Huracán Brooke (Silver Bay 1) de Raquel Antúnez
¡Buenas tardes!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la autora, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar con antelación y me haya permitido disfrutar de su novela, nuevamente.
Sin embargo, he esperado a recibir la edición en físico para releerlo porque está a todo color para poder compartiros mis impresiones al respecto.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de la publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Huracán Brooke, el primer volumen de la serie Silver Bay escrito por Raquel Antúnez.
SINOPSIS
¿Qué haces cuando tienes un trabajo en el que ganas más de lo que nunca soñaste, un conocido con derechos que te rasca cuando te pica, un piso de doscientos metros cuadrados equipado con todo lo que podrías desear y vives sin preocupaciones?
Está claro, ¿no?
✓ Dejarlo todo.
✓ Regresar a Silver Bay, el pueblo al que juraste no volver.
✓ Hacerte cargo de la librería que has heredado de tu padre, a pesar de que llevabas media vida sin saber de él.
✓ Reencontrarte con todo lo que habías relegado al olvido.
✓ Y, cómo no, derretirte ante el bombero sexi, alto y fornido con el que te has cruzado, que te deja temblando solo con verlo beber de una lata de Coca-Cola, mientras una gota le resbala por el mentón con tal parsimonia que te dan ganas de lamerla… y bebértelo enterito.
Hasta que:
✘ Te enteras de que es Henry, el primer chico que te rompió el corazón.
✘ Babeas por él cada vez que te lo cruzas, y te lo cruzas mucho más de lo que te gustaría.
✘ Te mueres de ganas de besarlo, aunque sea un poco cretino. Y no, por nada del mundo vas a besarlo.
✘ Darías lo que fuera porque te coma viva cuando al fin lo besas. Y, evidentemente, no vas a dejar que te coma.
✘ Y, en cuanto sin remedio te derrites en su boca, terminas suplicándole más: más rápido, más fuerte, más profundo.
Uf. Mal, Brooke, muy mal.
A mí esto me huele a error, ¿tú qué crees?
OPINIÓN
En esta novela vamos a conocer cómo Brooke y Henry se enamoran. O mejor dicho, se reenamoran, porque la realidad es que nunca se olvidaron del todo el uno del otro.
Pero, además, es una novela bastante interesante y donde se desarrollan otros temas susceptibles de analizar con más detenimiento y por eso, vamos a proceder con ello.
Antes de comenzar, si bien es cierto que pone un uno en el lomo de la misma, esta novela es autoconclusiva, así que se puede leer de manera independiente. Todas, suceden, eso sí, en el mismo sitio, Silver Bay y tienen como protagonistas al mismo grupo de amigos. De ahí el nexo de unión.
De hecho, la ambientación en el pueblo es el primero de los temas a desarrollar. Porque se narran las ventajas y desventajas de vivir en un pueblo pequeño pequeña comunidad. Donde el sentimiento de pertenencia y arraigo es más evidente, pero al mismo tiempo, el respeto a la intimidad es mucho menor. Y por ahí los tumores y comentarios, más o menos maliciosos corren como la pólvora.
Como justo aquí sucede, aunque a ello contribuye y mucho la manera en que Brooke se marchó de allí y sobre todo, porque renegó de regresar. Así que el shock es general - incluso para ella - cuando la ven reaparecer por esos lares.
Pero también en cierto modo se critica la falta de recursos económicos que pueden tener esas pequeñas comunidades. Y si bien, en este caso, se hace de manera superficial la crítica, sí que queda de manera más evidente cuando se usa la librería, el negocio por el cual ha de regresar al pueblo, como un motor que ayude al desarrollo y a la economía del lugar. Porque es así, la cultura también puede ser fuente de riqueza y por eso, no hay que despreciarla o desprestigiarla. Al contrario, considero que es un negocio de lo más redondo y fructífero.
Lo comento sobre todo, porque queda muy bien reflejado en el personaje de Brooke. Quien, a pesar de amar las letras y pasarse días y horas con un libro en las manos en su juventud y adolescencia, finalmente optó por decantarse en lo que a futuro laboral se refiere por los números. Porque tenía "más salidas" - al menos, ese es el motivo a priori, que luego se descubren más -.
