Caballero Jim de Mimi Matthews

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
editorial Libros de Seda, a quienes agradezco enormemente el envío del ejemplar. Y sobre todo, la confianza en mí una vez más para seguir conociendo y disfrutando la pluma de Mimi Matthews.

Por todo ello, no me voy a entretener mucho más en esta parte introductoria de la publicación y prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Caballero Jim escrito por Mimi Matthews.

SINOPSIS

¿Podrá más el amor o el deseo de venganza? Una historia de reencuentros y segundas oportunidades que hará las delicias de las seguidoras de Mimi Matthews.
Margaret Honeywell, la hija del terrateniente, estaba destinada a casarse con su vecino, Frederick Burton-Smythe. Sin embargo, el dueño de su corazón no es él sino Nicholas Seaton, el hijo ilegítimo de Caballero Jim, un famoso salteador de caminos, que creció junto a ella en la finca de su padre. Para romper ese amor, Frederick acusa al joven de robo, por lo que este debe huir en plena noche, prometiendo ir en busca de su padre.
John Beresford, vizconde de St. Clare, desea regresar a Inglaterra. Es un hombre con buen porte: alto, rubio, y de aspecto peligroso, y ha vuelto para restaurar el honor de su familia… y también para vengarse. Sin embargo, no contaba con toparse con Maggie Honeywell…

OPINIÓN

Antes de comenzar con la opinión propiamente dicha, he de hacer una aclaración para que no os suceda como a mí. Porque, como el subtítulo de esta novela es el de Historias de Somerset, algún lector como yo, puede pensar que todas forman parte de una serie. Y no es así.

Todas las historias de esta "serie" son independientes y autoconclusivas y comparten hilo conductor con el hecho de estar ambientadas en esa parte y región específica de Inglaterra. Pero nada más.

Voy a comenzar la casa por el tejado en esta ocasión y por eso, he de decir que, no sé qué tipo de magia tiene Mimi pero... novela que saca, novela que he de leer sí o sí. Y que me duran un suspiro. Justo lo que ha sucedido aquí.

Sin embargo, sí que he de decir que en este caso, me dejó un poco desconcertada porque, hasta más o menos la mitad del libro yo llegué a pensar que Caballero Jim era el personaje protagonista masculino y nada que ver. Una especie de figura a mitad de camino entre el Zorro o Robin Hood, pero de la Regencia que ejercía la justicia en el condado de Somerset.

Y sí que es cierto que se le menciona, pero no es tan activo como pudiéramos pensar, pero sirve para poner de relieve cómo toda acción tiene una consecuencia. Pero también el tremendo peso o impacto que una figura de bien tiene en el imaginario colectivo. Porque a pesar del tiempo transcurrido desde que actuaba, sigue siendo recordado y temido.

Porque la vara de medir no es igual para todo el mundo y por eso, a quien nosotros podemos considerar un héroe, para otro puede ser un villano. Más que nada porque todos somos el villano en la vida de alguien más. Amén de que no existe la bondad perpetua ni la maldad perpetua tampoco. De ahí que ser maniqueos en ese sentido es un error garrafal.

Así que mi sorpresa - muy agradable, por cierto - fue enorme al darme cuenta de que, lo que aquí se relataba es un friends to lovers y un primer amor inolvidable. ¡Y qué historia! ¡Qué bonitos los dos! Y cómo han luchado por su amor, a pesar de que las circunstancias y el entorno a su alrededor nunca fueron los más favorables.

En este caso, vamos a conocer cómo Margaret y Nicholas se enamoran, a pesar de que que están en las antípodas sociales porque ella es hija de un noble, no muy poderoso ni con un altor rango social, pero aristócrata al fin y al cabo. Mientras que trabaja en las caballerizas de la familia.

Por supuesto, con esta premisa, el paralelismo con Persuasión, mi obra preferida de Jane Austen, fue inmediata. Pero no fue la única. Y es que, si bien es cierto que, desde el principio se considera a Margaret como una belleza, la realidad es que cuando se narra la historia, ya hace un tiempo que ha dejado de ser considerada atractiva para los pretendientes. Y no solo ya por su físico en sí, sino también por su propia situación personal venida a menos.

Con esta premisa, lo que la autora denuncia es que durante mucho tiempo - y aún hoy - el valor de la mujer estaba asociado con la belleza y por eso, se la consideraba poco más que un adorno o aderezo para exhibir y del cual presumir en público. Y nada que ver, la mujer es mucho más allá.
Porque es la propia Margaret quien, en la sombra y durante buena parte de su vida quien ha ayudado a su padre en la gestión y la organización de la gestión de la residencia. Demostrando así cuán capaz es y por tanto, que podría ser una más que digna heredera natural del mismo. Sin embargo, una vez fallece es su propio sexo quien la anula y quien, de nuevo, públicamente, la convierte en una inútil.

