Una historia de conveniencia (Los desamparados de Devon 3) de Mimi Matthwes
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la editorial, a quienes agradezco enormemente el envío del ejemplar. Y sobre todo, la confianza en mí, una vez más. Porque así puedo seguir conociendo la pluma y las historias de Mimi Matthews, uno de mis descubrimientos de la novela romántica histórica. Junto con Evie Dunmore, gracias precisamente a ellos.
En este caso, tengo que decir que, apenas me llegó la novela a casa, hice un paren las rotativas con todas las letras. Quizás no lo entendáis, pero lo explico: tenía un libro viajero ya empezado y me acababa de llegar un libro en colaboración anterior.
Pero... mis ganas de Alex eran demasiado grandes. Y no me arrepiento.
Por todo ello, no me entretengo mucho más en la parte introductoria de la publicación y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Una historia de conveniencia, el tercer volumen de la serie Los desamparados de Devon, escrito por Mimi Matthews.
SINOPSIS
Laura Hayes perdió a su padre hace tres años. Ahora se ha quedado a cargo de su hermano inválido y del negocio familiar de perfumes que no va precisamente viento en popa. Necesita un marido que los rescate de la pobreza, y lo necesita pronto. Quizá la solución esté en el extraño que ha llegado al pueblo hace poco… Alex Archer no es precisamente un héroe, sino más bien todo lo contrario. Ha vuelto a Inglaterra con un único objetivo: casarse con una rica heredera. Lo de los sentimientos es lo de menos, ni le importan ni le interesan. Lo malo es que Laura le parece tan encantadora… pero no puede ser. ¿O sí?´
OPINIÓN
Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que, aunque pertenece a una serie, todos los libros se pueden leer de manera independiente porque, si bien es cierto que se mencionan a los antiguos protagonistas de los volúmenes anteriores y por eso, se nos mantiene al día de cómo les va a posteriori, la revelación de las noticias y datos no son lo suficientemente importantes como para que puedan ser considerados un spoiler. Así que, podéis comenzar por la historia que más os llame la atención. Eso sí, ya os advierto que, da igual que sigáis el orden o no, al final vais a querer saber de todos.
Porque, si algo he aprendido de las novelas de Mimi es que sus protagonistas, a veces masculinos, a veces femeninos, e incluso en ocasiones, ambos... no pueden ser considerados como el típico o la típica héroe o heroína románticos. Y eso es, en mi caso, lo que a mí más me llama la atención. Aunque se da la paradoja de que, en ocasiones, es justo lo que echa a los demás para atrás.
Confieso que tenía mucho interés por saber de Alex, el "villano" y cómo conseguía dar ese giro o vuelta de tuerca a su vida como para convertirse en un héroe. Y sin embargo, lo que extraigo de su arco argumental es que, las apariencias engañan y que, antes de juzgar a nadie, tenemos que conocer todas las versiones de la misma historia. Porque podríamos sorprendernos, para bien o para mal.
Amén de que, puede que incluso nuestra propia percepción de un hecho o situación esté equivocada y por eso, necesitemos la opinión del resto de personas implicadas en ella o de un agente externo para que nos demos cuenta de que, quizás no era tan malo como creíamos.
En este caso además, la heroína se llama Laura, siendo así mi tocaya. Y por eso, contaba ya con una percepción preconcebida bastante positiva hacia su persona por mi parte. Opinión que aumentó cuando, en su primer encuentro se realiza un más que digno homenaje a Ophelia, el personaje de Hamlet, una tragedia de Shakespeare y que es, sin duda, uno de mis cuadros preferidos de Millais, miembro de la Hermandad Prerrafaelita.
Uno de los temas que más se repiten en esta novela, aunque ya lo he mencionado es que las apariencias engañan. Y añadiría incluso que, no hay más ciego que quien no quiere ver, porque la química entre ambos está bien presente desde ese primer encontronazo.
Esta idea está presente desde el propio título porque, jamás fue un acuerdo de conveniencia el suyo, si hablamos de conveniencia al hablar de un matrimonio en donde el amor no prima. Aunque, al final, sí que son de lo más conveniente el uno para el otro. Porque su modo de amarse y sobre todo, de declararse su amor ha sido muy bonito, he de decir. Y sobre todo, el modo en que se apoyan y se convierten el uno en el otro en el apoyo y el ancla en momentos de dificultad o incomodidad. Lo cual, por otra parte es la definición justa y perfecta de lo que también debería ser una pareja.
