Entre miradas de Vera Beryl

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
autora, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar en digital. Pero sobre todo, que me haya vuelto a elegir y me haya permitido leerlo antes de su publicación.

Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Entre miradas, el cuarto volumen de la serie Rainbell Fells escrito por Vera Beryl:

SINOPSIS

Hacía años que mis habilidades, junto con las de mi socio y amigo Reid, habían catapultado nuestra empresa Thorne & Green security a la primera posición en el sector de la seguridad privada. Aquello, además de proporcionarnos buenas sumas de dinero, me había permitido volver a Rainbell Falls y, por lo tanto, evitar tener que relacionarme con los clientes y hacer trabajos de protección individual.
Dado que compartía terreno con mis hermanos, Ash, Jay y Olivia, era imposible gozar de la tranquilidad que anhelaba, pero podía refugiarme en mi hogar y disfrutar de la soledad durante varias horas al día. Aquel espacio era mi santuario, aunque dejó de serlo cuando Reid apareció en mi puerta acompañado de una princesa a la que debía esconder y proteger.

Jodida vida

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que, aunque pertenece a una serie, cada historia es autoconclusiva y se puede leer de manera independiente. Pero, mi recomendación es que lo hagáis en orden porque, así os enteraréis mejor de los vínculos y lo buena o no que son las relaciones entre los personajes y también, porque así os evitaréis spoilers al respecto de quiénes son las parejas de los hermanos precedentes.

En este caso, le toca el turno a Callum, un hombre que es solitario, callado e incluso algo taciturno. Por tanto, era un muy buen caldo de cultivo para desarrollarle como personaje. Aunque, no todo en él es "malo" ya que, a causa de su trabajo, es muy fiel, leal y protector. Motivo por el cual, de cuando en cuando choca con otro de sus hermanos, ya que en ese sentido, son bastante preferidos.

Y aquí tenemos un caso de opuestos que se atraen porque, Alaya, la mujer de la que se enamora está en las antípodas sociales. Se trata nada más y nada menos que de una princesa. Y he ede decir que, si bien un tanto inverosímil y arriesgada su elección, la realidad es que me ha parecido también una maniobra bastante inteligente, porque, de este modo contribuye a que dejemos de idealizar los cuentos de hadas. O a considerarlo algo a lo que aspirar en nuestras vidas, ya que es algo bastante difícil de alcanzar y porque, una vida de princesa tampoco es perfecta.

La perfección de hecho, no existe y por eso Alaya vive bajo un análisis, presión y crítica constantes. Una jaula de oro donde, visto desde fuera, todo es precioso, pero la realidad es que no tiene libertad, ni de actuación ni de ser. No es dueña de su vida porque, ni siquiera puede decidir si quiere o no casarse. O la edad a la que hacerlo, ya lo tiene planificado. Y otros han elegido por ella.

Todo eso es muy triste. Porque no es feliz, y por tanto, no vive, sobrevive.

Su hermana por el contrario, sí que goza de algo más de libertad y por ahí, empiezan a crearse malentendidos y malos rollos, incluso rencillas y discusiones. Entiendo que una es heredera y la otra no, pero conviene evitar las comparaciones, que son solo odiosas. Eso sí, me ha gustado que, en lugar de favorecer esa rivalidad, haya sororidad y se apoyen más que discutan entre ellas. Porque así confirmamos que, si las mujeres nos apoyásemos más entre nosotras, el mundo sería un lugar mejor para todos.

Aunque si hablamos de sororidad, es el turno de hablar de la maravillosa amistad que crea con Sky, personaje del que ya tengo muchísimas ganas por leer su historia. Un entendimiento basado en los libros, demostrando que, estos son más que un simple hobby o entretenimiento.

En este sentido, he de decir que en parte entiendo las motivaciones del abuelo y rey para con ella. Ya que la familia real está amenazada y ya sufrió pérdidas con anterioridad. Eso sí, por querer hacer un bien termina por provocar un mal. Y protección y privación no son sinónimos.

Además de que planta un debate acerca del amor o no que se tiene hacia la monarquía, o al menos a esta, con un rasgos definitorios bien anclados en el pasado, tienen cabida en nuestra sociedad. Queda demostrado que, si no se adaptan, pueden permanecer, sí. Pero lejos de la realidad y por lo tanto, se terminarían por extinguir.

