Nuevas normas, viejas heridas (jefes, ex y otros problemas) de Ariana V. Andrews


¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy se corresponde con la opinión de uno de los libros viajeros que llegaron a 
mi  casa en días pasados. Sí, lo sé. Hacía un tiempo que no había un encabezado similar por estos lares, pero, en mi defensa diré que los libros que habían llegado de este modo no habían sido lo suficientemente atractivos para mí como para desarrollarlos en profundidad.

La cosa, como podéis imaginar ha cambiado y, como no es la primera vez que leo un libro de la autora - de ahí que su nombre quizás os suene - no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Nuevas normas, viejas heridas, el primero de la bilogía Jefes, ex y otros problemas escrito por Ariana V. Andrews.

SINOPSIS

¿Y si lo peor de tu ex no fuera que se largase, dejándote el corazón hecho trizas… sino reencontrártelo años después, convertido en tu nuevo jefe, en pleno centro de Madrid?

Marina Blanco siempre se ha defendido de las emboscadas de la vida con ingenio, café y algún que otro chiste a destiempo. Pero jamás imaginó que el destino fuera tan retorcido como para colocar a Matías —sí, ese Matías, el ex que le rompió el alma sin anestesia— al frente de su oficina.

Matías Hunter no solo es ese canalla que se fue hace años para comerse el mundo (dejándola a ella a medio digerir), sino que ahora regresa como un triunfador con trajes caros, millones en la cuenta... ¡y ganas de remover el pasado!

Sin embargo, Marina ya no es aquella chica llena de inseguridades... Ahora tiene algunas menos. Y es una mujer que sabe cómo defenderse con uñas, dientes y sarcasmo afilado. Pero ¿será suficiente para enfrentar al hombre que vuelve dispuesto a hacer algo más que trabajar juntos? Porque Matías ha cambiado y esta vez las reglas del juego ya no están tan claras.

Entre reuniones que huelen a revancha, comentarios sarcásticos que bailan entre el flirteo y el reproche, y una química tan irresistible que no cabe en el manual de recursos humanos, Marina y Matías se verán obligados a desenterrar los viejos sentimientos que creían superados. Porque cuando el pasado vuelve con tanta fuerza, ya no se trata de sobrevivir en la oficina, sino de ver quién se rinde primero.

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, aclaro que, aunque pertenece a una serie, se pueden leer de manera independiente porque, el único vínculo e hilo conductor de la misma es que los protagonistas masculinos son hermanastros - y no gozan de una muy buena relación entre sí - y que las mujeres de las que se enamoran trabajan en la misma empresa. Nada más.

En esta novela de enemies to lovers y segundas oportunidades vamos a conocer cómo Marina y Matías vuelven a enamorarse. Aunque, si me preguntáis yo creo que, en realidad nunca dejaron de hacerlo.

Pero, además se desarrollan otra serie de temas susceptibles de ser desarrollados y que por eso, paso a relatar con más profundidad.

En primer lugar, dado el mundo empresarial en el que se desarrolla la novela, se pone de relieve lo que es un problema cuya gestión y situación aún estamos tratando de solucionar. Y ese no es otro que, el de la llegada e irrupción de la inteligencia artificial a nuestras vidas. Y en cierto modo, puedo comprender ambos puntos de vista de uno y otro protagonista.

Pero, también tenemos que tener en cuenta que, es una herramienta o un instrumento creado por el ser humano. Aparentemente para ayudar y facilitar las cosas, y por eso, está en las manos de quien la controla el decidir hacia qué lado de la balanza quiere inclinar su uso. Amén de que, si bien es cierto que es útil, también soy de las personas que piensa que, una máquina por muy desarrollada que esté, jamás podrá sustituir o reemplazar del todo al ser humano. Al menos en lo que a gestión de los sentimientos se refiere porque, la empatía y la sensibilidad difícilmente pueden emularse a través de máquinas.

Este mismo planteamiento también sirve para poner de relieve la validez de las mujeres en el ámbito laboral. Porque, si ya de por sí tenemos que esforzarnos el doble o el triple para ser consideradas igual de aptas que nuestros colegas masculinos, cuando estos empleos tienen que ver con ámbitos más científicos o, históricamente asociados a los hombres, el esfuerzo ha de ser mayor. Y nunca se nos despega del todo el paternalismo o la sugerencia nada sutil acerca de los modos en los que los hemos conseguido. Misma situación que se le plantea a Marina con la irrupción e Matías en la empresa. Principalmente porque, se autodenomina el rey del control, pero con ella no es nada sutil en lo que a interés se refiere.

Y si esto es triste y pone de mal carácter, es peor cuando esas situaciones de machismo tienen como protagonistas a mujeres. Porque así se refleja en la ausencia de sororidad, donde las mujeres continuamos considerándonos más como enemigas que como amigas. Cuando, si la cosa fuera a la inversa, el mundo sería un lugar mejor para todos. En este caso, he de decir que me encantó la pequeña pero inolvidable intervención de Alicia. Y ahí, sin saber que sería la protagonista de la siguiente novela, quise que esta señora tuviera su historia.

Pero vuelvo a Marina porque, ella también representa en más de una ocasión a la mujer moderna, trabajadora dentro y fuera y de casa. Y cómo, a veces, la idea de la conciliación familiar - más en casos de familias monoparentales - no es tan fácil de conseguir como pensamos.

