Si alguna vez te olvido de Lucía Herrero
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí hace un tiempo, pero que, a causa de libros viajeros, lecturas conjuntas y beteos varios, hube de posponer la opinión. Sin embargo, como mujer de palabra que soy, aquí os traigo la opinión de esta novela.
En este caso además, ha sido mi primer contacto con la pluma de la autora y por eso, a su vez, os puedo compartir mis impresiones con vosotros por aquí.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Si alguna vez te olvido de Lucía Herrero.
SINOPSIS
«Sabemos que los chicos malos tienen un encanto especial, pero también que deberíamos mantenernos alejadas de ellos».Nuria Morán y Jero Castelruiz chocaron desde el primer día de instituto. Ambos estaban acostumbrados a ser la mente brillante de la clase y ese puesto solo podía ser para uno de los dos.
Además, Jero no parecía tener problemas para jugar sucio y hacerle la vida imposible si de ese modo conseguía quedar por encima de ella. Por eso Nuria se alegró de perderlo de vista y no volver a pensar en él.
Quince años después, es una brillante arquitecta con un futuro prometedor. Y está soltera y feliz.
O eso cree ella hasta que despierta en la cama de un hospital y descubre que ha olvidado los últimos dos años de su vida.
Y que está casada.
Con Jero Castelruiz.
OPINIÓN
En esta novela romántica vamos a conocer la historia de Nuria y Jero, y cómo se enamoran. O mejor dicho, cómo se vuelven a enamorar, ya que está narrada en dos líneas temporales. Pero, con esta premisa de partida de la segunda oportunidad que se conceden, quedan patentes dos cosas desde el principio.
En primer lugar, que el amor es fuerte y poderoso y que si una persona está destinada a estar con nosotros en nuestra vida, reaparecerá las veces que hagan falta. Así que por ahí se subyace esa idea de las almas gemelas.
Pero, relacionada con esto, la realidad es que a pesar de que el amor pueda triunfar, la realidad es que ambas partes implicadas han de estar en el mismo punto y con el mismo grado de compromiso... a riesgo sino de que haga aguas.
Pero además de todo esto, se desarrollan otros temas susceptibles e interesantes de ser desarrollados. Los cuales paso a relatar aquí.
De entrada, se pone de relieve lo difícil que es la paternidad, más en época adolescente. Sin embargo, una de las cosas que deben quedar más claras a lo largo de la misma es la de respetar la individualidad de nuestros hijos y la de no vivir nuestras vidas a través de ellos. Porque eso no es un rasgo de sentir un buen amor.
Y relacionado con esto, ese respeto también lleva asociado el hecho de saber distinguir el apoyo de la presión excesiva, ya que la última tampoco acarrea nada positivo. Porque eso no es otra cosa que exigir la perfección, la cual no existe. En ninguno de los aspectos de nuestras vidas. Y por eso, tratar de perseguirla incansablemente solo acarrea dos cosas: un sentimiento de fracaso e infelicidad por no poder conseguir nuestro objetivo. Y a su vez, mucha tristeza porque, a posteriori, nos damos cuenta del tremendo tiempo precioso perdido en esa infructuosa persecución.
Sobre todo, porque las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un enorme peso a la hora de desarrollar una actitud o una personalidad determinadas. Del mismo modo que provocarán que maduremos antes o no y que consideremos, una vez más, determinadas actitudes como sanas cuando realmente son bastante tóxicas.
De los dos, quien mejor lo representa y encarna es Jero. Y como lectora me ha hecho hasta gracia porque, su relación de antipatía y rivalidad con Nuria, realmente lo que oculta es que los que se pelean se desean y de que el amor al odio hay un paso. Por eso, hasta cierto punto eran divertidos y tiernos, ya que, podrían haber sido muy buenos amigos... si hubieran dado un paso adelante y se hubieran conocido libres de influencias y rumores externos.
Y es que ese es el segundo tema aquí desarrollado, el de que las apariencias engañan Y por eso, conviene dejar atrás ese ruido que puede estar a nuestro alrededor, y al revés. Formarnos nuestra propia opinión por nosotros mismos, ya que podríamos sorprendernos. Eso sí, tiene coherencia que no hubieran hecho por la edad que tienen al inicio; son adolescentes.
Una etapa donde la familia que se escoge tiene un enorme peso en nuestras vidas. Una familia que no es otra que la de nuestros amigos. Sin embargo, también conviene tener bien presente que pueden existir amistades tóxicas cuya influencia puede ser más tóxica que beneficiosa. Y por eso, una vez más, conviene tener los ojos bien abiertos, ya que si no aportas, aparta. Y también porque es difícil distinguir una amistad sana de un palmero. Como es Víctor.
