Todo lo que no quiero para Navidad de Isabella Marín

¡Buenas tardes!

La entrada del blog de hoy está dedicada a la opinión de una novela que leí en colaboración con la 
autora, a quien le agradezco el envío del ejemplar y el regalo navideño inesperado.

Pero sobre todo, le agradezco enormemente el que haya confiado una vez más para que le dé mi feedback y mi opinión para su última obra.

Por todo ello, no me voy a entretener mucho más en la parte introductoria de la publicación y por eso, prefiero dejaros con la sinopsis y mi opinión de Todo lo que no quiero para Navidad de Isabella Marín.

SINOPSIS

ODIO la Navidad. 
No me extraña que Scrooge se volviera tan huraño. Seguro que sus hijos se habían largado con su ex a París.
¿Qué se supone que debo hacer ahora? Enamorarme del tipo que corre medio desnudo por la calle queda terminantemente prohibido.
No soy una de esas rubias monas y jovencitas que despacha él en un taxi un domingo por la mañana.
Aquí no hay romance.
Soy más bien el animal moribundo que rescatas de la carretera para que no lo atropellen los camiones.
Ese tío no es para mí.
No estoy tan desquiciada como para creer que algo así pueda salir bien.
Pero, por algún motivo, me besa bajo el muérdago y… ya no puedo quitármelo de la cabeza.
¿He dicho ya que odio mucho la Navidad?

OPINIÓN

En esta novela vamos a acompañar a Katie en su viaje de autodescubrimiento y autoconocimiento personal. Donde vuelve a descubrirse y a enamorarse de sí misma.

La entrada y la premisa de la protagonista es muy interesante por su edad. Y es que tiene más de 40 años. Y sí que es cierto que, ahora los cuarenta son los nuevos treinta. Pero, la realidad es también que, la vara de medir para con respecto de la edad de las mujeres no es la misma que para con los hombres. Y por ahí, aparece el edadismo. Donde parece que, al alcanzar una determinada edad, desaparecemos. Cuando no es así.

Y por ahí, la autora lo que no deja de hacer es denunciar el machismo que sigue bastante presente en nuestra sociedad. En modos y manera que no esperamos. Y por eso también, la literatura se convierte en algo que trasciende el mero entretenimiento en sí, para convertirse en un arma de denuncia y crítica de aquellos aspectos y temas de nuestra sociedad que no son ni tan bonitos ni tan brillantes.

A su vez dada su situación realiza un homenaje más que necesario a las mujeres que, además de su ámbito laboral, también han de hacerse cargo de la crianza y la educación de sus hijos. Y los equilibrios, cálculos matemáticos y encajes de bolillos que eso supone en más de una ocasión. Una tarea no siempre fácil y por eso, no especialmente agradecida. Pero que, por supuesto, no ha de ser la única que define la vida de estas mujeres, que además de ser madres, en primer lugar son mujeres. Un tema que también es digno de reflexión para que seamos conscientes que no estamos haciendo las cosas del todo bien.

Es, como digo un viaje de autodescubrimiento y autoconocimiento porque, aunque ella no deseaba el divorcio, no le queda de otra que, reinventarse. Y con eso, pone de relieve que no hay ritmos vitales para empezar a emprenderlo. Y que las comparaciones son siempre odiosas. Eso sí, además de eso, la encrucijada vital en la que se haya Katie el principio demuestra muy bien cuán difícil a veces es salir de la zona de confort. Por el miedo.

Aunque, a su vez, queda fielmente reflejado el hecho de que, permanecer en ella y la comodidad que eso supone, lo que termina por conllevar es que no se viva, se sobreviva. Y, a su vez, tampoco conlleva nada positivo. Y por eso, al inicio de la novela, Katie es cierto que puede resultar un poco Grinch y un tanto cansina porque no para de repetir sus desgracias y su soledad navideña.

Sin embargo, voy a romper una lanza a su favor porque, como es una novela romántica, ha narrado muy bien el impacto que tienen los primeros amores en nuestras vidas. Y cómo, aún hoy, es complicado no usarla como vara de medir y comparativa con todas las relaciones que vienen a posteriori. Cuando, eso es un error.
Porque, el amor, al igual que el ser humano evoluciona. Más cuando no se cuida y se trata con el interés que merece a medida que va pasando el tiempo.

