No me mires a los ojos de Estela Melero
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí gracias a la generosidad de su autora, de la que ya conocía la pluma con anterioridad, pero como la novela de esta ocasión no tiene que ver con la previamente leída, es como si empezásemos de cero.
Por todo ello, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta novela y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de No me mires a los ojos escrita por Estela Melero.
SINOPSIS
Helena Vargas, analista de comportamiento criminal en litigios internacionales, es contratada por un prestigioso bufete de abogados para colaborar en un caso aparentemente sencillo: evaluar la credibilidad de un testigo clave de cara a un juicio por fraude empresarial. Helena no solo analiza testimonios, sino que descifra lo que las palabras no dicen. Experta en detectar patrones de comportamiento, sabe que la verdad y la mentira conviven en cada gesto. Pero lo que parecía un trabajo rutinario pronto se transforma en una peligrosa búsqueda de respuestas. Las grabaciones y declaraciones que estudia revelan que la multinacional farmacéutica demandada oculta mucho más que desvíos de fondos: mentiras demasiado bien ensayadas y verdades que nadie quiere oír.Mientras las amenazas se intensifican y su propia vida corre peligro, Helena teme que el caso desvele su mayor secreto: la desaparición de su hermano mellizo catorce años atrás, un misterio que nunca ha dejado de perseguirla. Ahora, su instinto le grita que el pasado y el presente están conectados de formas que aún no comprende.
En un mundo donde las mentiras están grabadas en los rostros, cada gesto es una pista y cada segundo cuenta. Porque los ojos no mienten. Toda micro expresión que supera los dos segundos es fingida.
¿Quién dice la verdad? ¿Y quién hará cualquier cosa por ocultarla?
OPINIÓN
Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que el título de esta novela es de esos inteligentes que tanto me gustan a mí. Porque además refuta esa idea extraída de la sabiduría popular y que afirma que Los ojos son el espejo del alma. La cual, por otra parte, considero completamente cierta,
Junto a todo ello, un tema que se desarrolla de manera recurrente en toda la novela es el de la importancia de la comunicación. Y sobre todo, cómo esta puede hacerse de manera verbal y sobre todo, no verbal. Y por eso, en más de un caso, es bien fácil atrapar a un mentiroso, ya que una y otra no suelen ir de la mano en ese sentido. Amén de que se trata un paralelismo muy acertado entre la comunicación y sobre todo, mantener la mirada con el otro mientras se hace. Porque en ambos caso, parece fácil y sencillo y al contrario, para nada lo es.
Nos encontramos ante un thriller con una lectura muy rápida y sencilla donde las sorpresas - especialmente de cara al final - no paran de sucederse. Y por lo tanto, en el que las apariencias engañan, ya que todo el mundo tiene algo que ocultar. Pero en el que, además, también conoceremos a Helena Vargas, una mujer bastante particular. Y no solo por su empleo como analista de la conducta criminal.
Además esta premisa de partida, se desarrollan una serie de temas que también son importantes y por tanto, desgranaré en mayor profundidad aquí y ahora.
Así, de entrada, la autora es muy crítica con la sociedad contemporánea y convierte así por tanto, a la literatura en algo que trasciende mucho más allá de un mero entretenimiento. Porque también puede ser un arma de crítica y denuncia de aquellos aspectos y características que no son ni tan bonitos ni tan brillantes.
Como puede ser la concepción errónea de que el dinero da la felicidad. Y no es así, Sin embargo, estamos convencidos de que la validación social de cara a los demás, la cual, por otra parte, tampoco debería importarnos demasiado, está asociada con el éxito. Y sobre todo, con el haber alcanzado un puesto de trabajo lo suficientemente bueno como para que, no solo te permita vivir bien, sino que podamos concedernos algún capricho lujoso. Lo cual es muy triste, porque la verdadera riqueza de la vida se haya en el día a día y sobre todo, son aquellas que no tienen valor material.
Por eso, ya empiezan a verse esas apariencias engañosas en la propia persona de Helena, ya que, parece muy segura de sí misma, pero en realidad, al inicio no era así. Sino que cambió "por amor". Aunque cambiar a uno mismo o a los demás, en mi opinión, para nada es amor, sino toxicidad.