Y con este hilo de pensamientos se recrudece el enfrentamiento clásico entre letras y ciencias y donde estos últimos, tienden a mirar a humanistas por encima del hombro. Precisamente porque no ven utilidad evidente a lo que se dedican a estudiar. Y no es así, todas las profesiones y los estudios son igual de importantes.
Sin embargo, como nuestra sociedad está orientada a asociar el éxito con el dinero y el triunfo en el aspecto labora, todo aquello que no tenga que ver ni con uno ni con el otro es criticado o hecho de menos. Y es triste, porque al final no nos damos cuenta de que la verdadera riqueza de la vida son las que tienen valor inmaterial, como pueden ser coleccionar momentos e instantes con las personas que queremos. Y no acumular posesiones materiales.
Una lección que Brooke aprenderá de la peor manera posible.
Junto a la ambientación y al amor por un lugar, también hay más amores presentes en esta novela y que conviene tener en cuenta.
Es muy importante el amor por la familia, el cual puede ser sano y tóxico. Y en este caso además, quedan los dos bastante bien desarrollados.
Porque, en primer lugar, no se le da la importancia que merece al darse por descontado que, por el mero hecho de compartir un grupo sanguíneo o un vínculo, vamos a querer al otro por siempre y le vamos a perdonar todo aquello que nos haga. Y no es así, quien algo quiere, algo le cuesta y este tipo de amor también tiene que demostrarse... a riesgo de pérdida.
Por otra parte, se habla de lo difícil que es la paternidad, más cuando es de manera única. Y por supuesto, se habla de que todas las familias son iguales y por tanto, todos los tipos igual de válidos. Porque padre se hace, y no se nace. Como bien demuestra aquí Henry.
Sin embargo, sí que hay que tener en cuenta que, aunque la paternidad sea difícil, los padres han de saber respetar la independencia de sus hijos y dejarles vivir en la suficiente libertad para que tomen sus propias decisiones y se equivoquen. Porque, de otro modo, por muy buenas que sean las intenciones, la realidad es que no estamos queriendo bien. No es bueno o sano crear mini copias idénticas a nosotros mismos, porque les estamos privando de ser.
Y en esas decisiones han de incluirse también el que mantengan la mejor relación posible con el otro progenitor una vez la relación ha llegado a su fin. Lo que no se puede hacer es utilizar a los niños para malmeterlos o usarlos como arma arrojadiza y hacer daño a una persona que, por motivos varios y diversos, ya no está con nosotros en una relación sentimental. Eso no es ser un buen padre y ni mucho menos, una buena persona.
Y me ha parecido interesante esta dinámica, principalmente porque lo ha relacionado con la sororidad. Ya que, aún hoy queda un largo camino por recorrer y de ahí que sigamos considerándonos más enemigas que amigas, más si hay un hombre de por medio. Cuando, debería ser al contrario, tendríamos que apoyarnos más si queremos que el mundo sea un lugar mejor para todos.
Justo lo que sucede con Brooke y su madre, en una relación y una dinámica bastante peligrosa y acaparadora por parte de Lauren que, al final vienen a demostrar que, antes de juzgar comentar o criticar, debemos conocer todas las versiones de la historia. Porque podríamos sorprendernos... y no precisamente para bien. De ahí que, la comunicación y cuán importante y necesaria sea es otro de los temas que se desarrollan en más de una ocasión entre las páginas de esta novela.
Por eso, he de avisar de que, al inicio Brooke, no fue santa de mi devoción. No la entendía y me parecía un tanto prepotente. Aunque, en este caso, he de decir que me cayó incluso peor Olivia. Pero, apliqué el cuento y al acabar la novela, he de decir que las apariencias en ambos casos, engañan y que por eso, son más de lo que parecen. Y que ese carácter peculiar y arisco, en más de una ocasión, oculta y esconde una fragilidad que tienen miedo a mostrar. Incluso con sus seres queridos más cercanos.