Esos amigos, independientemente de la etapa de nuestras vidas en la que nos hallemos, han de ser siempre bienvenidos, ya que nunca podremos saber cuán importantes pueden llegar a ser en ellas. Y sobre todo, han de ser lo más diferentes posibles a nosotros mismos, porque la diferencia enriquece y no tiene por qué separar.
Al mismo tiempo, esos amigos pueden, en ocasiones, convertirse en algo más, ya que es lo más normal del mundo. Sin embargo, cuando esto suceda hay que hablarlo siempre porque quizás el sentimiento no sea recíproco y no hay que obligar a nadie a que nos quieran como nosotros deseamos que lo hagan. Y esta misma comunicación es muy importante antes de decidirnos o no a dar ese paso, porque el hecho de hacerlo o no en ocasiones, puede acarrear una pérdida doble; la del amigo y la del amante. De ahí que quede muy bien ejemplificado ese miedo tan enorme que tenemos a ambos. Y cómo, en contra de lo que podríamos pensar tenemos que hablar. Siempre. De todo y con todo el mundo, porque no es un símbolo de debilidad, sino de fortaleza. Y por eso, solo aquellos que lo hacen, no solo son los verdaderos valientes, sino que además tendrán la opción de ser felices.
Eso sí, entiendo ese miedo también porque, las palabras pueden hacer mucho daño. Más cuando son usadas para insultar o menospreciar, de ahí que debamos ser sabios y tener más empatía a la hora de usarlas, ya que todos cargamos con unos demonios que no solemos compartir con los demás. Precisamente, por miedo a la exposición y a que sean usadas contra nosotros.
Junto a ello, me ha gustado también ese mal uso de las mismas, porque se pone el foco en la continua presión y análisis crítico para con las mujeres. Y más especialmente con su físico. Lo cual es muy peligroso, sobre todo en la adolescencia, ya que si se mina el autoestima, puede derivar en problemas físicos y mentales mucho más serios, lo cual no es baladí.
Me ha gustado por tanto, esa evolución temporal, ya que el problema sigue siendo el mismo independientemente de la edad. Y las consecuencias también. Porque la comunicación ha de ser, junto la confianza, uno de los pilares fundamentales sobre los cuales sustentar una relación. Y si no se hace de manera efectiva, lo único que provocará será la aparición de la desconfianza, los malentendidos e incluso, la ruptura total o parcial de una relación.
De ahí que, en este caso, el Jero adulto no ha estado fino en la gestión de los tiempos. Pese a toda su buena intención, porque a veces esta está llena de daño. Es cierto que puedo entender su frustración, pero la premura y la presión no conllevan nada bueno. Y las prisas no son nunca buenas consejeras. De ahí que, choca de frente con esa consideración que indica que el amor es paciente.
Para concluir con la amistad, quiero destacar la buena sororidad existente en esta novela entre Nuria y Gala, quienes, a pesar de la distancia, demuestra que si el interés está presente en ambas partes, la distancia no importa. Así que el hecho de que haya sido su apoyo, e incluso, quien ponga "luz" ha sido una magnífica demostración de que, si las mujeres nos apoyásemos más entre nosotras, el mundo sería un lugar mejor para todos.
Por supuesto, hay una preciosa historia de amor romántico, narrada en modo rebobinado, lo cual ha sido interesante de leer. Y Jero, ha sido un bendito y un cacho de pan en la espera, a pesar de sus "cagaditas" ya dije que el ser humano no es perfecto.
Una historia de amor tan bonita que demuestra que el amor, como el primer beso, es inolvidable. Eso sí, también queda muy patente que, para poder querer bien a otra persona, tenemos que querernos bien a nosotros mismos. Y que en ese buen amor propio debemos incluir la trata y el desarrollo de conversaciones "incómodas" y sobre todo, el saber cerrar capítulos. Así podremos dar segundas oportunidades al sentimiento, al amor y a la vida... para poder ser así felices, en toda la plenitud de la palabra.
Y esa felicidad será la que nos convierta en seres valientes y demos ese salto de fe que en más de una ocasión nos cohíbe e impide conseguir la felicidad , nos abra los ojos a la realidad y que nos haga darnos cuenta de que, al fin y al cabo, son las personas las que convierten a un lugar en un hogar. Y no al revés.
Por eso, tenemos que encontrar al mejor arquitecto y constructor de ese proyecto tan importante, que nos es otro que la vida.
¡Nos leemos pronto!
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