El viaje de mi vida de Eduardo Castro

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con su 
autor, Eduardo, a quien agradezco el envío del ejemplar en digital. Pero además, como parte de la iniciativa de colaboraciones entre autores y escritores de la que formo parte. En cualquier caso, como no conocía al autor y ya sabéis cuánto me gusta conocer plumas nuevas para compartir mis impresiones con vosotros, no me voy a entretener mucho más en esta parte introductoria y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de El viaje de mi vida de Eduardo Castro.

SINOPSIS

En la sombra de la majestuosa Torre Eiffel, un encuentro casual desencadena una apasionante historia de amor y misterio.

Dos hombres, unidos por el destino, se embarcan en un viaje emocional que los llevará a descubrir secretos oscuros enterrados en el pasado. Con cada giro de página, se desvelan verdades dolorosas que pondrán a prueba su vínculo y los llevarán al límite,

En "El Viaje de mi Vida", el amor se entrelaza con el misterio en un relato cautivador que dejará al lector anhelando más.

OPINIÓN

En esta novela breve conoceremos la historia de amor entre Emmanuel y Daniel, pero también su propio viaje de autodescubrimiento como individuos y como pareja. Demostrando ya desde el principio que solo podemos querer bien a los demás si somos capaces de querernos bien a nosotros mismos. 

Como es lógico y entendible es una novela muy romántica ya desde el principio porque la pareja se conoce en París, conocida popularmente como La ciudad del amor, aunque en realidad el nombre por el cual se la conoce es la ciudad de la luz. 

Y en este caso, ambos sobrenombres pueden aplicarse a la perfección a la pareja protagonista porque, además de enamorarse, ambos se convierten en la luz de las vidas del otro. Demostrando así, a su vez, cuán poderoso es el amor. 

Un amor que puede aparecer cuándo, dónde y con quién menos lo esperamos, de ahí que también se nos emplace a tener los ojos muy abiertos. Y sobre todo, a que no opongamos resistencia a su llegada, puesto que será una batalla perdida de antemano. 

Pero además, lo relaciona con otro sentimiento muy humano como es el dolor y el duelo que siente al inicio uno de los personajes principales. Incide así de un modo original que este tipo de sentimientos están muy interrelacionados, evolucionan con el tiempo y por tanto, no pueden estandarizarse. Pero, a su vez, recuerda que tampoco han de ser el motor único de nuestras vidas porque en tal caso olvidamos lo que tenemos a nuestro alrededor, alcanza toques de obsesión, lo cual nunca es sano y sobre todo, a la larga, lo que provoca es que sobrevivamos más que vivamos. Lo cual no es otro modo de ser infelices. Mucho más camuflado, eso sí. 

En este sentido, relacionado con esto, también me ha gustado que el autor recuerde que una relación sentimental a los únicos a los que tiene que involucrar sea a los implicados, el resto no tiene por qué y no puede involucrarse en ella. A pesar de que esa intrusión tengan muy buenas intenciones, ya que a veces, hacer un bien termina provocando un mal. 

Hay por tanto, mucho amor por la vida, la cual es muy sabia y por tanto, por oscura y dificultosa que parezca, siempre termina por atraer a la persona adecuada en el momento que más la necesitamos. Plantea así por tanto al lector la pregunta de si cree o no en el destino. Y junto a ello, indica que la vivamos al máximo porque solo hay una y puede cambiar de un momento al otro. Y sobre todo, que no hay que dar nunca nada por descontado o vivir buena parte de nuestras vidas pensando en el futuro o lamentarse por el pasado. Al contrario, hay que centrarse más en el presente, porque el tiempo vuela. 

Hay amor por la familia también, el cual no es siempre sano. 