Y es que es justo eso lo que sucedió con ambos, que fueron mejores amigos antes que amantes. Y por eso, se conocen a la perfección, pero, desde el mismo momento en que ella se sacrificó en lo que a ámbito laboral se refiere, la pareja queda descompensada. De ahí, que al no hablar y al no gestionarlo bien, se resienten del todo. Porque, es un cambio difícil y duro de gestionar.

Amén de que, se habla de la masculinidad frágil de los hombres en lo que al ex se refiere porque, también tienen miedo a envejecer. Y por eso, más de uno sufre una crisis de mediana edad en la que espera recuperar su otrora juventud y esplendor perdidos. Pensando que, rodeándose de gente mucho más joven que ellos podrán alcanzar precisamente ese objetivo. Lo curioso, gracioso e incluso "triste" en este caso es que, en realidad, lo que ha hecho es sustituirla por una versión más joven y atractiva físicamente que Katie.

Y a su vez, pone de relieve cuán egocéntrica es nuestra sociedad, porque nos basamos en las apariencias y en un físico para demostrar y aparentar frente a los demás, antes de detenernos en conocer y rascar la superficie de una persona. De ahí que, como el tiempo pone cada cosa en su lugar, uno puede darse cuenta a posteriori del brillo de un físico y de que, en realidad, son pocas las cosas en común que le unen a esa otra persona. Y sobre todo, si merece o no merece la pena continuar con ella una vez se han puesto las cosas en balanza.

Sin embargo, me ha gustado que Paul hay hecho precisamente eso para que observemos que, cuando sucede a la inversa, es decir, cuando en una pareja es una mujer quien tiene más años que el hombre, la consideración social no es tan positiva. Demostrando nuevamente lo del machismo que he comentado. Pero sobre todo, haciendo patente cómo lo tenemos tan instaurado dentro de nuestra sociedad que incluso somos nosotras mismas quienes pensamos de esa manera. Es decir, las que creemos que no está bien. Y sí que lo está porque la edad es un número, pero sobre todo, la madurez no va asociada a la misma, sino a una personalidad y carácter determinados.

Un Paul que, si bien la quiere bien como amigo, en realidad creo que nunca la ha querido bien como pareja. Al menos en la parte final de la relación. Porque, saber querer bien a los demás, es también dejarla libre una vez ha pasado ya nuestra oportunidad.

Y ahí es donde entra Jakob, el vecino buenorro que sirve para criticar a la sociedad en lo que a la obsesión por el trabajo se refiere y cómo, en ocasiones, ni siquiera en fiestas, somos capaces de desconectar. Por esa creencia bien extendida de que, la felicidad y el éxito en la vida van asociados a una buena posición económica. Y no es así, porque no todos servimos para las mismas profesiones. De ahí que haya que respetarlas a todas, por su igual importancia.

Además de que sirve para que se vea cómo son las cosas del cotidiano y que tienden a tener valor inmaterial las que realmente nos hacen felices. Por eso me ha hecho mucha gracia cómo ella le descoloca desde el principio y cómo tiene logorrea cada vez que le ve, fruto de su nerviosismo. Pero demuestra que la espontaneidad y la frescura siempre terminan por conquistar.

Amén de que con Jakob queda demostrado que nunca es demasiado pronto o tarde para enamorarse. Y me ha encantado cómo él cae con todo el equipo. Pero sobre todo que, del mismo modo que es firme y fuerte a la hora de tomar decisiones en el ámbito laboral, lo es en el ámbito personal. Y no caben dudas. Dándose cuenta de que lo que Katie necesita es alguien que la valore y que lo reste o mine. Como todo buen amor debe ser. Así que bravo. Eso sí, he de decir que, como he quedado absolutamente enamorada de él, me hubiera gustado tener más de su punto de vista.

Porque un buen amor provoca precisamente eso, y además hace que saquemos a relucir la mejor versión de nosotros mismos. Y por eso, nos hace ser consciente de que, solo queriéndonos bien a nosotros mismos, podremos querer bien a los demás.

Y por eso, recuerda lo necesario que es conceder segundas oportunidades. A los demás, como la relación especial que tiene con su madre, con la cual termina por aprender que la diferencia enriquece y que no tiene por qué separar, a la vida, para volver a ser felices. Y al amor, en forma de un regalo navideño completamente inesperado. Y esos, son los mejores.

¡Muchas gracias por querer colaborar conmigo!

¡Nos leemos pronto!

 

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