Diario de una bookstagrammer de Rachel R.P

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
editorial Colección MilAmores, a quienes agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico. Pero sobre todo, la confianza depositada en mí una vez más.
En este caso en particular la ilusión es doble. O triple, ya que son muchos los motivos por los cuales me atrajo la lectura de este libro. Aunque aquí, solo destacaré que es mi primer contacto con la pluma de la autora, acción que me encanta realizar porque así, os puedo compartir también mis impresiones con vosotros.

De ahí que no me entretenga mucho más en esta parte introductoria y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Diario de una bookstagrammer, escrito por Rachel R. P:

SINOPSIS

La Book-Con es el evento del año para todas las que amamos los libros. Allí podemos ser nosotras mismas, vestirnos de nuestros personajes favoritos y fantasear durante horas con las nuevas novelas que van a salir. Si a eso le añadimos que mi mejor amiga me ha regalado un momento «medias de abejita», puedo decir que es el día más feliz de mi vida.
O lo era, hasta que Atticus Jones, escritor de thriller, decidió estropearlo, y todo porque no acepta la reseña que le hice al libro de su hermana.
Podría haberlo dejado pasar, pero dijo que el género que leo es para amas de casa aburridas. ¿Eso cree? Bien, voy a demostrarle cómo de aburridas somos y que puede que él escriba sobre asesinos, pero nosotras… nosotras nos enamoramos de ellos.

OPINIÓN

Como lo he dejado a medias en la parte superior de esta publicación, os voy a explicar los motivos por los cuales esta novela llamó mi atención. Aunque, creo que podréis intuirlos.

Como blogger, pero sobre todo, como bookstagrammer, si hay un libro donde se nos nombre - o mejor dicho, se nos represente - evidentemente que va a capturar mi atención. Así que, en este sentido, desde el primer vistazo me tuvo ganada. Junto a ello, por supuesto, en la propia portada se hace alusión al que es mi cliché romántico preferido, el de enemies to lovers, con lo cual, si lo anterior no había conseguido atraparme, esto ya mucho más.

Pero, una vez abrí el libro y me dio por echar un ojo al contenido de sus páginas, descubrí que había páginas que imitaban diferentes post de Instagram que estaban... ¡a pleno color! Y es la primera vez que me he encontrado una novela con esta característica, así que solo pudo sumar en positivo.

Junto a todas esas premisas iniciales, esta novela romántica nos narra la historia de Lexi y Atticus. Contada además desde sus dos puntos de vista, facilita así que el lector se pueda poner en su lugar y empatice o no, con sus pensamientos y sus modus operandi a lo largo de la misma.

Y sí, la historia de amor es importante, pero yo no diría que es lo que más en esta novela. Si me preguntáis, yo lo que creo es que es un repaso - más que necesario, por otra parte - al mundo editorial, desde ambos puntos de vista. Lo cual está estupendo porque, antes de emitir una opinión acerca de algo o alguien, tenemos que conocer todas las versiones de la historia. Podríamos sorprendernos de cuán equivocados estábamos.

Además de eso, esta premisa sirve también para enfatizar en la empatía, que tiene que estar más presentes en todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas. Por eso, los lectores tienen que ponerse más en la piel de los escritores y los escritores a la inversa, hacer lo propio con los lectores. Porque no somos opuestos, al contrario. Todos formamos parte del mismo equipo y por lo tanto, tenemos que nadar todos en la misma dirección. Y aquí eso se entrevé, no solo en lo que acabo de mencionar, sino también en la sororidad presente entre más de un personaje femenino. Demostrando, una vez más, que si las mujeres dejamos de considerarnos como rivales o enemigas, el mundo sería un lugar mejor para todos.

Un tercer aspecto asociado a esta ambientación es el de la importancia de la comunicación. Y a su vez, el poder que tienen las palabras. Sea de manera oral, sea de manera escrita. De ahí que nos dé tanto miedo hablar de uno u otro modo. Porque nos da pánico el tener que exponernos a los demás, compartiendo nuestro mundo interno con el resto. Amén de que las palabras son mucho más poderosas de lo que podríamos pensar a priori, puesto que, sus efectos son más prolongados en el tiempo al no ser tan visibles a ojos de los demás.

