El duque de la soberbia de Mariah Stone

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
autora, a quien agradezco el envío del ejemplar y sobre todo que me haya permitido conocer así su pluma. Además, ya hacía tiempo que no me embarcaba yo en un romance histórico decimonónico Y por eso, como es uno de mis lugares seguros... hay que volver a casa de cuando en cuando.

De ahí que no me vaya a entretener mucho más en la parte introductoria de esta publicación y que os deje directamente con la sinopsis y mi opinión de El duque de la soberbia: el tercer volumen de la serie los lores de los pecados de Mariah Stone.

SINOPSIS

La reputación lo es todo en la alta sociedad. Y nadie sigue las reglas tan a rajatabla como Constantine Buccleigh, el duque de Pryde. Pero cuando un extorsionador amenaza con exponer su funesto secreto —y con quitarle todo lo que tiene—, Pryde se ve obligado a casarse con la señorita Modesty Fairchild, una mujer muy por debajo de su posición social.

Modesty, una arqueóloga prometedora, prefiere cavar en la tierra a ser la anfitriona de un baile. No obstante, prometió en un lecho de muerte ser la guardiana de un bebé huérfano. Haría lo que fuera para proteger a su pequeño pupilo… incluso aceptar la repudiable propuesta del insensible duque.

Aislada en la elegante casa de Pryde en Mayfair, Modesty desprecia a su frío esposo, quien espera que ella se convierta en una duquesa perfecta. A medida que las clases de baile y etiqueta los fuerzan a pasar tiempo juntos, ella se rehúsa a ceder a su control implacable. Por su parte, él resiente cómo ella lo desafía. Pero con cada uno de sus actos de rebelión, Modesty descascara la armadura que cuidadosamente el duque forjó y revela al hombre solo y roto que lleva dentro.

Al entrever el corazón cariñoso que su esposo esconde bajo un exterior arrogante, Modesty empieza a soñar con un futuro lleno de amor.

Sin embargo, desde las sombras, un villano planea la ruina de Pryde. Y mientras los siete lores de los pecados buscan pistas, el extorsionador sube la apuesta.

Cuando finalmente se vea obligado a tomar una terrible decisión, ¿podrá Constantine sacrificar su orgullo y su título por la esposa y el niño a los que ha llegado a amar?

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de decir que es una novela que, a pesar de que pertenece a una serie, la realidad es que es autoconclusiva, por lo que se puede leer de manera independiente. Eso sí, mi recomendación es que lo hagáis en orden. Por varios motivos:

- En primer lugar, porque así os evitaréis spoilers de las novelas precedentes.

- En segundo lugar, porque así también se entiende mucho mejor la estrecha y cercana relación de amistad entre los lores que dan el subtítulo a la serie. Y por tanto, es más evidente y apreciable la evolución de cada uno de ellos como personaje. Amén de que, es divertido ver y leer cómo, uno tras otro, tras renegar del amor van cayendo de rodillas a sus pies.

- Y en tercer lugar, aunque de esto no estoy segura al completo, porque esa trama de extorsión que sufre Constantine, si bien no la realiza el mismo personaje, no es novedosa para ellos. O al menos, esa es la impresión que he podido entrever visto el modo en que reaccionan cuando se vuelve a comunicar la noticia.

En esta novela vamos a conocer la historia de amor de Constantine, el duque de la Soberbia y de Modesty, la hija de un párroco. Dos personas que no podían estar más lejos la una de la otra en lo que a la sociedad se refiere, pero que confirma que los opuestos se atraen. Irremediablemente. Amén de que he de decir que creo que el nombre de ella no está escogido de forma baladí, ya que en alguna que otra ocasión, la realidad es que algo de modestia le hacía al protagonista.

Aunque, este personaje también sirve para que tengamos en cuenta que, a veces, las apariencias engañan y que las primeras impresiones son, en ocasiones, erróneas. Principalmente porque en su caso, la idea de perfección que él persigue incansablemente, le ha sido inculcada por su padre. Demostrando así que las circunstancias de su crianza han tenido un importante impacto en él a la hora de desarrollar una determinada actitud o personalidad ante determinadas personas o situaciones.

Y por ahí, es cierto que, en ese caso, sí que se parece a Modesty, quien, como hija de párroco que es, practica la bondad y la creencia en la buena fe de las personas y por tanto, siempre está dispuesta a ayudar a los demás. Principalmente cuando son mujeres. Y ese es un aspecto que me ha gustado muchísimo porque, se pone de relieve cómo la situación ha cambiado en ese sentido. Aunque no en exceso.

Porque la vara de medir en lo que a errores y/o a determinados comportamientos entre hombres y mujeres no es la misma. Y las mujeres aún hoy dependiendo de si se les puede extraer un beneficio o rédito o no, pueden ser consideradas aliadas o enemigas. Y por tanto, el instrumento para convertirse en el blanco de toda la ira pública. Como bien le sucede a Ophelia, quien, junto a Augustus, son los personajes que enlazan por y para siempre a dos personajes en apariencia tan dispares.

Y es que, estos dos personajes también son los que sirven para poner de relieve la importancia que se daba a la sangre, a un buen linaje o a una buena sangre en aquella sociedad. Y a decir verdad, en algunos círculos determinados aún hoy se sigue haciendo. Y por eso, esa idea de pureza de la sangre debía mantenerse a toda costa. Prefiriendo en algunos casos, seguir siendo pobres pero poder conservar así el título nobiliario.

