Todas las mentiras de Ágata Belmonte de Carmen Arteaga
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de un libro que leí en colaboración con la editorial, Ediciones B, a quienes agradezco enormemente el envío del ejemplar en físico. Pero sobre todo, la confianza en mí para que comparta mis valoraciones al respecto de las novelas.
Y en este caso, que haya escuchado mis súplicas y me haya enviado el ejemplar, porque, si lo escribe Carmen, hay que estar preparados para un viaje emocional tremendo.
Pero, como no me quiero adelantar a nada. no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Todas las mentiras de Ágata Belmonte por si no la conocíais.
SINOPSIS
UNA GRAN ESTRELLA AMADA POR EL PÚBLICO
Ágata Belmonte, la mayor diva del cine español, ha muerto. Mientras el país llora su pérdida, su sobrina Malena, que llevaba dieciséis años sin dirigirle la palabra, se ve obligada a regresar a Madrid y hacer frente al recuerdo de alguien a quien nunca ha podido perdonar.
UNA MUJER ODIADA POR SU ÚNICA FAMILIA
A ojos del público, Ágata fue un icono. Para Malena, en cambio, fue una mujer egocéntrica y cruel, obsesionada con su imagen y su carrera. Por eso, en cuanto tuvo la oportunidad, huyó de su lado. Y quizá por eso le resulta tan desconcertante que su tía le haya legado lo más valioso que poseía: el relato de su vida. Y con él, una sospecha inquietante: probablemente lo más doloroso de Ágata no fueran sus mentiras, sino todo lo que eligió callar.
UN SECRETO QUE SOLO PUEDE SALIR A LA LUZ DESPUÉS DE LA MUERTE
En ocho cintas de vídeo, grabadas por un joven -e irresistible documentalista, la actriz lo confiesa todo. A través de ellas, Malena podrá reconstruir no solo el pasado de su tía, sino el suyo propio.
OPINIÓN
En esta novela vamos a emprender un viaje de autodescubrimiento y autoconocimiento propio, pero en el cual acompañaremos a las dos protagonistas de la novela, Malena y Ágata. Dos mujeres que, a priori, pueden ser bastante diferentes entre sí, pero que en realidad son bastante más parecidas de lo que pudieran pensar.
Y por eso, ya se extrae así la primera moraleja o enseñanza de la novela. Que no es otra que, antes de juzgar o criticar a nada o a nadie, tenemos que conocer todas las versiones de la historia. Porque podríamos sorprendernos. Y además, que tenemos que tener bien presente que, a veces a propósito, a veces sin darnos cuenta, todos hemos sido villanos en la historia o vida de otra persona. Porque no somos perfectos ni todo es blanco o negros, existe una escala de grises intermedia que lo hace todo mucho más interesante desde el punto de vista de la psique. Y doloroso desde el punto de vista sentimental.
Pero además de eso, ha demostrado de un modo maravilloso que, todos somos actores en nuestras vidas. Y no solo aquellos que se dedican a la interpretación de manera profesional. Y por eso, esas máscaras simbólicas y palpables del teatro clásicos, seguimos llevándolas. Solo que de manera más invisibles y por tanto, resulta más difícil comenzar a distinguir dónde empieza el personaje y dónde la persona real. Porque, es bien fácil que uno se coma u opaque al otro.
Aunque también al mismo tiempo, tras leer el libro, se nos anima a que no perdamos de vista una idea que ha de ser el motor de nuestra existencia. Y esa no es otra que la de ser felices. Y para ello, usando una nueva metáfora escénica, tenemos derecho a ser el protagonista de nuestras vidas. Y también para eso, debemos y tenemos que saber rodearnos de aquellas personas que, en rol secundario, nos hagan brillar. O dicho de otro modo, saquen siempre la mejor versión de nosotros mismos.
Por eso, emprender este viaje, aunque largo, tortuoso y turbulento, siempre merecerá la pena el ser emprendido. Independientemente de la edad o nuestro momento vital. Saldremos fortalecidos, mejores o no, pero no permaneceremos iguales a como estábamos antes de hacerlo.