Pero, no podemos ni eludirlas ni evitarlas, porque las palabras se las lleva el tiempo. Y es más, el hecho de no hablar es lo que, a la larga termina por provocar que aparezcan malentendidos, rumores o incluso rupturas paqrciales o totales de cualquier relación. Síntoma inequívoco de que no sabemos manejar bien los elementos de la comunicación que tenemos a mano. Y es curioso, aunque también muy inteligente que, precisamente haya incluido como un elemento muy importante de la novela las redes sociales.

Porque, así queda bien demostrado que, en un mundo y una sociedad en los que, aparentemente la comunicación es muy sencilla, la realidad es que continuamos repitiendo patrones y cometiendo los mismos errores. Además de que, tendemos más a involucionar que a evolucionar en lo que al miedo para con ellas se refiere. Cuando no, dejamos que nuestra imagen virtual domine nuestra vida real y por tanto, el personaje termina por comerse a la persona.

Y hablando de personas y personajes... las redes sociales son muy importantes, pero también pueden ser muy peligrosas, si no sabemos cómo gestionarlas de un modo correcto. Y en este sentido, me ha gustado también que se opte por incidir que, incluso aquellas cuentas muy famosas por números, están gestionadas por personas. Y que son ellas quienes deciden - o al menos deberían hacerlo - qué partes exponer y compartir y qué no. Así que tenemos que recordar también que todos tenemos derecho a nuestra privacidad y por lo tanto, respetarles y no ser tan exigentes o demandantes en lo que a la disponibilidad para con el público se refiere. Porque no es así como funciona la vida.

En ese respeto a la privacidad es donde entra en juego La lectora cotilla. Homenaje más que evidente y claro a Lady Whistledown y sobre todo, a Gossip Girl. Pero que también demuestra que las artes se retroalimentan y que no está mal inspirarse en algo previamente escrito para darle nuestro propio toque o voz personal. Pero advierte también del riesgo y lo fina de la línea que el plagio es. Amén de que, si bien nos gusta a todos un buen cotilleo o un buen salseo, hay que saber trazar la línea de lo que está bien de lo que no lo hace.

Por supuesto, con este tema de las redes sociales se habla también de ese empeño que tenemos como sociedad en categorizarnos y sobre todo, en crear competencias e incluso, envidias. Porque parece que, si no vivimos en una competición constante, no somos del todo felices. Cuando, en mi opinión, lo que realmente termina de demostrar es que somos muy tristes como sociedad.

Así que me ha gustado que se reivindique la labor del bookstagrammer. En líneas generales, porque lo principal es hablar de libros, que es lo que nos gusta. Luego, ya dependerá de cada uno el modo en que decide dirigirse a sus lectores, decorar o no su feed, tener temáticas anuales, decidir mostrar la cara o no... hay que respetar esa individualidad porque es lo que nos hace genuinos. Y diferentes - en el buen sentido de la palabra - de los demás. Y no solo hay que respetar, sino además, potenciarla. Porque, a más diferentes de nosotros sean las personas que nos rodean, a la larga más ricos seremos. Y relacionado con este caso, a pesar de no ser un lector o consumidor habitual de un género o un autor determinado - lo cual es muy respetable - es solo al seguir y conocer a otras cuentas diferentes, que nuestra percepción cambie al respecto, salgamos de nuestra zona de confort... y se nos abran las puertas a un mundo literario desconocido y maravilloso. ¿No es eso bonito?

Lo es, pero en un mundo mucho más centrado y concentrado en el beneficio económico y en las cifras, se potencias las cuentas con más seguidores. Solo por su número. Y, si bien es cierto que hay cuentas "grandes" o enormes que sí que se curran su contenido, también he visto que hay cuentas pequeñas o medianas que lo hacen. Incluso más que las anteriormente mencionadas. Sin embargo, dado que su alcance o engagement es menor, son muchas más las puertas que se les cierran a las que se les abren. Algo que me parece injusto porque, del mismo modo que, un lector sale de su zona de confort atreviéndose con nuevos géneros, un autor o una editorial también debería hacerlo de cuando en cuando. Podría sorprenderse una vez más.

