Mi nuevo lugar favorito de Marion S. Lee
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la autora, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico, pero sobre todo, la confianza en mí una vez más para volver a leer su obra.
Podéis, por tanto, imaginar que no es la primera vez que habéis visto su nombre por aquí.
Por eso, no me voy a entretener mucho tiempo más y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Mi nuevo lugar favorito escrito por Marion S. Lee.
SINOPSIS
A veces olvidamos que el corazón siempre elige por su cuenta el lugar en el que se queda.O con quien.
Lo último que habría esperado Daniel en su primera semana en Dublín era que una enorme bola de plástico, perseguida por una mujer que le pedía a gritos que la detuviera, arremetiera contra él ante la puerta de su recién estrenada casa.
Brianna solo tiene en mente inaugurar una clínica de fisioterapia en su lugar favorito en el mundo, que se encuentra a más de diez mil kilómetros de su familia. Sabiendo que pasará mucho tiempo hasta que pueda regresar a su Dublín natal, ha decidido pasar unas pocas semanas con ellos antes de despedirse por una larga temporada.
El primer encuentro entre Daniel y Brianna no es nada apacible; él piensa que la rubita que tiene delante, más preocupada por un tambor que por el daño que él pudo haber sufrido, es una desconsiderada y ella cree que aquel gigante es un gruñón maleducado. Todo se habría quedado en un incómodo —y olvidable— episodio si el destino no se hubiera entrometido.
A medida que las vidas del hermético Daniel y la bohemia Brianna se van cruzando, todas las decisiones que cada uno había tomado se tambalean. Ninguno de los dos necesita una relación porque saben que tiene los días contados, pero ¿se puede luchar contra lo que el corazón desea con todas sus fuerzas?
OPINIÓN
Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que, si bien autoconclusiva, sí que también podría considerarse una historia que pertenece al universo de las hermanas Healey que cuenta con una entrega anterior titulada Los labios más dulces de Dublín, la cual está publicada en Ediciones Kiwi.
Es cierto que, sí que se cuenta un poco más de la historia de los protagonistas de aquella, pero no lo consideraría un spoiler enorme. Eso sí, si sois de los lectores a los que les gusta seguir un orden, podéis comenzar con aquella y seguir con esta. Más que nada porque el par que aquí es protagonita tiene grandes apariciones e intervenciones en la novela precedente.
En lo que se refiere a la portada, he de decir también que es de esas inteligentes que me gustan a mí, porque representa a la perfección el choque y el tremendo impacto que supone el uno para el otro en sus vidas. Y además, en mi caso particular, he de decir que, estuve convencida de que no era un tambor sino un barril de madera de whisky o cerveza. Sí soy.
Entrando ya en materia de opinión, aquí vamos a conocer cómo Daniel y Brianna, dos polos opuestos, se atraen y se enamoran. Demostrando una vez más, que no se puede luchar contra el amor porque aparece dónde, cuándo y con quién menos lo esperamos. Pero además, también incide en el hecho de que, no importa la duración que la relación pueda tener, todas son exactamente igual de importantes en nuestras vidas, porque nos dejan algún tipo de recuerdo. Positivo o negativo, pero el poso está.
Además de todo eso, también se desarrollan otros temas interesantes, que paso a desarrollar con más profundidad.
Porque, a pesar de que es una novela romántica, también la consideraría un viaje de autodescubrimiento y autodescubrimiento del personaje masculino. Y esa es, en mi opinión la clave para hacerla interesante y diferente a las demás. Ya que, generalmente son las mujeres quienes lo realizan.
Sin embargo, con este cambio de tornas, queda demostrado que no importa el momento en que decidamos emprenderlo, porque la realidad es que siempre resultaremos beneficiados. Porque así, nos conoceremos mejor a nosotros mismos y eso, al fin y al cabo, no es otra cosa que un modo de aprender a sentir y gestionar nuestro amor propio. Porque, si no nos queremos bien a nosotros mismos, no podremos hacer lo propio con los demás.
Pero esta misma premisa de partida, también sirve para aplicarse a Brianna, quien aún está buscando su lugar en el mundo. Y por eso, conviene recordar que no hay tiempos a la hora de realizar este tipo de viajes de introspección porque cada uno tiene sus ritmos vitales. Y sobre todo, que la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Ya que, a priori, parecen bien opuestos, pero en realidad son bien complementarios.
Y no es la única complementariedad que desarrolla la autora al respecto de este par porque él es entrenador de baloncesto, pero ella es fisioterapeuta temporal. Y además sabe mucho de la medicina tradicional china, la cual es bastante desconocida aún hoy para nosotros. Pone así de relieve cómo, al respecto de aquello que no conocemos preferimos criticar antes que acercarnos a ello. Y si lo hiciéramos más de seguido, podríamos sorprendernos para bien. Así que me ha gustado que use a la literatura como ese arma de denuncia para alzar la voz al respecto de aquellos aspectos de nuestra sociedad que no son tan bonitos o brillantes.