Pero también sirve de advertencia para que tengamos en cuenta que, conveniente no debe ser un adjetivo asociado al amor. Menos en lo que a tiempo o lugar se refiere porque, aparece dónde, cuándo y con quien menos lo esperamos. De ahí que, plantarle batalla es una guerra perdida de antemano. Eso sí, la lucha entre corazón y mente por parte de ambos a causa de este motivo ha sido muy interesante de leer. Del mismo modo que, también me ha gustado esa relación de destino para con el sentimiento, porque sí que es cierto que Alex fue a ese pequeño lugar del entrono rural de Inglaterra en busca de una esposa, pero no la que él había imaginado.
Me ha gustado también leer que, a pesar de que, a priori son muy diferentes entre sí, en lo que al concepto de familia se refiere, la realidad es que se parecen más de lo que creen. Ya que en ambos casos, las circunstancias en las que han sido criados han tenido un profundo impacto en ellos, hasta el punto de desarrollar unas actitudes y personalidades determinadas. Pero, a su vez, les han convertido en unos supervivientes en sus circunstancias. Porque se puede ser un superviviente a pesar de que el resto piense que todo está bien a causa de una economía determinada. Así que ese paralelismo entre sexos, también me ha gustado mucho verlo. Pero además, ambos son también unos líderes. Una posición que, en más de una ocasión, no querrían haber tenido.
Y por último, el tercer aspecto que ambos tienen en común es que alguien les valore tal cual son, con sus virtudes y defectos y que por eso, se atreva a quererles tal cual son. Porque, han estado tan ocupados huyendo o preocupándose de las vidas de los demás - porque también afectaban a la suya propia - que, se han olvidado de sí mismos como prioridad. Cuando al revés, tenemos que querernos bien a nosotros mismos para así poder hacer lo propio con quienes están a nuestro alrededor.
La ambientación en un pequeño pueblo rural inglés también ha sido interesante porque, queda reflejado cómo antiguos patrones, continúan repetidos a día de hoy, sobre todo en lo que a noticias falsas y rumores se refieren. Más, cuando estos tienen que ver con una mujer como protagonista. Así que el paternalismo con el que Laura es tratada, tanto por hombres como por mujeres a su alrededor, está muy bien narrado porque hace ver al lector que, determinadas cosas, siguen igual sin importar el tiempo transcurrido.
Pero además, también sirve para que nos demos cuenta de que, hasta no hace demasiado tiempo, del mismo modo que el amor no era necesario para contraer nupcias, la mujer estaba supeditada al control y la voluntad del hombre, como así se demuestra la situación de la herencia de los perfumes Hayes.
Pero esta ambientación rural "pequeña" sirve también de enlace para que tengamos presente otra idea, que no es otra que la de los hogares no lo forman los sitios en sí, sino las personas que habitan en ellos. A los que podremos considerar familia.
Familia que es un tema bastante repetida y que, es un tema que pone de relieve cómo, el hecho de compartir un vínculo sanguíneo con otra persona, no tiene por qué significar el brote espontáneo del sentimiento entre ellos. Y que hay ocasiones en los que son los amigos quienes se encargan de suplir ese rol. Así sucede en el caso de Alex para con el resto de desamparados, a quienes considera sus hermanos. Y por eso, su sentimiento de traición y poco valor es tan evidente. Y este sentimiento también es motor de esa búsqueda incansable de una familia que poder llamar como propia, pensando que la había perdido.
Sin embargo, la estrecha relación con los otros tres desamparados, pone de relieve que la diferencia enriquece, que, por mucho que lo niegue siempre ha sido un romántico en lo que a búsqueda del amor se refiere y sobre todo, que el ser humano es evolución y que por eso, conviene cerrar capítulos para poder ser feliz. Porque si no, los remordimientos no nos dejan hacerlo y por eso, sobrevivimos nada más. Amén de que, me ha gustado que reciba de su propia medicina y que sea consciente de que la verdadera riqueza no es aquella que él piensa y que está asociada con las posesiones materiales, la riqueza o el reconocimiento público al contraer nupcias con una rica heredera.
No, la verdadera riqueza de la vida está en las pequeñas cosas de la vida, que tienen valor inmaterial y que precisamente suelen suceder al calor de un hogar. Puede parecer un momento sin más, pero para mí, hay un momento en la historia que tiene que ver precisamente con esto que acabo de comentar, que le sirve de gran revelación y que, en mi caso es de los que más he disfrutado.