Son dos las historias paralelas las que vamos a conocer aquí, la de Malena y la de Ágata - cuyo nombre artístico respetaré y no revelaré el original -, las cuales están interconectadas a través de Leo - insertemos suspiro romántico aquí largo y profundo - y que se van intercalando de diferentes capítulos de la novela.
Dos nombres que, por supuesto y como suele ser habitual en la historia, están escogidos a propósito, puesto que las representa a la perfección. Porque Malena tiene nombre de tango, y ella tiene bastante carácter. Y Ágata es una piedra brillante de aspecto externo, pero bastante más frágil de lo que podríamos pensar. Pero, como no le gusta mostrar esa fragilidad, porque estamos acostumbrados a que lo asociemos como un síntoma de debilidad, prefiere sacar las uñas o buscar modos y maneras para desviar la atención. De ahí que el mote de Gata que también le han impuesto le viene como anillo al dedo.
Sin embargo, y aquí entra ya la crítica a la sociedad contemporánea porque, solemos carecer de empatía y no nos gusta de entrada, involucrarnos con personas o temas que requerirán un esfuerzo. A pesar de que veamos perfectamente su llamada de auxilio. Porque no hay más ciego que quien no quiere ver.
Y con esto no voy a justificar a Ágata, porque no es mi intención ni lo pretendo. Amén de que ha realizado hechos y dicho palabras que son altamente cuestionables. Pero sí que, su particular dicotomía para con su sobrina pone de relieve y de reflejo que el amor entre los miembros de una familia también puede ser tóxico.
De ahí que, en primer lugar, padre se hace y no se nace. Por eso, el mero hecho de compartir un vínculo o un grupo sanguíneo con otro no lleva ni conlleva asociado el brote o el surgimiento del amor. Al contrario, quien algo quiere, algo le cuesta y siempre ha de ser una relación bidireccional en la que implicación ha de ser igualitaria. A riesgo entonces, de desnivel o desigualdad y de que comiencen los problemas.
Junto a ello, también ha quedado muy bien reflejado que, las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto, no solo en el desarrollo de nuestra personalidad y carácter, sino que también en la consideración de determinadas actitudes y comportamientos como sanos, cuando la realidad es que son bastante tóxicos.
Y por eso, Malena es heredera de su madre y de su tía, al menos en lo que a establecer vínculos afectivos, especialmente románticos se refiere. De ahí que prefiera simplemente el sexo y no la profundización puesto que ha vivido en sus propias carnes los sinsabores del amor entre las mujeres de la familia, madre y tía. Sí que es cierto que me hubiera gustado que esto quedase mejor desarrollado, pero se sobreentiende.
Amén de que, es perfecto el modo en que lo extrapola, nuevamente a nuestra sociedad, ya que en numerosos casos nos comportamos exactamente igual a ella. Además de lo comentado anteriormente con el tema de la empatía. Eso sí, somos un poco naif y negacionistas al negarles la importancia que tienen a las relaciones sexuales. Ya que, la intimidad compartida en numerosas ocasiones puede derivar en sentimientos de un cariz bien diferentes.
Sin embargo, esa dinámica familiar pone de relieve otros dos detalles. El primero es el hecho de que es una novela profundamente femenina y en parte feminista, aunque sobre todo reivindicativa en el hecho de que, tenemos que forjar una sororidad aún más sólida si cabe. Porque ha quedado demostrado que, si las mujeres nos apoyásemos más entre nosotras, el mundo sería un lugar mucho mejor para todos.
Pero, como continuamos considerándonos más enemigas que aliadas, en ocasiones por nuestra propia cuenta, en ocasiones acrecentado por estímulos externos, la realidad es que sucede justo al contrario. Por eso, es muy difícil nada sola entre tiburones.
Tema que queda muy bien reflejado en el mundo de la interpretación donde Ágata se mueve, no solo por su especial y particular relación con Roma, la otra diva y por tanto, su rival en el mundo del cine.
