En la bruma de tu tormenta (Highlander Heart II) de Mary Fort
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la autora, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar en digital en primer lugar. Pero sobre todo, que haya vuelto a confiar en mí para darle mi opinión al respecto de su novela.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta novela y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de En la bruma de tu tormenta, el segundo volumen de la serie Highland Hearts, escrito por Mary Fort.
SINOPSIS
En la Escocia del siglo XVIII, donde los paisajes son tan salvajes como las almas que los habitan, surge una historia de amor que desafía el tiempo.
Andrew McPherson, un mercader atormentado por su pasado, busca desesperadamente el perdón, anhelando encontrar la paz bajo las amapolas de Pretty Poppies. Catalina Sáez, abandonada en una abadía al nacer y criada por monjas hasta los diez años, escapa para convertirse en una mujer adelantada a su época, un espíritu libre y liberal siempre en busca de nuevas experiencias.
El destino los une en circunstancias inesperadas, despertando en ellos sentimientos que creían olvidados. La atracción entre ambos es insoportable, y el amor, una emoción desconocida, se manifiesta de formas curiosas y sorprendentes.
¿Podrá Catalina mostrarle a Andrew un mundo más allá de sus cicatrices y sombras? ¿Logrará Andrew encontrar la redención y la paz en los brazos de Catalina?
Una historia donde las mariposas no solo revolotean en el estómago, sino también en el alma, prometiendo una travesía emocional que dejará huella en el corazón de los lectores.
OPINIÓN
Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, tengo que decir que es el segundo volumen de una serie, y que, si bien ambos volúmenes son independientes, la realidad es que es conveniente leerlos en orden. Porque los personajes que aquí son protagonistas ya salen en el libro anterior. Además de que, con esta premisa, los detalles y matices de la historia en sí así como de la personalidad de cada uno de ellos se entienden mejor.
En este libro conoceremos la historia de Andrew y de Catalina. Y como primer detalle curioso a destacar como algo positivo es que, ambos tienen una edad que dista mucho de la que suele ser habitual de los protagonistas de una novela romántica. Y está muy bien porque así demuestra que el amor aparece sin importar la edad que se tenga. Y que nunca es demasiado tarde o demasiado pronto como para aceptar su llegada y su presencia en nuestras vidas.
Pero ese es solo uno de los temas importantes que se narran entre las páginas de esta novela. Y por eso, paso a relatarlos y describirlos con más profundidad.
Al ser una novela romántica, evidentemente el sentimiento tiene un enorme peso a lo largo y ancho de las páginas. Pero no siempre es sano. Y es más, una de las cosas sobre las cuales la autora pone el foco es en el de la diferencia entre lo que es un buen amor y lo que no lo es.
Además, al ser una novela histórica, recuerda que hasta no hace mucho tiempo, el amor era el elemento menos necesario para que un matrimonio se llevase a cabo. Más en una tierra como la escocesa, tan dividida como la escocesa en aquellos momentos. El matrimonio era entendido como una mera transacción comercial donde se unían territorios o bienes. Pero poco más. O dicho de otro modo, el amor, si llegaba, siempre se producía a posteriori.
Pero eso no quería decir que los no se dieran matrimonios por amor. O que los implicados en los matrimonios no sintieran o se enamorasen. Porque, de hecho, uno de las temas aquí planteados es el del impacto de los primeros amores en nuestras vidas. Tanto para bien como para mal. Y por eso, Andrew, no sabe querer bien al inicio. Porque está más obsesionado con la mujer de que se ha enamorado, que prendado en sí. Relacionado con esto, al sentir esta fijación, está convencido de que si no es con él, no será feliz con nadie. Chocando de frente con la idea de lo que es un buen amor. Porque quien bien te quiere, lo hace libre. E interponerse no es una buena acción, actitud o demostración de amor.
A su vez también, sirve para recordar los peligros de idealizar a otra persona. Porque es cierto que Andrew bebe de la tradición del amor cortés precedente, pero ha convertido a la mujer de sus afectos en alguien perfecto que dista mucho de serlo. Sobre todo porque, si bien es cierto que ella no hace nada que se lo demuestra al lector, sí que hay personas que la conocen que intentan hacerle ver que ella no es tal que sí. Pero, como no hay más ciego que quien no quiere ver, Andrew se estampa una y otra vez contra el muro y por eso, en su afán y empeño continuo por ser digno de sus afectos... no para de perseguirla incansablemente, enfadándose y frustrándose al no ver cómo sus avances tienen sus frutos. Y además, a posteriori se da cuenta de lo erróneo de sus pensamientos y sobre todo, del tremendo y precioso tiempo perdido en una batalla que nunca estuvo destinado a ganar.
