Vaya par de idiotas de Cintia Vélez

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de un libro que leí en un sorteo y cuya opinión 
tuve que ir postergando a causa de lecturas conjuntas, retos literarios, libros viajeros y beteos varios. Pero, como siempre hay un momento y un lugar para cada cosa, ha llegado su momento y por eso, no me voy a entretener mucho más en esta parte introductoria y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Vaya par de idiotas escrito por Cintia Vélez.

SINOPSIS

UNA HIPÓTESIS POR DEMOSTRAR.UNA SOLA HABITACIÓN.
MUCHO ORGULLO Y MUCHA ATRACCIÓN
DESDE LA PRIMERA MIRADA

Una vez más la madre de Nicol había vuelto a fallarle, esta vez dejándola sin residencia donde vivir el resto del curso. Su amiga Melissa le propone un plan en el cual se ayudarán mutuamente, ¿el único inconveniente? Ese plan implica a Jacob Campbell, el chico más popular de la universidad y la persona que peor le cae de todo el campus.

Jacob es el jugador estrella del equipo de hockey de la universidad; es encantador y cae bien a todo el mundo, menos a Nicol Miller. No entiende qué le pudo haber hecho en la fiesta de Halloween de hace dos años para que siempre le mire con desdén.
¿Podrán ambos llevar una convivencia tranquila a pesar de no soportarse desde hace dos años? Dicen que el roce hace el cariño.
¿Funcionará con ellos dos?

OPINIÓN

En esta novela juvenil vamos a conocer la historia de Nicol y Jacob, quienes demuestran que los opuestos se atraen y que, del amor al odio hay solo un paso.

Por eso, es tan importante dejar atrás rumores, comentarios críticos porque normalmente son maliciosos y formarnos siempre nuestra propia opinión por nosotros mismos. Podríamos sorprendernos. Para bien o para mal.

Con esta premisa se ponen de manifiesto dos cosas: la primera, el daño enorme que hacen las palabras porque no hay más ciego que quien no quiere ver y sobre todo, que es en las distancias cortas cuando de verdad se conoce a una persona.

Una vez más, tanto Nicol como Jordan lo confirman porque, son más parecidos de lo que pudiéramos pensar. A pesar de que, de cara al público, sus circunstancias no pueden ser más opuestas. Así que, si sois amantes de los sports romance, aquí tenéis vuestra cuota de lectura porque él es el capitán del equipo de hockey mientras que ella es una buena estudiante, algo esquiva y reservada en lo que a su vida personal se refiere.

Como buena novela romántica que es hay muchos tipos de amor presente en esta novela.

Así, hay mucho amor entre los miembros de una familia, el cual no siempre es sano. Y relacionado con esto, pone de relieve que las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en nosotros, tanto a la hora de desarrollar una madurez y una personalidad determinada, así como pensar que determinadas acciones y comportamientos son sanos, cuando en realidad no lo son. Y por eso, continuamos perpetuando y repitiendo en el tiempo, ya que no somos conscientes de ello.

Además, relacionado con esto, también se pone de relieve lo difícil que es la paternidad. Sin embargo, sí que la autora pone de relieve es el hecho de que, una vez que hemos decidido dar ese paso adelante, nuestros hijos - una responsabilidad para siempre - han de ser siempre nuestra prioridad. Y por eso, no tenemos que dejarles de lado o abandonarles, menos cuando la situación se pone fea. Lo que sí que tenemos que hacer es quererles, apoyarles y sobre todo, respetar su individualidad y no tratar de vivir a posteriori nuestras vidas a través de ellos.

Al mismo tiempo, los hijos han de tener bien claro que esa misma individualidad es la que tiene que definir sus vidas y que no son herederos de sus padres. Así que ha sido original el tema de la inclusión del amor propio. Porque si no nos queremos bien a nosotros mismos, no podremos querer bien a los demás. Sin embargo, al mismo tiempo, si bien puedo entender los motivos por los cuales Nicol actúa y se quiere tan poco a sí misma, personalmente también me ha parecido el aspecto más flojo de su personaje.

Por este motivo tampoco tenemos que pensar que, el mero hecho de tener un mismo grupo sanguíneo conllevará el bote o el surgimiento espontáneo del amor, porque no es así. Quien algo quiere, algo le cuesta. Y lo mismo sucede con la libertad de actuación y/o el perdón. Porque las palabras, comentarios y acciones siguen siendo igual de dolorosas y continúan haciendo el mismo daño. Porque sus efectos son más dolorosos ante la invisibilidad de los mismos y por eso, se prolongan durante mucho más tiempo.

Interesante ha sido en este caso por tanto el chantaje emocional, incluso, aunque pueda parecer fuerte, el maltrato psicológico que sufre Nicol por alguien que solo tendría que quererla. Demostrando así la poca sororidad que existe entre nosotras y cuán erróneo es esto, ya que, si las mujeres nos apoyásemos más entre nosotras, el mundo sería un lugar mejor para todos.

Por eso, me ha gustado el contrapunto en la familia que se escoge, la de los amigos. Y sobre todo, en Mel, quien sí que la quiere y la apoya y por tanto, busca una solución al problema que se le plantea a su mejor amiga.

Una solución que involucra a Jacob, quien, en realidad nunca ha sido su némesis o su enemigo. Al contrario, en ambos casos lo que podría decirse es que son dos planetas pivotantes que se han relacionado desde siempre, pero que, al no atreverse a dar ese paso adelante, lo que ha terminado por resultar es que se han alejado, amparándose en su círculo y permitiendo su presencia. Sin más.
Pero que, a causa de esa convivencia forzosa, no les queda de otra que conocerse y darse cuenta de lo erradas y erróneas que han sido sus primeras impresiones. Por eso, el homenaje a Orgullo y Prejuicio está muy bien traído.

Original también, aunque un poco extraño sí que he de decir también es el hecho de que, no solo compartieran vivienda, sino también cama. Entiendo que la autora ha querido de este modo dar la importancia que las relaciones sexuales han de tener dentro de una relación sentimental.

Porque, de nuevo, una vez más, se las da por descontadas y también se les quita cierto grado del valor que tienen realmente. Y es que tendemos a considerarlas inocuas y por eso, infravalorarlas. Cuando, a base de compartir y repetir esa intimidad, la atracción inicial puede dar paso a algo más. O que simplemente, como es su caso, esas relaciones sirvan para reafirmar y refutar unos sentimientos que estaban ahí, ocultos. Y que han decidido salir a la superficie en ese instante.

Porque del amor no se puede huir, ya que suele aparecer dónde, cuándo y con quién menos lo esperamos. Lo que ocurre es que, en ningún momento tenemos que renegar o luchar contra él, porque será una batalla perdida de antemano. Al contrario, lo que tenemos que hacer es comunicarnos con el otro. Siempre. Y especialmente, de aquellos temas que nos puedan parecer más espinosos, escabroso o que nos den más vergüenza.

Y es que la comunicación, junto con la confianza han de ser siempre las patas de la cama que sustentan una relación. Porque al no hacerlo así, comienzan las discusiones, los malentendidos y sobre todo, las rupturas sentimentales. Por eso, al igual que hay que hacer con el amor, también hay que dejarles de perder el miedo.

Así dejaremos de perder el tiempo y sobre todo, de ser idiotas. Con el resto y con nosotros mismos.
Como así bien se plantea en el título. Y por fin, de este modo alcanzaremos el objetivo que todos tenemos que tener en nuestras vidas, que no es otro que ser felices.

¡Nos leemos pronto!

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