Sino que además también queda bastante patente en el modo en el que se critica una lacra que, existió y que por desgracia, sigue existiendo, como es el tema del machismo. Y sobre todo, cómo existen hombres que continúan valiéndose de sus cargos y roles de poder para someter, humillar y aprovecharse de mujeres, incluso en más de un caso, valiéndose de jugar con sus esperanzas y sus sueños de mejora vital. Convirtiéndolos, por tanto, en una pesadilla. De ahí que, en el fondo al final se entienda por qué ágata muerde la mano que le da de comer.
Regreso con Ágata porque, he de hablar también de su relación con su hermana, la madre de Malena. Dos hermanas que son como el día y la noche y que, por este motivo, las comparaciones son odiosas. Por eso, se nos recuerda que las comparaciones son siempre odiosas y que por eso, tenemos que evitar hacerlas. Amén de que son nuestras particularidades o rarezas, las que terminan por convertirnos en únicos. Para bien o para mal. Porque la belleza es subjetiva, y depende por tanto, del ojo con el que se la mire. Amén de que va evolucionando y cambiando dependiendo de la época en la que transcurre.
Sin embargo, esa contraposición es muy interesante, por la comparativa de los arquetipos que la mujer ha ido ejerciendo a lo largo de la historia. Lo cual queda aún más claro en el pequeño pueblo gallego donde ellas han nacido.
Así, está bien vista la mujer sumisa, dócil y que se mueve dentro del ambiente doméstico. Y que por eso, su destino principal es el de ser ama de casa y madre. Que está muy bien, pero si es por propia elección. Y subrayo esto porque, tenemos que empezar a dejar de pensar que una mujer es menos que otra por decidirse a ser madre. Al hilo de eso, antes de opinar, una vez más, debemos ser más respetuosos porque, en más de un caso, ese deseo no es un camino de rosas.
Mientras que la desafiante, liberal y que rompe moldes al no seguir el patrón establecido es considerada peligrosa y por eso, criticada y por ello, aislada. De ahí lo comentado anteriormente acerca de lo necesario que es el apoyo entre nosotras.
Sobre todo, porque en más de una ocasión, las amigos - amigas, en este caso - son la familia que se escoge. Por eso, no podemos negarnos a la aparición de nuevas personas en nuestras vidas, porque nunca sabremos cuán importantes serán en nuestras vidas. Amén de que la vida se encarga de ir presentándonoslas en las circunstancias y maneras más insospechadas. Y me ha encantado la relación Malena y Mary y cómo se repite ese apoyo y amor que se profesan, al ser emprendedoras. Similar al de Roma y Ágata, aunque parezca lo contrario.
Hay otro amor bien presente en las páginas de la novela y ese es del amor por el poder, el dinero o la fama. Que son palabras y conceptos diferentes, pero que, en cierto modo están relacionados y por eso, estamos dispuestos a todo con tal de alcanzarlos y conseguirlos. Sin importar medios o modos, ni tampoco a quién tengamos que llevarnos por delante, llegando incluso a dejar a nuestra familia y seres queridos de lado. Como Luis o Miguel, que vaya prenda.
Y esta fama además, también pone de relieve una creencia bastante asumida en la sociedad. Que no es otra que, tendemos a dar por hecho que los famosos, por el mero hecho de dedicarse a una profesión que les exige estar de cara al público, que es quien tiene la decisión de encumbrarles o hundirles, han de permitirle por tanto todo y rendirles pleitesía de manera continua. Y no es así.
Antes de ser famosos, son personas. Que sienten, sufren y padecen. Y que por eso, tienen también el derecho a que se respete su intimidad. Principalmente porque, en más de un caso, no saben cómo gestionar la fama y esta exposición pública continua puede por terminar provocando el recurrir a sustancias que les ayuden a sobrellevar o gestionarlo mejor. Y si bien ahora la presencia de un profesional de la salud mental es imprescindible para ello, la realidad es que estos no son considerados todo lo profesionales y de ayuda que merecen. Cuando debería ser al revés.