De ahí lo interesante de este par, porque generalmente se ha asociado el miedo a ser débiles y a exponerse demasiado con los hombres y no es solo así. También hay mujeres que son así. Así que esta representación está muy bien traída.
Y por eso, bien ha estado que el amor sano y por tanto, la sensibilidad en la familia de Brooke, se la aporte su hermano. Más, siendo bombero, una profesión ruda y de riesgo donde, de nuevo aparecen los prejuicios e ideas preconcebidas acerca de determinadas profesiones. Un hermano que es paciente y que quiere a Brooke a pesar de su carácter y sus imperfecciones. Porque él también los tiene. Y sobre todo, un personaje con un dilema interior romántico de lo más interesante del cual necesito saber más información rapidísimamente porque la pareja, no me pega nada en principio pero quiero ver cómo al final todo termina funcionando.
Un hermano que, junto a Brooke son un fiel reflejo de cómo las circunstancias en las que hemos sido criados, tienen un profundo impacto en nosotros. Tanto para bien como para mal.
Y sobre todo, cómo en el caso de la protagonista, si bien son las relaciones sentimentales que tienen nuestros progenitores las que usamos como punto de referencia en las que queremos para nosotros, la realidad es que actuar de ese modo, tampoco es del todo correcto porque así, sin darnos cuenta, estamos convirtiendo en perfectos al otro. Y la perfección no existe.
Por último, cerrando el tema de la familia, nunca faltan los clásicos de Raquel en esta novela, como son la abuela sabia que, con sus intervenciones pone de relieve cuán importante es escuchar a nuestros mayores y aprender de su sabiduría para aplicárnoslas a nosotros mismos.
Pero también esto lo contrapone con la aparición de unos pequeñajos marisabidillos que añaden esa frescura, inocencia, libertad y golpes cómicos a una novela que, si bien puede parecer por la sinopsis de comedia romántica, la realidad es que no lo es tanto.
El segundo gran tipo de amor aquí presente es el del amor que se tiene por los amigos, porque, en más de un caso, son la familia que se elige. Y sobre todo, en la etapa de la adolescencia y en la pandilla del pueblo.
Pero, de nuevo, queda reflejado que, para que una relación dure y se mantenga en el tiempo, el interés ha de ser recíproco - o lo más parecido - por ambas partes. Porque si no, se pierde. Como le pasa a Brooke y de ahí que no tenga una bienvenida de lo más cálida por parte de sus antiguas amistades al volver. Hasta el punto incluso de que ni siquiera reconoce a quienes, otrora, fueron una parte tan importante de su vida. Y por ahí, el hecho de que al principio no me cayese bien. Y es que no entendía por qué ese dramatismo exacerbado y cómo, una vez regresa, pretendiera que las cosas estuvieran bien. O calmas, dentro de lo que cabe. Cuando, hacer borrón y cuenta nueva, es bien difícil, ya que una cosa es perdonar y otra bien diferente, olvidar.
Aparte de que, el amor es como el perdón y no se puede obligar a nadie a que nos perdone si no lo siente así. Ni a que lo haga tampoco en un tiempo o momentos determinados. Lo mismo que el duelo, un sentimiento que también une al grupo de amigos porque les ha afectado directamente en la dicotomía de sus relaciones. Pero sobre todo, el cual lo gestiona a su modo, ni mejor ni peor. Simplemente diferente y adaptado a sus circunstancias.
Porque, si por algo se caracteriza esta pandilla es porque todos son diferentes entre sí. Y así es como debería ser. Porque la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Del mismo modo que esa diferencia de carácter queda perfectamente aplicado y manifestado en el el momento vital que cada uno de los secundarios tiene en el momento en que se narra la historia. Y así queda bien reflejado que, tampoco hay que meter prisa a la hora de vivir nuestra vida o tomar decisiones que la afecten de manera evidente. Cada uno lo hace como puede.