El tema de la rivalidad también es recurrente porque, del mismo modo que hay cuentas de primera y de segunda, también existe una imagen popular de que hay géneros literarios de primera y de segunda. Cuando no es así. Todos los géneros son igual de bienvenidos y válidos. Y el hecho de que tú no los leas de manera individual, no quiere decir que tu palabra sea ley y por tanto, el resto del mundo tenga que pensar como tú. Por eso, he aplaudido esta reivindicación hacia el género romántico - en todas sus extensiones, ya que ¡sorpresa, sorpresa! hay más de un tipo de concepción del sentimiento - y sobre todo, que lo enfrente con el que es su "enemigo" por antonomasia. El thriller.

Un error, porque, si hablamos de números de ventas y lectores, el romántico gana por goleada al resto. Y además, en mi caso, yo estoy pelín perturbada porque ambos son los géneros que más consumo de manera habitual. Amén de que, incluso en la novela más perturbadora, aparece representado algún tipo de amor. Bien tóxico o sano. Pero ahí está. Presente. Como en nuestras vidas cotidianas.

Desgraciadamente, ese enfrentamiento y esa competición interminable no paran de producirse, provocando así la aparición de los egos tanto de unos como de otros, así como de rencillas y envidias entre unos y otros, las cuales pueden motivar a cometer acciones más que reprobables. Porque el amor por el poder sí que puede ser tóxico y por tanto, existen personas que están dispuestas a todo con tal de conseguir que el brillo de la fama le caliente - a riesgo de quemadura grave - y también a mantenerse en él, el mayor tiempo posible. Aunque, en mi opinión, si me preguntáis, en este caso, agradezco la aparición de estos egos porque así la persona termina revelándose tal cual es. Amen de que también sirve para recordar que quien algo quiere, algo le cuesta y por tanto, el camino al éxito es duro, largo y difícil. De ahí que haya que desconfiar - o al menos, recelar de inicio - de alguien que lo consigue con mucha facilidad y de manera repentina.

En este sentido, conviene también recordar que, leer es nuestro hobby y no está remunerado. O al menos no está considerado como un trabajo - al menos que yo sepa, porque entonces, me cambio ipso facto del mío -. Sí que es cierto que sé de personas que cobran por promoción y por la opinión. Y lo respeto, pero, en mi caso, creo que jamás podría hacerlo ya que, considero que así la genuinidad y la naturalidad, en cierto modo se perdería y sí que aparecería una presión acerca de camuflar, enmascarar o simplemente omitir aquellos datos o partes que no nos han gustado de la misma.

Evidentemente, hay partes y días de nuestros trabajos que tampoco nos gustan o que consideramos más tediosos y tenemos que hacerlos igualmente porque nos pagan por ello. Pero, como bien digo, al considerar esto un hobby - que cada vez se va profesionalizando más, lo cual aplaudo a rabiar - no sé si esto es del todo ético.

En ese sentido, soy muy Lexi, pero también entiendo a Atticus. Cuando doy una opinión, siempre es sincera. Es decir que reflexiono y digo los puntos que más me han gustado, pero también aquellos que menos me han convencido. Eso sí, siempre justificados porque mi intención de ignorante ilustrada es la de ayudar al escritor a mejorar. Aunque, siempre parto de la base de que es mi opinión. Una gota en el océano. Y por eso, sé que lo que a mí ha podido desencantarme, a otro lector es lo que más le ha podido gustar.

Lo que jamás haré será dar una opinión de las que yo llamo destructoras. Es decir, criticar por criticar con la única intención de hacer daño. O en la que no argumente cuáles han sido los motivos por los cuales la novela no ha sido para mí. Porque eso no beneficia a nadie. Al contrario, flaco favor hace a los lectores, pero sobre todo a la literatura en general.