Pero es que además de esto, con la relación que poco o poco van fraguando, también se dan cuenta de que las apariencias engañan y que es solo en las distancias cortas cuando realmente se conoce a una persona. De ahí que, antes de juzgar o criticar, tenemos que formarnos siempre nuestra propia opinión al respecto de cualquier situación escuchando todas las versiones. Una vez más, podríamos sorprendernos.
Principalmente porque todos cargamos con unos demonios que, de primeras no solemos compartir con los demás.
Hay mucho amor entre sus páginas también. Y personalmente me ha parecido hasta gracioso cómo él, que se empeña en estar solo a causa de algo que sucedió en su pasado, jamás lo está desde que planta un pie en Dublín.
Bien por el equipo de chavales a los que entrena y el personal no técnico que lo conforma o bien por la familia Healy.
He de decir que me ha gustado mucho la relación entre el patriarca y él porque, se pone de relieve cómo los amigos son la familia que uno escoge. Y sobre todo, su rol más importante si cabe cuando estamos fuera de casa.
Pero he de hablar también del amor entre los miembros de una familia, sanguínea en este caso porque, los Healey en esta ocasión adquieren más protagonismo de manera colectiva e individual. Y por eso, he de decir que ya siento curiosidad por la historia de Tara, esa amante de los libros con la que me siento muy identificada.
Un amor familiar que, a veces no es del todo sano, porque se presupone que, por el mero hecho de compartir un vínculo o un grupo sanguíneo con otra persona, el amor brotará de manera espontánea. Además, como es una novela muy femenina, también se pone de relieve cómo la sororidad también es muy importante en nuestra sociedad. Por eso, si nos apoyásemos más entre nosotras, el mundo sería un lugar mejor.
De ahí por eso, entiendo, pero a la vez no, a la madre. Porque ciertos comentarios que hace al respecto de la hija realmente hacen mucho más daño del que pudiera pensar. Incluso aunque están dichos con buena intención, la cual a veces provoca dolor. Y por eso creo que, es la falta de comprensión al respecto de por qué su hija no considera que sus raíces están donde está su familia o que haya decidido ser vegetariana los que la motivan a comportarse así. Chocando por tanto, de pleno con esa creencia que indica que, si bien la paternidad no es fácil, hay que respetar la individualidad de nuestros hijos. Pero sobre todo, evitar las comparaciones entre todos, porque son bastante odiosas.
Y por último, hay amor romántico. tanto sano como tóxico.
De entrada, se nos recuerda que, si bien los primeros amores de nuestras vidas son importantes, la realidad es que no debemos usarlos como vara de medir o comparativa con los anteriores. Ni para bien ni para mal, porque así contribuiremos a crear un patrón que se repite y al contrario, el ser humano se caracteriza por evolución. En todos los aspectos de su vida.
En este sentido, me ha gustado que la autora de nuevo use la literatura como arma de denuncia al respecto de determinadas actitudes y acciones reprobables. Aludiendo así al tremendo poder que tienen las palabras, tanto para bien como para mal. Y cómo estas, pueden destrozarnos una vida, a pesar de que sean falsas y a posteriori queda demostrado. Sin embargo, la mácula ya permanece. Y no debería ser así porque un error no nos define como personas, más si hay voluntad de cambio como es su caso y es falso.
Así que, como digo entiendo su reticencia a crear vínculos. Pero, como suele suceder, no se puede luchar contra el amor. Y es más, la oposición rotunda será la que nos hará ser conscientes a posteriori de que es una batalla perdida.
Sin embargo, como este par bien demuestra, nos da en el mismo grado de miedo la comunicación y el sentimiento y por eso, preferimos relacionarnos con otras personas de modos más inofensivos o seguros, como pueden ser las relaciones sexuales. Olvidando la importancia que estas tienen dentro de una relación porque, a base de repetirlas, pueden producirse el brote de unos sentimientos de un cariz bien diferente al inicial.
Y es por eso que hay que hablar, siempre. De todo y con todo el mundo, porque es justo el hecho de no hacerlo el que nos convierte en unos cobardes. Y además, así se nos ahorraría una serie de malentendidos, rupturas y discusiones que podrían haberse ahorrado y así, favorecer a que alcancemos la felicidad.
Porque ese ha de ser el objetivo de todos en nuestra vida. Y porque todos tenemos derecho a ser amados.
Pero sobre todo, será un buen amor el que es fuerte y sea capaz de solventar todas las dificultades y obstáculos que se le van presentando. Eso sí, si ambas partes están implicadas en igual proporción.
Así, finalmente podremos ser conscientes que un hogar es aquel donde viven las personas que lo convierten en tal y no el sitio en sí. Y por eso, siempre merece la pena buscarlo. E incluso buscar uno nuevo para que sea nuestro favorito.
¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!
¡Nos leemos pronto!
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