Y además de esta familia no sanguínea, así se introduce el tercer amor presente en la novela. Que es el romántico, porque los amigos de mis amigas son mis amigos... y porque aquí vuelve a quedar demostrado que, las mejores relaciones de pareja son aquellas en las que además de ser amigos se es amantes. Y a su vez, cómo cuesta tanto en ocasiones dar ese paso, porque, en el caso de que no salga bien, la pérdida sería doble. Como bien sabe Olivia.
O incluso la propia Brooke con Henry. Un chico que es siete años mayor que ella. Y si bien es cierto que la madurez no tiene por qué ir asociada a una edad determinada, sino a la propia personalidad de cada uno de nosotros. La realidad es que en su caso, al inicio de la relación, esa diferencia era bastante evidente. Y de manera muy clara, estaban en diferentes momentos de su vida. Amén de que, por causa de no comunicarse en condiciones, junto a las turbulencias vitales que sufría Brooke... se juntaron los elementos para que terminase como el rosario de la aurora.
Sin embargo, si Brooke se la conoce como huracán por cómo arrasa con todo a su paso - y a veces no para bien - el sentimiento no se le queda atrás. Y por eso, jamás hay que plantarle cara o batalla, porque será una batalla perdida de antemano. Más que nada porque es tan fuerte y sobre todo, tan inteligente como para que sepa el momento exacto para aparecer e incluso, reaparecer más fuerte y dispuesto que antes en nuestras vidas.
Eso só, si hay idéntica voluntad de que funcione y sobre todo, una buena comunicación. Porque la comunicación es uno de los temas que aquí se desarrollan de manera más o menos subyacente. Y me ha hecho gracia encontrarme con el hecho de que buena parte de los personajes, secundarios y protagonistas de la novela adolecían exactamente del mismo problema. Que no era otro que el hecho de que no sabían comunicarse. Y es más, de que tenían un pánico y miedo terrible a la comunicación.
Porque las palabras son poderosas, pero también pueden hacer mucho daño. Y, de nuevo, tenemos bastante metido en nuestro interior el hecho de que hablar, comunicar y expresar qué nos pasa por nuestro interior es un síntoma de debilidad, cuando es justo de lo contrario. De fortaleza. Una fortaleza que no todos poseemos y que por eso, provoca malentendidos, discusiones e incluso rupturas sentimentales temporales o permanentes.
Sin embargo, debemos ir poco a poco perdiendo ese miedo y sobre todo, practicar todos los días. Porque la verdad solo tiene un camino y por eso, terminará por salir a la luz. E incluso lo hace en aquellos momentos más inoportunos. De ahí que, el impacto de esa revelación es un huracán en la vida de Brooke.
Una Brooke que, por ese motivo, emprende también un viaje de autoconocimiento y autodescubrimiento en que termina por abrir los ojos y vivir, ya que hasta lo que estaba haciendo era sobrevivir. Y por eso, se nos emplaza a que la vivamos intensamente, porque solo tenemos una. Y sobre todo, porque puede cambiar de un momento a otro de maneras insospechadas.
De ahí que, al final termina por darse cuenta de que, la felicidad se inicia con quererse bien a uno mismo antes de querer bien a los demás. Porque, a partir de ahí, todo comienza a ponerse en orden.
Y porque una vez hecho eso también, nos damos cuenta de que el hogar lo forman las personas que habitan en un lugar y no el sitio en sí. Por eso, el amor que nos puedan proporcionar ellos es del tipo caótico y que nos descoloca y desordena. E incluso, puede arrasar con todo a su paso.
Sin embargo, si es para llevarse todo lo malo y negativo, es bienvenido.
Porque así llegan las segundas oportunidades a la vida, a los demás y sobre todo, la posibilidad de ser felices.
Ya lo he dicho antes, pero espero con ansias el libro del hermano de Brooke y... no lo diré, aunque ya ha salido en esta novela.
Preveo que me va a gustar tanto o incluso más que este.
Así que, apenas me he marchado y ya estoy deseando regresar a Silver Bay.
¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!
¡Nos leemos pronto!
La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la autora, a quien agradezco enormemente el envío del ejemplar con antelación y me haya permitido disfrutar de su novela, nuevamente.