De ahí que entienda a Atticus. Y también a Liv, porque trabajo de cara al público. Y evidentemente, el síndrome del impostor me acompaña - en mi caso en mis visitas guiadas - todos los días. Por eso, sé de primera mano los recelos e inseguridades que sentimos antes, durante y sobre todo a posteriori, porque la sensación de que no lo hemos hecho del todo bien - o todo lo bien que podríamos haberlo hecho - no nos abandona. Amén de que, una crítica u opinión puede subirnos al cielo o hacernos bajar al infierno de la manera más dolorosa posible.

Sin embargo, y ahí el amor propio creo que ha influido mucho en mi caso, y por eso, animo a los escritores a que lo pongan en práctica más a menudo, tenemos que tener en cuenta de que el ser humano evoluciona y por eso, no todos los días vamos a estar igual en lo que a nuestra psique se refiere. A pesar de estar haciendo algo que nos gusta o que conocemos a la perfección. Pero sobre todo, de un tiempo a esta parte, lo que hago es recordarme que soy una valiente precisamente porque doy ese paso al frente que, en más de un caso, el resto de personas no hacen. Y me muestro y expongo tal cual soy. A sabiendas de que las circunstancias de quienes me acompañan pueden no ser las más favorables a la hora de crear un buen ambiente. Pero además, parto de la base de que sé que no a todo el mundo le gustaré. Y por tanto, comerme la cabeza y regodearme en la autocompasión, a la larga tampoco me beneficia para nada. ¿Duele una mala opinión? Desde luego, pero tampoco ha de significar el fin del mundo. Y es más, hay que tomarlo como un reto de cara al futuro.

No es la única comparación presente en esta novela. Porque, también, se contraponen los libros digitales y los libros en físico. Y, a su vez, los lugares para leerlos. En este sentido, me ha gustado mucho que se les dé la importancia que merece a las bibliotecas. Templos del saber y del conocimiento que, desgraciadamente, cada vez usamos menos. A causa de esta sociedad de la inmediatez y del consumismo que nos engulle sin ser más conscientes de ello.

Pero, no hay que menospreciarlas o hacerlas de menos, porque, yo creo que jamás desaparecerán. Del mismo modo que tampoco desaparecerán los libros en papel. Sino que, coexistirán en perfecta armonía ya que no son excluyentes los unos de los otros.

Sin embargo, tengo que decir que la alusión e inclusión a las bibliotecas, ha sido una metáfora maravillosa para con la importancia de los abuelos en nuestra sociedad. Porque, al igual que hacemos con estos edificios, actualmente tendemos a considerarlo como inútiles y más un estorbo al no poder sacarles un beneficio económico.

Un error porque la experiencia y la sabiduría de ellos proviene de la experiencia y las vivencias de sus vidas. Las cuales, sirven también como método y modo de aprendizaje. Por eso, tenemos que usarlos más como espejo en el cual mirarnos y aprender y disfrutar del tiempo en que están aquí, porque, como con el conocimiento y las palabras, si no se plasmas, se diluyen y terminan por desaparecer en el tiempo.

Los abuelos, además sirven para introducir uno de los primeros tipos de amor presentes en esta novela. Porque sí, ya dije antes que era una novela romántica. Aunque el sentimiento no siempre es sano.

Así, se habla del amor presente entre los miembros de una familia. El cual no hay que darse por descontado ni menospreciar porque, el mero hecho de compartir un grupo o vínculo sanguíneo con otra persona, ha de llevar asociado la aparición del amor para siempre. Al contrario, si es importante se le ha de dar la importancia que merece: toda. Y tampoco ese hecho de pertenecer a la misma familia, nos convierte en inmunes para hacer o decir lo que nos venga en gana de nuestros familiares. Porque la cosa no funciona así.

Junto a ello, también se pone de relieve lo difícil de la paternidad. Para la cual no hay manual o libro de instrucciones. Pero sí que ha de tener bien presente el respeto de la individualidad de los hijos, evitando siempre comparaciones, que son siempre odiosas. Incluso en aquellos casos en los que se pretende espolear o estimularlos a ser mejores. La prioridad y el bienestar de los niños ha de ser siempre la prioridad y por eso, hay más de un personaje que ejemplifica a la perfección que padre se hace y no se nace.