Pero, como no nos gusta el hecho de exponernos, o a ser juzgados, preferimos callar y recurrir a vías más sencillas. Eso sí, debemos, como con el resto de las relaciones importantes de nuestras vidas, no todo el mundo sirve para lo mismo y debemos darle a quienes están a nuestro alrededor el rol que le corresponde. Por eso, nuevamente, no todos los profesionales de la salud mental sirven para todos los tipos de problemas y de ahí que tengamos que buscar el más adecuado para que nos proporcione esa ayuda o esas pautas tan necesarias. Lo que no debemos hacer es, meterlos a todos en el mismo saco, aunque solemos hacerlo a la inversa.
Estos dos conceptos además, quedan muy bien relacionados en esta novela porque, al final se pone de relieve que, nuestra incapacidad sentimental y en la psique es la que nos provoca que, en lugar de dar amor o tiempo, tendamos a pensar que podemos suplirlo con objetos materiales u oportunidades académicas o laborales bien consideradas desde fuera. Y es al revés, la verdadera riqueza de vida se halla en aquellos conceptos que no tienen valor material. Por eso, suele suceder a la inversa y esas buenas intenciones en busca de buenas oportunidades, al final terminan y causan más daño del que se pudiera pensar. Como bien sucede con Ágata.
Y por eso también lo que termina por suceder es que, terminaremos por quedarnos solos. Incidiendo una vez más en la soledad del poderoso. Pero también, en la desconfianza hacia las personas que se le acercan, ya que nunca terminarán por estar seguros del hecho que, o bien sea por interés puro o genuino, o sea por un interés oculto que poca o ninguna buena intención acarreará. Así que, al final el lector puede incluso llegar a pensar que la gran Ágata Belmonte, en realidad no es más que una pobre diabla en lo que a suerte en el amor en la vida.
Hablando de amor...Lo hay también. Y mucho. Romántico y de múltiples tipos, sano o no.
De entrada, me ha gustado que, una vez más reivindique el hecho de que el mero hecho de amar a otra persona jamás ha de ocultarse. Si no al contrario, ser un motivo de orgullo. Por eso, si bien entiendo al personaje que así se comporta - más en la etapa que le tocó vivir y cuyas consecuencias seguimos sufriendo aún hoy, ya que continúan existiendo personas que no pueden ser en libertad - la realidad es que eso no debe ser la tónica general o imperante.
Principalmente porque, sin ser su intención, la confusión del sentimiento romántico con otros tipos de sentimientos que se le parecen, pero que no lo son, a la larga, terminan por provocar mucho daño. Amén de que, por más que lo intentemos, no podemos ocultar quiénes somos realmente. La verdad siempre saldrá a la luz. Y de hecho, en las ocasiones o circunstancias menos oportunas.
Pero, sobre todo, lo que tenemos que tener bien presentes es que, antes de amar bien a otros, tenemos que amarnos bien a nosotros mismos. Porque, si no, ocurrirá a la inversa. Además de que, tenemos que recordar también que somos el amor más importante de nuestras vidas. Y por eso, es tan fundamental.
Y en ese buen amor propio también se ha de incluir el hecho de alejarnos de toda aquella persona que no nos sepa querer bien. Menospreciar, humillar o comparar no es nada bueno. Al contrario, quien bien te quiere lo hace libre. Y por eso, alejarse, a pesar de que cause incomprensión o crítica es lo mejor que podemos hacer. Nadie merece un manipulador o un vampiro cerca del otro.
Y aquí no hablo ya de maltrato físico, sino también maltrato psicológico, ya que no hay que olvidar que las palabras son mucho más poderosas que los golpes, porque no se aprecian sus efectos de manera tan evidente y por lo tanto, permanecen más tiempo con nosotros. De ahí la importancia de dar testimonio. Sea del modo que sea. Y por eso, la idea de las cintas ha sido genial.