Sin embargo, Andrew demuestra también dos cosas: la primera, que el amor, al igual que el ser humano, evoluciona y sobre todo, que una acción puntual no tiene por qué definirnos como personas. Más cuando hay voluntad real de arrepentimiento.
En su caso, además,, Andrew demuestra que es un intensito para bien, lo cual, queda muy bien demostrado con esa narración in media res que en este caso sí que ha funcionado. Y lo subrayo porque no siempre sucede. Retomo lo de intenso porque, juega muy bien en este sentido con la idea de la masculinidad frágil ya que, está tan atormentado con su pasado que no se cree ni dino ni merecedor de amor. Cuando no es así.
Lo que ocurre es que, para poder recibir un buen amor por parte de otros, tenemos que querernos bien a nosotros mismos. Y en ese perdón, tenemos que verbalizar aquello que no hemos hecho bien, saber pedir perdón reconociendo esos errores, tanto en voz baja y en voz alta para los demás. Y sobre todo, sabiendo cerrar capítulos, especialmente aquellos que no nos permiten avanzar.
De ahí que sea tan necesario rodearse de personas que nos ayuden a hacerlo. Por eso, la amistad entre él y el sacerdote es tan fantástica y demuestra que con el respeto y la empatía, los opuestos no tienen por qué ser diferentes, sino complementarios.
Y hablando de opuestos, aquí entra en escena Catalina. Quien no solo demuestra que ella ha sido siempre el amor destinado de Andrew, sino que, cuando el amor ha decidido unir a dos personas, tratar de huir del mismo es una utopía bastante compleja. Solo que, para ser conscientes de este pequeño detalle, tenemos que tener los ojos bien abiertos porque, en ocasiones, pasa mucho tiempo entre el encuentro y la aparición del sentimiento. El cual, puede hacerse presente desde muchas y diversas formas diversas.
Una Catalina que también sirve como personaje e instrumento para denunciar algunos aspectos de nuestra sociedad que, sin importar el tiempo transcurrido, parecen no haber cambiado demasiado. Como por ejemplo, si en una situación "peliaguda" o complicada están implicadas dos personas, la mujer será siempre la que resultará peor parada. Y como tal, castigada con más dureza.
Además de eso, también sirve para poner de relieve la ausencia de sororidad y cómo, en más de una ocasión, somos las propias mujeres las que nos consideramos nuestras peores enemigas y por eso, nuestras jueces más duras. En este caso, la asociación e importancia de las monjas del convento donde Catalina ha sido criada es una manera refrescante, original, pero no por ello, menos cierta.
Otro tema que se subyace con su personaje es la lucha continua por conseguir la libertad social que hemos perseguido las mujeres casi desde siempre. Y sobre todo, cómo esa misma libertad se nos ha ido privando progresivamente. Porque Catalina, si por algo puede definirse es porque quiere ser libre. De ahí que ella en este sentido sí que se quiere. Pero sabe que ese buen amor propio y esa lucha a favor de la libertad es lo que provoca el rechazo e incomprensión por parte de los demás.
Es aquí donde entra en liza el factor sexo. Porque ella, como dueña de sí misma que es, usa y disfruta de su cuerpo como ella sabe. A pesar de que el resto de mujeres de la sociedad no se comporten como ella y de que ello conlleve la crítica o incluso, el ostracismo. ¿No os suena a algo que podría suceder incluso hoy? Por eso, esa determinación que ella ha tomado para consigo misma es tan bonita y la convierte en un personaje tan coherente.
Eso sí, también tiene su contrapartida negativa. Porque, ha terminado por creerse algo que no va más allá de un pedazo de carne. Y por tanto, sabe que solo la quieren para el sexo. Sin considerarse digna de amor. En su caso, por las circunstancias en las que ha sido criada. Y además, en este sentido, es más parecida a Andrew de lo que parece y confirma, una vez más que las apariencias engañan.
Por último, el libro tiene un mensaje bastante positivo acerca de las segundas oportunidades. Con más de un aspecto. Con la vida, con nosotros mismos y con el sentimiento. Del cual no se puede huir, por mucho que queramos o nos empeñemos en hacerlo. Así que el recurso incluido aquí para dar esa segunda oportunidad a la vida y al sentimiento está muy bien traído por el recurso literal y metafórico del mismo. Y por el final que tienen.
Demostrando así que el amor no es síntoma de debilidad, sino de fortaleza. Por eso, siempre merece la pena arriesgarse y vivirlo intensamente. Su poder es tal que podrá convertirse en el faro y la luz que nos guíe a través de las brumas de la tormenta que vivimos en nuestro interior.
¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!
¡Nos leemos pronto!
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