La casa de las glicinias de Victoria Daboise

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí hace un tiempo, pero que, 
como considero que todo tiene su lugar y su momento, es ahora cuando comparto la opinión con vosotros.

En primer lugar, agradecer a la autora, el envío del ejemplar en físico. Y, como no me quiero entretener mucho más porque no es la primera vez que veis su nombre por estos lares, os dejo directamente con la sinopsis y mi opinión de La casa de las glicinias escrita por Victoria Daboise.

SINOPSIS

Arte y flores vertebran una enredadera de relaciones humanas donde nadie es quien cree ser. Personajes con pasados a los que desean regresar o de los que se alejan por amor. Intrigas, misterios, secretos y promesas. A orillas del Mediterráneo, solo La casa de las glicinias conoce la verdad de esta historia de novela.

OPINIÓN

En esta novela vamos a acompañar a Julio, un periodista de viajes, en su viaje de autoconocimiento y autodescubrimiento literal y metafórico, incidiendo así en la viaje de la travesía y cómo por eso, nunca es demasiado pronto o tarde para emprenderlo. Porque los resultados pueden ser insospechables e inimaginables. Para bien o para mal.

Me ha gustado que, en su caso, además, esto queda muy patente a causa de su profesión, porque es periodista de viajes. Y de entrada, puede parecer una profesión chula o preciosa, confirmando así que cuando un trabajo te gusta parece menos empleo. Pero, la realidad es que no debemos idealizarlo, porque, eso es un sinónimo de la perfección. La cual no existe. Y por supuesto, aunque evidentemente, se disfruta de la experiencia, la realidad es que viajar se considera normalmente un placer, pero cuando se convierte en una obligación, la realidad es que ya no lo es tanto.

Pero además, como digo, es un protagonista maduro, por la edad que tiene, que son cuarenta y cinco años, así que no suele ser o incluirse dentro de la franja de edad "habitual" para un protagonista. Aunque, ex profeso, creo que se ha hecho así, para reforzar esa idea inicial comentada. Pero, para que también recordemos que, nunca debemos negarnos a nada ni a nadie porque, nunca sabremos realmente cuán importantes podrán ser las personas que aparecerán en nuestras vidas.

Y de ahí, el toque inicial romántico de la novela, aunque el sentimiento aparece por todas las páginas de la misma. De un modo original incluso podría decirse, ya que el amor es una metáfora con las flores que tanto gustan a Elena, la protagonista femenina de la historia. Porque, ambos pueden aparecer dónde y cuándo menos lo esperamos. Pero además de eso, requiere de una serie de cuidados para que sobreviva, por eso hay que prestarle atención a diario y sobre todo, regarle mediante acciones todos los días por ambas partes. Al no hacerlo, se marchitará.

Una Elena que también he de decir que recuerda que, las apariencias engañan y que me sorprendió mucho este personaje. Incluso dentro de lo que hacía. Y me ha gustado también porque, pone de relieve que, a veces las líneas entre lo que está bien y lo que está mal son bastante difusas. De ahí que las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un peso enorme para decantar o no la balanza hacia un extremo. Y para que consideramos algo justo o injusto.

Pero esas mismas circunstancias son también las que recuerdan que todas las familias son igual de válidas, independientemente del número de sus miembros. Y sobre todo, que el mero hecho de compartir un mismo grupo sanguíneo con otra persona, no conlleva el brote o el surgimiento del amor entre ellos. Al contrario, nuevamente, como si de una flor se tratara, tenemos que cuidarlo.

Porque es en nuestro círculo familiar - al ser el más inmediato - donde aprendemos todo, como si de esponjas se tratase. Y entre ello, tenemos nuestro primer contacto con el sentimiento. O no, ya que el afecto o la ausencia del mismo puede contribuir y mucho al modo en que, a posteriori, nos comportemos y relacionemos para con él. De ahí que el pobre Julio, se siente perdido.

Sin embargo, la deriva vital de Julio pone de relieve un tema que también convierte a la literatura en algo que va más allá de un mero entretenimiento, sino de un arma de denuncia de algunos de los aspectos de nuestra sociedad que son menos bonitos o brillantes. Por eso, todas las familias son igual de válidas, independientemente de su número de miembros. Y que, desde el momento en que se convierten en padres, el niño será siempre la prioridad. Por eso, no hay que privar jamás de semejante posibilidad.

Misma Elena que también sirve para que hablemos de amor, por supuesto. Es más, al volverlo al relacionar con el arte, recuerda que todos tenemos que tener el derecho y la obligación a poder experimentarlo. Porque, al no hacerlo, no vivimos, sino que sobrevivimos. Y eso es justo lo que le pasa a ella. Quien también demuestra que, en líneas generales, las cosas más valiosas de la vida no tiene valor material, sino inmaterial.

De ahí que se entienda que, decida permitirse un tiempo de descanso de todo lo que sucede a su alrededor y priorizarse. Introduciendo así el amor propio, el cual ha de ser siempre el más importante de nuestras vidas. Y si no nos queremos bien a nosotros mismos, no podremos hacer lo propio con los demás.

Interesante ha sido también cómo, independientemente de nuestro bagaje vital, es muy fácil que confundamos amor con otros sentimientos de cariz similar. Y lo peligroso que es eso, porque, en más de un caso, lo hacemos de manera inconsciente. Por eso, en aras de querer hacer un bien, provocamos un mal.

Este tema a su vez, se relaciona con otro muy importante y repetido entre las páginas de la novela. Como es el de la importancia de la comunicación para que cualquier relación importante de nuestras vidas funcionen. En el caso de este par además, es una dinámica para cumplir esta por las especiales circunstancias de Elena. Dando así de un modo diferente la importancia a este sentimiento y cómo, a veces no todo lo puede, si no se cuida y no se es cuidado. Más cuando es a distancia.

Pero, finalmente, la vegetación y las flores siempre se abre paso y camino. Eso sí, si siempre es equitativo e igualitario el interés. Porque cuando un amor es sano, este inspira, como si de arte se tratara. Y de hoja perenne. Por eso, en este caso, ambos sacan la mejor versión de sí mismos y son conscientes de que, para ser completamente felices, son las personas que viven en un lugar las que lo convierten en ellos.

De ahí que nosotros siempre tengamos que buscarlo.

¡Muchas gracias por el envío del ejemplar!

¡Nos leemos pronto!

 

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