Sobre todo, esa necesidad de querernos. Y sobre todo, de querernos bien es lo que realmente nos dará las armas y herramientas necesarias como para no permitir que alguien tenga el control absoluto sobre nosotros. Ni que nos haga estar muertos en vida. Al contrario, la vida merece la pena ser vivida, que solo tenemos una, aunque tenga y pueda vestirse de múltiples rostros.
No puedo no hablar de amor romántico sin hablar de Leo. Y sobre todo, de cómo la vida y el destino son caprichosos hasta el punto tal de poner punto y final al guion romántico que quedó inconcluso generaciones anteriores. Un hombre que es mitad argentino y mitad italiano y que es el contrapunto perfecto en la intensidad de las dos nacionalidades. Porque, todos sabemos que, suelen ser insistentes e incluso considerados pesados.
Un hombre que, a causa de su profesión de documentalista tiene una vista privilegiada. Y por eso, no solo ve a Ágata, sino que también ve más allá de Malena, con la que tiene las cosas bien claras desde el principio y por eso sabe, que merece la pena arriesgarse y vivirse, porque todas las historias de amor son importantes, independientemente del tiempo que duren o del momento en que comiencen.
Pero sobre todo, es también un muy buen ejemplo de que a veces las apariencias engañan y que por eso, merece la pena conceder segundas oportunidades. A los demás, a nosotros mismos y al amor. Que si es sano, siempre merecerá la pena.
Y además de eso, es también un buen oyente y con ello, buen amigos. Dos características que son difíciles de encontrar a día de hoy. Pero que, si por azares de la vida encontramos, debemos preservarlas, porque son muy valiosas.
Porque la vida de Malena, si por algo se caracteriza es por ser tumultuosa, de ahí que si ella es el mar que le golpea de manera incesante, Leo es la roca, el apoyo e incluso la fuerza que le ayuda a sobrellevarlo, superarlo y sobre todo, a recomponerse para que se dé cuenta de lo maravillosa y lo extraordinaria mujer que es. E incluso que la ayuda a darse cuenta de que no es tan fiero el león como lo pintan y que tras sus espinas, hay un corazón muy grande y bien blandito, dispuesto y deseoso para compartir y repartir amor.
Solo que no estaba acostumbrada a esa atención tan detallada, ni a que día tras día, le cuidasen, le hablasen y por tanto, le permitieran florecer como la preciosa flor que es. Maravillosa metáfora del amor y las relaciones, por tanto.
Porque no se sabe cuánto durará, pero, pese a la incertidumbre, merecerá la pena concederle el mejor regalo que tenemos, que es el de nuestra atención y tiempo. Así, sacaremos siempre la mejor versión de nosotros mismos.
Y sobre todo, porque así no olvidaremos que, si bien todos somos el protagonista de nuestras vidas, por nosotros mismos, no somos nada. Por eso, tenemos que rodearnos de aquellas personas que hagan sacar a relucir esas partes. Es ahí donde radica en realidad es secreto del éxito y del triunfo.
La vida es, por tanto, una película. A veces cómica, a veces trágica, a veces dramática y a veces una pantomima. Por eso, merece la pena siempre ser vivida, pero sobre todo, experimentada. Intensamente y de manera personal. Así seremos realmente felices.
Por último, no puedo no mencionar un último mensaje muy importante que se extrae de la novela. Toda mentira tiene su base de verdad, y por eso, va a estar en nosotros en prestar esa suficiente atención como para comenzar a distinguir dónde empieza una y donde concluye la otra.
Querida Ágata, ha sido un placer descubrirte y conocerte bajo todas las lentes posibles en los que has quedado registrada tu vida. Así que gracias por tu valentía, por ser pionera y por tu generosidad. Puedes estar tranquila por tanto en este sentido. Porque has cerrado capítulos, pero tu leyenda seguirá siendo tan grande que, serás inmemorial.
¡Muchas gracias por colaborar conmigo!
¡Nos leemos pronto!
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