferente. Y por eso, como me apetecía un cambio de registro para con ella, decidí apuntarme a esta nueva aventura.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta novela y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Un zumo de naranja en París escrito por Omayra Montes:
SINOPSIS
Tras su ruptura, Mía decide dejar atrás su monótona vida para embarcarse en una nueva aventura en la ciudad de París. Un viaje con el que pretende sanar sus heridas y reescribir su propia historia.
A medida que descubre los encantos de la Ciudad del Amor, se enfrentará a sus miedos, aprenderá lecciones valiosas sobre el perdón y encontrará la fuerza necesaria para enfrentar un futuro incierto.
¿Empezarías de cero en otra ciudad?
OPINIÓN
Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, creo que, podréis sobreentender por el lugar donde todo transcurre el tipo de género de esta novela ¿cierto? Romántico, porque es París, la ciudad de la Luz, pero también asociada a la ciudad del amor.
Y si bien es una novela romántica, yo la consideraría más una novela en la que acompañamos a su protagonista Mia en su viaje, metafórico y literal de autoconocimiento en dirección y búsqueda de la felicidad. La cual ha de ser siempre el objetivo vital que nos marquemos en la vida.
Una Mia que también sirve de instrumento para reflejar cómo, a día de hoy, la sociedad sigue siendo bastante clasista, que no racista en lo que al color de piel se refiere. Porque, si la persona es de color pero es famosa, es bastante probable que sufra episodios de racismo, pero, al menos, de manera menos continuada que el ciudadano de a pie. Y en este sentido, he encontrado este como un aspecto muy positivo de subrayar porque Francia tuvo colonias en África y por lo tanto, desde hace ya más de una generación, los habitantes de uno y otros lugares se han relacionado y se han mezclado, dando como resultado mulatos. Con lo cual, dicha sociedad no debería de comportarse así.
Sin embargo, como el peso de la historia eurocentrista y blanca sigue teniendo un enorme peso a día de hoy, estos episodios, en lugar de disminuir... parecen aumentar día a día. También motivados por el ascenso de la extrema derecha.
Su personaje se muda a París, huyendo de una relación tóxica, aspecto que aplaudí porque es lo que hay hacer siempre; desterrar la toxicidad de nuestras vidas, por lo anteriormente citado. Pero que recuerda que huir, sin haber cerrado capítulos del todo, tampoco es sano porque nuestro pasado y los problemas asociados a ellos nos perseguirán entonces.
Al alojarse en la casa de su amigo Elliot, no solo nos lo introduce como secundario, sino que también pone de relieve un problema que cada vez es más común en nuestra sociedad y sobre todo, en determinadas ciudades. Y ese no es otro que el de la dificultad de hallar vivienda. Sea por precios desorbitados, sea por la moda de los pisos turísticos y sus respectivos alquileres que, al no estar del todo regulados lo que están haciendo, cada vez más, es que el centro se quede vacío de habitantes.
Su personaje se muda a París, huyendo de una relación tóxica, aspecto que aplaudí porque es lo que hay hacer siempre; desterrar la toxicidad de nuestras vidas, por lo anteriormente citado. Pero que recuerda que huir, sin haber cerrado capítulos del todo, tampoco es sano porque nuestro pasado y los problemas asociados a ellos nos perseguirán entonces.
Al alojarse en la casa de su amigo Elliot, no solo nos lo introduce como secundario, sino que también pone de relieve un problema que cada vez es más común en nuestra sociedad y sobre todo, en determinadas ciudades. Y ese no es otro que el de la dificultad de hallar vivienda. Sea por precios desorbitados, sea por la moda de los pisos turísticos y sus respectivos alquileres que, al no estar del todo regulados lo que están haciendo, cada vez más, es que el centro se quede vacío de habitantes.
De ahí que, en más de una ocasión, a los trabajadores, estudiantes, becarios... en definitiva, a los recién llegados a las ciudades, no les quede de otra que malvivir compartiendo piso con muchas más personas para las que estaba planeando originalmente, cuando no, pagar un precio bastante elevado por tener que compartir cama y baño con otra persona. Así que ese aspecto de la denuncia y del personaje me han gustado.