Junto a ello, esta situación de Marina sirve para poner de relieve dos temas que se repiten con mucha asiduidad en la novela: el primero es el de que todas las familias son igual de válidas, independientemente del número de sus miembros. Y el segundo que, padre se hace pero no se nace. Y por eso, el mero hecho de compartir un grupo sanguíneo o un vínculo con otra persona, no conlleva asociado el brote o la permanencia del sentimiento amoroso. Porque no basta solo con aparecer en momentos puntuales y mostrar un mínimo grado de preocupación, ni tampoco sustituir ese amor con objetos materiales. Eso no es criar a un hijo. Es estar al cien por cien, en las duras y en las maduras. A pesar de que se pueda errar y a pesar de que no siempre las decisiones tomadas serán entendidas y aceptadas.

Eso sí, esta última frase hay que tomarla con hilo y calzador porque, si bien es cierto que podemos tomar decisiones que los afecten, tampoco los padres pueden querer vivir sus vidas a través de sus hijos. Hay que dejarles crecer y sobre todo, ser en libertad. Principalmente porque eso es un síntoma de buen amor. Lo otro es toxicidad, por muy buenas intenciones que se tengan al respecto.

Porque, las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en nosotros, para bien o para mal. Y por eso, nuestros padres se toman como punto de referencia e influyen muchísimo a la hora de determinar y dilucidar nuestro carácter y personalidad. Además de "ayudarnos" a perpetuar comportamientos y actitudes que, de nuevo, no son nada sanos y sí bastante tóxicos.

En este sentido, he de decir que el mejor personaje que lo representa es Lía, a pesar de que tengo sentimientos encontrados con ella. Sus comentarios y la lucidez con la que habla y ayuda así a resolverlo todo son, en más de una ocasión geniales. Sin embargo, es demasiado chica para ser tan revieja. Es decir, entiendo perfectamente que la madurez no va asociada a una edad determinada sino a una personalidad. Y por supuesto, la influencia y el reflejo de Marina en ella son indiscutibles. Pero, en ocasiones me parecía que era en exceso calculadora y sobre todo, madura. Y eso me inquietaba y perturbaba a partes iguales.

Y luego, hay una subtrama romántica de primeros amores y segundas oportunidades que demuestra que, los primeros amores de nuestras vidas no se olvidan. Para bien o para mal, pero que tampoco es bueno o sano usarlos como vara de medir o comparativa con el resto que llegarán. Porque todas las comparaciones son odiosas cierto es. Pero además también, el amor, al igual que el ser humano evoluciona y cambia de continuo.

Además de eso, creo que realiza un fiel reflejo del poder que tiene el sentimiento, sí. Pero que por eso mismo, no hay que darlo por descontado o supuesto. Más, en casos como el de esta pareja donde son tan opuestos, al menos en lo que a la economía se refiere. Y sí que es cierto que la diferencia enriquece y no tiene por qué separar y que por ese mismo motivo también tenemos que rodearnos de personas que sean lo más diferentes de nosotros mismos de cuando en cuando para ser realmente ricos y sobre todo, para abrirnos los ojos a realidades y puntos de vista que nos habían pasado desapercibidos.

Pero, para que eso funcione ha de haber una implicación idéntica por ambas partes. Más cuando, como en su caso, se interpone una distancia bastante grande entre ambos.

Por eso, la comunicación, una vez más, ha de ser uno de los pilares sobre la cual se deba asentar la misma, si queremos que tenga aras de perdurabilidad. Más que nada, porque va asociada a la confianza. Y si no se hablan las cosas, no podemos saber qué piensa o siente el otro. Lo cual, es paradójico porque es justo lo que nos bloquea a la hora de dar ese paso. Amén de que se le considera un síntoma de debilidad y no de fortaleza, cuando es justo a la inversa.

Justo lo que les sucede a ellos. Y por eso, toda acción e inacción tiene su consecuencia y se entiende que Marina decida que, donde no hay interés, ahí no quiera estar. Porque tampoco hay que mendigarle amor o atención a nadie. Más que nada porque somos el amor de nuestras vidas y por eso mismo también somos nuestra prioridad. De ahí que, si no nos queremos bien a nosotros mismos, no podremos hacer justo eso mismo con quienes están a nuestro alrededor.

Y en ese sentido, hay que tener especial atención porque, las apariencias engañan. Y en más de una ocasión, aquellos que son los más fuertes y seguros de sí mismos, en realidad son los más débiles e inseguros. Ya que todos cargamos con unos demonios que no solemos compartir con los demás. Si bien, en este caso sí que me hubiera gustado que lo desarrollase un poco mejor a lo largo de las páginas de la novela.

Y, como he mencionado anteriormente, hay mucho amor entre ambos. Demostrando que, tenían una conversación pendiente porque, estaban enquistados y aunque parecían plenos, no eran del todo felices. Ya que les faltaba lo más importante: la persona que les hacía sacar la mejor versión de ellos mismos.

Una persona con la que compartir inquietudes laborales, personales y con la que tener una química y una compatibilidad sexual bastante altas. Como bien han demostrado ellos mediante el juego de cartas tan especial que se han marcado. Dándole así de este modo, la importancia que las relaciones sexuales tienen dentro de una relación.

Por último, no puedo no concluir este post sin decir que, algunas normas están para romperse y, en mi caso, si es Matías Hunter quien me propone que lo haga... yo también diría que sí.

En breves, opinión del segundo volumen de la serie. Pero, mientras tanto...

¡Nos leemos pronto!

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