Demostrando así, el poder que tienen las palabras y cómo, por muy fuerte que seamos, al final podemos ser persuadidos y terminar por convencernos de lo contrario. Más en el caso de ella, donde encadena una serie de desgracias, que nunca llegan solas y por tanto, al final parece ser que es una persona frágil de mente y de constitución. Cuando nada que ver.

Pudiera ser cierto que, evidentemente, comparándola con su juventud, ella haya cambiado. Pero como hace todo el mundo, porque el ser humano es evolución continua. Sin embargo, aquí conviene y mucho continuar hacerle creer justo eso, porque así la tendrán sumisa y bajo su control. Y por tanto, no podrá ser una amenaza... o llamar la atención de otros pretendientes con mucho más rancio abolengo que el tutor de la chica, quien fue el tercer vórtice del triángulo amoroso de juventud y por celos, se convirtió en un villano sibilino que fue quitándose de encima a todos los obstáculos que la vida le fue planteando para conseguir tener él control. Con cierta complicidad paterna, he de decir.

Por todo ello creo que Margaret no es débil, sino que es una luchadora. Triste, eso sí. Que se enfrenta a sus batallas con las únicas armas que tiene a su alcance, que son muy pocas. Y bien fiel y dispuesta a sacrificarse con tal de que lo que perteneció a su familia siga en ella y ella pueda también a su vez tener algo de poder o permiso para poder tomar decisiones y cambiar las cosas al respecto.

Ese es otro tema que aquí se desarrolla muy bien, el de la importancia de la sangre. Y su pureza. De ahí que por eso, los aristócratas y reyes, solo preferían relacionarse entre ellos. Para mantenerla lo más limpia posible. Salvo excepciones, económicas, por supuesto. Y es ahí donde nuevamente entra la mujer como pieza fundamental.
Porque eran ellas quienes transmitían esa pureza y por eso, eran ellas quienes se usaban como peones a intercambiar para conseguir sanear economías o ampliar patrimonios. Incluso poner fin a antiguas rencillas, ya que el matrimonio por amor solía ser una rara avis.

De ahí que, toda mujer que no siguiera ese rol establecido, era una amenaza y, como tampoco podían extraerse unos beneficios de la misma, a la larga se les creaba una fama poco o nada positiva. Como le sucede a la tabernera. Cuando su única culpa y delito fueron enamorarse de quien no debía, dejarse embaucar por él y sobre todo, hacer lo que ella creía posible por su familia. A pesar de la incomprensión de su hijo... aunque la verdad siempre sale a la luz. Y todo termina por caer por su peso, sorprendiéndonos a nuestro paso como bien se indica aquí.

Porque, una idea que subyace a lo largo de toda la novela es el poder que tienen las palabras. Tanto para bien como para mal. Y ahí entran en juego las promesas. Una de hecho, aquí pronunciada es la que convierte a la protagonista en una especie de Penélope de la Regencia.
Pero también pronunciada con mala baba, creando así rumores y opiniones infundadas por celos, o con la única intención de hacer daño en sí. Sin embargo, un rumor muy bien elucubrado, planificado y pronunciado puede causar mucho daño. E incluso, echar a perder una reputación.
De ahí que la importancia de las palabras ha de tener en todos sus tipos; es decir, tanto pronunciadas como escritas, porque, una vez más se refleja que las palabras se las lleva el viento y por tanto, que si no hay ningún tipo de registro... no tienen validez.

No es la única alusión literaria que he encontrado en esta novela, porque, de hecho hay una subtrama de venganza con mucha similitud a El conde de Montecristo. Y eso me ha encantado, no solo por la férrea lucha de voluntad del protagonista entre esa venganza y el amor, y cómo termina por demostrarse que no hay fuerza o sentimiento más poderosa que él. Así que la lucha será en mano.

Y además, esa máscara de perfección está muy trazada hasta el punto tal de que no solo Margaret, sino que yo misma desconfié durante la lectura. Y me mantuve en un brete porque estaba muy dividida acerca de saber y desear de que el instinto de la prota fuera real. Aunque por otra parte, tampoco me parecía mal que el amor llegase a su vida, porque lo merecía. Más que nada porque John le había devuelto la chispa que el resto poco a poco se habían ido encargando de ir apagando.

El amor va de eso, al final. De ahí que el amor de los protagonistas es tan puro, fuerte y real que no solo provoca que las máscaras terminen por resquebrajarse y terminar por caer. No solo para el protagonista, porque casi todos los personajes esconden algún secreto que poco a poco se va revelando.
Sino que además, es tan único y especial que provoca curiosidad a su alrededor, como así hace el recto abuelo una vez descubre a su nieto tan tremendamente enamorado.

En definitiva, Caballero Jim no es una novela de sobresaltos, sí de reflexión y mucho mundo interno. Una historia que se disfruta y es una delicia y que a mí, por eso, me ha encantado de principio a fin.

¡Muchas gracias por el envío del ejemplar!

¡Nos leemos pronto!








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