Pero esa misma idea de la pureza y la importancia de la sangre es la que les convierte en solitarios y desconfiados. Porque creen que, per se, no pueden provocar interés o atracción hacia los otros. Sino que es su patrimonio quien lo hace por ellos. Y por eso, en buena parte de las ocasiones, creen que quien se les acerca no lo hace por puro interés genuino sino por intentar sacar o extraer algún tipo de beneficio económico. De ahí lo que le pasa con Ophelia.

Aunque también, en cierto modo, esta situación termina por poner de relieve lo tóxico que es al amor por el poder, porque estamos dispuestos a todo con tal de alcanzarlo. Y sobre todo, con tal de mantenerlo durante el mayor tiempo posible. Y es ahí donde se descubre que, la máscara de perfección de soberbia y que le hace ser más perfecto que al resto, como suele suceder, esconde una realidad de los más diferente. Porque alguien le chantajea a causa de su pasado y su orígenes, quizás no tan puros como pudiéramos pensar a priori.

Un tema, el del chantaje que al parecer no es novedoso como recurso en la serie y que por eso, creo que se debe leer en orden para entenderlo mejor. Pero, mismo tema que además, pone de relieve que, si bien quizás no ha tenido un buen amor o dinámica familiar, sí que goza con el apoyo de sus amigos, el resto de lores del pecado que están dispuestos a todo con tal de ayudarle. Algunos porque ya lo han experimentado antes y nadie mejor que lo ha vivido para entenderlo. Y otros en cambio, por puro aprecio. De estos lores, he de destacar al borrachín, porque me ha generado mucha curiosidad el querer saber por qué en buena parte de las ocasiones va ebrio. ¿Para olvidar algún hecho traumático de su pasado? ¿O alguna acción que cometió y que provocó mucho dolor? No sé, pero quiero saber.

Esta amistad y este buen amor, se contrapone al de la supuesta amistad que mantiene con el príncipe Regente, demostrando el mundo de apariencias en el que ambos se mueven. Y sobre todo, repitiendo patrones de comportamientos donde, ningún hombre se puede pisar la hombría del otro. De ahí que demostrar sentimientos, afectos o preferencias de manera pública es considerado un síntoma de debilidad. Y por eso, se pueden aprovechar del mismo.

Me ha gustado que, a causa de conocer a los lores, Modesty descubra a las consortes de los mismos, quienes, como ellas, también son mujeres que se salen del molde de lo establecido. Principalmente porque tienen interés en estudios científicos. Y por eso, con esta pequeña alusión, la cual me hubiera gustado que en el caso de la protagonista se hubiera desarrollado más, pone de relieve cómo, hasta no hace demasiado tiempo, las mujeres no tenían permitido el acceso al conocimiento y mucho menos a la ciencia. Por temor a la competencia masculina. Y a su vez, como ese "retiro forzado" sigue teniendo su impacto aún hoy porque el número de mujeres científicas es mucho menor que el de los hombres. Y sobre todo, porque tenemos que esforzarnos el doble o el triple aún hoy también para demostrar que somos igual de válidas que nuestros colegas.

Junto a ello, por eso digo que me hubiera gustado un desarrollo más profundo de esa parte de su personalidad, el tema y el gusto de Modesty por la historia. Porque así queda patente que las ciencias sociales y las disciplinas que las conforman, también son ciencias. Y sobre todo, porque hubiera quedado mucho mejor esa idea que subyace de la importancia de la historia para conocer nuestro pasado, entender mejor el presente y así poder crear un mejor futuro. Que es justo como yo definiría la relación entre Constantine y Modesty.

Un par que demuestra que, la diferencia siempre enriquece y no tiene por qué separar. Pero sobre todo, que no podemos huir del amor, porque es una fuerza aún más poderosa que la de las palabras, y por eso, tratar de plantarle cara siempre será una batalla perdida de antemano. Incluyendo cuando es un matrimonio forzoso en aras de un bien común. Porque sí, en su caso el amor llega a posteriori tras las nupcias. Si bien era la tónica habitual, ya que la inmensa mayoría de los matrimonios no se producían por amor. Sino por interés político, económico o evitar escándalos. Aunque, para que la relación vaya bien, tenemos que tener confianza y comunicación. Porque la verdad siempre termina por salir a la luz y generalmente lo hace en los momentos más inesperados e inoportunos.

Y sobre todo, tener presente también que la perfección no existe y que al contrario, es justo la imperfección la que nos hace ser bellos.

Y por eso, la imperfecta duquesa Modesty, quien no está en absoluto preparada para esa posición social en la que ha terminado, es la que termina por dar a más de uno una lección. Derritiendo el corazón de Constantine con su bondad, demostrándole que solo queriéndose tal cual es podrá querer bien a los demás. Y que en esa aceptación tenga presente que un error no tiene por qué definirle si hay voluntad de arrepentimiento.

Y por supuesto, que la verdadera riqueza no la da el patrimonio y el ducado que posee, sino que se lo da el amor que le rodea. Lección que termina por aprender, sí. Pero solo cuando está a punto de perderlo todo. Como bien suele suceder, por otra parte.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!



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