Sin embargo, he esperado a recibir la edición en físico para releerlo porque está a todo color para poder compartiros mis impresiones al respecto.
Por eso, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de la publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Huracán Brooke, el primer volumen de la serie Silver Bay escrito por Raquel Antúnez.
SINOPSIS
¿Qué haces cuando tienes un trabajo en el que ganas más de lo que nunca soñaste, un conocido con derechos que te rasca cuando te pica, un piso de doscientos metros cuadrados equipado con todo lo que podrías desear y vives sin preocupaciones?
Está claro, ¿no?
✓ Dejarlo todo.
✓ Regresar a Silver Bay, el pueblo al que juraste no volver.
✓ Hacerte cargo de la librería que has heredado de tu padre, a pesar de que llevabas media vida sin saber de él.
✓ Reencontrarte con todo lo que habías relegado al olvido.
✓ Y, cómo no, derretirte ante el bombero sexi, alto y fornido con el que te has cruzado, que te deja temblando solo con verlo beber de una lata de Coca-Cola, mientras una gota le resbala por el mentón con tal parsimonia que te dan ganas de lamerla… y bebértelo enterito.
Hasta que:
✘ Te enteras de que es Henry, el primer chico que te rompió el corazón.
✘ Babeas por él cada vez que te lo cruzas, y te lo cruzas mucho más de lo que te gustaría.
✘ Te mueres de ganas de besarlo, aunque sea un poco cretino. Y no, por nada del mundo vas a besarlo.
✘ Darías lo que fuera porque te coma viva cuando al fin lo besas. Y, evidentemente, no vas a dejar que te coma.
✘ Y, en cuanto sin remedio te derrites en su boca, terminas suplicándole más: más rápido, más fuerte, más profundo.
Uf. Mal, Brooke, muy mal.
A mí esto me huele a error, ¿tú qué crees?
OPINIÓN
En esta novela vamos a conocer cómo Brooke y Henry se enamoran. O mejor dicho, se reenamoran, porque la realidad es que nunca se olvidaron del todo el uno del otro.
Pero, además, es una novela bastante interesante y donde se desarrollan otros temas susceptibles de analizar con más detenimiento y por eso, vamos a proceder con ello.
Antes de comenzar, si bien es cierto que pone un uno en el lomo de la misma, esta novela es autoconclusiva, así que se puede leer de manera independiente. Todas, suceden, eso sí, en el mismo sitio, Silver Bay y tienen como protagonistas al mismo grupo de amigos. De ahí el nexo de unión.
De hecho, la ambientación en el pueblo es el primero de los temas a desarrollar. Porque se narran las ventajas y desventajas de vivir en un pueblo pequeño pequeña comunidad. Donde el sentimiento de pertenencia y arraigo es más evidente, pero al mismo tiempo, el respeto a la intimidad es mucho menor. Y por ahí los tumores y comentarios, más o menos maliciosos corren como la pólvora.
Como justo aquí sucede, aunque a ello contribuye y mucho la manera en que Brooke se marchó de allí y sobre todo, porque renegó de regresar. Así que el shock es general - incluso para ella - cuando la ven reaparecer por esos lares.
Pero también en cierto modo se critica la falta de recursos económicos que pueden tener esas pequeñas comunidades. Y si bien, en este caso, se hace de manera superficial la crítica, sí que queda de manera más evidente cuando se usa la librería, el negocio por el cual ha de regresar al pueblo, como un motor que ayude al desarrollo y a la economía del lugar. Porque es así, la cultura también puede ser fuente de riqueza y por eso, no hay que despreciarla o desprestigiarla. Al contrario, considero que es un negocio de lo más redondo y fructífero.
Lo comento sobre todo, porque queda muy bien reflejado en el personaje de Brooke. Quien, a pesar de amar las letras y pasarse días y horas con un libro en las manos en su juventud y adolescencia, finalmente optó por decantarse en lo que a futuro laboral se refiere por los números. Porque tenía "más salidas" - al menos, ese es el motivo a priori, que luego se descubren más -.