Me ha gustado que recuerde que el mero hecho de compartir un grupo o vínculo sanguíneo con otra persona, no tiene por qué conllevar el brote o el surgimiento del amor entre sus miembros. Porque no es así, al contrario. Como el resto de relaciones importantes de nuestras vidas, tenemos que cuidarles y dar la importancia que merece. Y por eso, nos advierte de según qué cosas decimos o comportamientos tenemos con nuestros familiares ya que el perdón, una vez más, hay que ganárselo y tampoco por ser familiares nos tienen que perdonar absolutamente todo. 

Al mismo tiempo, recuerda que la paternidad es muy difícil, pero que los padres han de respetar las decisiones y la individualidad de sus hijos. Además de no fomentar las comparaciones entre ellos porque, como todo el mundo sabemos, son odiosas. 

Además de que el respeto es un sinónimo de libertad y a su vez, de felicidad, que es lo que deberíamos querer para todas aquellas personas a las que queremos de manera sana. Y por eso, el padre de Daniel no lo es - padre se hace y no se nace -  y algunos de sus miembros no lo hacen y como tal, por doloroso que pueda parecer, debemos apartar de nuestras vidas de aquellas personas que no aportan nada y que, a su vez, tampoco contribuyen al objetivo de la felicidad; el cual todos debemos marcarnos como prioritario. 

Otro aspecto que también me ha gustado y que está relacionado con el tema de amor por la familia es el de que las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en nosotros. No solo porque así consideramos a nuestros progenitores como nuestros héroes y espejo a seguir... tanto para bien como para mal, puesto que podemos copiar o repeler determinadas actitudes y comportamientos que distan mucho de ser considerados como sanos, pero que ellos los consideran así. De ahí que entienda y comparta perfectamente la posición de Emmanuel al respecto de la infidelidad. 

Afortunadamente, también se cuenta con la otra familia, la que se escoge. Que son los amigos. Y en este caso, la relación que mantienen Gracie y Emmanuel es fantástica y demuestra que la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Y es más, que cuanto más diferentes sean las personas que nos rodean, más ricos seremos. Además de eso, traza un paralelo entre los protagonistas porque Adriana, que es la hermana de Daniel, también actúa como su mejor amiga. 

Y por supuesto, también hay amor romántico. De nuevo, tóxico y sano. 

De entrada, también se hace alusión al impacto de los primeros amores en nuestras vidas, pero advierte que es muy erróneo usarlos como vara de medir o comparativa para el resto de relaciones posteriores, porque el sentimiento evoluciona, como así lo hace el ser humano. 
Pero también recuerda que, el amor se acaba y que no tiene por qué ser entendido como algo malo o trágico. Al contrario, es un paso más de esa evolución. Por eso, conviene cortar de raíz en lugar de prolongar una agonía e incluso confundir con otros sentimientos parecidos como el cariño.
Eso no es un buen amor. 

Aunque, por el otro lado, aparece ese amor sano, bien presente entre los protagonistas desde el principio porque, en cierto sentido tienen una especie de flechazo. Un amor que ejemplifica que, quien bien te quiere lo hace libre. Para todo, incluso aunque esa libertad provoque una separación de la otra persona que la quiere. 

Y un amor que no nos cambia, sino que tratará de sacar siempre la mejor versión de nosotros mismos. Complementándonos y así, haciéndonos felices. 

Eso sí, tengo una pega con respecto a esta pareja. Sobre todo porque ellos demuestran que el amor, literalmente, puede cambiarnos la vida para bien hasta el punto de salvarnos la vida. 
Y en este sentido, no entendí muy bien el modo en que Nick ha actuado con respecto a Emmanuel. Entiendo en parte su postura, pero creo que sobreactúa y se excede pagando los platos rotos con la persona que más quiere, fruto de la presión de su entorno. 
A mí personalmente me ha chocado ese espíritu de rendición porque no me casaba con el arco argumental que hasta ese momento su personaje tuvo. 

Salvando ese detalle, es una novela que se lee muy rápido y que deja más de un mensaje positivo a tener en cuenta y a aplicar. 

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!


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