Junto a ello, esta situación de peligro también pone así sobre la mesa un tremendo viaje de autodescubrimiento y autoconocimiento de Alaya, quien va a tener la oportunidad de su vida al permitirle ser quien es. Y sobre todo, al darse cuenta de que, la libertad en este caso, es adictiva... para bien. Porque una vez la pruebas... ya no vas a querer que te deje. Hecho que queda muy bien reflejado en la creación de la lista de deseos y actividades que tiene por cumplir Alana.

En este caso además, lo tiene bien sencillo porque, si algo tiene Rainbell Falls es que describe a la perfección las ventajas y las desventajas de vivir en un pueblo pequeño. En el cual el sentimiento de pertenencia y acogida es inmediato, pero donde el respeto a la intimidad ya no tanto. Aunque, en este sentido, he de decir que son los hermanos de Callum los que son un poco cotillas. Más cuando enseguidan se percatan del hecho de que proteger a la princesa es más que un trabajo para él.

Porque sí, Callum es un poco ciego al respecto de sus sentimientos. Ya que no hay más ciego que quien no quiere ver. En su caso, además también porque nunca antes había tenido amigas mujeres antes y tampoco se había enamorado, así que no tiene sentimientos similares con los que comparar. En mi caso, me ha parecido super tierno esto porque, rompe estereotipos y desmitifica esa idea de hombretón con cuerpo fuerte y sentimental. Sirviendo de este modo también para contribuir a desmitificar la idea de la masculinidad frágil y de que un hombre es menos hombre por hablar, expresarse y mostrar en público lo que siente.

Eso sí, desde el principio él también se da cuenta de que ella es algo más que su fachada real y la ve. Un detalle que todos querríamos que hicieran con nosotros. Por eso la novela se titula Entre miradas, ya que a fuego lento el amor va apareciendo entre ellos y sus ojos son los que revelan lo que sus palabras y acciones no terminan de hacer.

Pero eso no quiere decir que no hayan interactuado, porque sí que lo han hecho. Es más, en mi caso, me chocó bastante el paso que dan puesto que me hubiera gustado ver más situaciones de anhelo... entes de dar ese paso.

Al mismo tiempo he de decir que, me ha gustado mucho la metáfora presente en esta novela entre el amor y el tema de aprender a nadar. Porque un buen amor puede hacernos creer que flotamos, pero, atreverse a dar ese paso siempre da miedo. Por eso, cada uno lo marca y lo vive de un modo diferente y sobre todo, al final de lo que se trata es de tener y dar la confianza a la persona con la que decidimos compartir ese momento.

Y para eso, la comunicación es fundamental. Porque así nos permitirán darnos cuenta cómo a veces las apariencias engañan. y que solo en las distancias cortas es donde realmente se conoce a una persona. De ahí que esta confianza forzosa les ha venido fantásticamente bien a este par. Aunque a veces ha dado pasos agigantados.

Esa comunicación también es aplicable a todo el mundo, de ahí que no haya que cerrarse puertas a la hora de conocer nuevas personas o de que estas lleguen a nuestras vidas, ya que nunca sabremos cuán importantes pudieran llegar a ser.

Además de eso, la autora recuerda que no todos los amores son sanos. Pues, por ejemplo, el amor por el poder es muy tóxico, y por eso, una vez nos inocula su veneno, terminará por provocar que hagamos de todo, no solo con el hecho de tratar de obtenerlo, sino que además de que se mantenga en nuestras manos el mayor tiempo posible. Sin importar a qué o quién nos tengamos que llevar por delante. Así lo demuestra el villano de esta novela, cuya motivación sí que adiviné. No así su identidad... para sorpresa de nadie, por supuesto.

Mismo personaje que recuerda que hay que saber el rol que tenemos en la vida de otras personas y que no podemos imponer o pretender que una persona nos quiera como nosotros queremos que lo hagan. Eso no es amor, sino toxicidad.

Pero, independientemente del resto de tipo de amores que podamos vivir, tenemos que recordar que el amor proprio es el más importante. Y que por eso, si no nos queremos bien a nosotros mismos, no podremos querer bien a los demás.

De ahí que me haya gustado mucho la decisión que Alaya toma - aunque demasiado drástica - porque se da cuenta de que al final del día, todos y cada uno somos el protagonista de nuestra propia historia. De ahí que solo nosotros seamos también quienes podremos darnos cuenta de que merecemos nuestro cuento de hadas.

Ya solo queda un trillizo por encontrar el amor, ¿cómo sucumbirá al sentimiento?

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!


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