Y con este hilo de pensamientos se recrudece el enfrentamiento clásico entre letras y ciencias y donde estos últimos, tienden a mirar a humanistas por encima del hombro. Precisamente porque no ven utilidad evidente a lo que se dedican a estudiar. Y no es así, todas las profesiones y los estudios son igual de importantes.
Sin embargo, como nuestra sociedad está orientada a asociar el éxito con el dinero y el triunfo en el aspecto labora, todo aquello que no tenga que ver ni con uno ni con el otro es criticado o hecho de menos. Y es triste, porque al final no nos damos cuenta de que la verdadera riqueza de la vida son las que tienen valor inmaterial, como pueden ser coleccionar momentos e instantes con las personas que queremos. Y no acumular posesiones materiales.
Una lección que Brooke aprenderá de la peor manera posible.
Junto a la ambientación y al amor por un lugar, también hay más amores presentes en esta novela y que conviene tener en cuenta.
Es muy importante el amor por la familia, el cual puede ser sano y tóxico. Y en este caso además, quedan los dos bastante bien desarrollados.
Porque, en primer lugar, no se le da la importancia que merece al darse por descontado que, por el mero hecho de compartir un grupo sanguíneo o un vínculo, vamos a querer al otro por siempre y le vamos a perdonar todo aquello que nos haga. Y no es así, quien algo quiere, algo le cuesta y este tipo de amor también tiene que demostrarse... a riesgo de pérdida.
Por otra parte, se habla de lo difícil que es la paternidad, más cuando es de manera única. Y por supuesto, se habla de que todas las familias son iguales y por tanto, todos los tipos igual de válidos. Porque padre se hace, y no se nace. Como bien demuestra aquí Henry.
Sin embargo, sí que hay que tener en cuenta que, aunque la paternidad sea difícil, los padres han de saber respetar la independencia de sus hijos y dejarles vivir en la suficiente libertad para que tomen sus propias decisiones y se equivoquen. Porque, de otro modo, por muy buenas que sean las intenciones, la realidad es que no estamos queriendo bien. No es bueno o sano crear mini copias idénticas a nosotros mismos, porque les estamos privando de ser.
Y en esas decisiones han de incluirse también el que mantengan la mejor relación posible con el otro progenitor una vez la relación ha llegado a su fin. Lo que no se puede hacer es utilizar a los niños para malmeterlos o usarlos como arma arrojadiza y hacer daño a una persona que, por motivos varios y diversos, ya no está con nosotros en una relación sentimental. Eso no es ser un buen padre y ni mucho menos, una buena persona.
Y me ha parecido interesante esta dinámica, principalmente porque lo ha relacionado con la sororidad. Ya que, aún hoy queda un largo camino por recorrer y de ahí que sigamos considerándonos más enemigas que amigas, más si hay un hombre de por medio. Cuando, debería ser al contrario, tendríamos que apoyarnos más si queremos que el mundo sea un lugar mejor para todos.
Justo lo que sucede con Brooke y su madre, en una relación y una dinámica bastante peligrosa y acaparadora por parte de Lauren que, al final vienen a demostrar que, antes de juzgar comentar o criticar, debemos conocer todas las versiones de la historia. Porque podríamos sorprendernos... y no precisamente para bien. De ahí que, la comunicación y cuán importante y necesaria sea es otro de los temas que se desarrollan en más de una ocasión entre las páginas de esta novela.
Por eso, he de avisar de que, al inicio Brooke, no fue santa de mi devoción. No la entendía y me parecía un tanto prepotente. Aunque, en este caso, he de decir que me cayó incluso peor Olivia. Pero, apliqué el cuento y al acabar la novela, he de decir que las apariencias en ambos casos, engañan y que por eso, son más de lo que parecen. Y que ese carácter peculiar y arisco, en más de una ocasión, oculta y esconde una fragilidad que tienen miedo a mostrar. Incluso con sus seres queridos más cercanos.
De ahí lo interesante de este par, porque generalmente se ha asociado el miedo a ser débiles y a exponerse demasiado con los hombres y no es solo así. También hay mujeres que son así. Así que esta representación está muy bien traída.
