Prohibido por contrato de Ariana V. Andrews

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
autora, quien, como ya sabéis, me envió la bilogía de los abogados empotradores como regalo de cumpleaños. Y por eso, se lo agradezco enormemente.

Por eso, su nombre quizás os suene de una opinión publicada por estos lares de no hace demasiado tiempo. Y de ahí que también no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de la publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Prohibido por contrato, escrito por Ariana V. Andrews.

SINOPSIS

¿Y si el profesor que te oyó decir que «te lo harías con él» —y al que estabas convencida de no volver a ver— acaba siendo tu jefe?Paula Pereira hizo lo que cualquiera haría: fingir que no había ocurrido. Pero el destino parece empeñado en demostrar que hay momentos de los que es imposible escapar. Justo lo que necesitaba para empezar sus prácticas: humillación diaria y ganas de lanzarse ―o lanzarle― por la azotea.

Porque Gabriel Aramburu no es un jefe cualquiera. Es estricto hasta desesperar, guapo hasta doler, lleva el traje mejor que nadie y su mirada te descoloca y te sentencia al mismo tiempo.

Y Paula es todo lo contrario: madre de una adolescente que la llama boomer, divorciada tras un matrimonio que fue más una condena que una historia de amor y con una asombrosa tendencia al desastre.

El bufete tiene una norma: nada de líos con compañeros. Prohibido.

El problema es que hace unos meses, frente al aula de la universidad, Paula soltó delante de sus compañeras que se merendaría con gusto al profesor Aramburu —ya sabes, para encajar con esas universitarias más jóvenes y lozanas—. Y él estaba detrás. Y la oyó. Y la miró. Y ella deseó que se la tragara la tierra…

Porque algunas normas están para romperse. Y algunos hombres… para descolocarte la vida entera.


OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que, si bien pertenece a una bilogía en la que las historias son autoconclusivas e independientes, la realidad es que sí que están interrelacionadas y en mi caso, si yo fuera vosotros, las leería en orden porque así podríais entender mucho mejor la evolución del personaje de Paula, nuestra protagonista.

Una Paula que es la hermana de Roi, el protagonista masculino de la novela anterior, y a quien vamos a acompañar en su viaje de autodescubrimiento y autoconocimiento, demostrando de un modo más que coherente y necesario de que cada persona tiene sus ritmos vitales y por eso, no podemos estandarizar a toda la sociedad. Porque, la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Pero, a su vez, lo usa también como un modo de advertir del hecho que, antes de juzgar o criticar a los demás, tenemos que conocer todas las versiones de la historia.
Solo así entenderíamos mucho mejor los motivos por los cuales es en ese preciso instante y no en otro es cuando se ha decidido a dar el paso.

Nuevamente, la autora se arriesga y hace de esta una novela romántica con toques de erotismo, aunque menos que en la anterior, pero profundamente femenina. Aprovechando así para usar a la literatura como una arma de denuncia de aquellos aspectos de nuestra sociedad que no son tan bonitos o brillantes.

En este caso en concreto hace un homaneja más que merecido y necesario a las mujeres sisí. O dicho de otro modo, a las mujeres que estudian, trabajan - incluso las dos - pero que además tienen que ponerse al frente de la gestión de una casa y criar y educar a los niños. Unas verdaderas heroínas anónimas de nuestra sociedad a las que, realmente no tomamos tan en cuenta como deberíamos.

Sin embargo, cuando esta misma situación sucede a la inversa, sí que se pone de relieve y se aplaude a esos hombres que sufren idénticas circunstancias. Pero, junto a ello, también recuerdo que son todas esas aristas las que conforman al ser humano, así que nadie es menos que otro por decidir primar uno u otro.

O dicho de otro modo, que una mujer no es menos que otra por decidir ser madre o no, o por centrarse en el aspecto laboral y de ocio en su vida. Amén de que, ser madre tampoco ha de definir a una mujer, porque, como bien refleja Paula, puede ser muchas cosas.

Su problema es que, como ha vivido buena parte de su vida anulada por un ex bastante tóxico, al final ha terminado por creerse dependiente e inútil. Y por eso, a posteriori y algo desentrenada de la vida, hace lo que puede en lo que a gestión de su tiempo se refiere. Aunque, en cierto modo, me gusta que se haga también un homenaje a los que somos desordenados en nuestra vida. Porque, incluso dentro de nuestro caos, existe un cierto orden, que solo nosotros conocemos. De ahí que sea tan difícil de entender para los demás.

Eso por no hablar de que, tampoco podemos vivir continuamente encorsetados y siguiendo las normas. Porque a la larga, tampoco vivimos, sino que sobrevivimos. De ahí que esa patosidad y caos que Paula porta consigo, irremediablemente capta la atención de Gabriel Aramburu, caracterizado por ser una persona de lo más estricto, recto y cuadriculado. En la vida, el trabajo y las clases. Aunque claro, el comentario que dice acerca de él contribuye muy y mucho a que llame su atención, como podréis imaginar.

Las barreras y distancias profesor y alumna se reducen en cierto modo porque ella pasa a realizar las prácticas en su bufete. Y estas circunstancias también sirven para explicar que, en más de una ocasión, los tutores de prácticas y las empresas en sí se aprovechan de estos becarios, tratando de sacarles el mayor jugo y rendimiento posible, sin respetar que son seres humanos con vidas propias.