Eso sí, también tengo que decir que, precisamente la paternidad es uno de los aspectos más flojos que he encontrado en el personaje de Atticus. En exceso sumiso y sin plantearse ningún tipo de duda ante la estrambótica situación que se le presenta de repente. Una situación que, también no está lo suficientemente tratada en profundidad para el impacto y la profundidad que tiene en las vidas de los personajes implicados, de manera más o menos directa. Del mismo modo que la resolución, también se me queda floja. Eso sí, el final que termina por darse al problema, al fina sí que queda bien resuelto.

También se habla del amor por la familia y me ha gustado mucho la relación especial entre Atticus y su hermana. Demostrando a su vez que, en más de una ocasión, por querer hacer un bien, a la larga terminamos por provocar un mal.

Por supuesto, hay una historia de amor, que demuestra que, la realidad siempre supera a la ficción. Y también, que no hay que menospreciar a las palabras porque, toda mentira tiene su parte de verdad. Y por eso, puede volverse contra nosotros. Así que debemos tener más cuidado con lo decimos ya que... a posteriori podemos comernos nuestras palabras.

Recuerda y advierte también del profundo y tremendo impacto que tienen los primeros amores en nuestras vidas... tanto para bien como para mal. Y a su vez, recuerda también cómo es un error usarlos como vara de medir o comparativa porque, el ser humano, al igual que el sentimiento evoluciona. De ahí que haya que darle también la importancia que en realidad tienen a todas las historias de amor de nuestras vidas. Porque, aunque no lo puedan parecer por duración, lo son.

Amén de que, empeñarnos en compararlas, termina por convertir a la otra persona en perfecta, idealizándola. Lo cual es un error porque la perfección no existe. Y por eso, esa persecución incansable, lo único que va a terminar por conseguir es que seamos infelices al no ver conseguido nuestro objetivo. Pero también mucha rabia y tristeza al darnos cuenta a posteriori del precioso tiempo perdido en un imposible.

Junto a ello, recuerda gracias a la historia de amor entre Lexi y Atticus la importancia de la comunicación, como uno de los pilares básicos de cualquier relación. Sentimental o no. Porque si no hablamos aparecen los malentendidos, las discusiones y las rupturas sentimentales. Además, esa comunicación es la que hará informar de los pasos y los diferentes cambios que se producen en una relación. Porque, si dos personas no están en el mismo escalón, a posteriori, es una crónica de una ruptura anunciada.

Además de que la comunicación, ha de ir siempre acompañada de la confianza. En este caso, es Atticus quien adolece de ambas y, la caga. Pero ojo, que la reconciliación y el modo en que se redime es absolutamente maravilloso y ya lo quisiera yo para mí. Colecciono marcapáginas, ejem, ejem - y sí, me encantaría tener uno de esta novela, para qué negarlo -. Y es que es muy literario, como ellos.

Lexi y Atticus demuestran que la vida no puede categorizarse en un género único porque el amor, por mucho que no queramos, siempre estará muy presente en todas y cada una de las capas que nos confirman como seres humanos. Por eso, no podemos huir de él. Pero la vida también está llena de subtramas con plot twists sorprendentes, emotivos y no siempre felices porque no estaremos de acuerdo con las decisiones que toma el narrador omnisciente que las escribe.
Pero lo que sí que tenemos que tener bien claro siempre es que somos nosotros y no cualquier otro los únicos protagonistas de las mismas, así que hay que aprender a quererse bien y bonito como paso previo a otro tipo de amores con otras personas.

Y sobre todo, que tenemos que rodearnos de secundarios lo más variopintos y diferentes a nosotros mismos para hacerla así lo más diversa y enriquecedora posible. Pero también porque así, serán ellos quienes sacarán la mejor versión de nosotros mismos. Sin cambiarnos ni un punto o una coma.

Solo así, alcanzaremos el final feliz que todos merecemos sin spoilers, eso sí, y sobre todo, con un epílogo a la altura del que tiene este par.

Personalmente, a mí este primer contacto con la pluma me ha dejado muy buen sabor de boca, como ya intuía de inicio. Así que, dejaos llevar por la portada y adentraos en la historia. No os vais a arrepentir.

¡Muchas gracias por el envío del ejemplar!

¡Nos leemos pronto!

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