De ahí que al final nos demos cuenta de que Helena es bastante insegura para consigo misma y por eso, necesita sentirse querida y aceptada en otros círculos a los que pertenecer y acceder mediante el lujo y determinadas marcas. Por eso, en casa del herrero, cuchillo de palo. No se analiza y se da cuenta por sí misma que, hasta que no se acepte, va a seguir siendo vulnerable y por tanto, carne de cañón para aquellos listos y avispados que vean en ella a una persona fácil de manipular y manejar. Por eso tampoco va a poder ser feliz. Y sobre todo, va a permitir y perpetuar esa toxicidad a su alrededor.
En este sentido, quiero destacar cómo lo relaciona con la poca sororidad existente entre nosotras aún hoy. Demostrando así a su vez que el machismo sigue muy presente entre nosotros y por eso, si las mujeres nos apoyásemos más entre nosotras en lugar de criticarnos e insultarnos - más cuando hay hombres de por medio - el mundo sería un lugar mejor para todos. Por eso, el personaje de Marga en ningún momento me inspiró confianza, ya que como bien dice el refrán, "Líbrame de las aguas mansas, que de las bravas me libro yo"
Un lujo que también suele asociarse al poder y por ello, vuelve a tratar la toxicidad ya que, una vez te insufla su veneno, es tan fuerte y potente que haremos de todo con tal de conseguirlo, pero también de mantenerlo durante el mayor tiempo posible en nuestras manos. Sin importar a quién tengamos que llevarnos por delante ni lo éticos o no que son los modos y métodos para conseguirlo. Aspecto que aquí queda más que demostrado. Y en más de una ocasión.
Porque tendemos a pensar en la corrupción a gran escala, cuando esta se puede hallar mucho más cerca de lo que pudiéramos creer. Una corrupción que también puede asociarse con otro tema similar en esta novela y que vuelve a convertir a la literatura en un arma de denuncia y crítica social.
En este sentido, asociándola a la importancia y al poder que tienen las palabras y por ende, de la comunicación. Mediante el personaje de Leo, un periodista que también tiene una cierta moralidad gris ya que está en el límite entre el respeto de la privacidad del ser humano, derecho fundamental para todos. Con la ética por su profesión y la necesidad de informar acerca de lo que está sucediendo.
Pero este brete entre ética y corrupción también parece repetirse en otros personajes. Y por eso, la moraleja que se extrae ahora de todo esto es que no nos conviene ser buenos en esta sociedad, ni tener valores. Porque, se aprovecharán del hecho de ser tan rara avis. O incluso, saldremos muy mal parados por el mero hecho de querer comportarnos bien y ser buenos ciudadanos.
No voy a justificar ni a Helena ni a ninguno de los personajes en el modo en que actúan como lo hacen. Sin embargo, sí que he decir que la autora desarrolla a la perfección con ellos otra idea bastante repetida ente las páginas, que no es otra que somos herederos de nuestro pasado. Y por ello, en más de un caso, las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en el desarrollo de determinadas actitudes y comportamientos sanos o tóxicos. Y sobre todo, en la perpetuidad de los mismos.
Por eso, he de decir que me hubiera gustado mucho más saber de ese pasado de Aitor, el cual aún se mantiene en secreto. Aunque, he de decir que como el final es abierto y que faltan aún algunas cosas por saberse, quizás eso quede mejor cerrado más adelante.
Y ese pasado, también afecta a Helena. Pero no solo a ella, a toda su familia en general. Porque desde hace catorce años su hermano lleva desaparecido, sin ningún tipo de notica más al respecto. Y así, esa desaparición queda gestionada como si de un duelo se tratase, cada uno a su manera. Por eso, al igual que el resto de sentimientos, no se puede estandarizar. Y tampoco se puede vivir eternamente en ellos, ya que entonces así, no se vive, sino que se sobrevive. Y a la larga, no se es feliz. Por eso, nuevamente el tema de las apariencias.
Por otra parte, también pone de relieve lo difícil que es el tratamiento y cuidado de una enfermedad degenerativa. Y cómo esta afecta, no solo a la persona en sí, sino también a quienes están a su alrededor. De ahí que el desgaste también lo sufren ellos y también puede ser motivo para que la situación y la dinámica no sea sana ni termine bien. En este caso, sí que tengo que me hubiera gustado la inclusión de un psicólogo en el entorno. No solo porque la relación con Helena hubiera sido muy interesante, ya que, de seguro que iría con los muros bien alzados, sino que además creo que más de uno lo necesita.