Pero también recuerda que la amistad puede ser tóxica y no demasiado agradable. Y por eso, creo que, cuando asegura Laura que Henrietta es amiga suya, en mi opinión no lo es. Es más bien una conocida conveniente. Y lo digo porque, si realmente fuera una buena o sana amistad, no se movería por el interés ni intentaría quitarle lo que ya tenía o por aquello que le llama atención, bajo el pretexto de reforzar su mejor posición.
Del mismo modo que la relación entre Alex y George, tampoco lo es. Al menos no del todo, porque la realidad es que también se nos recuerda que no tenemos que ser maniqueos porque no todo es blanco o negro, sino que es la escala de grises la que enriquece esas relaciones que podamos forjar en nuestras vidas. Y, si bien le acompaña para que ambos puedan extraer un beneficio...la realidad es que también lo hace para vigilarle. Puesto que tiene un problema bastante más serio de lo que podríamos pensar y del cual, eso sí, me hubiera gustado que se desarrollase mejor. Hubiera enriquecido más al personaje.
Y en lo que se refiere a la familia en sí, la relación de los Hayes, es fantástica. De envidiar y de querer formar parte de ella, así que no es de extrañar el comportamiento de Alex para con ellos. Eso sí, conviene saber distinguir entre lo que es amor y lo que es la sobreprotección. Porque un buen amor siempre está relacionado con la libertad. De ser uno mismo. Y por eso, Laura, a pesar de que quiere a su hermano, en cierta manera, no le deja ser tal cual es por causa de sus particulares circunstancias. De ahí de lo erróneo de su comportamiento, pero el cual también es muy real, ya que, en más de un caso, las buenas intenciones están llenas de daño.
Aunque, una cosa son las buenas intenciones y otra cosa es la propia voluntad, como hace el abogado de la familia, demostrando que, la obsesión y el amor por el poder puede ser bastante peligroso y muy tóxico. Adictivo casi podría decirse, por eso, esas metáforas y comparativas entre George y el abogado que la autora incluye de manera tan sutil, son de las detalles que más disfruto en sus novelas.
Sobre todo, porque en ambos casos, esa adicción los ha corrompido y poseído hasta tal punto de que son capaces de hacer de todo con tal de mantenerse en el mismo. Y ha sido interesante poder leer cuál era la consideración problemática o no de este tipo de adicciones en la época victoriana.
Por último, no puedo no mencionar la inversión de roles que tan bien se ha desarrollado en esta novela, porque, desde inicio, es Laura quien es la fuerte, mientras que él es el vulnerable y el más sentimental. Pero al final, ambos terminan por aprender que demostrar los sentimientos y abrirse al otro al hablar de sentimientos no es símbolo de debilidad, sino de fortaleza. De hecho, no hay mejor símbolo de demostrar afecto que el hecho de mostrar nuestra vulnerabilidad, porque no lo solemos hacer con todo el mundo.
Y que pedir ayuda tampoco debe ser entendido como un aspecto negativo, al contrario. Porque al igual que con la vulnerabilidad, es símbolo de fortaleza. Sobre todo porque las penas y dificultades son menores si tenemos con quien compartirlas y encontramos quien nos apoye.
Así sacaremos la mejor versión de nosotros mismos, el mejor exponente de una maravillosa historia de amor, real. Como la suya.
Aunque, no puedo no mencionar el reencuentro final entre los desamparados porque ha sido absolutamente maravilloso. Y un cierre perfecto para el arco argumental del personaje de Alex, ya que le permitió cerrar capítulos tristes y sombríos de su vida, observar que estaba equivocado al respecto de sí mismo y sobre todo, conceder la segunda oportunidad que su vida merece. Y esto, solo el amor lo puede conseguir. Por eso, el anillo de rubí es el mejor exponente de lo que acabo de exponer.
Rojo, como el corazón que late fuerte y rápido cuando su Laura está cerca.
Terminado esto, solo puedo decir que espero con muchas ansias la historia de Neville, porque promete y mucho. ¡Ah! Y decir que también estoy encantada de saber que Teddy, el hermano de Laura que también me generó mucha curiosidad, va a tener su propia historia. Presiento que tiene mucho que contarnos.
¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!
¡Nos leemos pronto!
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