Sí que tengo que decir de Mia que, me ha parecido bastante inocente - y en consecuencia, un aspecto flojo del personaje - que se vaya a vivir a un país y una ciudad de la que no habla nada del idioma y pretenda tener todas las oportunidades y facilidades del mundo para encontrar un empleo similar al de bibliotecaria en España. Aunque, sí que queda en parte arreglado por sus ganas de querer formar parte del país y la cultura apuntándose a cursos de francés y que empiece trabajando de camarera porque, más de una persona ha tenido que hacer precisamente eso; comenzar desde abajo para ir, poco a poco escalando y así encontrar, si bien no un puesto de trabajo igual, sí uno muy parecido al que tenía en su país de origen.
En esta novela hay mucho amor, y no siempre sano, como ya he mencionado anteriormente.
De entrada, por la profesión de ella, introduce el amor por los libros y la literatura. Y a su vez, con el recurso de la metaliteratura, convierte a esta en algo que trasciende un mero entretenimiento o hobby sino que, como las palabras tienen un poder y peso mucho más poderoso de lo que podríamos pensar, nos recuerda que no podemos usarlas a la ligera. Porque cualquier subestimación conllevaría consecuencias desagradables.
Pero además, hay un segundo aspecto de la literatura interesante con el que riza el rizo porque, Mia quiere ser escritora como la autora, así que refleja de un modo muy realista el síndrome del impostor que ella siente y cómo, la comunicación nos da pánico sea del modo que sea porque eso es exponerse para con los demás. Y el juicio, y sobre todo la crítica, en muchos casos no son argumentadas y sí implacables. Y en consecuencia, inútiles, porque no sirven para mejorar, sino solo para hacer daño. Un daño que, al ser invisible, se puede perpetuar durante mucho más tiempo que cualquier acción, ya que la gente no es verdaderamente consciente del hecho.
Y junto a ello, también ha descrito de un modo necesario lo difícil que es también este mundo y cómo también, en cierta manera, tenemos idealizada la idea de publicar bajo sello editorial. Advirtiendo así que la idealización no es otra cosa que considerar a alguien perfecto. Cuando la perfección no existe y por eso, tratar de perseguirla incansablemente, lo único que provoca es insatisfacción por no haber alcanzado nuestro objetivo y tristeza por ser conscientes, a posteriori, del tiempo precioso que hemos perdido en esa infructuosa búsqueda.
Eso sí, en mi opinión reacciona por demás con respecto al problema que se genera con cierto personaje a causa de esto. Es cierto que refleja muy bien esa situación en la que, por querer hacer un bien, provocamos un mal. Y también, que la otra persona implicada no actúa bien, pero ella tampoco lo gestiona de la mejor manera posible tampoco. Y sobre todo, que no asume su comportamiento erróneo por no haber actuado de manera correcta.
Principalmente destacaré el del amor por los amigos, que son la familia que se escoge. y aquí se representa muy bien que debemos rodearnos de personas que sean lo más diferentes a nosotros mismos si queremos que nuestra vida sea realmente rica. Así que el triángulo formado por Marta, Mia y Elliot lo refleja bastante bien.
Pero los amigos también sirven a su vez para poner de relieve otros temas importantes de nuestra sociedad que pasan desapercibidos porque no se les da la importancia que realmente tienen o porque, simplemente, preferimos no hablar de los mismos.
Así, por ejemplo, Marta introduce el tema de la maternidad. Y la autora remarca así que una mujer no es menos que otra por decidir querer o no ser madre. Pero me ha gustado también que sea valiente y que haga ver que, en ocasiones, nuestros deseos y la realidad no van de la mano y por eso, en muchas ocasiones, hay mujeres que tienen verdadera dificultad para conseguirlo. Sin embargo, como no es un tema del que no se suele hablar mucho, queda escondido y relegado entre las capas de nuestra sociedad masificada. Y no debería ser así, ya que nos daríamos cuenta entonces que es un problema bastante más común de lo que podríamos pensar.
