Nuevas reglas, viejos deseos: mi nuevo jefe, mi ex (jefes, ex y otros problemas) de Ariana V. Andrews

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de uno de los libros viajeros que llegaron a mi 
casa en días pasados.

Y sí, vengo con el segundo volumen de la bilogía de los jefes de la cual os presenté mi opinión en la publicación anterior.

Por eso, no me voy a entretener mucho más en esta parte introductoria de la publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Nuevas reglas, viejos deseos de Ariana V. Andrews. El segundo volumen de la bilogía Jefes, ex y otros problemas. 

SINOPSIS

Imagina que te despiertas en una suite del Ritz en Madrid sin recordar con quién pasaste la noche y lo peor es que podría ser tu jefe.
Alicia es brillante, sarcástica y tiene un don para mantener a raya a cualquier hombre. Pero todo su control se va al traste tras la cena de empresa, cuando despierta en una suite del Ritz, con un dolor de cabeza monumental, un botón ajeno entre las sábanas y una laguna mental del tamaño del Everest.

¿Fue Javier, el guapo pero insoportable del departamento de Marketing? ¿Carlos, el tímido y algo raro de Contabilidad? ¿O, Dios no lo quiera, Hayden Hunter, su jefe, su ex y el hombre que le rompió el corazón?

Hayden no es únicamente el hombre más irritante y arrogante que conoce, sino también el único que puede competir con ella en inteligencia, sarcasmo… y en lo que ocurre cuando la química se vuelve peligrosa. Pero ahora tendrán que trabajar juntos en la expansión de la empresa, esquivando miradas furtivas, un pasado complicado y y esa peligrosa atracción que nunca han sabido manejar.

Todo se convierte en un juego de poder, deseo y enfrentamientos explosivos. Alicia tiene claro que no dejará que Hayden se salga con la suya, pero él parece igual de decidido a demostrarle que, cuando se trata de ellos dos, no hay reglas que valgan.

OPINIÓN

En esta novela vamos a conocer cómo Alicia y Hayden se enamoran. O mejor dicho, se reenamoran, aunque igual que sucede en la novela anterior, la realidad es que nunca se olvidaron el uno del otro. Lo cual, de nuevo, vuelve a demostrar esa creencia que tenemos en el impacto que tienen los primeros amores en nuestras vidas.
Y cómo, por eso, a veces, nos marcan para bien o para mal en lo que al concepto del sentimiento y a interrelacionarnos con él.

Con esta premisa, podría parecer entonces repetitivo o similar al volumen precedente, la realidad es que no. Principalmente porque le da un giro y sobre todo, un carácter mucho más sexual y explosivo a este par que el otro ya de por sí tenía.

Entrando en materia de reseña, ya sabéis de mi publicación anterior que Alicia tuvo un momento con el cual capturó mi atención y que por eso, quise que se convirtiera en protagonista. Pero además, se fueron dejando retazos a lo largo de la misma que también sirvieron para que me picara la curiosidad. Porque no era normal que estuviera siempre de uñas y a la defensiva.

Por eso, me alegré tanto al descubrir que sería ella quien llevara la voz cantante - al menos en lo que a narrativa se refiere, porque en la vida siempre lo ha hecho - en esta historia. Y las sorpresas no tardaron en aparecer porque, he de confesar que no me la imaginaban tan puramente sexual y reticente a crear vínculos afectivos con otras personas. Aunque, como bien dice el saber popular siempre es más de lo que aparece y quienes suelen ser los que parecen más duros y fuertes, en realidad son los más sensibles y esa coraza no es más que una armadura que cargan y que les pesa en exceso, por lo que están siempre bien dispuestos a compartir ese peso. El problema es que, están tan acostumbrados a que se dé por descontado que no necesitan ayuda que, sí o sí, les da miedo, apuro o vergüenza el mero hecho de pedirla. Y además, son muy selectivos a la hora de escoger a quien pedírsela también, porque la vida se ha encargado también de enseñarles - y no de las mejores maneras posibles - cómo tienen o no que proceder.

De ahí que, en ese sentido es más parecida a Hayden de lo que podríamos pensar. Porque es un ejecutor, esa persona que realiza el trabajo sucio de manera eficiente e impecable y que suela trabajar en las sombras. De ahí que su esfuerzo no sea recompensado o visto de manera tan apreciable como pudiéramos pensar inicialmente.

Pero él también sirve para criticar a la sociedad contemporánea. Y este ya es uno de los temas que se desarrollan en la novela. Porque su personaje demuestra que las circunstancias en las que hemos sido criados tienen un profundo impacto en nosotros y por eso, a pesar de que goza de una muy buena posición económica, no es feliz. Así que en realidad no vive, sobrevive en su perfecta cárcel de oro. Y por eso, busca estímulos fuera de ella que le hagan sentirse cerca de emociones, principalmente el peligro, ya que ha entendido así que es lo más parecido a sentirse vivo.

¿El problema? Que la madurez no va siempre asociada a una edad, sino a una personalidad determinada y por eso, las decisiones que toma al respecto de ese aspecto, no son siempre las mejores. Del mismo modo que las compañías que le proporcionan ese chute de adrenalina tampoco son de las más fiables y por ahí, no solo él se pone en peligro, sino que de manera inconsciente, hace lo propio con quienes están a su alrededor.

Por eso, a posteriori y con mente fría, no siempre es fácil salir de esa espiral de autodestrucción y para cuando se toman decisiones, siempre con buena intención, terminan pagando justos por pecadores.
Y es, toda acción tiene sus consecuencias y jugar con el diablo no suele traer resultados agradables.