Y por eso, bien ha estado que el amor sano y por tanto, la sensibilidad en la familia de Brooke, se la aporte su hermano. Más, siendo bombero, una profesión ruda y de riesgo donde, de nuevo aparecen los prejuicios e ideas preconcebidas acerca de determinadas profesiones. Un hermano que es paciente y que quiere a Brooke a pesar de su carácter y sus imperfecciones. Porque él también los tiene. Y sobre todo, un personaje con un dilema interior romántico de lo más interesante del cual necesito saber más información rapidísimamente porque la pareja, no me pega nada en principio pero quiero ver cómo al final todo termina funcionando.
Un hermano que, junto a Brooke son un fiel reflejo de cómo las circunstancias en las que hemos sido criados, tienen un profundo impacto en nosotros. Tanto para bien como para mal.
Y sobre todo, cómo en el caso de la protagonista, si bien son las relaciones sentimentales que tienen nuestros progenitores las que usamos como punto de referencia en las que queremos para nosotros, la realidad es que actuar de ese modo, tampoco es del todo correcto porque así, sin darnos cuenta, estamos convirtiendo en perfectos al otro. Y la perfección no existe.
Por último, cerrando el tema de la familia, nunca faltan los clásicos de Raquel en esta novela, como son la abuela sabia que, con sus intervenciones pone de relieve cuán importante es escuchar a nuestros mayores y aprender de su sabiduría para aplicárnoslas a nosotros mismos.
Pero también esto lo contrapone con la aparición de unos pequeñajos marisabidillos que añaden esa frescura, inocencia, libertad y golpes cómicos a una novela que, si bien puede parecer por la sinopsis de comedia romántica, la realidad es que no lo es tanto.
El segundo gran tipo de amor aquí presente es el del amor que se tiene por los amigos, porque, en más de un caso, son la familia que se elige. Y sobre todo, en la etapa de la adolescencia y en la pandilla del pueblo.
Pero, de nuevo, queda reflejado que, para que una relación dure y se mantenga en el tiempo, el interés ha de ser recíproco - o lo más parecido - por ambas partes. Porque si no, se pierde. Como le pasa a Brooke y de ahí que no tenga una bienvenida de lo más cálida por parte de sus antiguas amistades al volver. Hasta el punto incluso de que ni siquiera reconoce a quienes, otrora, fueron una parte tan importante de su vida. Y por ahí, el hecho de que al principio no me cayese bien. Y es que no entendía por qué ese dramatismo exacerbado y cómo, una vez regresa, pretendiera que las cosas estuvieran bien. O calmas, dentro de lo que cabe. Cuando, hacer borrón y cuenta nueva, es bien difícil, ya que una cosa es perdonar y otra bien diferente, olvidar.
Aparte de que, el amor es como el perdón y no se puede obligar a nadie a que nos perdone si no lo siente así. Ni a que lo haga tampoco en un tiempo o momentos determinados. Lo mismo que el duelo, un sentimiento que también une al grupo de amigos porque les ha afectado directamente en la dicotomía de sus relaciones. Pero sobre todo, el cual lo gestiona a su modo, ni mejor ni peor. Simplemente diferente y adaptado a sus circunstancias.
Porque, si por algo se caracteriza esta pandilla es porque todos son diferentes entre sí. Y así es como debería ser. Porque la diferencia enriquece y no tiene por qué separar. Del mismo modo que esa diferencia de carácter queda perfectamente aplicado y manifestado en el el momento vital que cada uno de los secundarios tiene en el momento en que se narra la historia. Y así queda bien reflejado que, tampoco hay que meter prisa a la hora de vivir nuestra vida o tomar decisiones que la afecten de manera evidente. Cada uno lo hace como puede.
Y además de esta familia no sanguínea, así se introduce el tercer amor presente en la novela. Que es el romántico, porque los amigos de mis amigas son mis amigos... y porque aquí vuelve a quedar demostrado que, las mejores relaciones de pareja son aquellas en las que además de ser amigos se es amantes. Y a su vez, cómo cuesta tanto en ocasiones dar ese paso, porque, en el caso de que no salga bien, la pérdida sería doble. Como bien sabe Olivia.