Y Elliot también sirve para introducir dos aspectos:
- El primero tiene que ver con su trabajo, puesto que es sanitario. Y es una profesión dura con unos horarios que tienden a ser extenuantes y agotadores, pero que no siempre está tan bien considerado o pagado como debería. Más en su caso, porque deben soportar situaciones extremas con mucho estrés, tensión y falta de empatía acumulada. Así que por ahí, bravo.
Pero Elliot también sirve para introducir el cliché de friends to lovers. E introduce así el tema del amor romántico en la novela. Porque es evidente que las relaciones de pareja en las que los miembros de la misma son enamorados y amantes son las mejores. Pero, al mismo tiempo, el miedo a dar ese paso allá también está muy presente. Sobre todo porque, en el caso de que la relación no funcione y termine a malas, la pérdida sería doble.
Sin embargo, la autora nos emplaza a ser valientes, porque quien no arriesga no gana. De ahí que, de nuevo la comunicación sea fundamental como base de esta. Y de cualquier otra relación importante de nuestras vidas. Porque si no hay comunicación, tampoco hay confianza... provocando que los pilares sean de barro. Y que la relación termine fracasando.
De ahí que, ante la duda, hay que hablar. De todo y con todo el mundo. Más de aquellos temas que son espinosos, escabrosos o duros por el tema de la exposición. Porque si no se habla, parece que no existe. Y sí que lo hace. Amén de que si no hablamos, no podremos hacer saber jamás al otro lo que sentimos u opinamos al respecto de cualquier situación. Incluyendo nuestros sentimientos. Además de que, al no hacerlo, estamos considerando de manera equivocada a la comunicación como un síntoma de debilidad, cuando es justo lo contrario.
Y por último, solo si hablamos, daremos a la comunicación la importancia que realmente tiene y evitaremos situaciones desagradables, malentendidos e incluso rupturas sentimentales.
Por todo ello, creo necesario que hubiera venido muy bien el punto de vista de Elliot a la hora de tratar estos temas, porque hubiera enriquecido la novela.
Habla de las diferentes maneras para entender el amor, gracias a la introducción de un supuesto triángulo amoroso que para mí no es tal. Porque, si bien es curioso y original en el modo en que conoce a Travis, subrayando así el aspecto del que el amor aparece dónde, cuándo y con quien menos esperamos, la realidad es que no ha quedado todo lo bien desarrollado que podría haberse hecho. Y es más, Travis nunca terminó de llenarme el ojo como personaje.
Quizás fuera la falta de información al respecto del mismo, por eso, considero que también requería de su propio punto de vista narrativo. Sobre todo, porque el cierre que ella tiene para con este personaje me pareció en exceso brusco.
Los sentimientos son muy importantes en esta novela como podéis imaginar y por eso es tan fundamental que recuerde que, al pertenecer al campo de la psique humana, no hay un modo o manera único de entenderlo. Pero también que este ha de ser siempre sano. Y sobre todo, que no hay que confundirlo con otros sentimientos que pueden ser similares como el cariño. Porque eso no es un buen amor, y aunque en realidad no queramos, lo que estamos haciendo es provocar mucho daño en la otra persona.
Amén de que, en muchos casos, ese comportamiento y búsqueda exhaustiva de ser amados y queridos es lo que nos lleva a actuar de este modo. Y ese tipo de comportamiento también, lo que en realidad esconde es una falta de autoestima y amor propios de los que la protagonista adolece. Demostrando así que, solo si aprendemos a querernos bien, podremos querer bien a los demás.
Y en ese sentido, dentro del amor propio se incluye el tiempo para el autoconocimiento, el perdón para sí mismos y para con los demás y también las segundas oportunidades. Advirtiendo de que la ceguera y el no saber aceptar la llegada del amor a nuestras vidas es inútil, dada la potencia del sentimiento. Un amor y una vida en la que si el amor que nos rodea es sano, siempre seremos felices. Independientemente del lugar donde nos encontremos, porque son las personas las que convierten a las lugares en hogares y no los sitios en sí.
El viaje ya ha salido hacia la siguiente parada, que, en este caso, ha sido ya la casa de la autora.