Recupero de nuevo el machismo porque, la autora vuelve a poner de relieve cómo aún hoy, la mujer sigue siendo considerada el sexo débil y por eso, en más de un caso, sigue siendo considerada junto a los niños una mera mercancía o posesión con la cual comerciar. Un pensamiento que parece más próximo y característico de otras épocas, pero que, tristemente es así. Y que sigue sucediendo no tan lejos como pudiéramos pensar. Porque aún hoy estos dos grupos de población siguen siendo considerados los más débiles. Creencia a erradicar porque la fortaleza no va asociada a un físico determinado, sino a la fortaleza mental.
Amén de eso, en países desarrollados ese machismo también sigue bien presente en el hecho de que son pocas las mujeres que ocupan cargos y puestos de responsabilidad en una empresa. Mucho menos si estos ámbitos de empleo están asociados "históricamente" con los hombres, pero además, nos obligan a tener que esforzarnos el doble o el triple para ser consideradas igual de válidas que nuestros colegas masculinos. Y aun así, el paternalismo o las sospechas de que hemos conseguido el empleo bajo formas poco ortodoxas tampoco nos abandonará. Ya que, en cualquier situación, más si es escabrosa, si están implicadas una mujer y un hombre, esta resultará siempre peor parada.
Junto a ello, también se critica la xenofobia como característica social, porque ha vuelto a vivir una etapa de esplendor. Desconfiamos del extranjero y de entrada, siempre le pensamos como el culpable principal o, al menos, una persona con una cierta responsabilidad en el delito. Como así pasa con el vigilante de seguridad, cuando el pobre es el único que mantiene unos valores férreos y no le ha capturado la densa atmósfera de corrupción a su alrededor.
Además de todo esto, ella es contratada oficialmente para investigar un supuesto desfalco y la corrupción de una empresa farmacéutica, haciendo hincapié con esto, una vez más, de hasta qué puno estamos podridos cuando también nos creemos dioses y jugamos con las vidas de las personas para obtener un beneficio económico.
Pero esa investigación termina por ir mucho más allá, confirmando que no podemos huir de nuestro pasado, porque siempre nos alcanza. Y sobre todo, que toda acción tiene su consecuencia y que, si no hay voluntad de arrepentimiento, sí que puede definir nuestras vidas por siempre.
Vibrante es su investigación y sobre todo, su capacidad de análisis y observación. Y por eso, sinceramente no me hubiera gustado estar en el pellejo de Helena, ya que, aunque no lo pretendiera, no podía dejar atrás su faceta laboral y por eso, siempre estuvo ahí, ojo avizor a ver si le contaban la verdad o no.
Una mujer que se toma tan a pecho su trabajo que, por eso, amén de por las implicaciones más que evidentes, no puede evitar llevárselo al terreno personal y por ahí, vienen las tremendas consecuencias y sobre todo, las revelaciones. Algunas de tal calado que plantean a ella misma y al lector, ¿hasta qué punto conviene investigar o es mejor dejar el pasado atrás?
Y en este sentido, estoy de acuerdo con el modo en que Helena actúa, porque busca al final su amor propio y se da cuenta de que, si no se quiere bien a sí misma, no podrá querer bien a los demás. Y para eso, conviene cerrar capítulo y dejar el pasado atrás. Pero sobre todo, conviene que la justicia prevalezca como concepto que guía su vida. Siempre.
Por eso, el final es abierto, pero igual modo sorprendente y... picajoso. Pero para bien, porque de inmediato querréis saber más de esta inesperada alianza y sobre todo, cómo se solucionan todos los cabos que han quedado sueltos. Porque sí, a más de un cerdo le ha llegado su San Martín, pero aún hay alguno que otro que lo merece y por eso, espero que en lo que se viene cada uno termine por hallar su lugar.
La unión hace la fuerza, dicen. Y este par tiene pinta de ser imparable. Por eso, sí que miraré con mis ojos todo lo que está por pasar.
¡Nos leemos pronto!
Muchísimas gracias!!!!
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