Este ambiente laboral también controlador queda muy bien reflejado en las cláusulas que marcan el comportamiento y cómo deben ser las interrelaciones entre las personas que trabajan allí. Sobre todo, la número catorce, porque es la que prohíbe cualquier tipo de relación íntima y sexual entre miembros de bufete.
No sé si es apropósito o no, pero me ha hecho gracia que sea justo ese número, porque el catorce de febrero se celebra el día del amor; San Valentín. Pero además, está formado por dos números primos - o solteros - como son este par.

Sin embargo, me ha parecido hasta tierna esta prohibición porque, todo el mundo sabe la tremenda atracción que sentimos por lo prohibido siempre. Y por ahí, la tendencia a saltarse las normas. Amén de que, si bien entiendo la implantación de la norma, la realidad es que es un poco contraproducente ya que, normalmente solemos encontrar pareja en aquellos sitios donde pasamos más tiempo. Como puede ser el trabajo.

Aunque, sí que es cierto que, si se produce una ruptura o un mal rollo entre los trabajadores de un sitio, el ambiente puede convertirse en un verdadero infierno. Y aquí, el tema que mejor lo representa es el de la ausencia de sororidad entre las mujeres. Fielmente reflejado en Andrea, quien desconfía de Paula desde el principio y por eso, se convierte en ese "negrero" de prácticas que he mencionado anteriormente.

Y es un error, porque si las mujeres nos apoyásemos más entre nosotras, y sobre todo, dejásemos de considerarnos más rivales, el mundo sería un lugar mejor para todos. Como bien demuestran Paula y su hija en la bonita relación que tienen. E incluso Paula y Valeria, de quien me ha gustado también saber más. Y sobre todo, en ambientes mucho más relajados.

Como he mencionado antes, es una novela romántica y por eso, hay mucho sentimientos. Y muchas sorpresas.

Porque Gabriel no es tan inaccesible como pudiéramos pensar inicialmente, sino que es un escudo construido a propósito ya que, las circunstancias en las que ha sido criado han tenido un peso enorme a la hora de definir y marcar su carácter, así como el modo en que prefiere relacionarse con ellas en el trabajo. Porque él piensa que es un digno heredero de su padre en todos los aspectos de su vida, cuando no es así.

Por supuesto, hay alusión al amor tóxico porque una de las subtramas de la novela anterior relacionadas con Paula quedó abierta y aquí es donde se concluye. Y de entrada, me ha gustado mucho su valentía y el hecho de que haya decidido poner distancia con su ex. Porque si no aportas, aparta.

Pero además, me ha gustado que ese sea precisamente el motivo por el cual se vincule a Gabriel, quien no puede quedarse con las manos quietas al ver el modus operandi de ese maltratador. Animando así al lector para que, si lo ve, no sea pasivo, sino que también se implique y por eso, tolerancia cero con este tipo de tema.

Sin embargo, lo que más me ha gustado de todo es que la respete. Y la valore y la considere un igual a pesar de no ser miembro oficial del bufete. E incluso que sea duro y exigente, porque en más de una ocasión necesitamos un revulsivo y una llamada de atención para que reaccionemos y actuemos, a pesar de que inicialmente no nos guste nada.

Junto a todo ello, además, se produce un acercamiento mayor si cabe entre ellos... demostrando así que la química y la atención prestada no era fruto de su imaginación. Asimismo, un consejos vendo que para mí no tengo porque quien predica que hay que seguir las normas, es quien las rompe en primer lugar. Con lo cual se demuestra que no se puede luchar contra el amor, porque siempre nos hace perder el juicio.

Pero además también, sirve para recordar que el amor nunca jamás ha de ser ocultado. Primero, porque al hacer eso se le está menospreciando, pero a su vez, porque es tan poderoso, que siempre terminará por salir a la luz. Como la verdad.

Y nuevamente, se pone de relieve cómo seguimos siendo machistas y cómo este está mucho más intrínsecamente ligado a nuestro interior de lo que pudiéramos pensar porque, en una situación desagradable, son siempre las mujeres las que quedan más perjudicadas. Incluso a pesar de que su implicación en las mismas sea igual o menor que la del hombre. Por su sexo, única y exclusivamente.

Para concluir, también asociado al amor, se nos recuerda que este aparece dónde, cuándo y con quién menos lo esperamos. Y que incluso, puede hacerlo mediante las relaciones sexuales. De ahí que tenemos que darles la importancia que merecen, porque a base de repetir esa intimidad, pueden producirse y derivarse sentimientos de un cariz bien diferentes.

Mismos sentimientos que son los que nos llevan a entender que, al final, son las personas las que provocan que un lugar se convierta en un hogar y no al revés. Y sobre todo, que todos tenemos el derecho y la obligación a encontrarle. Para que nos haga romper las normas... y perder el juicio.

Justo lo que ha provocado en mí el señor Aramburu. 

¡Muchas gracias por el envío del ejemplar!

¡Escucha mis súplicas y requerimientos al respecto de abogados tres!

¡Nos leemos pronto!

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