¡Nos leemos pronto!
Sí que tengo que decir de Mia que, me ha parecido bastante inocente - y en consecuencia, un aspecto flojo del personaje - que se vaya a vivir a un país y una ciudad de la que no habla nada del idioma y pretenda tener todas las oportunidades y facilidades del mundo para encontrar un empleo similar al de bibliotecaria en España. Aunque, sí que queda en parte arreglado por sus ganas de querer formar parte del país y la cultura apuntándose a cursos de francés y que empiece trabajando de camarera porque, más de una persona ha tenido que hacer precisamente eso; comenzar desde abajo para ir, poco a poco escalando y así encontrar, si bien no un puesto de trabajo igual, sí uno muy parecido al que tenía en su país de origen.
En esta novela hay mucho amor, y no siempre sano, como ya he mencionado anteriormente.
De entrada, por la profesión de ella, introduce el amor por los libros y la literatura. Y a su vez, con el recurso de la metaliteratura, convierte a esta en algo que trasciende un mero entretenimiento o hobby sino que, como las palabras tienen un poder y peso mucho más poderoso de lo que podríamos pensar, nos recuerda que no podemos usarlas a la ligera. Porque cualquier subestimación conllevaría consecuencias desagradables.
Pero además, hay un segundo aspecto de la literatura interesante con el que riza el rizo porque, Mia quiere ser escritora como la autora, así que refleja de un modo muy realista el síndrome del impostor que ella siente y cómo, la comunicación nos da pánico sea del modo que sea porque eso es exponerse para con los demás. Y el juicio, y sobre todo la crítica, en muchos casos no son argumentadas y sí implacables. Y en consecuencia, inútiles, porque no sirven para mejorar, sino solo para hacer daño. Un daño que, al ser invisible, se puede perpetuar durante mucho más tiempo que cualquier acción, ya que la gente no es verdaderamente consciente del hecho.
Y junto a ello, también ha descrito de un modo necesario lo difícil que es también este mundo y cómo también, en cierta manera, tenemos idealizada la idea de publicar bajo sello editorial. Advirtiendo así que la idealización no es otra cosa que considerar a alguien perfecto. Cuando la perfección no existe y por eso, tratar de perseguirla incansablemente, lo único que provoca es insatisfacción por no haber alcanzado nuestro objetivo y tristeza por ser conscientes, a posteriori, del tiempo precioso que hemos perdido en esa infructuosa búsqueda.
Eso sí, en mi opinión reacciona por demás con respecto al problema que se genera con cierto personaje a causa de esto. Es cierto que refleja muy bien esa situación en la que, por querer hacer un bien, provocamos un mal. Y también, que la otra persona implicada no actúa bien, pero ella tampoco lo gestiona de la mejor manera posible tampoco. Y sobre todo, que no asume su comportamiento erróneo por no haber actuado de manera correcta.
Principalmente destacaré el del amor por los amigos, que son la familia que se escoge. y aquí se representa muy bien que debemos rodearnos de personas que sean lo más diferentes a nosotros mismos si queremos que nuestra vida sea realmente rica. Así que el triángulo formado por Marta, Mia y Elliot lo refleja bastante bien.
Pero los amigos también sirven a su vez para poner de relieve otros temas importantes de nuestra sociedad que pasan desapercibidos porque no se les da la importancia que realmente tienen o porque, simplemente, preferimos no hablar de los mismos.
Así, por ejemplo, Marta introduce el tema de la maternidad. Y la autora remarca así que una mujer no es menos que otra por decidir querer o no ser madre. Pero me ha gustado también que sea valiente y que haga ver que, en ocasiones, nuestros deseos y la realidad no van de la mano y por eso, en muchas ocasiones, hay mujeres que tienen verdadera dificultad para conseguirlo. Sin embargo, como no es un tema del que no se suele hablar mucho, queda escondido y relegado entre las capas de nuestra sociedad masificada. Y no debería ser así, ya que nos daríamos cuenta entonces que es un problema bastante más común de lo que podríamos pensar.