O incluso la propia Brooke con Henry. Un chico que es siete años mayor que ella. Y si bien es cierto que la madurez no tiene por qué ir asociada a una edad determinada, sino a la propia personalidad de cada uno de nosotros. La realidad es que en su caso, al inicio de la relación, esa diferencia era bastante evidente. Y de manera muy clara, estaban en diferentes momentos de su vida. Amén de que, por causa de no comunicarse en condiciones, junto a las turbulencias vitales que sufría Brooke... se juntaron los elementos para que terminase como el rosario de la aurora.
Sin embargo, si Brooke se la conoce como huracán por cómo arrasa con todo a su paso - y a veces no para bien - el sentimiento no se le queda atrás. Y por eso, jamás hay que plantarle cara o batalla, porque será una batalla perdida de antemano. Más que nada porque es tan fuerte y sobre todo, tan inteligente como para que sepa el momento exacto para aparecer e incluso, reaparecer más fuerte y dispuesto que antes en nuestras vidas.
Eso só, si hay idéntica voluntad de que funcione y sobre todo, una buena comunicación. Porque la comunicación es uno de los temas que aquí se desarrollan de manera más o menos subyacente. Y me ha hecho gracia encontrarme con el hecho de que buena parte de los personajes, secundarios y protagonistas de la novela adolecían exactamente del mismo problema. Que no era otro que el hecho de que no sabían comunicarse. Y es más, de que tenían un pánico y miedo terrible a la comunicación.
Porque las palabras son poderosas, pero también pueden hacer mucho daño. Y, de nuevo, tenemos bastante metido en nuestro interior el hecho de que hablar, comunicar y expresar qué nos pasa por nuestro interior es un síntoma de debilidad, cuando es justo de lo contrario. De fortaleza. Una fortaleza que no todos poseemos y que por eso, provoca malentendidos, discusiones e incluso rupturas sentimentales temporales o permanentes.
Sin embargo, debemos ir poco a poco perdiendo ese miedo y sobre todo, practicar todos los días. Porque la verdad solo tiene un camino y por eso, terminará por salir a la luz. E incluso lo hace en aquellos momentos más inoportunos. De ahí que, el impacto de esa revelación es un huracán en la vida de Brooke.
Una Brooke que, por ese motivo, emprende también un viaje de autoconocimiento y autodescubrimiento en que termina por abrir los ojos y vivir, ya que hasta lo que estaba haciendo era sobrevivir. Y por eso, se nos emplaza a que la vivamos intensamente, porque solo tenemos una. Y sobre todo, porque puede cambiar de un momento a otro de maneras insospechadas.
De ahí que, al final termina por darse cuenta de que, la felicidad se inicia con quererse bien a uno mismo antes de querer bien a los demás. Porque, a partir de ahí, todo comienza a ponerse en orden.
Y porque una vez hecho eso también, nos damos cuenta de que el hogar lo forman las personas que habitan en un lugar y no el sitio en sí. Por eso, el amor que nos puedan proporcionar ellos es del tipo caótico y que nos descoloca y desordena. E incluso, puede arrasar con todo a su paso.
Sin embargo, si es para llevarse todo lo malo y negativo, es bienvenido.
Porque así llegan las segundas oportunidades a la vida, a los demás y sobre todo, la posibilidad de ser felices.
Ya lo he dicho antes, pero espero con ansias el libro del hermano de Brooke y... no lo diré, aunque ya ha salido en esta novela.
Preveo que me va a gustar tanto o incluso más que este.
Así que, apenas me he marchado y ya estoy deseando regresar a Silver Bay.
¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!
¡Nos leemos pronto!

Ay, qué pedazo de reseña currada. Muchísimas gracias por leerme siempre y por hacerlo con tanto cariño. Me alegra que hayas disfrutado de la historia. 💖💖💖💖 Raquel Antúnez
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