El amor por la familia es, sin duda, el gran hilo conductor de esta novela también junto con el sentimiento romántico. Y aquí, sin embargo, no son tan parecidos como pudieran pensar. Pero está bien porque la diferencia enriquece y no tiene por qué separar.

Amén de que las dinámicas de los dos personajes con sus familias sirven para conocerles algo mejor y también para humanizarles.

Así, por ejemplo, si bien son pocas y yo la calificaría como tirante, me ha gustado ver esas interactuaciones Hayden - Matías, principalmente por saber más del otro protagonista y por poder verle ahora del otro lado. Recordando que la memoria del ser humano es corta y escasa, porque consejos vendo que para mí no tengo, cuando él se comportó de una manera y modo similar con Marina. Eso sí, diré que me hubiera gustado ver más interacción entre ambos, ya que tras leerlo, me dio la sensación de que la cosa estaba aún mu tirante entre ellos. Lo cual, visto de otro modo, está muy bien porque no todas las familias se llevan bien entre sí. Y es que, en contra de lo que podemos pensar, nuestro principal error es que damos por descontado el amor entre los miembros de una familia y creemos que todo se nos va a perdonar y consentir, cuando no es así. Quien algo quiere, algo le cuesta. De ahí que no tienes por qué llevarte bien con toda la familia o que toda la familia te caiga bien. Preferencias y elecciones han habido siempre.

Pero, sobre todo, he de decir que me ha gustado mucho la relación de Alicia con su hermano. No solo porque se hace inclusión del colectivo, que también. Sino que, por lo comentado antes, la humaniza, la relaja, nos hace ver que tiene más caras y prismas que la mujer de acero y hielo de su ámbito laboral. Y además, introduce momentos de comicidad necesarios en esta novela, amén de que nos hace darnos cuenta de que para nada es fría, sino que es una mujer muy cálida y amorosa...

Que carga con un peso y culpa tremendos que tampoco le permiten avanzar en la vida. Y por eso, aunque se intuye, como está claro que no lo ha superado, hubiera estado muy bien que acudiera a un psicólogo, porque creo que así su personaje hubiera quedado mucho más redondo.

Y hablando de familia, no puedo no hacer alusión a otro de los grandes temas que tiene la novela. Que no es otro que, otra creencia tan común y arraigada en nuestra sociedad. Y esa no es otra que, no importa lo lejos que lleguemos en nuestra carrera profesional o la buena economía de la que disfrutamos, una mujer no está completa del todo si no es madre.

Cuando no es así. Porque en primer lugar, existen numerosos tipos de familias. Y sobre todo, porque somos las mujeres las únicas que tenemos que opinar y decidir sobre nuestro cuerpo. Amén de que, tenemos que tener también mucho cuidado a la hora de hacer determinados comentarios al respecto de la maternidad. Porque no siempre es un camino tan fácil y sencillo como podríamos pensar. Y además, muchas cargan con una serie de problemas y demonios asociados a este ámbito con los que no se sienten del todo cómodas. Por este motivo, ha sido muy interesante ver esa dualidad en Alicia.

Y para concluir hay una historia de amor arrolladora, aunque también con advertencias porque es la propia Alicia la que determina cómo, en más de una ocasión la línea que divide el romanticismo con la obsesión es bastante fina. Y a partir de ella, entramos en la toxicidad, así que no todo se vale tampoco en ese sentido.

Ambos son fuertes, tercos y dos trenes a toda velocidad que no paran de chocar, pero que al mismo tiempo, también sacan la mejor versión de sí mismos, fuera y dentro de la cama. Porque aviso, hay numerosas escenas spicy. Haciendo ver así también que las relaciones secuales sí que son importantes dentro de una relación sentimental, y que por eso, es un error desmerecerlas. Ya que, a base de repetir experiencias, se crean una serie de vínculos y sentimientos que distan y difieren mucho del puro erotismo.

Junto a ello, este par también ejemplifica muy bien que tiene que haber una buena comunicación siempre en una pareja. Y en esa comunicación está el hablar, pero también el escuchar y de forma activa. Porque al no saber todas las versiones de una historia, podemos prejuzgar y tomar decisiones del todo erróneas que pueden cambiarnos la vida para siempre.

Y es que una pareja es un equipo, y si no hay comunicación, tampoco, a la larga, hay confianza. Y ahí aparecen los problemas.

En este sentido además, he de decir que el brete que tiene Alicia para con Hayden es bastante grande, puesto que en cierto modo es responsable de su infelicidad y de su falta de estar completa. De ahí lo del psicólogo. Y he de decir también que, si bien entiendo que él actúe como lo hace, la realidad es que ese ha sido el fallo que he encontrado a su personaje. Porque, precisamente al comportarse así, ha demostrado que no hay evolución y por lo tanto, ha fallado y ha desobedecido a Alicia, quien por ese motivo en mi opinión también termina perdonándole demasiado pronto un nuevo fallo, casi tan grave como el anterior.

Por último, no puedo concluir esta opinión sin dejar claro que, una vez más, sí que conviene conceder más segundas oportunidades. A la vida, a los demás, y sobre todo a nosotros mismos, ya que solo queriéndonos bien y aceptándonos con nuestras imperfecciones que son las que nos hacen bellos, podremos querer bien a los demás. Amén de que, no está mal estar solo, pero tampoco tiene que estar mal visto que, en nuestra soledad, llegue un punto en que decidamos buscar un punto de apoyo.

La bilogía ya ha salido hacia la siguiente parada.

¡Nos leemos pronto!
 

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