Y Elliot también sirve para introducir dos aspectos:
- El primero tiene que ver con su trabajo, puesto que es sanitario. Y es una profesión dura con unos horarios que tienden a ser extenuantes y agotadores, pero que no siempre está tan bien considerado o pagado como debería. Más en su caso, porque deben soportar situaciones extremas con mucho estrés, tensión y falta de empatía acumulada. Así que por ahí, bravo.
Pero Elliot también sirve para introducir el cliché de friends to lovers. E introduce así el tema del amor romántico en la novela. Porque es evidente que las relaciones de pareja en las que los miembros de la misma son enamorados y amantes son las mejores. Pero, al mismo tiempo, el miedo a dar ese paso allá también está muy presente. Sobre todo porque, en el caso de que la relación no funcione y termine a malas, la pérdida sería doble.
Sin embargo, la autora nos emplaza a ser valientes, porque quien no arriesga no gana. De ahí que, de nuevo la comunicación sea fundamental como base de esta. Y de cualquier otra relación importante de nuestras vidas. Porque si no hay comunicación, tampoco hay confianza... provocando que los pilares sean de barro. Y que la relación termine fracasando.
De ahí que, ante la duda, hay que hablar. De todo y con todo el mundo. Más de aquellos temas que son espinosos, escabrosos o duros por el tema de la exposición. Porque si no se habla, parece que no existe. Y sí que lo hace. Amén de que si no hablamos, no podremos hacer saber jamás al otro lo que sentimos u opinamos al respecto de cualquier situación. Incluyendo nuestros sentimientos. Además de que, al no hacerlo, estamos considerando de manera equivocada a la comunicación como un síntoma de debilidad, cuando es justo lo contrario.
Y por último, solo si hablamos, daremos a la comunicación la importancia que realmente tiene y evitaremos situaciones desagradables, malentendidos e incluso rupturas sentimentales.
Por todo ello, creo necesario que hubiera venido muy bien el punto de vista de Elliot a la hora de tratar estos temas, porque hubiera enriquecido la novela.
Habla de las diferentes maneras para entender el amor, gracias a la introducción de un supuesto triángulo amoroso que para mí no es tal. Porque, si bien es curioso y original en el modo en que conoce a Travis, subrayando así el aspecto del que el amor aparece dónde, cuándo y con quien menos esperamos, la realidad es que no ha quedado todo lo bien desarrollado que podría haberse hecho. Y es más, Travis nunca terminó de llenarme el ojo como personaje.
Quizás fuera la falta de información al respecto del mismo, por eso, considero que también requería de su propio punto de vista narrativo. Sobre todo, porque el cierre que ella tiene para con este personaje me pareció en exceso brusco.
Los sentimientos son muy importantes en esta novela como podéis imaginar y por eso es tan fundamental que recuerde que, al pertenecer al campo de la psique humana, no hay un modo o manera único de entenderlo. Pero también que este ha de ser siempre sano. Y sobre todo, que no hay que confundirlo con otros sentimientos que pueden ser similares como el cariño. Porque eso no es un buen amor, y aunque en realidad no queramos, lo que estamos haciendo es provocar mucho daño en la otra persona.
Amén de que, en muchos casos, ese comportamiento y búsqueda exhaustiva de ser amados y queridos es lo que nos lleva a actuar de este modo. Y ese tipo de comportamiento también, lo que en realidad esconde es una falta de autoestima y amor propios de los que la protagonista adolece. Demostrando así que, solo si aprendemos a querernos bien, podremos querer bien a los demás.
Y en ese sentido, dentro del amor propio se incluye el tiempo para el autoconocimiento, el perdón para sí mismos y para con los demás y también las segundas oportunidades. Advirtiendo de que la ceguera y el no saber aceptar la llegada del amor a nuestras vidas es inútil, dada la potencia del sentimiento. Un amor y una vida en la que si el amor que nos rodea es sano, siempre seremos felices. Independientemente del lugar donde nos encontremos, porque son las personas las que convierten a las lugares en hogares y no los sitios en sí.
El viaje ya ha salido hacia la siguiente parada, que, en este caso, ha sido ya la casa de la autora.
¡Nos leemos pronto!
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